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Opinión

Árbitro canadiense en el México – Honduras

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Un árbitro canadiense será el encargado de llevar a buen puerto el choque que disputará la selección mexicana ante su similar de Honduras, en duelo que se realizará el jueves en la cancha del estadio Azteca.

 

Por Miguel Ramos Rizo

Mexico vs Honduras
Árbitro: Drew Fischer (Canadá)
A. Asistentes: Carlos Mora (Costa Rica)
Ricahard Gamache (Canada)
Cuarto oficial:Kinbell Ward ( de Saint Kistts)

Drew Fischer
Nació: el 10 julio de 1980
Edad: 37 años
Árbitro de la MLS desde 2012
Árbitro internacional desde 2015

La experiencia como árbitro Internacional es muy poca
Pre mundial Sub 20
Copa Oro
Eliminatorias para Rusia en Concaccaf.
Siendo hasta la fecha el mejor arbitro canadiense.

Es un árbitro con muy pero muy poca experiencia internacional, este encuentro será muy complicada la relevancia de este encuentro para los catrachos es de suma importancia y a como dé lugar trataran de llevarse cuando menos un punto, por lo cual el encuentro sera muy ríspido con muchas faltas por el equipo Hondureño, el uso de las tarjetas sera muy importante, tendrá que estar muy cerca de las acciones y calificar bien las faltas, para la selección Azteca sera importante no meterse en problemas de tarjetas amarillas, tendrán que tener temple para aguantar los embates de faltas de los catrachos.
Esperemos que este joven árbitro tenga un buen trabajo y salga airoso de este encuentro.

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Columna Invitada

Rubén Ramírez Lezcano se reúne con empresarios mexicanos en su camino a la OEA

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En su carrera por la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), el economista y diplomático paraguayo Rubén Ramírez Lezcano sostuvo un encuentro clave con líderes del empresariado mexicano. La reunión congregó a importantes figuras del sector privado con el objetivo de explorar oportunidades de colaboración en el desarrollo económico regional y fortalecer la integración entre los países miembros de la OEA.

¿Quién es Rubén Ramírez Lezcano?

Ramírez Lezcano cuenta con una sólida trayectoria en la formulación de políticas públicas y la negociación internacional. Como Ministro de Relaciones Exteriores de Paraguay, lideró iniciativas para promover el comercio y la inversión, además de participar en negociaciones estratégicas con Argentina, Bolivia y Brasil. Su enfoque se centra en el desarrollo de infraestructura, energía, educación y cooperación económica para impulsar el crecimiento de la región.

Además de su experiencia diplomática, se caracteriza por un perfil técnico y pragmático, alejado de posturas ideológicas, con una visión estratégica orientada a la atracción de inversión extranjera y el desarrollo sostenible.

La OEA y su papel en la región

La Organización de los Estados Americanos (OEA) es el principal foro de cooperación y diálogo político en el continente, integrada por 32 países. Su misión es fortalecer la democracia, la seguridad, los derechos humanos y el desarrollo económico en la región. Sin embargo, en los últimos años, la OEA ha sido criticada por la falta de efectividad en la resolución de conflictos y la polarización entre sus miembros.

Ramírez Lezcano aspira a revitalizar el organismo con un enfoque basado en resultados, impulsando una OEA más activa en la promoción de inversiones, el fortalecimiento institucional, respeto a los derechos humano y la integración económica.

Encuentro con empresarios mexicanos: diálogo clave para la inversión y el desarrollo

Estas reuniones se han llevado a cabo en distintos países de Latinoamérica bajo la coordinación de Manuel Acosta, vicepresidente de Asuntos Políticos del Global Center for Human Rights (GCHR). Acosta destacó la importancia del sector empresarial en la construcción de alianzas estratégicas para el desarrollo de la región y expresó su agradecimiento a la Fundación Incluyendo México, A.C. Representada por Tomás Ibarra, la fundación ofreció una visión sobre su labor y enfatizó la relevancia de participar y respaldar al candidato.

