Cine
Análisis: Toy Story 4, el olvido como respuesta
Por esta vez tenemos que ser cínicos: Toy Story 4 (2019) es un filme inentrañable; ese es su principal argumento y motivación. De otra manera no se entiende porqué Pixar se haya aventurado a construir este epílogo después de lo que parecía un magnífico cierre de trilogía en 2010.
Antes de avanzar: ¡Spoiler alert! Abandone aquí la lectura si aún no ha visto el filme y, si lo desea, vuelva después… o no, que justo es lo que explicaré en este artículo.
Vamos por partes, las historias del vaquero Woody y sus amigos han montado prácticamente tres décadas con perfectas propuestas narrativas: Toy Story (1995) inauguró este prolongado viaje de autodescubrimiento de los personajes con un argumento aparentemente sencillo: Woody el vaquero favorito siente la amenaza de ser reemplazado por un juguete más moderno y popular encarnado en el guardián espacial Buzz Lightyear; sus celos propician una tragedia compartida que sólo remontarán tras un viaje de aceptación y mutua colaboración. Desde el primer filme, los creadores sustentan las motivaciones de los juguetes a un solo deseo y destino: estar allí, siempre, para la alegría de su niño (Andy).
Siete curiosidades de Toy Story; que amarás
La tragedia en el universo de los juguetes es la separación o lejanía de su niño; un juguete sin niño no sólo es un paria, es una identidad olvidable, vive una especie de infierno frío y silencioso. Esto queda más claro en Toy Story 2 (1999). Un vendedor de juguetes roba a Woody para completar una excepcional y costosa colección; en esta ocasión son los amigos del vaquero quienes emprenden un viaje para rescatarlo y convencerlo de lo inútil y vacía que es la vida siendo objeto de colección en lugar de servir a construir la alegría de su niño. Toy Story 2 suele calificarse como la más débil de las historias, pero deja claro que la suprema unión de un juguete no es simplemente a ‘su dueño’ sino a la ‘alegría de su niño’.
Una década más tarde Toy Story 3 (2010) relata lo que parecía el final de la trilogía de los juguetes: el niño ha crecido y ya no necesita de ellos. Una confusión lleva a los juguetes favoritos de Andy a una guardería donde los juguetes ‘comunitarios’ han levantado una especie de sociedad tiránica que abusa de los débiles y los inocentes. Esta historia erige el último palacio conceptual de la saga: la misión ulterior de un juguete no es sólo servir para la alegría de los niños (porque nadie puede negar que los párvulos la pasan excelente usando los juguetes) sino la construcción de un vínculo irrompible con la historia personal de un niño, de su niño.
Es por eso que la escena del quemador de basura es tan entrañable: la audiencia contempla cómo ese vínculo está por ser calcinado… sin niño, sin misión ni propósito, el último lazo que une a esos juguetes es su mutua amistad. Pero el filme recupera la promesa de la alianza en la figura de una mano que baja de lo alto que les rescata para atarlos a un nuevo vínculo, a una nueva niña; a Bonnie.
Lo que habíamos aprendido de las tres primeras películas era el peso del amor, lo complejo que es llevar la carga del lazo afectivo y la recompensa de la fidelidad a dicho vínculo. Pero, mientras sus predecesoras se vuelven profundamente entrañables, Toy Story 4 (2019) habla sobre el olvido y pretende demostrar lo importante que es saber desatarse de los pesados fardos de una promesa que ya se ha cumplido o que jamás llegará.
Toy Story 4 es un filme que no pretende abonar a “lo entrañable”, todo lo contrario: quiere demostrar lo importante que es saber soltar y soltarse; por qué es necesario desprenderse. Es el final del camino para la máxima convicción de Woody. El filme tensa los más profundos dramas del vaquero: por un lado debe demostrarle a un juguete hecho de basura (Forky) lo trascendente que es el vínculo que comienza a construir con su niña Bonnie; y, al mismo tiempo, reconocerse y reflejarse en la muñeca Gabby Gabby doblemente prisionera, atrapada en la tienda de antigüedades donde acumula polvo (como él en el armario) y en la promesa de un vínculo que ya no llegará. Woody debe aceptar ese inevitable destino: saber desatarse a tiempo.
El escritor mexicano Renato Leduc lo explica de esta manera: “Sabia virtud de conocer el tiempo; / a tiempo amar y desatarse a tiempo; / como dice el refrán: dar tiempo al tiempo… / que de amor y dolor alivia el tiempo”.
Toy Story; ¿debió tener este final?
El vaquero se topa con algunos guiños que le ayudan a comprender esa realidad: la pastorcita de cerámica Bo Peep tiene un brazo desprendido unido precariamente con cinta adhesiva pero ha aprendido a vivir con ello gracias a una profunda resiliencia. Cualidad que, seguramente, también le ayudó a continuar sin la promesa de un vínculo eterno.
