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Opinión

Partidos políticos ricos, electores pobres…

CUARTOSCURO

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El Congreso de la Unión discutirá nuevamente en el próximo período ordinario, la disminución del financiamiento público a los partidos políticos, una vez que el presidente López Obrador ha expresado su decisión de presentar una iniciativa sobre el tema. 

Los argumentos en la exposición de motivos de la reforma de 1996 en la que se establece la prioridad de los recursos públicos sobre los privados en el  financiamiento de los partidos políticos, eran: evitar que recursos de dudoso origen “infiltren” a los partidos y comprometan su independencia; mejorar la competitividad entre partidos, al establecer criterios de equidad y proporcionalidad en la asignación del financiamiento e; incentivar la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos y disminuir el abstencionismo.

Sin embargo, en la elección presidencial del 2000, sucedieron dos hechos que exhibían el uso ilegal de recursos públicos y privados que obligaron a fortalecer los instrumentos de fiscalización. Me refiero al PEMEXgate, en que se estima el desvió de mil millones de pesos del sindicato petrolero hacia el PRI y su candidato y, “los amigos de Fox”, un mecanismo ilegal para recabar recursos privados a favor del PAN y su candidato y hasta donde se llegó a documentar fueron 600 millones de pesos de origen dudoso. 

Por otra parte, el que los partidos políticos tengan cada año mas y mas financiamiento, no se ha traducido en una mayor participación de los ciudadanos en las elecciones. En las presidenciales del 2000, 2006, 2012 y 2018 prácticamente el porcentaje de participación es el mismo, 62%, y en las intermedias del 2003, 2009 y 2015 ocurre lo mismo, una participación del 44%. En estos 20 años el financiamiento federal se incrementó en tres veces y media, al pasar de 1,563,636,107 en el año 2000 a 5,327,124,203 en 2020.

AÑO LISTADO NOMINAL VOTARON % ABSTENCIONISMO FINANCIAMIENTO ORDINARIO PARTIDOS
2000 58,780,081 37,601,618 63.97 36.03 1,563,636,107 11
2003 64,916,057 26,738,924 41.19 58.81 2,401,968,752 11
2006 71,374,373 41,791,322 58.55 41.45 2,102,721,293 8
2009 77,815,606 34,708,444 44.6 55.4 2,812,150,150 8
2012 79,454,802 50,143,616 63.1 36.9 3,461,954,466 7
2015 83,563,190 39,872,757 47.72 52.28 4,026,832,177 10
2018 89,332,031 56,611,027 63.42 36.58 4,640,733,607 9
2020         5,327,124,203 7

Al mismo tiempo, los procesos electorales han tenido modificaciones sustanciales que nos indicarían que lo racional es disminuir el financiamiento. En primer lugar, se han reducido los tiempos de campaña. Aquellos procesos eternos que duraban un año, ya no existen. Se han ido compactando las elecciones federales y locales, para que se realicen el mismo día, lo que trae ahorros sustantivos en materia de propaganda. Pero lo mas importante es el cambio tecnológico. El internet y las redes sociales son hoy en día, el espacio por el que transcurre la información, el debate, las campañas, la vida pública. Se acabó la propaganda de superficie, los pendones, los carteles, los plásticos, etc, etc. 

La vida transcurre en el internet hoy en día, quien no está en las redes, vive en las cavernas. 

Otro asunto es que los votos cuentan doble en materia de financiamiento. A los recursos federales, hay que agregarle las prerrogativas que localmente se asignan a los partidos y que son por la misma cantidad. 

La Secretaria General de MORENA en funciones de presidencia anunció que este partido va a regresar el 75% del financiamiento federal, es decir, que de los 1,760,357,966 millones de pesos que tendría en 2020, solo recibirá  440,089,491. A esa cantidad hay que sumarle las prerrogativas que MORENA recibe en los estados 1,392,078,310 para tener la cantidad real, en total:  1,832,167,801.

El PAN tendrá 1,873,544,248 millones de pesos. 970,494,658 de recursos federales y 903,049,590 de recursos locales.

El PRI tendrá 1,746,682,630 millones de pesos. 914,603,291 de recursos federales y 832,079,339 de recursos locales.

El PRD tendrá 808,855,352 millones de pesos. 439,827,808 de recursos federales y 369,027,544 de recursos locales. 

El PT tendrá 654,203,974 millones de pesos. 395,435,270 de recursos federales y 258,768,704 de recursos locales.