Entre los asistentes se encontraban empresarios de alto nivel en sectores clave como infraestructura, energía, seguridad y tecnología, destacando Francisco Cervantes, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), en su intervención resaltó el papel de la iniciativa privada en la estabilidad económica y el crecimiento de la región, enfatizando que una OEA renovada debe fomentar condiciones favorables para la inversión y el comercio; Juan José Sierra Álvarez, presidente de COPARMEX, subrayó la importancia de construir puentes entre los sectores público y privado para generar oportunidades de desarrollo sostenible, así como Eduardo Bours, empresario, ex coordinador el CCE y ex gobernador de Sonora, destacó que este tipo de encuentros representan una oportunidad para fortalecer el papel clave del sector empresarial en el desarrollo de Latinoamérica y enfatizó el apoyo para concretar acciones en un impacto real.

La visión de Rubén Ramírez Lezcano para la OEA

Estructurada en cuatro ejes fundamentales:

Fortalecimiento de la democracia y la estabilidad institucional.
Promoción de la inversión y el comercio intra-regional.
Desarrollo de infraestructura y financiamiento para proyectos estratégicos.
Innovación y educación como motores del crecimiento.

“El continente necesita una OEA efectiva y centrada en resultados. Debemos transformar el organismo en un espacio de acción y no solo de debate, donde se generen soluciones reales para nuestras economías y sociedades”, afirmó.

Además, el candidato destacó la importancia de generar un entorno favorable para las inversiones, asegurando seguridad jurídica y estabilidad macroeconómica en los países miembros.

Intercambio de ideas y cierre del evento

El evento concluyó con una intervención de Sebastián Schuff, presidente del Global Center for Human Rights, quien reafirmó la importancia de una OEA que promueva el desarrollo económico sin perder su esencia como garante de la democracia y los derechos humanos.

Conclusión: Una OEA de resultados

La reunión con empresarios mexicanos confirmó el interés del sector privado en la visión de Rubén Ramírez Lezcano para transformar la OEA en un organismo más efectivo y orientado a la acción. Su enfoque podría marcar un punto de inflexión en la conducción del organismo, atrayendo el respaldo de diversos sectores dentro de los países miembros.

Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en Gestión Integral de Riesgos y Seguros. Creador de Memovember, Cubo de la Resiliencia y Promotor del Bambú.
incide.guillermo@gmail.com

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Felipe Monroy

La reforma de la Iglesia ilumina el ocaso papal

El líder espiritual de la Iglesia tiene varios problemas de salud

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Resulta pesaroso, pero es inevitable tener una conversación sobre el periodo crepuscular del pontificado de Francisco. Los signos están allí: es un venerable anciano con un extenso cúmulo de padecimientos delicados –unos crónicos, otros en crisis recurrentes– que ingresa en la última etapa de su vida. Pero, al mismo tiempo, es el líder espiritual de la Iglesia católica en todo el mundo y jefe de Estado del Vaticano cuyo decaimiento natural obliga a las instancias religiosas y de gobierno a moverse entre amorosas, precavidas y protocolares decisiones.

Los últimos reportes médicos sobre la salud del Papa no dejan lugar a dudas; incluso con una recuperación positiva de los malestares que le han hecho crisis en esta ocasión, es de esperar que su supervivencia navegue entre la fragilidad y la disminución de la vitalidad. El Vaticano, restringido al protocolo institucional, maniobrará con cautela cada tramo de este mar oscuro y, sin embargo, justo gracias al empeño de Francisco, hoy la Iglesia cuenta con una profunda reforma que, se espera, iluminará el ocaso papal.

Desde el primer momento de su pontificado, Francisco puso sus empeños en la reforma estructural y de las actitudes en la Iglesia. Ha insistido en que la reforma debe ser un proceso de conversión, un cambio actitudinal y una “revolución de la esperanza”. Así como Jesús ‘reformó’ la imagen de Dios como un Padre misericordioso; la renovación espiritual y estructural de la Iglesia debía reforzar su misión de servicio, cuidado y acogida siendo auténtica ‘madre y maestra de humanidad’ para tiempos sumamente confusos.

Quizá la parte más difícil del gobierno de Bergoglio ha sido que nueva actitud se vea reflejada en los liderazgos y estructuras jerárquicas, más acostumbradas a resolver inquietudes o conflictos desde el rigorismo disciplinar más que desde la misericordia pastoral; y, sin embargo, la gran inquietud es saber si los cambios alcanzados en este pontificado –en especial por la Constitución Apostólica ‘Praedicate Evangelium’– favorecen un clima distinto en el Vaticano.