¿Por qué es tan importante esto último, por qué es tan relevante que esta saga cinematográfica contraponga el olvido y el saberse desprender a la enraizada nostalgia que nos han propuesto la vasta mayoría de filmes de la industria?
Basta mirar las carteleras que año tras año nos ofrece la industria de Hollywood. Filmes para adultos y que apelan a la nostalgia por su infancia: Viejos héroes de cómics de antaño, infinitos remakes de historias originales, sagas interminables que ya no tienen nada por contar. Nadie parece querer soltar sus entrañables filmes: ni las audiencias que se conectan con sus candorosos sentimientos construidos tras decenas de películas ‘de un solo universo’; ni las casas productoras que utilizan la misma fórmula de éxito una y otra vez en función de su cálculo de inversión.
Dear children of today: Like it or not, you’re really 90s kids. pic.twitter.com/M1CDSzO5nI
— devon sawa (@DevonESawa) June 26, 2019
La nostalgia ha sido un gran negocio conmoviendo y sujetando a las audiencias a ese doloroso y sisífico regreso; pero el olvido propone diluir aquello que es densamente oscuro. Toy Story 4 no sólo quiere disolver el pesado y denso compromiso al vínculo que siente el vaquero Woody sino a la pesada y sólida fijación que la audiencia tiene con los entrañabilísimos personajes e historias de Toy Story.
Piénselo de esta manera: ¿En realidad quisiéramos tener en 2050 o 2060 filmes que continúen atados a personajes y sagas entrañables de esta década, de estas tres últimas décadas?
Toy Story 4 propone justo lo contrario a través de las dos muñecas. Gabby Gaby y Bo Peep conocen lo difícil que es verse alejadas de las seguridades de un sólido vínculo durante muchos años, siendo apenas vigiladas por el tiempo. Una cree mirar, detrás del cristal de su ilusión, el cumplimiento de la promesa; la otra sabe que la promesa se ha cumplido gracias a lo que dejó ir. Se la liberado y, junto a ella, a la audiencia y sus creadores que deben, también, aprender a dejarla ir.
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Ciudad de México.— Sin duda La Sustancia (2024) es una de las películas más comentadas del año por su temática, su estética y su calidad.
Demi Moore (Elisabeth Sparkle) y Margaret Qualley (Sue) protagonizan una cinta que, pese a llamar la atención por otros, factores, se enfoca en una de las problemáticas más importantes de la sociedad: la cultura del descarte.
Se habla de “cultura del descarte” para definir nuestro actual modo de vida que antepone el “consumir y tirar” al “reducir o reutilizar”.
Esto no se limita a cosas. Las personas se vuelven bienes de consumo, que pueden ser usados y tirados, esclavizados, excluidos o sometidos.
Los personajes de ambas mujeres, sufren precisamente del descarte de la industria del entretenimiento y sus estándares de belleza.
Sparkle, una actriz de 50 años decadente, pierde su empleo sólo por su edad de un programa de ejercicios.
Tras un accidente, un médico le ofrece una sustancia para “sacar la mejor versión de ti”.
Luego de pensarlo, la mujer accede a consumir la extraña droga que da vida a Sue.
Si bien son entes separados, y no comparten recuerdos ni conciencia, tienen la misma esencia.
Por ello, Sue acude a la televisora que despidió a Elisabeth para sustituirla. Las capacidades no eran distintas, sólo la edad.
Sue se adueña de la vida de Elisabeth y poco a poco la consume la ambición de lograr –nuevamente- sus sueños de fama.
Sin embargo, pese a ser joven y bella, también sufre del descarte. Pese a la atención que tiene, no hay alguien que se interese medianamente en ella. Es sólo un producto al cuál sacarle el mayor provecho posible hasta que deje de ser redituable.
Finalmente, ambas murieren por el excesivo uso de la sustancia por su miedo a ser descartadas.
Demi Moore, con La Sustancia, desafía la cultura del descarte
Pese a que su carrera no ha parado y estrenar un promedio de un trabajo por año, los expertos catalogan La Sustancia el regreso de Demi Moore.
Sin embargo, a los 62 años mostró su extraordinaria capacidad actoral con su último papel.
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La carrera de Demi es muy sólida pero, como todos los actores, ha sufrido altibajos. Los 90 fueron la mejor década para Moore pero desde hacía varios años sus papeles como actriz se había reducido.
Demi Moore ha demostrado mucho valor al aceptar el personaje de Elisabeth Sparkle ya que representa lo que a muchas actrices mayores les pasa cuando llegan a cierta edad en Hollywood.
La actriz explicó a la agencia AP que la cinta trata sobre apreciar lo “que uno es” en lugar de perseguir una versión idealizada e inalcanzable de uno.