El PVEM tendrá 761,547,286 millones de pesos. 431,008,417 de recursos federales y 330,538,869 de recursos locales.

El MC tendrá 615,705,941 millones de pesos. 415,396,793 de recursos federales y 200,309,148 de recursos locales. 

Además los partidos locales recibirán 313,507,565 millones de pesos. 

En total, para el año 2020, el financiamiento presupuestado para los partidos políticos de recursos federales y locales, es:  9,929,483,272 millones de pesos. 

Esta es otra vía para reducir a la mitad el dinero que reciben los partidos. Basta cancelar las prerrogativas locales. Que los votos cuenten una sola vez.

PRERROGATIVAS FEDERALES Y LOCALES DE PARTIDOS POLITICOS PARA EL EJERCICIO 2020










ESTADO MORENA PAN PRI PRD PT PVEM MC LOCALES
FEDERAL   1,760,357,966  970,494,658 914,603,291 439,827,808 395,435,270 431,008,417 415,396,793  
-75%        440,089,491               
AGUASCALIENTES 12,995,129 15,611,698 11,356,214 1,072,078 5,746,568 8,600,308
BAJA CALIFORNIA 55,743,687 32,065,889 13,172,895 16,303,878 10,391,754 14,654,390 3,231,583
BAJA CALIFORNIA SUR 9,856,866 4,957,088 3,264,934 2,285,012 3,196,809 607,088 5,750,892
CAMPECHE 17,265,713 13,312,605 15,995,818 5,833,161 5,947,702 2,438,407 2,438,407 5,180,665
CHIAPAS 41,658,797 8,769,654 18,500,369 8,494,813 9,237,122 20,674,082   22,385,123
CHIHUAHUA 40,040,045 41,365,931 27,865,967 10,806,930 11,694,280 1,092,594 11,470,302
CIUDAD DE MEXICO 174,544,423 75,069,416 55,327,854 61,308,648 32,906,436 36,627,731
COAHUILA 17,394,438 35,513,705 40,703,933 9,774,273 7,280,512
COLIMA 8,768,769 5,182,896 5,911,948 211,864 2,279,933 2,880,420 2,961,574 2,430,055
DURANGO 17,656,464 12,202,673 15,567,559 5,380,289 7,047,297 5,380,289 4,973,827 5,292,823
GUANAJUATO 28,626,078 50,728,642 24,153,128 11,549,377 17,756,182 11,382,981 11,451,285
GUERRERO 43,223,109 10,874,628 28,100,019 23,858,098 12,740,020 11,360,968 10,196,171
HIDALGO 20,013,000 6,745,000 10,468,000 4,104,000 4,289,000 31,084,262
JALISCO 25,221,260 19,318,150 19,700,350 10,424,332 30,512,216
MEXICO 243,807,297 102,467,728 138,991,044 61,447,010 44,184,542 49,631,584 13,638,045 42,528,005
MICHOACAN 55,583,575 31,016,438 40,090,622 36,453,299 19,464,269 23,650,783 15,264,332
MORELOS 18,381,795 7,443,821 9,152,714 9,131,485 4,896,403 4,954,782 4,445,298 17,409,905
NAYARIT 7,243,688 10,969,539 11,699,446 4,504,053 3,305,075   4,862,947 3,260,435
NUEVO LEON 37,493,000 58,655,000 41,883,000   16,914,000 18,826,000 27,956,000 14,714,000
OAXACA 61,089,330 16,110,260 32,229,195 17,040,861 14,800,524 11,055,414 15,151,454
PUEBLA 73,595,682 49,377,987 39,727,464 13,590,631 15,765,654 16,898,858 14,266,898 31,700,000
QUERETARO 21,960,801 30,454,900 18,072,173     7,753,083   8,151,505
QUINTANA ROO 10,441,507 7,548,178 5,608,614 3,247,718 2,641,913 3,955,572 3,319,982 8,454,947
SAN LUIS POTOSI 19,920,448 19,405,947 16,193,433 15,027,261 7,244,821 8,777,210 8,891,392 15,039,483
SINALOA 49,277,082 19,277,429 33,065,101 11,441,382 14,677,940
SONORA 32,661,972 21,381,151 25,741,302   7,908,592 7,814,737 10,202,368 8,725,538
TABASCO 26,168,136 7,736,325 8,166,998 6,110,005
TAMAULIPAS 43,388,898 67,640,762 22,876,200 15,211,026
TLAXCALA 17,834,843 6,490,137 3,465,416 3,893,616 5,030,885 3,461,239 4,038,700 5,582,566
VERACRUZ 124,415,461 87,723,215 52,162,086 33,772,615 28,821,465
YUCATAN 19,100,084 26,236,022 27,545,691 6,729,346 7,062,719 6,203,965
ZACATECAS 16,706,933 9,133,101 15,750,525 5,847,160 6,327,641 6,175,071 7,750,012
PRERROGATIVAS TOTALES   1,832,167,801  1,873,544,248 1,746,682,630 808,855,352 654,203,974 761,547,286 615,705,941 313,507,565