A diferencia de la etapa final de vida de Juan Pablo II o de la compleja situación previa a la renuncia de Benedicto XVI (ambas martiriales aunque en sentido distinto); la Curia Romana y la Iglesia católica cuentan con escenarios diferentes en esta etapa postrimera de Francisco: Una reforma del Banco Vaticano; enmiendas en los procesos judiciales y penales del Vaticano y en la secretaría para la Economía; se ha creado una comisión pontificia para la protección de menores; se ha simplificado del proceso de nulidad matrimonial; se crearon nuevos dicasterios (para Laicos, Familia y Vida, y para el Desarrollo Humano Integral) y una secretaría para la Comunicación; se publicaron nuevas medidas contra la negligencia de obispos; y, por si fuera poco, hay estatutos actualizados para diversos organismos pontificios subsidiarios.

La nueva Constitución Apostólica, por ejemplo, ha ‘nivelado’ el estatus de las oficinas vaticanas colocando la conversión personal como base de todo ministerio; hoy, la reducción o fusión de estructuras está enfocada en servir a las personas no a los procesos o a los trámites; incluso bajo el objetivo de priorizar la evangelización de “un mundo descristianizado” se ha cambiado al tradicional ‘guardián de la fe’ (mote popular que guarda un sentido de autopreservación) por un ‘promotor del diálogo teológico’ (cualidades del discipulado misionero post-conciliar y heredero del espíritu latinoamericano de Aparecida y de ‘Evangelii Gaudium’); y, evidentemente, el nuevo rostro de la Iglesia incluye en espacios claves de gobierno y decisión a las mujeres.

Finalmente, en esta compleja etapa, la experiencia sinodal en la Iglesia (a pesar de las intensas críticas) también debería favorecer el involucramiento de más agentes pastorales en una participación más transparente, abierta y colegiada del camino de la institución religiosa. A diferencia del inexpugnable hermetismo del círculo privado entorno a un agonizante Juan Pablo II o de esa triste etapa de los ‘cuervos’ y la “viña devastada por jabalíes” como definió Benedicto XVI al Vaticano antes de su inédita renuncia; hoy, la reforma de la Iglesia promete la alta expectativa de vivir un inevitable momento de declive y transición no sólo con mayor donaire y serenidad, sino con el luminoso y esperanzado compromiso de consolidar el proyecto reformista iniciado por Francisco. Y sólo las alas negras de los buitres podrían ensombrecer esa confianza.

*Director VCNoticias.com

@monroyfelipe

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Felipe Monroy

El mecanismo sucesorio en marcha

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Sucede cada vez, aunque siempre de forma distinta: Ante la disminución natural de la vitalidad con la que el Papa atiende el gobierno de la Iglesia universal, se activan los engranajes institucionales de la Curia Vaticana para que la Santa Sede continúe desempeñando los servicios que le competen, pero también se ponen en marcha un mecanismo un poco menos noble: el de las quinielas cardenalicias y la visibilización de los potenciales sucesores de un pontífice menguado.

La reciente hospitalización del papa Francisco y el cuadro clínico ‘complejo’ en el que se encuentra su sistema respiratorio han sido la ocasión propicia para que, prácticamente en cada rincón del planeta, se enciendan las alertas de dos escenarios potenciales: la renuncia de Bergoglio al papado o el inicio de la etapa final de un pontífice tan mermado que, como ya ha sucedido antes, sea la cúpula burocrática vaticana la que configure el orden y el ambiente para construir un sucesor a su medida.

Entre los corrillos eclesiásticos se suele criticar la actitud del aparato curial en la última etapa de vida de san Juan Pablo II. Mientras el mundo se sostenía en un suspiro observando durante días y noches la ventana de la habitación papal en el Palacio Apostólico donde el pontífice polaco agonizaba lentamente, la burocracia vaticana mantenía en operación la dinámica cotidiana no sólo publicando nombramientos episcopales, aceptando renuncias y designando representantes diplomáticos, sino emitiendo mensajes en nombre del pontífice y otras actividades ‘avaladas por el Papa’ de las cuales no quedan registros públicos sino anécdotas y testimonios más o menos vergonzosos.

Por ello, la elección de Joseph Ratzinger como sucesor de Karol Wojtyla fue la decisión lógica debido a que, como dedicado miembro de la Curia romana durante 25 años, sabría dar continuidad al gobierno pontificio tanto como ‘corregir’ aquello que, de primera mano, sabía que debía atenderse. Y, en efecto, Benedicto XVI como gran conocedor de los juegos curiales romanos, transfirió a la Secretaría de Estado al arzobispo de Génova, Tarcisio Bertone, quien fuera años atrás su antiguo secretario en la Congregación de la Doctrina de la fe, necesitaba confiar plenamente en alguien.