“Es una jornada sobre lo que ocurre cuando persigues algo que crees que es mejor, pero en realidad pierdes lo que ya tenías”
¿Qué es la cultura del descarte y cómo se relaciona con La Sustancia?
La cultura del descarte es un fuerte problema al que se enfrenta la sociedad. Esta situación es producto del capitalismo neoliberal, y en ella todo se convierte en mercancía, incluso la persona humana.
Dentro del neoliberalismo se desacredita a todo tipo de personas y se ignora su dignidad. Afirmó el sacerdote Juan Ignacio Ortega Gómez, quien se formó en el Instituto Teológico de Estudios Superiores, retoma RegnumChristi.mx.
La cultura del descarte puede ocasionar que se adopte una de las posturas más radicales de los regímenes totalitarios: si “no sirves” para la producción eres dejado atrás.
Esto incluye a personas con discapacidad o ancianos, sectores poco valorados por la sociedad.
La sustancia, entre temas como el amor propio y el envejecer, hace énfasis cómo se descarta a personas que le son poco útiles al ser poco productivas.
Si bien llamó la atención por sus body horror y escenas grotescas, su temática central es lo más valioso que presenta la cinta.
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JAHA
Ciudad de México.- La inspiradora historia de Christopher Reeve, un verdadero héroe fuera de la pantalla que cambió el mundo, continúa en la cartelera con el documental Super/Man, un emotivo largometraje que profundiza en la vida del actor que interpretó al icónico superhéroe, pero que con valentía y perseverancia superó el legado cinematográfico para ser un símbolo de esperanza para personas con discapacidad.
¿Quién fue Christopher Reeve?
Es considerado la encarnación definitiva de Superman, su actuación combinó fuerza, nobleza y vulnerabilidad y establecieron el estándar para las películas de superhéroes modernas, popularizaron el género y capturaron la imaginación de millones. Superman (1978) utilizó efectos especiales avanzados para su época, haciendo que los espectadores creyera que un hombre podía volar. Reeve no solo redefinió lo que significa ser un superhéroe en la pantalla, sino que también se ganó un lugar en el corazón del público.
Además de su icónico papel como Superman, Reeve diversificó su carrera en cine, teatro y televisión, con actuaciones aclamadas en películas como Somewhere in Time (1980) y The Remains of the Day (1993). Su talento y versatilidad como actor demostraron que podía brillar en cualquier género.
Un legado más allá del cine
En 1995, un trágico accidente de equitación dejó a Christopher Reeve parapléjico, cambiando su vida para siempre. Lejos de rendirse, se convirtió en un defensor incansable de la investigación sobre la parálisis y los derechos de las personas con discapacidad, fundando la Christopher Reeve Foundation. Su resiliencia y activismo lo convirtieron en un símbolo de esperanza y perseverancia, dejando un legado duradero que sigue inspirando a generaciones.
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¿Cuál es el enfoque de Super/Man?
Super/Man: La Historia de Christopher Reeve aborda temas universales como la resiliencia, la esperanza y el espíritu humano frente a la adversidad. Dirigida por Ian Bonhôte y Peter Ettedgui, la película ofrece una perspectiva única de su vida; el documental incluye videos caseros nunca antes vistos de la familia. Christopher Reeve había grabado audio de sus memorias antes de su fallecimiento en 2004, y estas grabaciones se utilizan en el filme.
Super/Man es un documental convencional que no convenció del todo a la crítica especializada, que lo consideró una excelente oportunidad de llevar a la pantalla una vida extraordinaria, pero que resultó, como suele suceder, en una biografía enamorada basada en un solo aspecto, en este caso el activismo del héroe. Con un exceso de datos, se centra más en su vida después del desafortunado accidente que lo dejó inmóvil; pero hay que destacar que resalta como fue el amor de su familia, su esposa y sus hijos, lo que le dio la fuerza para levantarse y volar de verdad.
Sus hijos Matthew, Alexandra y Will, quienes dirigen la fundación que lleva el nombre del actor, ofrecen una perspectiva honesta sobre su padre.
Finalmente, hay que decir que para quienes vivieron la era de Reeve como Superman, es una oportunidad para darle rienda suelta a la nostalgia. Para las nuevas generaciones, es la puerta de entrada al legado de un héroe que marcó la historia del cine.
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Ciudad de México.– Media semana de fiesta para ir al cine con precios especiales que no puedes dejar pasar. Solo hoy, 13 de noviembre, puedes disfrutar de una variedad de películas con unos cuantos pesos. La Fiesta Cinépolis está de regreso por solo 35 pesos.