*AGUSTIN GUERRERO CASTILLO
POLÍTICO
@agustingc2012



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Columna Invitada

¿Gobierno o Sociedad?

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Por Antonio Maza Pereda

Esta parece una pregunta inadecuada. Tanto el Gobierno como la Sociedad política deben actuar de manera coordinada y es claro que el Gobierno debe ser el apoyo de la Sociedad política, subordinándose al bien común. Esta relación, sin embargo, muchas veces se da de modo abusivo.

En un extremo, hay quienes opinan que el Gobierno tiene un papel mínimo y que toda la iniciativa debe ser de los particulares. El ideal, dirían algunos, sería un Gobierno que intervenga lo menos posible en la vida de la Sociedad. En el otro extremo, todas las iniciativas le tocan al Gobierno, quien define que es el bien común y no le da ningún papel a la Sociedad, a la que dice representar de un modo absoluto.

Las sociedades más exitosas son las que han logrado un equilibrio. El Gobierno solamente actúa cuando la Sociedad requiere de apoyos que no puede desarrollar por sí sola. A la Sociedad se le deja un papel determinante en muchos aspectos. En la educación, por ejemplo, es la Sociedad la que define los planes de estudio, métodos pedagógicos y la gestión escolar. Ello con participación de maestros, padres y, en ciertos niveles, de los propios estudiantes. En salud, se descentralizan los servicios médicos, dándoles autonomía para adaptar sus servicios a las necesidades específicas de la población.

En el Gobierno local, los ciudadanos tienen autoridad para decidir temas como urbanismo, servicios públicos y desarrollo comunitario. En la economía local se fomenta el desarrollo de empresas pequeñas y cooperativas locales, que contribuyen a un crecimiento económico sostenible.

¿Vemos en nuestro país un desequilibrio entre las relaciones del gobierno y la Sociedad? ¿Podemos señalar casos de abuso por cualquiera de las dos partes? ¿Vemos en nuestra ciudadanía la intención de participar responsablemente en asuntos de la Sociedad?

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Felipe Monroy

Itinerario 2024: Autoritarios vs autoritarios

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En la recta final de las campañas electorales deberíamos alegrarnos por la gran fiesta democrática que vivimos, la cual se renueva con regularidad a través de la participación de múltiples voces, de la competencia discursiva de propuestas y promesas, de la visibilización de urgencias sociales y de las expectativas de mejora permanente en el servicio público; sin embargo, los vientos autoritarios amenazan con barrer y convertir en un campo estéril la vida democrática del país.

Lo primero es analizar la realidad sin caer en simplismos: el pensamiento autoritario no es exclusivo de quien detenta el poder; también es autoritario quien busca ese poder con fundamentos exclusivamente pragmáticos. Bajo esta perspectiva podemos asegurar que tanto la cúpula del partido en el poder como las élites de los partidos que desean arrancárselo pecan de la misma actitud antidemocrática, evidentemente en contra de lo que cientos de miles de candidatos, simpatizantes y adherentes han estado haciendo en los últimos meses a ras de suelo y entre la gente que desean convencer de una idea o de una propuesta.

Hoy, el autoritarismo verifica la legitimidad de su líder o de la élite en el poder no con los valores revolucionarios o carismáticos como en el pasado, sino en órdenes finales tecnocráticos y burocráticos. En el pensamiento autoritario suele haber más orden y unidad que libertad y diversidad, pero lo que realmente lo define es que en él no cabe la utopía porque todo es pragmatismo, incluso a pesar de que los objetivos de su búsqueda de poder puedan ser situaciones ideales. Es decir, en el autoritarismo no cabe la posibilidad del ‘deber ser’ sino ‘lo que es’ y la instrumentación de todo lo ‘posible’ para convertirlo en lo ‘necesario’.

