Columna Invitada
Un mundo tripolar
Recientemente, se está hablando de un cambio de época. Con la toma de posesión y las primeras decisiones del señor Trump, se piensa en un nuevo modo de mundo tripolar. Uno encabezado por el propio señor Trump, que incluye a Estados Unidos, otro polo encabezado por Putin de Rusia, y un tercero, por el señor Xi Jinping, presidente del Partido Comunista de China.
Un concepto interesante porque, claramente, se están excluyendo áreas muy importantes como, por ejemplo, la Comunidad Económica Europea con todos sus nuevos adherentes, Japón y la India, con una participación relevante en el mercado mundial.
Todo esto a raíz de las negociaciones para terminar con la guerra en Ucrania, donde se está excluyendo a Europa en las conversaciones y sobre todo al más afectado, el propio Ucrania. Y por el estilo se plantean las ideas de que, entre esos tres polos de la actividad mundial de la economía, se resuelvan la mayoría de los conflictos geopolíticos y lograr a través de ello una especie de paz.
No es que falten las diferencias entre esas naciones. Mientras que en Estados Unidos se está buscando aislacionismo, China y Rusia están en plan de expansión. Uno es capitalista, los otros buscan una fuerte intervención del Estado en la economía. Tal vez lo único que los une es su populismo.
Por otro lado, esta no es una nueva idea. En los 80 del siglo XX se hablaba de un concepto muy parecido. Un mundo tripolar donde los polos eran, en primer lugar, los Estados Unidos, después la Comunidad Económica Europea, que en aquella época era bastante menor, y por último Japón, claramente excluyendo áreas importantes.
En los 80, todavía contaba la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, más los países satélites de Europa Oriental, incluyendo una parte de las colonias soviéticas en Asia. Australia era también significativa, y no se le estaba considerando desde un punto de vista geográfico, sino como parte, de alguna manera, de la Comunidad Económica Europea.
En los 80, para cada uno de esos tres polos se mencionaban áreas de influencia. Por ejemplo, en Japón se hablaba de que su área de influencia era sobre todo Asia Oriental y una buena parte del Pacífico, sin incluir necesariamente a Australia. Europa, con su área de influencia en el Medio Oriente y África, así como EE. UU., con su área de influencia en Latinoamérica. Con lo cual ya se armaba ese mundo tripolar.
Al final de los 80, principios de los 90, se empieza a hablar de otro concepto. Se habla de la Cuenca del Pacífico, viene la caída de la Unión Soviética, una importante disminución de la influencia de los rusos, y se rompe con ese esquema tripolar.
Al final del día, el concepto de la Cuenca del Pacífico se volvió un área que era influida muy fuertemente por los Estados Unidos, de quien el famoso ensayista Luis Rubio decía que era el factótum del Pacífico, entendiendo por factótum el personaje con una influencia decisiva en ese lugar. Efectivamente, fue lo que ocurrió. Se fortalece China, no por sus propios méritos, sino básicamente gracias a la inversión de los Estados Unidos, el crecimiento de la maquila y sus inversiones en ese país.
En el actual concepto del mundo tripolar se está excluyendo a Japón, quien ni siquiera se menciona, y no se menciona tampoco a la India, que tiene un crecimiento importante. ¿Verdaderamente es creíble que pueda sostenerse un nuevo mundo tripolar? A corto plazo, sin duda alguna. Pero el gran tema es, sobre todo, su sostenimiento a largo plazo.
Y la razón es el invierno demográfico que está ocurriendo en varios de los países que son los que encabezan ese mundo tripolar. Por ejemplo, el caso de China, donde, debido al fenómeno de la obligatoriedad de familias de un solo hijo, se tiene un muy fuerte invierno demográfico, decrecimiento de la población y un envejecimiento importante en una parte considerable de la misma. El crecimiento se ha centrado solamente en algunas zonas llamadas las zonas económicas especiales. Otro ejemplo relevante es el caso de Japón, donde la población está disminuyendo y la proporción de ancianos crece cada vez más.
En Rusia, un tema del que se habla muy poco, también se tiene un importante invierno demográfico, donde cada vez hay menos niños y aumenta el número de ancianos. La que se supone que era la segunda potencia militar del mundo, ha sido incapaz de derrotar a un país relativamente pequeño como Ucrania, quien ha recibido apoyos de Europa y EE. UU. Rusia ha tenido que estar pidiendo apoyo, incluso a Corea del Norte, para poder tratar de ganar una larga guerra en la que no han podido tener mejores resultados.
