Columna Invitada
NOVIEMBRE: A un dedo de distancia
A nivel nacional, el cáncer de próstata se posiciona como la segunda causa más común de muerte por cáncer en hombres, y Sonora no escapa a esta preocupante tendencia. La detección temprana se revela como un factor esencial para mejorar las tasas de supervivencia y reducir la mortalidad asociada con esta enfermedad.
Cada año, el mes de noviembre adquiere un significado especial en Hermosillo, en Sonora y ahora en México, gracias al movimiento MEMOVEMBER, que promueve la conmemoración de Noviembre como “Mes de la Salud Masculina”.
Esta iniciativa tiene como propósito fundamental crear una conciencia más profunda sobre los desafíos que enfrentan los hombres en términos de salud, haciendo hincapié en la importancia de la prevención y la detección temprana del cáncer de próstata.
Concientización Activa en el Mes de la Salud Masculina
La iniciativa, aprobada por el Congreso del Estado de Sonora el 1 de noviembre de 2022, esperó un año para su publicación en el boletín oficial, un paso crucial para que el ordenamiento entre en vigor. Sin embargo, lamentablemente, no fue incorporada en las leyes de ingresos y egresos del estado ni de los municipios. Se espera que para 2025 se programen las disposiciones necesarias para su efectiva implementación.
El Cáncer de Próstata
Se ha observado un aumento en la atención a pacientes con cáncer de próstata en los últimos años, lo que subraya la importancia de los esfuerzos de concienciación y prevención. En Sonora, la edad promedio de diagnóstico de cáncer de próstata es de 67 años, lo que resalta la necesidad de que los hombres se sometan a revisiones médicas regulares a partir de los 40 años. La detección temprana mediante pruebas como el antígeno prostático específico (PSA) ha sido clave para mejorar la tasa de supervivencia, pero muchos casos siguen diagnosticándose en etapas avanzadas debido a la falta de concienciación y tabúes sobre los exámenes médicos preventivos.
Avances y Desafíos en la Lucha contra el Cáncer de Próstata
La lucha contra el cáncer de próstata es un desafío continuo. Sin embargo, con concienciación, detección temprana y la promoción de la salud masculina, se pueden lograr avances significativos hacia un futuro más saludable. Han sido 12 años de esfuerzo y perseverancia desde esta trinchera para que la iniciativa de salud masculina sea reconocida y apoyada a nivel cabildo y a nivel legislativo, pero falta aún el Congreso de la Unión.
Acciones para Normalizar la Prevención
Para lograr que la atención y prevención del cáncer de próstata deje de ser un tabú, se han implementado diversas acciones en Sonora. Estas incluyen:
Publicidad en calcas: Campañas visuales que sensibilizan a la población.
Redes sociales: Difusión de información y testimonios que fomentan la conversación sobre la salud masculina.
Bigotes en cruceros y universidades: Simbolizando la lucha contra el cáncer de próstata y promoviendo la visibilidad.
Charlas en empresas y plazas: Educación directa a la comunidad sobre la importancia de los chequeos regulares.
Presencia en establecimientos como Cadena Comercial OXXO: Integrando la prevención en lugares de alta concurrencia.
Además, ponemos disposición un test autodiagnóstico (mediante código QR) que permite a los hombres realizar una autoevaluación y acceder a consultas gratuitas para su chequeo al finalizar el test. Esta simple acción puede salvar vidas propias o de seres queridos.
Mirando Hacia el Futuro
La institucionalización del “Mes de la Salud Masculina” en todo México representa un paso crucial para la igualdad de género en la salud y la reducción de la mortalidad por cáncer de próstata. Con la implementación efectiva de las leyes y la continuidad de las campañas de concientización, se espera que cada vez más hombres tomen conciencia de la importancia de cuidar su salud, romper con el silencio y adoptar hábitos preventivos que puedan salvar vidas.
MEMOVEMBER
Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en gestión integral de riesgos, resiliencia empresarial, seguros y derechos humanos.
incide.guillermo@gmail.com
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
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Columna Invitada
¿Verdaderamente, necesitamos una oposición?