Me explico: A pocos días de que concluyan las campañas y los ciudadanos se lancen a votar como puedan y donde puedan, se han exacerbado los sentimientos autocráticos de la política desde todos los frentes: tanto del oficialismo como de la oposición.

En primer lugar, las propias estructuras del poder político con más peso administrativo y territorial están soportando en sus propias fuerzas omnímodas la elección de su candidata. Tras una campaña más bien precarizada en propuestas futuras y sustentada casi integralmente en la defensa de un gobierno que le precede y le prescinde, la candidatura oficialista nunca buscó crecer ni contagiar de ensoñaciones renovadas a la ciudadanía sino arraigar la confianza en el control, en la operación y la masiva estructura alcanzada en la última década por su partido. Más que una campaña horizontal y popular, se ha edificado una verticalidad jerárquica incólume donde todos saben qué hacer, qué decir y cómo hacerlo.

Por su parte, la oposición –debido a las imposiciones de élites que han controlado y manipulado los sentimientos anti lopezobradoristas– renunció a hacer una campaña de ideas y propuestas, sus liderazgos no consideraron importante convencer a la población de imaginarse un futuro bajo condiciones distintas de las vigentes y sólo buscaron llenar de miedo al votante respecto a sus contrincantes. El horizonte temporal de la oposición es brevísimo, es tan corto que se limita al 2 de junio; después de eso, no hay proyecto, no hay política y no hay certeza de nada; ni para ellos. El spot donde se desprecia y relativiza la existencia de la tercera fuerza política en juego (aunque en una democracia deben existir tantas opciones partidistas como la ley y libertad lo garanticen), refulge el autoritarismo al relativizar el juego democrático e imponer de forma privativa y restrictiva la participación ciudadana.

También, como el tiempo terminó de corroborar, los oleajes rosáceos y las estructuras partidistas manipularon la idea de ciudadanía y diversidad aunque estuvieran regenteados desde el inicio por un interés pragmático cupular que desprecia incluso los principios y valores de las instituciones partidistas que utiliza para sus fines.

Los rasgos del pensamiento autoritario dominan en las principales fuerzas políticas (institucionales y fácticas) y se imponen en el feliz bullicio democrático local y regional donde se viven de otra manera los debates, los recorridos, las campañas a pie de plaza, los encuentros y desencuentros, los mítines, etcétera; el autoritarismo se impone con sus búsquedas de centralizar el poder, con deseos de controlar la participación propia y ajena, y con una actitud de pragmatismo oprobioso.

Pero sobre todo, el autoritarismo que hoy se asoma en los liderazgos de las élites políticas parece intentar implantar sus objetivos utilitarios a través de una negación del componente utópico en la base de la estructura de poder. Es decir, al no alimentar la representación de una sociedad idealmente favorecedora para el pueblo mexicano, sólo pervive el miedo, el control y la instrucción militante. Ahí, ya no hay un “juego” democrático sino un autoritarismo tecnocrático.

La ciudadanía democrática por tanto implica mirar más allá de los procesos electorales como el que vivimos; porque de lo contrario sólo se hace eco a la movilización discursiva de las élites que promueven de forma intensa y sostenida sus propios intereses arbitrarios y absolutistas. O, como diría el polémico spot que le da el avión a las necesidades concretas del votante, relativizándolas e imponiendo su propio interés como la única preocupación válida: “Sí sí güey… pero ahorita lo que tenemos que hacer es…”.

*Director VCNoticias.com @monroyfelipe

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Columna Invitada

Democracia y bien común

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Por Antonio Maza Pereda

Para que haya verdadera democracia, la Sociedad debe, debemos, aceptar algunos criterios básicos: el respeto a los derechos de todos los seres humanos, el aprecio de la dignidad de cada uno y el trabajo en pro del bien común. Este último es el criterio fundamental de la vida política. Donde no se busca, no se puede hablar de democracia. Su búsqueda es el valor que regula la vida política.

Cuando no hay consenso en estos criterios y en particular sobre el significado del bien general, es difícil la duración de la democracia. Pero, por otro lado, siempre estará presente la duda: ¿qué significa bien? ¿A qué le llamamos lo común? Pero no es algo que pueda definirse fácilmente con un libro de texto.