Europa cuenta también con un invierno demográfico importante, donde su crecimiento viene básicamente de los inmigrantes, muchos de ellos de origen islámico, que es donde crece, realmente, su población. Estados Unidos, si se quita el crecimiento que aportan los latinos, tiene también un fuerte invierno demográfico, tanto en la población de anglos, como entre los afroamericanos, quienes están reduciendo su población, con una natalidad que es cada vez más pequeña.
Eso significa que a largo plazo esas economías necesitarán, forzosamente, que aceptar la inmigración. En el mundo de Trump se buscan cerrar las puertas a la inmigración y se da también en Europa como la petición frecuente de los conservadores. Algo que muy calladamente se ha manejado en Japón desde hace muchísimo tiempo, donde es muy difícil que se permita la inmigración de gente que no sean, étnicamente, japonesa.
Por otro lado, hay países donde existe un auténtico verano demográfico. Es el caso de la India, sobre todo, también en África y, en alguna medida, en Latinoamérica. Esto nos trae un problema muy fundamental. Este concepto de un mundo tripolar es factible a corto plazo, tal vez con una duración como la que pueda tener el señor Trump en el gobierno de los Estados Unidos. Hablamos tal vez de 5 años o máximo una década, pero es algo que es insostenible mientras se mantenga la idea contra la inmigración.
Estamos necesitando de soluciones de largo plazo, para que en las zonas donde todavía hay crecimiento demográfico mejore la economía y dejen de ser dependientes de los grandes países, de los nodos del supuesto mundo tripolar. Se necesita una manera de hacer crecer las áreas de gran crecimiento como la India, África y Latinoamérica. Hay que pensar en un mundo multipolar, o tal vez, en un mundo no polar, donde todos los países puedan tener un reparto adecuado de los beneficios de la modernidad, y de la globalización. Los grandes países deben dejar de pensar en repartirse el mundo, que es el concepto que estamos viendo con su idea actual de tripolaridad.
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Columna Invitada
Cuando la coyuntura se vuelve destino
Para INCIDE existen momentos en los que los temas no se eligen: se imponen, porque la realidad habla con demasiada claridad para ignorarla. La revisión de las ediciones de este año confirma que no abordamos asuntos aislados, sino un mismo proceso observado desde distintos ángulos. Agua, ciudad, infraestructura, economía, juventud, marco legal y gobernanza dejaron de ser temas separados para convertirse en un solo sistema.
Hoy es evidente que las decisiones postergadas ya generan consecuencias y que discusiones antes técnicas se han transformado en asuntos de estabilidad social, viabilidad económica y futuro territorial.
De la urgencia al límite
Al inicio el agua apareció como preocupación estructural; después como problema operativo; más tarde como derecho; y finalmente como factor de gobernabilidad. No como crisis episódica, sino como resultado acumulado de crecimiento desordenado, rezagos históricos, planeación desconectada de la realidad y decisiones postergadas durante décadas.
Por eso dejó de ser un tema exclusivo de organismos operadores o ingenierías especializadas. Se convirtió en una variable que condiciona inversión, cohesión social y continuidad del desarrollo.
La ciudad como protagonista del problema
Algo similar ocurrió con la infraestructura y el territorio. La obra dejó de entenderse como sinónimo de progreso automático. La conversación se desplazó hacia la calidad, el sentido y la resiliencia de lo que se construye.
Movilidad, normatividad urbana, ordenamiento territorial y servicios básicos comenzaron a leerse como un mismo sistema. Las ciudades ya no son solo escenario: son actores que pueden amplificar o mitigar los riesgos que enfrentan.
El contexto internacional tocó la puerta
El viraje más evidente fue económico. La región dejó de analizarse en clave local para entenderse como parte activa de Norteamérica. Nearshoring, cadenas de valor, energía, minería y comercio dejaron de ser promesas abstractas para convertirse en presiones reales.
La lectura fue clara: las oportunidades mal gestionadas también generan riesgos. Atraer inversión sin infraestructura adecuada, sin agua, sin energía confiable, sin talento y sin reglas claras no es estrategia; es improvisación costosa.
El futuro dejó de ser discurso
Otro cambio relevante fue la manera de hablar de juventud y relevo. Se abandonó el lenguaje aspiracional para asumir una realidad incómoda: los modelos actuales se están agotando y alguien tendrá que tomar decisiones en escenarios más complejos que los de hoy.
La profesionalización, la capacitación continua y la certificación dejaron de ser complementos para convertirse en condiciones mínimas de competitividad. Sin capital humano preparado, no hay continuidad institucional ni desarrollo sostenible posible.