La respuesta es sí, pero no cualquier tipo de oposición. Los partidos que actualmente están haciéndola de oposición, están en una situación de implosión. ¿Qué quiere decir eso? Que se vuelven pequeños y más pequeños, cada vez menos y menos relevantes, menos prestigiados. Y eso no puede durar mucho. Los partidos satélites, los que forman parte de la alianza gobernante, tampoco tienen mucho futuro. Seguirán en la medida que les permitan vivir y les convengan a la 4T.
Por otro lado, se está proponiendo la creación de nuevos partidos. No queda muy claro quiénes serían los más adecuados. Es claro que eso no basta. Habrá que tener un sistema para crear nuevos partidos, porque son útiles para organizar a la ciudadanía en las elecciones. Pero más allá, es importante tener formaciones ciudadanas, lo que algunos tratadistas llaman las “organizaciones intermedias”. Que no son el Estado, que es la expresión máxima de la organización de la sociedad. Pero tampoco son la familia, que es su célula, sino que tienen un lugar intermedio. Lo que necesitamos es una oposición apartidista. ¿Qué significa esto? Una oposición que no dependa de los partidos y que, de alguna manera, rechace ser parte de estos.
¿Cuál es la razón de fondo de no querer tener una oposición apartidista? La esencia de los partidos políticos es obtener y consolidar el poder. Crear una base que les permita gobernar. Para eso existen. Si no tienen esa idea, ciertamente no sirven como partidos. La función de los partidos es, precisamente, ganar elecciones. Y ahí está también su gran tentación. Es que, al final de cuentas, quien busca gobernar, busca la gobernabilidad.
No hay gobernabilidad más completa que la de los totalitarismos. Que son, justamente, formaciones políticas que buscan eliminar cualquier posible oposición o contrapeso para poder gobernar de manera absoluta. De esto se dan diferentes variantes. Y otras maneras de gobierno, incluyendo diferentes tipos de tiranía. Esa es la gran tentación de los partidos políticos. Claro, también están lo que se llaman los poderes fácticos. Asociaciones empresariales, por ejemplo. Grupos de asociaciones que viven de las mercedes del gobierno y que dependen de ello. El famoso cuarto poder, el poder de la prensa, que también forma parte de este tipo de oposición, de alguna manera. Y otros más: grupos corporativos, religiosos y hasta algunos de la delincuencia organizada.
Pero lo que necesitamos, de lo que estamos hablando, es que en la Sociedad Civil, la que no es parte de los partidos, y que no depende de ellos, puede y debe tener otras funciones. Con sus ventajas y sus desventajas. Entre otras que, por definición, está atomizada, muy dividida, muy dispersa, y carece de organización, que es probablemente la mayor de sus debilidades.
Este concepto de una oposición apartidista no es común y no existe en muchos países. Es necesario desarrollar estos conceptos, de los que hay poca experiencia, pero que son fundamentales. ¿Cuáles serían las funciones que uno esperaría de una oposición apartidista? Por supuesto, se daría por hecho que no tratan de obtener el poder para sí mismos, sino que buscan instruir y conducir a la sociedad, a los ciudadanos, para que participen en política desde su lugar, en organizaciones intermedias. Algunos ejemplos:
Análisis de la situación política y social del país. Actualmente, lo que tenemos es casi un monopolio estatal de la información, más algunas fuentes adicionales, entre otras, la prensa, los medios organizados, las redes sociales. Necesitamos cambiar el papel que tienen los partidos en la difusión y análisis de la información. Los partidos, como es costumbre, siempre negarán lo positivo que ha hecho su opositor y también destacarán lo negativo. Es fundamental tener información sin sesgo o, al menos, diferentes modos de interpretarla.
Educación política y social de la ciudadanía, del votante. Que conozcamos las bases de la política y de lo social. Entender las consecuencias de las leyes y de la propia Constitución, de manera de poder informar y discutir de modo informado.
Un gobierno en la sombra. Algo que existe en algunos países, que a veces lo aplican los propios partidos políticos, y que en México no se ha logrado consolidar, aunque ha habido algunos intentos. La función del gobierno en la sombra es analizar lo que el gobierno está ofreciendo y lo que está logrando. Proponer opciones. Analizar las consecuencias de los hechos del gobierno, en los tres poderes de la Unión. Estaría formado por especialistas y ciudadanos comunes que se dediquen precisamente a analizar la labor del gobierno.