El problema viene del relativismo ético o de una interpretación rígida, limitada, de lo que verdaderamente se puede considerar como bien común. Y hay otro aspecto que está en la esencia misma de su definición: con frecuencia soluciones que pueden considerarse como un bien a corto plazo, pueden resultar ser dañinas a largo plazo. Y viceversa. Por ejemplo: algunas de las críticas a los apoyos sociales vienen precisamente de esto. Con frecuencia los sectores marginados requieren ayuda urgente, de cortísimo plazo. Pero si no se opera en paralelo en una promoción auténtica de las personas, a largo plazo, se deteriora la capacidad de esos grupos apoyados.

Este asunto requiere una reflexión muy profunda, algo que no debería sujetarse a los tiempos electorales: debería ser una tarea permanente y de largo plazo. A lo cual, muchas veces, la clase política no se siente inclinada.

¿Tenemos claro qué es el bien común de nuestra Sociedad? ¿Sabemos cómo incluir a las minorías en ese concepto de bien común? ¿Tenemos incentivos apropiados para reforzar la actuación de la clase política a favor del bien común?

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Felipe Monroy

Debate cósmico: la fe y la ciencia reanudan un diálogo perdido

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La ardiente búsqueda de la verdad no puede apagarse jamás con la supuesta frialdad de los datos científicos; de hecho, la ciencia es un ardor aún más intenso con el cual la humanidad no sólo ha iluminado las oscuridades más profundas de nuestra existencia sino que también ha alimentado a las mentes más brillantes a continuar explorando las lindes del cosmos y, entre ellas, la trascendencia, la fe y la existencia de Dios.

Esto es lo que nos ofrece ‘Dios – la ciencia – las pruebas’ cuyo innegable éxito en las librerías de Europa (más de 350 mil copias vendidas) revela el interés permanente de las personas –y sobre todo de los cientos de miles de lectores que se han emocionado con estas páginas– por comprender por qué la ciencia no sólo no desmiente la existencia de Dios sino que, por el contrario, la prueba.

Durante milenios, el desarrollo técnico y científico de la humanidad no estuvo distante de las perspectivas religiosas o de la existencia de Dios; sin embargo, ese diálogo permanente entre lo trascendente y lo terrenal se ha visto interrumpido apenas en las últimas dos centurias hasta llegar al punto de que una dimensión humana tan profunda como la fe parece no tener lugar en el ámbito de la ciencia.

El pensamiento occidental moderno parece poner una infranqueable barrera entre la fe y la ciencia; como si sus búsquedas particulares fueran incompatibles o, peor, irreconciliables. No obstante, los autores Michel-Yves Bolloré y Olivier Bonnassies comparten argumentos con los cuales esta distancia entre la fe y la ciencia podría no ser tan radical.

Esta falsa ruptura entre la fe y la ciencia la vemos y escuchamos en prácticamente todos los espacios de diálogo social y, en el fondo, se encuentra en los cimientos de la crisis antropológica contemporánea, la cual vuelve imposible el diálogo profundo y significativo sobre nuestra compleja naturaleza.

Por ello, se debe celebrar una audacia como las que los autores nos proponen en estas páginas; porque debaten de una manera directa y generosa, pero respetuosa y honesta, con aquellos que no piensan de la misma manera. Su propuesta es simple pero elegante y llena de argumentos que ponen a nuestra consideración: La ciencia moderna, al menos con los últimos avances científicos y tecnológicos, aportan inúmeras pruebas de la existencia de Dios.

Podemos asegurar que la tesis de este libro provoca todo tipo de reacciones, menos la indiferencia; por ello ha generado interesantes y hasta álgidos debates entre los más diversos gremios como de investigadores, académicos, filósofos, teólogos y, principalmente, en los areópagos populares, donde científicos creyentes y no creyentes, agnósticos, ateos y teístas, aportan sus propias reflexiones sobre cómo los más vanguardistas descubrimientos científicos nos obligan a repensar la existencia de Dios.

En este renovado debate, los científicos ateos y agnósticos tienen un nuevo escenario para dialogar y debatir pues, como lo demuestra el prólogo del Premio Nobel de Física, Robert Woodrow Wilson (uno de los científicos que descubrió la radiación cósmica de fondo, lo cual fortaleció la teoría cosmológica del Big Bang), los autores sólo nos ofrecen a mirar con una perspectiva fresca y apasionada todo esfuerzo humano para alcanzar la verdad y honrar lo que en su momento afirmó el otro Nobel de Física, Richard Feynman: “Los mejores científicos están abiertos a la posibilidad de que puedan estar equivocados, y están dispuestos a cambiar de opinión ante nuevas pruebas”.

*Director VCNoticias.com @monroyfelipe

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