Entre las opciones en cartelera, destacan varios títulos que ya están haciendo ruido. Los fans de las historias emotivas pueden disfrutar de El tiempo que tenemos, protagonizada por Florence Pugh y Andrew Garfield, una película que retrata el amor en tiempos de adversidad. Por otro lado, si buscas algo más ligero y entretenido, no puedes perderte La Cocina, una historia que te lleva al corazón de un restaurante de Nueva York, donde los personajes enfrentan desafíos personales y profesionales mientras se entrelazan en una trama de pasión y tensión.
Además, para los amantes de los superhéroes, Cinépolis ofrece una joya que no te puedes perder: Super/Man: La Historia de Christopher Reeve, un documental que celebra la vida del legendario actor y su vínculo con el icónico papel de Superman. Si lo tuyo son los dramas épicos, El Conde de Montecristo será otra de las grandes apuestas, con un giro inesperado en la vida de Edmundo Dantés, quien busca vengarse de aquellos que lo traicionaron. Y, si prefieres un toque de comedia, María ¡Me Muero! promete hacerte reír con su historia de un hombre hipocondríaco y su esposa que decide tomar cartas en el asunto.
Las entradas en salas tradicionales, Macro XE y Junior cuestan 35 pesos. Si prefieres un formato más exclusivo, los boletos para VIP, 4DX, IMAX y Screen X están disponibles por 80 pesos.
Además, si eres de los que no pueden ir al cine sin una buena dosis de palomitas, aprovecha las palomitas y refrescos a mitad de precio comprados a través de la web, la app o los kioscos de Cinépolis, y un 30 por ciento de descuento en la dulcería.
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Ciudad de México.- Las novelas “Pedro Páramo”, de Juan Rulfo y “Casi el paraíso”, de Luis Spota, son dos libros fundamentales de la literatura mexicana, referencias indispensables del México rural y contemporáneo que reflejan la realidad nacional desde distintas perspectivas: El realismo mágico y el realismo crudo.
Ambos libros y sus historias son considerados críticas sociales potentes que permanecen vigentes a través del tiempo, y son accesibles para las nuevas generaciones a través de la pantalla grande, con dos nuevas adaptaciones cinematográficas.
Pedro Páramo
“Pedro Páramo”, de Juan Rulfo, narra la historia de Juan Preciado, quien viaja al pueblo de Comala cumpliendo el último deseo de su madre: encontrar a su padre. Al llegar, descubre un lugar fantasmal donde las voces de los muertos revelan secretos y sufrimientos pasados. A través de personajes que parecen guiarlo, como Abundio y Damiana, Preciado descubre el poder y crueldad de Pedro Páramo, un cacique despiadado que dominaba Comala.
El cinefotógrafo Rodrigo Prieto debuta como director con su versión cinematográfica del libro más conocido de Rulfo. La película “Pedro Páramo”, protagonizada por Manuel García-Rulfo, por cierto sobrino-nieto el autor, y Tenoch Huerta como Juan Preciado.
La película de Rodrigo Prieto recibió el elogio de la crítica por entregar una lograda adaptación del mundo rulfiano y respetar el realismo mágico del relato.
Previo al estreno en Netflix el pasado 6 de noviembre, Rodrigo Prieto comentó que llevar al cine esta historia sobre la búsqueda del padre, fue una hazaña.
“Me identifico especialmente con Juan Preciado, que se está buscando a sí mismo y a su país en la búsqueda de su padre. Él representa al pueblo mexicano, en el sentido de que somos un pueblo mestizo, una mezcla de raíces y de razas”.
rodrigo prieto
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Casi el paraíso
“Casi el Paraíso”, la adaptación cinematográfica de la novela homónima de Luis Spota, es también una ópera prima, en este caso de Edgar San Juan, quien también cosechó la buena recepción del público en las salas de cine desde septiembre, por ser fiel a la profunda reflexión del autor sobre la estructura social del país.
En “Casi el paraíso”, Luis Spota critica de forma mordaz la sociedad mexicana de mediados del siglo XX, donde impera la corrupción. La historia sigue a un hombre de orígenes humildes que asciende en la escala social mediante engaños, manipulaciones y su capacidad para explotar las debilidades humanas.
La película actualizó la historia para reflejar la realidad contemporánea, y así dar un enfoque fresco para resonar con el público joven. Esta adaptación garantiza que tanto los seguidores de la novela como los nuevos espectadores se sumerjan en las andanzas de Ugo Conti.
Edgar San Juan, a quien Cinépolis Distribución encargó la película, pasó la prueba con una tarea nada fácil, lograr que el filme, con una costosa producción, la inversión más grande de esta empresa, tuviera éxito comercial. Las actuaciones de Miguel Rodarte, Esmeralda Pimentel y Karol Sevilla, para atraer a los jóvenes, fueron certeras.
Si los filmes logran que los espectadores se sumerjan ahora entre las páginas de los libros, Rulfo y Spota habrán recibido merecido homenaje este Día Nacional del Libro.
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