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“Reto educativo: globalizar la esperanza”, mensaje de Card. de Mendonça al magisterio mexicano
Guadalajara.— El cardenal José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación de la Santa Sede, dejó claro que, aunque el mundo atraviesa cambios vertiginosos, la esperanza sigue siendo el pilar inamovible sobre el cual se construye el futuro educativo.
En un encuentro con setecientos docentes de escuelas particulares y públicas en el Colegio Febres Cordero La Salle de Guadalajara, dijo que los maestros deben continuar siendo los portadores de esperanza, que es -sin duda- una tarea colectiva que involucra a toda la sociedad.
Acudieron el Arzobispo de Guadalajara, Cardenal Francisco Robles Ortega; Mons. Juan Manuel Muñoz Curiel, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Guadalajara; Tarsicio Larios Félix, director del Colegio Febres Cordero de La Salle; el arzobispo emérito de León y responsable de la Dimensión de Pastoral Educativa y de Cultura del Episcopado Mexicano, Alfonso Cortés Contreras; Juan Carlos Flores Miramontes, Secretario de Educación de Jalisco, docentes, directivos y padres de familias.
Portadores de esperanza
El Card. José Tolentino de Mendonça, impartió la conferencia ‘Pacto Educativo Global. Educación y Cultura en este cambio de época’, al tiempo que respondió a las inquietudes de profesores.
Resaltó que un tema esencial para la comunidad educativa es poner la mirada en el futuro con esperanza; citó al escritor mexicano, Octavio Paz quien aseguró que: “Aquel que ha visto la esperanza, no la olvida” y afirmó que los maestros son testigos cotidianos de esta virtud.
“Creo que uno de los recursos pedagógicos, culturales y espirituales más necesarios es precisamente la esperanza, que sigue siendo un sentimiento inamovible del corazón humano y una tarea colectiva. Tenemos que reconocer que la época en la que vivimos, con toda su incertidumbre y transformaciones, no deja de ser una época en la que se sienten reverberar tantas esperanzas”.
En ese sentido, alentó a los educadores a ver su misión como una labor de esperanza, inspirando a los jóvenes a soñar y a explorar nuevos horizontes. Recordó que educar no es sólo transmitir conocimientos, sino “encender fuegos”, es decir, contagiar pasión y afecto por el saber.
Replantear modelo educativos
Asimismo, abordó la necesidad urgente de replantear los modelos educativos. Los paradigmas cerrados y positivistas han demostrado sus fallos, por lo que se hace imprescindible un cambio hacia nuevas formas de pensamiento más inclusivas.
De forma crítica dijo que los modelos de nacionalismos cerrados y positivistas, que hasta ahora han figurado en el mundo, no tienen resultados: “Vemos sus fallas, su derrota”, exclamó. Citando al Papa Francisco, señaló que la educación no puede limitarse a un acto de inteligencia sino una construcción humana plena y armónica.
“Necesitamos modelos pedagógicos, educativos que pongan en conjunto: la cabeza, la inteligencia y también el corazón y las manos. Porque somos artesanos de una realidad concreta, que es la construcción de nuestras humanidades”, dijo.
Cambio de época
José Tolentino de Mendonça destacó el valor que reside en el acto de reflexionar pluralmente y en conjunto sobre los desafíos y oportunidades que enfrenta la sociedad y la Iglesia en México, en un momento que se ha definido como un “cambio de época”.
Subrayó el valor de los maestros en este contexto, refutando la idea de que las tecnologías puedan reemplazar la labor educativa. Afirmó que enseñar es “ayudar a nacer”, un proceso que necesita la intervención humana, ya que los maestros juegan un papel crucial en el desarrollo integral de las personas.
Nuevas generaciones
Asimismo, invitó a los educadores a ser sensibles a la fragilidad y las necesidades de las nuevas generaciones, especialmente en temas como la salud mental.
Las escuelas, dijo, deben convertirse en comunidades que cuiden y protejan a los jóvenes, ser espacios de escucha y acompañamiento. A pesar del avance tecnológico, resaltó la necesidad de una educación que también transmita recursos espirituales.
Redescubrir el sentido humano
En la bienvenida al prefecto pontificio José Tolentino de Mendoncá, el cardenal arzobispo de Guadalajara, Francisco Robles Ortega, expresó su satisfacción por la visita de titular del Dicasterio de Educación y Cultura de la Santa Sede e hizo hincapié en la destacada labor de los educadores en el proceso formativo, el cual, afirmó, va más allá de la simple transmisión de información sino que pone el valor de las relaciones humanas como eje fundamental de su servicio.
Ante la crisis cultural, ética y antropológica de la vida contemporánea, el Arzobispo tapatío exhortó a repensar el papel de la educación, alineándose con la visión del Papa Francisco, quien llama a redescubrir el sentido humano de la vocación educativa y a trabajar por una transformación cultural profunda.
Al finalizar el acto con representantes del magisterio mexicano, el arzobispo Cortés Contreras agradeció los sacrificios del profesorado para contribuir en la educación y en la cultura, que son principios fundamentales e inseparables del “alma” de la sociedad para que las personas encuentren sentido en sus vidas.
Encuentro en la Universidad del Valle de Atemajac
Antes del encuentro con maestros, el cardenal Tolentino de Mendonça participó en un Conversatorio con Estudiantes, profesores y padres de familia de la Universidad del Valle de Atemajac (UNIVA), donde compartió su visión sobre los desafíos en el ámbito cultural y educativo desde una perspectiva global y humanista ante un auditorio de más de 600 estudiantes.
Encuentro deportistas
También por la mañana del miércoles, el cardenal De Mendonça ofició la Santa Misa en la Basílica de Nuestra Señora de Zapopan, patrona de la Arquidiócesis de Guadalajara y se reunió con destacados deportistas de la región donde reconoció que el deporte y la cultura son “semillas de vida”.
Exjugadores profesionales, como el legendario futbolista y seleccionado nacional, Benjamín Galindo, y directivos del Club Deportivo Guadalajara, hicieron un presente al cardenal: la efigie artesanal de una “chiva” decorada bajo la identidad indígena huichol, como símbolo de la comunión entre el deporte y la fe católica, entre otros.
ebv