Cuando la omisión también es riesgo
En paralelo, el análisis normativo y de gobernanza se volvió constante. No como debate ideológico, sino como diagnóstico práctico. La ley suele ir detrás de los hechos, y cuando eso ocurre, los costos los pagan las ciudades, los sectores productivos y la sociedad.
La regulación, la mejora administrativa, la certidumbre jurídica y la corresponsabilidad social aparecieron como infraestructura invisible, pero determinante. Sin reglas claras, el desarrollo se fragmenta; sin gobernanza, la sostenibilidad se debilita.
Entre la gestión y la contienda
México entra al 2026 en un entorno de crecimiento moderado, alta exposición externa y una complejidad política cada vez mayor. A este escenario se suma un factor determinante: el calendario electoral del 2027 comienza a imponerse sobre la conversación pública y, con ello, sobre la toma de decisiones que deberían concentrarse en lo esencial.
En este contexto, la economía deja de ser ya el único indicador relevante. Conforme se acerca el relevo político, la atención institucional se desviará hacia la contienda, mientras problemas estructurales quedarán en segundo plano.
Para Sonora, las fortalezas existen, pero no son automáticas ni permanentes. Además de competir por inversión y talento, el mayor riesgo es la distracción de un relevo político no puede ni debe significar borrón y cuenta nueva. La continuidad técnica, la institucionalidad y la responsabilidad pública serán el verdadero factor de competitividad en un entorno cada vez más exigente.
Lo que viene no será un tiempo de certezas, sino de decisiones y caprichos forzados por la presión del contexto que marcarán el rumbo del estado mucho después de la coyuntura electoral. Esperemos que los políticos estén a la altura, que el sector productivo actúe con visión y que la sociedad no renuncie a exigir un verdadero bienestar conjunto.
Cerramos este año con la convicción de que aún estamos a tiempo.
Deseamos una Feliz Navidad y que el próximo año sea, de verdad, un buen año para todos.
Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en Gestión Integral de Riesgos y Seguros. Creador de Memovember, Cubo de la Resiliencia y Promotor del Bambú.
[email protected]

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Columna Invitada
Inteligencia artificial y temores
Probablemente, las innovaciones tecnológicas más sonadas en los años 2024 y 2025 tienen que ver con la inteligencia artificial. Algo que no es realmente nuevo, aunque este nombre sí lo es; el término es novedoso y atractivo desde el punto de vista mercadológico.
Estas innovaciones están generando miedos, que se están usando para hacer crecer este negocio. Buscan convencer al público en general de que, si no entra rápidamente a la inteligencia artificial, perderá sus negocios o su empleo. Por otro lado, también usan los miedos aquellos que se oponen a estas innovaciones, diciendo que usar la inteligencia artificial es dejar abierta toda la información de la empresa para ser mal usada. Además, organizaciones sociales enfatizan el problema ético que pueden causar estas nuevas tecnologías. Siendo temas importantes, el problema es que esos temores nos impiden ver las ventajas de estas innovaciones. Nos ocupamos de evitar los daños, cuando habría que pensar en los beneficios que podrían traer para todos.
Hay campañas impresionantes orientadas a la población, sobre todo a la clase media educada. Tratan de convencernos de que quienes tienen más de 40 años ya están fuera de la jugada. “No tienen las capacidades que poseen los jóvenes para entrar a estas tecnologías”, nos dicen. Y se están creando grandes cantidades de cursos donde específicamente se afirma: “Estamos buscando personas de más de 40 años y que no tengan conocimientos de cómputo”. Y ofrecen, por ejemplo, una maestría en inteligencia artificial dedicándole 30 días, 15 minutos por día, con lo cual le van a dar el equivalente a ese grado. Es de esperarse que se necesite más que eso.
Recientemente se congregaron, en el Vaticano, 50 expertos en una reunión sobre el asunto. Entre sus presentaciones, predominaron las llamadas a cuidar la ética, pidiendo reconocer que hay riesgos, así como pidiendo reglamentación y la intervención de diferentes autoridades para limitar estos males. Riesgos interesantes, pero que ocurren en todo tipo de comunicación. Con la diferencia del enorme alcance y velocidad de estos nuevos instrumentos. Por otro lado, muchas empresas están prohibiendo a sus empleados utilizar la inteligencia artificial, y han vetado todo lo que se estaba manejando con estos instrumentos. Alegando que no hay una certeza de que esa información no pueda ser mal utilizada.
Los mencionados expertos hablaron debeneficios de la inteligencia artificial. Señalaron aspectos muy positivos. Se habla de la mejora en la salud, educación accesible, sostenibilidad ambiental, eficiencia en los procesos y, aunque parezca raro, promoción de la paz. En términos muy genéricos, sin entrar a detalle como lo hicieron en el campo de los peligros de la inteligencia artificial. Habrá que estudiar a fondo los posibles beneficios de esta.