Agenda ciudadana. Actualmente, su definición está en manos del gobierno y de los poderes fácticos. Y han sido extraordinariamente exitosos para influir en el votante. Buscar el monopolio de esa agenda, es fundamental para cualquier gobierno autoritario. Necesitamos tener alternativas, evitar ese monopolio y dar a la ciudadanía otras opciones. Y esto se crea analizando, básicamente, cuáles son las prioridades de la ciudadanía y las del país.
Debate civilizado, bien informado, sin tendencias de tipo partidista, hasta despersonalizado, donde no se trate de atacar a las personas. Evitar el ataque personal, que nos ha hecho muchísimo daño en nuestro país. Cuando se ataca a un gobernante porque tiene el pelo blanco, o porque tiene kilos de más o de menos, hemos perdido la base, la noción de debatir. Se trata de evaluar sus propuestas, sus resultados, sus actuaciones, pero de un modo despersonalizado. Tener un debate civilizado, evitando cualquier ataque a las personas, que es una de las formas más usadas de falacia que se usa en la política mexicana.
Auditoría ciudadana de la labor de los gobiernos, con auditores que no tengan una relación ni dependencia del gobierno. De manera que puedan dar una opinión desinteresada. El gobierno tiene sus propios medios para hacer su auditoría; es una evaluación pagada por ellos mismos. Falta una auditoría independiente.
Será un largo camino, la solución no es sencilla, pero es imprescindible. No podemos pensar en salir de una situación tan estancada como la que estamos teniendo, sobre todo pensando en que se está dejando de escuchar a un porcentaje muy importante de la ciudadanía. Presenciamos la decadencia de una oposición partidista y una ciudadanía en confusión, con temor, y sin ver de qué manera puede contribuir al bienestar del país, sin pasar por el yugo de los partidos políticos. Tenemos que salir de esta situación. Y los partidos, viejos y nuevos, no nos sacarán de ella.
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Columna Invitada
Celebración de vida de Jorge Gómez del Campo Laborín
Lo conocí de niño en el Club Juvenil Cowri, como el papá de un compañero. Respetuoso, prudente, con un humor peculiar y agudo, me llamaba la atención siempre su actitud conciliadora y tono de voz ameno y cálido, que lo hacía destacar en cualquier conversación.
Mientras estudiaba ingeniería civil, descubrí que era una figura clave en el ámbito empresarial y construcción en nuestra entidad. En 1995, lo traté más de cerca al apoyar su candidatura a la presidencia de la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción (CMIC), delegación Sonora. Al ganar, me propuso fuera presidente de Jóvenes Empresarios. Así inició nuestra relación cercana, marcada por personalidades opuestas pero complementarias, que nos permitió trabajar juntos con respeto, apoyo y una gran admiración.
Difícil es que yo pudiera aportar algo más a la magnífica Celebración de Vida que le hace su hijo, Jorge Gómez del Campo Abascal y que reproduzco íntegramente:
“Mi papá era un constructor. Un gran constructor. La construcción era su profesión y una de sus grandes pasiones.
Construyó edificios, calles, fraccionamientos, casas, hospitales, carreteras, presas, etcétera. Pero construyó mucho más que eso. Fue constructor de empresas e instituciones. Siempre generoso con su tiempo y su conocimiento, participó en y lideró incontables fundaciones, patronatos y organismos, tanto empresariales como relacionados con la educación, que fue otra de sus grandes pasiones, así como de ayuda y servicio social, en especial para la gente más necesitada.
No voy a nombrar las instituciones en lo individual porque en verdad fueron muchísimas, además él no era alguien que anduviera pregonando lo que hacía por los demás, al contrario, lo hacía en silencio y con mucho gusto, predicó siempre con el ejemplo. Un gran ejemplo.
Fue también un gran constructor de amistades y relaciones. Amigo entrañable de sus amigos, sus amigos skokian, sus amigos ingenieros, de sus compadres del alma, era incluso gran amigo de nuestros amigos. Jamás hablaba mal de alguien, mucho menos de sus amigos, y jamás escuchamos ni supimos de alguien que hablara mal de él, todo lo contrario.