Bertone en efecto fue la sombra permanente del pontífice alemán; de hecho, en una anécdota personal, recuerdo al cardenal Tarcisio susurrando las palabras que el papa Benedicto XVI debía contestarme en un brevísimo encuentro que sostuvimos en el vuelo de regreso a Roma tras su viaje a Cuba y México en 2012. Hay que recordar que, justo en ese viaje, Joseph Ratzinger tuvo una caída durante su estancia en Guanajuato y aunque se ocultó prácticamente a todo el mundo, un año más tarde supimos que ahí comenzó su etapa final como pontífice: el traqueteo del mecanismo curial con la polémica de la filtración de documentos privados del Papa sobre los hombros además fue empujando quién sabe hasta dónde la inquietud del pontífice hasta que, por voluntad propia, decidió renunciar al solio papal en febrero del 2013.

El primer discurso de Jorge Mario Bergoglio como papa Francisco (“Los cardenales me vinieron a buscar al fin del mundo”) no dejó lugar a dudas de lo mucho que el colegio cardenalicio sospechaba del aparato curial romano. Con las intrigas, mutuas acusaciones, encubrimientos y malos manejos administrativos y financieros acumulados fue casi natural que se optara por un pastor ‘preservado’ del enrarecido ambiente vaticano pero además, como ha confirmado en varias ocasiones, Francisco recibió la encomienda y la confianza directa de los cardenales para ‘reformar la Iglesia’. Y así lo hizo.

Es por eso que, en esta ocasión, aunque para muchos operadores vaticanos es claro que el papa Francisco se encuentra en una etapa debilitada por su edad y también por sus padecimientos –es uno de los cinco pontífices más longevos de la historia–, el mecanismo sucesorio parece estar funcionando de otra forma.

En primer lugar, se ha planteado la posibilidad de que, al igual que Ratzinger, el papa Bergoglio renuncie voluntariamente; con la ventaja que, en esta ocasión, no habría tanta incertidumbre como en 2013, pues la experiencia ha resuelto no pocas dudas. De hecho, el propio Francisco ha confirmado que ha escrito su renuncia desde el inicio de su pontificado y que podría hacerse efectiva en el momento en que se encuentre impedido para gobernar y dirigir la Iglesia.

Pero lo que quizá realmente causa hoy intriga es respecto al papel que habrá de tomar la Curia Romana y el Colegio Cardenalicio durante esta etapa de un Francisco limitado y disminuido físicamente. Porque no es el mismo tipo de cúpula curial luego de las más de 20 reformas estructurales realizadas por el Papa, por la culminación de la reorientación de competencias de los dicasterios con la Constitución Praedicate Evangelium y, no menos trascendente, por la incorporación de varias mujeres en los órganos de gobierno y decisión vaticanos, posiciones que durante años sólo llevaron cardenales u obispos.

Pero además, también estamos ante el Colegio de Cardenales electores más diverso de la historia y particularmente joven; hay un cardenal de 50 años y otro de 45, por ejemplo, y recordemos que como cardenales tendrían posibilidad de votar y ser votados en un cónclave hasta los 80 años. Con esa posibilidad de poner la mirada en el futuro ¿cuál será la actitud que habrán de tomar en esta etapa naturalmente menguada del pontífice reinante?

Como siempre, en oración por el bienestar del Papa.

*Director VCNoticias.com @monroyfelipe

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Columna Invitada

El mal mayor

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Estamos en México en una situación donde prevemos una serie de males que nos están preocupando como sociedad. El balance de poderes entre el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, el problema del Infonavit, las deportaciones de migrantes y otras ocurrencias del señor Trump así como otros asuntos adicionales de lo cual no es el menor, el de la paz en el país. Una serie de males que no encontramos una manera fácil de resolver.

Por otro lado, hay un problema que está en la raíz de varios de estos males y que es de más largo plazo, probablemente peor que lo que estamos percibiendo en los otros y que, si se resolviera, habría una solución más completa para todos los demás males. Ese asunto es la falta de participación ciudadana en lo político y lo social.