Hay que profundizar en esto y discernir sus consecuencias. Este es el nuevo mundo que se nos está presentando. No es la solución abandonar esta innovación. No es sensato usar los miedos para obstaculizar o hacer más rápida la adopción de estas tecnologías. Hay que balancear, en nuestros análisis, los riesgos, y los beneficios. Y, sobre todo, estar preparados para aprovecharlos. No son los miedos el mejor consejero para aceptar las innovaciones de tipo tecnológico o en cualquier otro campo. Un tema para debatir, participar y opinar. Se necesitan más opiniones. Las de otros, como usted y yo, reflexionando con sentido común, sobre nuestro papel en este tema.

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Columna Invitada
PAN salado
TU DECIDES
Por Pablo Mier y Terán
Hubo un tiempo en que el PAN sabía a pan. Pan recién horneado, con corteza firme y migajón reconocible. Uno podía estar de acuerdo o no con su receta, pero al menos identificaba los ingredientes: doctrina, oposición clara, un aire de congruencia moral y política. Hoy, en cambio, muchos ciudadanos muerden el PAN y hacen el mismo gesto que cuando el bolillo salió salado, duro o, peor aún, con sabor a otra cosa.
La escena frente a la sede nacional del partido fue reveladora. No llegaron adversarios ni militantes de otros colores, sino guanajuatenses y organizaciones civiles que, durante décadas, fueron clientela fiel del horno panista. Gente que no fue a pedir candidaturas ni puestos, sino algo más básico: que el PAN vuelva a parecer PAN. Su reclamo fue simple y devastador: en Guanajuato el partido está entregando el estado, electoral e ideológicamente, a Morena, traicionando los principios que decía defender, libia es tibia se quejaron los manifestantes; Romero, no queremos tu mugrero, decían a gritos.
Traducido al lenguaje de la panadería: cambiaron la receta sin avisar al cliente. Prometían pan artesanal y ahora sirven un producto industrial, hecho con moldes ajenos y sabores importados. Vida, familia y libertades fundamentales —los ingredientes estrella del PAN durante décadas— aparecen hoy en la etiqueta, pero ya no se sienten en el paladar. Y cuando el sabor no coincide con el discurso, el consumidor deja el pan en la mesa.
El problema no es solo local. Mientras en Chile la derecha, por ser coherente con sus principios y su carisma fundacional, acaba de ganar una elección presidencial con un discurso duro pero reconocible, aquí el PAN presume formar parte de un “resurgimiento derechista” continental sin decidirse a serlo de verdad. Quiere la foto internacional, pero no el compromiso interno. Quiere decir “somos oposición”, mientras vota, gobierna o legisla como si pidiera permiso para no incomodar a la 4T.
El contraste es brutal. En Chile, el péndulo político se movió porque la izquierda gobernante se moderó hasta perder identidad, y la derecha supo capitalizar el hartazgo. En México ocurre algo inverso y más triste: la izquierda gobierna sin moderarse y conserva el poder, mientras la oposición se diluye, se acomoda o se mimetiza. El resultado es un PAN que ya no confronta, no propone con claridad y, peor aún, no se reconoce a sí mismo.
Por eso el reclamo de Guanajuato duele más que cualquier encuesta. No es un ataque externo, es una crítica desde la mesa familiar. Los manifestantes recordaron que el PAN nació de una doctrina, no de una coyuntura, y que un partido fundado por uno de los Siete Sabios de México no puede sobrevivir solo a base de cálculo electoral y silencios convenientes. Cuando un partido olvida a quién representa, termina representando a nadie.
El PAN de hoy parece ese pan que nadie pidió: ni suficientemente conservador para quienes creían en su ideario, ni auténticamente liberal para atraer nuevos comensales. Salado, desabrido y con una textura rara, como si hubiera pasado demasiado tiempo en el anaquel del poder local.
La política, como bien dijeron los propios manifestantes, se sostiene con coherencia entre doctrina, plataforma y representación. Cuando eso se rompe, el pan se echa a perder. Y no importa cuántos logotipos o slogans se le pongan encima: si no recupera el sabor original, la gente buscará otra panadería. O, peor aún para Acción Nacional, dejará de consumir pan.

Pablo Mier y Terán @pablomieryteran
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Columna Invitada
México en movimiento, un país que acoge historias de tránsito, destino y retorno migratorio
Por: Malcom Aquiles
Durante décadas, México se ha convertido en un territorio de intensa movilización de personas dentro y fuera del país, éstos flujos se integran de manera diversa y hacia distintos destinos, por ello es considerado como un país de origen, tránsito, destino y retorno de migración.