Si en ocasiones incomodó a alguien por no comprometer sus valores y sus principios, nunca se le reprochó, precisamente porque sabían perfectamente que lo hacía por eso, sus valores y sus principios eran inquebrantables.
Su mayor obra, su mejor construcción, su gran orgullo fue sin duda su familia. Fue un intachable hombre de familia y siempre nos inculcó, con el ejemplo, el amor a la familia. El respeto y cariño con que se refería y trataba a sus padres, a sus suegros, a sus hermanos, cuñados y cuñadas, a sus tíos y a sus primos Laborin y Gómez del Campo, a sus sobrinos, era de admirase y así nos lo enseñó, siempre con el ejemplo. Para él nunca hubo algo más importante que la familia y Dios.
Hombre de fe, esposo y padre ejemplar, fiel compañero de mi madre toda la vida, muy mandilón. Como padre y abuelo fue el mejor, siempre cariñoso y presente, nos dio la mejor educación, insisto, siempre con el ejemplo.
Fue siempre un caballero, educado, ecuánime, nunca bajo ninguna circunstancia perdía la compostura, nunca. Siempre se dio a respetar y fue respetado, en todas partes.
Nunca nos regañaba, con la mirada era suficiente, el departamento de regaños se lo delegó a mi mamá y ella si ejerció ese poder. Nos dejó un gran legado y un gran ejemplo, unos zapatos muy difíciles de llenar, trataremos porque él no esperaría menos, pero que difícil va a ser.
Cuando empezó con su enfermedad, hace como 6 años, todavía lúcido, pero consiente de lo que se venía, le comentó a mi mamá que toda su vida la dedicó a bien vivir y estaba satisfecho y ahora le tocaba prepararse y entregarse a Dios para bien morir.
Y así fue, murió en paz con él, con Dios y con la vida, rodeado de su familia y seres queridos. Con esa paz con la que siempre vivió.
Se graduó de la vida con honores, Magna Cum Laude, y hoy seguramente ya está con Dios Nuestro Señor y nos seguirá guiando desde allá con su recuerdo. A nombre de mi familia, mamá, hermanos, cuñadas, hijos sobrinos y tíos, muchas gracias a todos por acompañarnos y también a los que no pudieron venir, pero nos acompañan en espíritu.
Dios los bendiga y los acompañe. ¡Gracias!”
A Doña Soledad, a Jorge, Soledad, Alejandro, Ana María, Jerónimo, Carlos, a sus yernos, nueras y 20 nietos, a todos sus seres queridos, desde aquí los abrazo con el gran cariño que siempre le tuve a Don Jorge.
Descanse en Paz.
Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en Gestión Integral de Riesgos y Seguros. Creador de Memovember, Cubo de la Resiliencia y Promotor del Bambú.
incide.guillermo@gmail.com
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Columna Invitada
El cubo de resiliencia: un modelo incompleto
La vida no es simple, y mucho menos lineal. A menudo parece un enigma, un desafío constante que nos obliga a tomar decisiones cuyos resultados no siempre comprendemos. Este libro no se escribió de inmediato, tardé cinco años en culminarlo y ahora pondré a su disposición, ni se escribió para ofrecer fórmulas mágicas ni recetas predefinidas; más bien, nace como un intento honesto de compartir lo poco que he aprendido enfrentando retos, fracasos y triunfos.
Desde sus primeras líneas, este trabajo invita a reflexionar sobre las decisiones que tomamos, sobre nuestras emociones y sobre el impacto que dejamos en los demás y cada vivencia, buena y mala, iba retrasando su culminación por considerar importante considerar. No hay una sola verdad absoluta en sus páginas, pero sí muchas preguntas que buscan llevarte a replantear tus certezas, a desafiar los paradigmas que te han moldeado, y a descubrir nuevas formas de enfrentar el caos inevitable de la existencia.
