Cultura
El Palacio de Bellas Artes: 90 Años de Arte y Patrimonio
Una historia fascinante
Ciudad de México.- El 29 de septiembre de 2024, el Palacio de Bellas Artes celebró los 90 años de su inauguración, con una gala que integró un programa de música mexicana a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) y las espectaculares coreografías del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández.
El recinto de mármol abrió sus puertas por primera vez en 1934. La construcción, iniciada treinta años antes, en 1904, durante el Porfiriato, fue interrumpida por la Revolución.
Así, el Palacio de Bellas Artes nació bajo ese nombre en 1934. Su historia inició casi un siglo antes, el 18 de febrero de 1842, cuando se colocó la primera piedra del Teatro de Santa Anna, posteriormente conocido como Teatro Nacional.
Un poco de historia
En 1900, la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas del gobierno porfirista compró el Teatro Nacional con la intención de remodelarlo. En mayo del siguiente año, se publicó en “Obras de Embellecimiento y Utilidad para la capital” que las reparaciones del inmueble eran muy costosas. Se consideró más conveniente edificar un nuevo recinto.
Ese mismo año, comenzaron los trabajos de demolición del teatro, lo que permitió prolongar la calle de 5 de Mayo para que desembocara en los terrenos del antiguo convento de Santa Isabel. En esos terrenos se construiría la Plaza del nuevo Teatro Nacional, como parte del proyecto arquitectónico de embellecimiento de la capital de la República, con motivo de las celebraciones del Centenario de la Independencia Nacional de 1810.
En 1904, el arquitecto Adamo Boari firmó el contrato para construir el nuevo Teatro Nacional de México e iniciaron las excavaciones de las cepas para la cimentación del edificio. En 1907, la construcción sufrió un primer hundimiento; al año siguiente, el edificio había descendido un metro y 84 centímetros. Además, como consecuencia de la Revolución Mexicana, los recursos económicos de los diferentes gobiernos que accedieron al poder fueron cada vez menores, lo que provocó que, paulatinamente, la obra se interrumpiera. En 1916, Boari dejó el proyecto.
De 1917 a 1929, solo se realizaron trabajos de mantenimiento, con poco avance en la edificación. En 1930, el arquitecto Federico Mariscal fue contratado para continuar la construcción; sin embargo, las obras iniciaron dos años después, cuando Alberto J. Pani, secretario de Hacienda del gobierno del presidente Abelardo L. Rodríguez, tomó en sus manos el proyecto. Finalmente, el 29 de septiembre de 1934, se concretó el sueño de varias generaciones.
Hallazgos arqueológicos
La muestra expuesta en esta ocasión en El Rincón del Tiempo dio cuenta de algunos de los hallazgos realizados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, que permitieron conocer más sobre el espacio que hoy ocupa el Palacio de Bellas Artes. Entre las piezas exhibidas se encontraron platos, ollas, jarras, cajetes, malacates, molcajetes, copas, fragmentos de braceros, sellos, figurillas zoomorfas y antropomorfas, así como la escultura del hombre viejo y la vasija de piedra, Cuauhxicalli de Quetzalcóatl.
A lo largo del tiempo, el centro histórico de la Ciudad de México tuvo que asimilar una transformación continua en su arquitectura y urbanismo, en las dimensiones de sus predios, en los nombres de sus calles y en las costumbres de sus habitantes. Sin embargo, pese a los cambios sufridos, aún hoy guarda en sus entrañas los antecedentes históricos que nos hablan de la grandeza de su origen: México-Tenochtitlan.
Un espacio que resguardó bajo sus cimientos una historia de siglos es el que hoy ocupa el Palacio de Bellas Artes. De acuerdo con los cronistas de la Ciudad de México, se localiza en lo que fue una zona de actividad comercial en la época prehispánica, en Moyotlán, una de las cuatro parcialidades del México-Tenochtitlan. A partir de la conquista, quedó bajo la “traza española”, donde se localizaba el tianguis de Juan Velázquez Tlacotzin, el primero que aparece en las actas del Cabildo, desde 1524 hasta 1542. Se llamó así porque allí se hallaba la casa de un tenochca principal de ese nombre y apellido, quien fue el Cihuacóatl de Moctezuma.
En enero de 1905, a escasos dos meses de haberse iniciado las excavaciones para la cimentación del nuevo Teatro Nacional, hoy Palacio de Bellas Artes, se encontró el recipiente del águila, cuauhxicalli, vasija de piedra en la que se depositaban ofrendas a los dioses. Este objeto fue remitido al Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología para su exhibición.
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Remodelaciones
De 2008 a 2010, se llevó a cabo la mayor intervención en su teatro y sala de espectáculos. Se renovaron plataformas, tramoya, escenario, foso, iluminación, acústica, cabinas y butaquería. Se realizaron otras rehabilitaciones en el recinto, entre las que destacan la remodelación de las salas de exhibición del Museo del Palacio de Bellas Artes en 1994 y, de 2000 a 2004, la restauración de sus cúpulas.
En 1993, se decidió construir un estacionamiento subterráneo frente al Palacio, lo que dio la oportunidad de un nuevo rescate de elementos prehispánicos por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia, que permitió conocer más sobre la época mexica.
Algunas de las piezas rescatadas, que en otro momento constituyeron parte de la vida cotidiana de los mexicas, forman parte de esta exposición. Esto da testimonio de que en lo que fuera el antiguo barrio mexica de Moyotlán, hoy se encuentra el Palacio de Bellas Artes, el recinto cultural de mayor jerarquía de nuestro país.
(Con información del INBAL)
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