Columna Invitada
Amnistía: ¿una solución?
Por Antonio Maza Pereda
Hablando de obtener una paz que ha sido muy difícil de conseguir, se habla de la posibilidad de crear una amnistía, como una condición para lograr la reconciliación en nuestra Sociedad. En teoría suena bien, pero en la práctica se ha visto que es muy difícil. La población en general, y en particular los afectados por la violencia, tienen una gran resistencia frente a este tema. Comprensiblemente.
Es cierto que la amenaza de un cambio político genera un miedo al cambio. Aquellos que han sido atacados ferozmente por sus opositores piensan: “sí perdemos, nos van a acabar”. Cuando tuvimos el inicio del cambio democrático, este era un tema que hacía predecir que el partido en el poder haría todo lo posible, legal o ilegal, para impedir el cambio de gobierno. “Tenemos que seguir gobernando”, decían. Hablaban del “fraude patriótico”, sin sonrojarse.
El tema de la amnistía tiene algunas dificultades. La primera es definir qué tan amplia es su cobertura, que tan general es el perdón. Algunos han propuesto que cubra cualquier delito, otros solamente los delitos políticos electorales, algunos piden que únicamente no se perdonen los llamados “delitos de sangre”. No hay acuerdo.
Habiendo dicho esto, en la práctica se ha visto que se han dado indultos de facto. El presidente Vicente Fox, después de haber hablado muy fuertemente de encarcelar a los que habían delinquido, en la práctica poco hizo por cumplir tal promesa. Hubo quien creyó que hubo un acuerdo: que el partido que gobernó el país por más de 70 años le permitiría tomar posesión a cambio de no hacer efectivas sus promesas. Algo parecido ha ocurrido con la 4T. Habiendo dicho que el presidente Peña Nieto ha sido uno de los más corruptos en nuestra historia, en la práctica no se le ha tocado ni con el pétalo de una rosa. Y no hablemos del “innombrable”, Carlos Salinas de Gortari, a quien ahora le podríamos decir “el innombrado”. Después de haber sido atacado ferozmente por muchos años, desapareció completamente de la agenda de la 4T. De hecho, el autor de la “caída del sistema”, Manuel Bartlett, no solo no ha sido juzgado por ese fraude electoral, sino que además se ha incorporado en uno de los puestos más importantes de esta administración.
Es cierto que las amnistías han tenido malos resultados en otros países. En el caso de Colombia, donde se propuso un indulto general para la guerrilla y los paramilitares, hubo un plebiscito que mostró que la mayoría de la población no estaba de acuerdo. Era de esperarse: aquellos que fueron víctimas de esos grupos o parientes cercanos de las mismas, reaccionaron con un fuerte rechazo. Las amnistías en otros países, como en República de El Salvador, donde el indulto fue acompañado por un desarme generalizado de la población, los resultados fueron mixtos.
En Europa las amnistías al IRA y a la ETA han dejado una secuela de encono, qué se sigue reflejando en las elecciones. Un poco más exitoso fue el caso de la transición democrática en España en los finales del siglo XX, donde hubo un indulto al Partido Comunista de España, modificando las leyes que ponían a sus miembros en prisión. Como un acto mediático importante, Santiago Carrillo, secretario general de dicho partido, se entregó al Gobierno para forzar la aplicación de la ley de amnistía. Esto, sin embargo, no fue sin oposición. Aun a la fecha sigue habiendo formaciones políticas españolas qué se oponen a esos indultos, aunque hace años que están en vigor.
¿Podría haber algún tipo de perdón para los narcos? Probablemente, es mucho más difícil. Porque la amnistía debería de incluir que estos grupos dejaran de operar como lo hacen actualmente y se quedarían sin sus fuentes de ingresos. En los Estados Unidos, según algunos rumores, cuándo se acabó la Ley Seca, las bandas de contrabandistas de alcohol, qué se dedicaban mayormente a ese negocio y también al juego ilegal, la prostitución y el derecho de piso, se encontraron con que, al eliminar dicha ley, sus ingresos disminuirían radicalmente. Ante esa situación, de acuerdo con los rumores, se les permitió a esos grupos delincuenciales tener áreas de juego legalizado, mayormente en Las Vegas, Nevada, y en otras áreas del país, con la condición de que fueran legales. Cuando se ha hablado en México de la legalización de las drogas, se ha abierto la discusión sobre este tema. Y en Estados Unidos, a lo largo de los años, el tráfico de licores fue sustituido por el de drogas y armas. Y la legalización parcial a las drogas, aun sin ser total, ha tenido como resultado la gravísima crisis del fentanilo.
Claramente, hay otros temas anexos a esta situación. El tema de la corrupción, el cambio de leyes, el impacto político adverso para quien proponga una amnistía, aunque sea parcial. Porque es un hecho que la mayoría de la población estaría en desacuerdo. Los familiares de los miles de muertos y desaparecidos, las víctimas de los cobros de piso son un número tan importante que con facilidad descarrilarían una iniciativa de este estilo
Al final, el gran tema es el del perdón. Muy difícil, aun en los casos dónde los implicados son miembros de una familia, extraordinariamente difícil cuando los que deberían perdonar, lo que buscan es justicia. Y no se les puede culpar de ello. Sin embargo, creo que es muy difícil, si no es que casi imposible, poder tener paz sin alguna medida de perdón, en la forma de amnistía o de alguna otra manera. ¿Qué es mucho pedirle a la Sociedad? Seguramente. ¿Qué tendría un alto costo político, tanto que podría ser un verdadero tsunami para los actuales partidos políticos? Por supuesto. Pero es algo que hay que ir considerando. Nosotros, como Sociedad, deberíamos de prepararnos, por qué algo habrá que hacer para lograr verdaderamente la Paz. Muy triste, pero probablemente inevitable.
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