La vecindad geográfica con Estados Unidos, coloca a México como el principal corredor migratorio del mundo, lo que implica un reto en la búsqueda por garantizar los derechos de todas las personas que se encuentran en el territorio. En el 2023, las autoridades registraron un incremento en el volumen de personas provenientes de Honduras, Colombia, China, Cuba e incluso Estados Unidos, equivalente al 44% de las Tarjetas de Residencia Temporal (TRT) emitidas ese año.
Pero, ¿qué provoca estos movimientos de población? La mayoría de ellos se derivan de la búsqueda de oportunidades laborales y mejora económica, aunque también hay casos de reunificación familiar, así como desplazamientos relacionados con la huida derivada de la inseguridad, violencia y desigualdad.
Cada vez son más los casos de personas que acuden a México en la búsqueda de protección internacional, como refugiados, para lo cual, nuestro país se rige por la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político (LRPCAP), en la que destacan seis principios: no devolución, no discriminación, interés superior de la niñez, unidad familiar, no sanción por ingreso irregular, y confidencialidad.
De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en el primer trimestre de 2024 se registró un récord histórico de 360,146 eventos de personas en situación migratoria irregular. De estos, el 60% correspondió a hombres adultos, el 28% a mujeres adultas y el 12% a niñas, niños y adolescentes (NNA), en igual proporción entre ambos sexos. Además, uno de cada cuatro eventos involucró a personas de Venezuela, mientras que el 30% se distribuyó entre ciudadanos de Honduras, Guatemala y Ecuador.
Ante este contexto de movilidad, debemos agregar la cantidad de personas que han sido devueltas de Estados Unidos, que conforme a datos de la Unidad de Política Migratoria (UPM), en enero de 2025, se trató de 14,309 mexicanas y mexicanos. Las entidades receptoras de estas personas, fueron Tamaulipas (4,182), Sonora (3,031) y Baja California (2,756).
Una situación lamentable y alarmante, tiene que ver con las 1,302 niñas, niños y adolescentes que fueron devueltos en el mismo periodo, de los cuales 674 viajaban solos. La situación podría incrementarse al considerar que existen alrededor de 12.2 millones de mexicanos de primera generación viviendo en el país vecino y otros 13.6 millones de segunda generación.
Con motivo del Día Internacional del Migrante, el 18 de diciembre, vale la pena preguntarnos: ¿por dónde empezar? La respuesta pasa por la sensibilidad, por asumir que las personas migrantes no son cifras ni amenazas, sino vidas en tránsito que necesitan seguridad, empatía y oportunidades. Una de las claves está en fortalecer la capacitación de las y los funcionarios públicos en materia de movilidad humana, con especial atención a la niñez y la adolescencia.
Además, existen diversas organizaciones, como World Vision México, que brindan ayuda humanitaria en diferentes sentidos, partiendo de la entrega de paquetes de alimentos básicos, artículos de higiene y limpieza, insumos de higiene menstrual y kits de higiene personal y familiar.
Dejemos de mirar con recelo a las personas en situación migratoria, de señalarnos como quienes vienen a arrebatarnos las oportunidades laborales y fomentemos un espacio de unión y confianza con ellos, pues la calidez con la que recibamos a quienes llegan puede marcar una diferencia profunda en sus vidas. Cuando se les ofrecen herramientas socioemocionales, oportunidades educativas y espacios seguros, especialmente a las niñas, niños y adolescentes, la frontera entre un futuro esperanzador y uno marcado por la vulnerabilidad se transforma.
Al final, cada gesto importa, porque detrás de cada movimiento migratorio hay un corazón que late, una historia que se sostiene y una esperanza que busca dónde echar raíces.

Malcom Aquiles Pérez
Director de incidencia en Políticas Públicas y Movilización World Vision México
Antropólogo social de formación, cuenta con más de diez años de experiencia en gestión de proyectos y desarrollo de capacidades a equipos para las etapas de diagnóstico, diseño, monitoreo y evaluación.
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
-
Méxicohace 1 díaHumanizar la educación y reconstruir confianza, ejes del llamado de León XIV: especialistas
-
Méxicohace 19 horasSistema de salud en México debe ofrecer cuidados paliativos en todos sus niveles: especialista
-
Felipe Monroyhace 3 díasBasílica de Guadalupe, álgido escenario de transición y decisiones
-
Méxicohace 18 horasMédicos residentes sostienen atención hospitalaria ¿Cuánto ganan en México?