Tenemos la mala costumbre de dejar muchas cosas en manos del gobierno, como si quien manda tuviera la posibilidad o la obligación de resolver por nosotros muchas de nuestras dificultades. Esa costumbre nos ha hecho ser muy buenos para criticar. Lo cual está muy bien. Sí, debemos de criticar, por supuesto, pero no deberíamos de quedarnos en esto. No basta solamente con la crítica. Hay que pensar que también tenemos que ser proactivos, tenemos que participar. Y todo esto nos trae un gran desánimo al ciudadano común, precisamente porque vemos que, por más que haya críticas y señalamientos, el gobierno no toma soluciones.

¿Qué es lo que está pasando aquí? ¿Es inútil la participación ciudadana? ¿Se está haciendo cierto ese dicho de que somos ciudadanos sin poder? Porque, efectivamente, estamos haciendo una parte de nuestra tarea, pero aparentemente no es suficiente. Y eso está en la base de muchos de nuestros males. Si estamos pensando que nuestra actividad ciudadana consiste, únicamente, en votar a su tiempo y después dedicarnos a exigirles a los elegidos, claramente le está haciendo falta algo, algo que estamos viendo que no ocurre.

Muy probablemente, el problema viene de que pensamos que toda la acción política debe venir de un solo grupo de actores, lo que normalmente llamamos el gobierno. Estamos viviendo la parálisis y posiblemente la muerte de muchas sociedades intermedias, que son importantísimas para el funcionamiento de la democracia.

¿Qué entendemos por sociedades intermedias? En un extremo, está el Estado, con sus tres poderes. Lo que se podría llamar el nivel más elevado de la sociedad política. Y luego, por otro lado, en la base está la familia, que es la célula de la sociedad. Entre estas dos, existen una gran cantidad de sociedades que no son necesariamente obligación o potestad del gobierno, sino que son asumidas por la ciudadanía. A esas les llamamos sociedades intermedias. En nuestro país, tradicionalmente hemos tenido muy poca participación y creación de este tipo de sociedades. Y, en los últimos tiempos, algunas de esas sociedades han desaparecido o han sido absorbidas por el gobierno.

Hay muchos ejemplos de este tipo de sociedades. Por ejemplo, sociedades de tipo filantrópico. No le podemos dejar al gobierno en exclusiva el papel de la filantropía, que muchas veces han asumido, a veces con razones y otras, básicamente, por tener una influencia sobre una clientela que después le puede rendir en otros aspectos. La cultura, que también muchas veces la encargamos al gobierno y nos quejamos de que no está haciendo lo suficiente por impulsarla. Cuando no podemos esperar que sea el único en desarrollarla.

En otros campos, está la investigación, por ejemplo, de tipo académico y sobre todo de tipo tecnológico, donde las sociedades civiles e incluso las sociedades mercantiles tienen un papel importante. No podemos pensar que solo el gobierno tiene esa obligación. Y desde luego, la economía, donde la empresa privada, sobre todo, debe de tener su ámbito y su libertad.

El punto fundamental aquí, es que no debemos esperar del gobierno todas las soluciones, ni que sea el único actor en temas políticos y sociales. Esto no ocurre en una democracia bien constituida. A esto se le llama una democracia participativa, y es precisamente la idea. Un sistema de gobierno donde hay participación de los ciudadanos, para asegurar que la democracia se dé plenamente.

Claramente, puede darse el caso, que ocurre con cierta frecuencia, que no existan las sociedades intermedias, o estas sociedades no están haciendo su tarea. En esos casos, es posible que el gobierno, de una manera subsidiaria, provea un apoyo temporal. Pero claramente se trata de algo transitorio. No se puede estar subsidiando de manera permanente a las actividades que les tocan a las sociedades intermedias.

Nos está fallando ese tramo muy importante de la democracia. No podemos seguir atenidos a que el gobierno se haga cargo de todo y suponer que con quejarnos y hacer públicos nuestros señalamientos, ya todo se va a resolver. No se dice que la ciudadanía no se queje. Por supuesto que es relevante. Es necesario que le hagamos saber al gobierno las cosas que la ciudadanía considera importantes. Pero no es suficiente.

Si no tenemos participación, es difícil que convenzamos al gobierno de esta necesidad. Se requiere educar a la ciudadanía para que cambie sus convicciones y se vea realmente en un papel protagónico, un rol significativo. Donde, a distintos niveles, todos los ciudadanos estemos participando, de tiempo parcial o, en algunos casos de tiempo completo, para lograr que se dé en los hechos la democracia.

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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