Un Viaje a Través de la Resiliencia
El Cubo de Rubik sirve aquí como metáfora central. Esa combinación de colores y movimientos, aparentemente sencilla pero increíblemente compleja, refleja lo que significa vivir. Cada giro representa una elección, cada combinación revela nuevas posibilidades, y cada retroceso, aunque frustrante, puede ser un paso esencial hacia el equilibrio.
Este libro te lleva a través de historias, reflexiones y aprendizajes acumulados en años de experiencias personales y profesionales. Desde la ingeniería civil hasta la función pública, pasando por la docencia y la dirección de iniciativas sociales, la resiliencia ha sido un tema recurrente. No porque la haya dominado, sino porque su ausencia me enseñó lo necesario que es cultivarla.
En este proceso, entendí que la resiliencia no es solo la capacidad de resistir; es una forma de aprender a girar nuestro propio Cubo, a buscar equilibrio entre lo técnico, lo humano y lo social, y a convertir los errores en oportunidades.
Más Allá de las Soluciones Evidentes
La clave del Cubo de la Resiliencia no radica en encontrar respuestas rápidas, sino en entender que los problemas complejos requieren enfoques multidimensionales. Desde las emociones que nos impulsan hasta las estructuras sociales que nos limitan, cada desafío debe analizarse desde múltiples perspectivas.
El libro también cuestiona las creencias tradicionales, como el modelo competitivo que a menudo prioriza el éxito individual sobre el colectivo. Aquí se plantea una alternativa: un modelo integrador donde la colaboración y la empatía permitan construir soluciones más sostenibles y justas.
Un elemento central de este libro es la tríada de la sostenibilidad: lo social, lo económico y lo ecológico. Este enfoque, más que un concepto, es una invitación a pensar cómo nuestras acciones impactan en estos tres pilares fundamentales.
Pero no se trata solo de políticas o estrategias técnicas; el corazón de este modelo radica en la humanidad. Cada acción debe partir de un lugar de empatía, responsabilidad y visión a largo plazo.
El Papel de las Emociones y las Consecuencias Imprevistas
Algo que me ha marcado profundamente es la Ley de las Consecuencias Imprevistas. Por mucho que planifiquemos, siempre habrá variables fuera de nuestro control. Las emociones juegan aquí un rol crucial: guían nuestras decisiones, para bien o para mal. Ignorarlas sería un error, pero aprender a gestionarlas nos permite actuar con más claridad y propósito.
El Cubo de la Resiliencia integra esta realidad, proponiendo un enfoque que combina la inteligencia emocional con la toma de decisiones pragmáticas. No es fácil, pero es esencial si queremos enfrentar los desafíos con fortaleza y creatividad.
Una Invitación a Girar Tu Propio Cubo
Este libro no es una guía infalible, y mucho menos un dogma. Es una herramienta imperfecta, como todos nosotros. Pero también es una invitación a reflexionar, a actuar con intención y a construir un presente resiliente que dé forma a un futuro más equilibrado.
El propósito no es resolver todo de inmediato, sino aprender a hacerlo un paso a la vez. Como en el Cubo de Rubik, cada movimiento importa, y cada error puede ser una lección valiosa si se enfrenta con paciencia y humildad.
Te dejo con una reflexión final: el Cubo de la vida está en tus manos. No se resolverá solo, y nadie más lo hará por ti. Pero cada giro, cada decisión, tiene el poder de transformar no solo tu vida, sino también la de quienes te rodean.
¿Te atreves a intentarlo?
Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en Gestión Integral de Riesgos y Seguros. Creador de Memovember, Cubo de la Resiliencia y Promotor del Bambú.
incide.guillermo@gmail.com
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Columna Invitada
Revirtiendo el autoritarismo
Una cuestión importante, después de haber reflexionado sobre el totalitarismo, es: ¿verdaderamente se puede revertir una situación así? La oposición en este 2024 tomó como un tema frecuente decir que, si caemos en dictadura, ya no habrá vuelta atrás. Ese era el asunto más relevante en su campaña, el cual fue desestimado en general por el votante, que le pareció que no era para tanto. Que, efectivamente, si tuviéramos un gobierno que no fuera el adecuado, se podía dar vuelta atrás siguiendo las condiciones que nos garantizaba la Constitución. Lo que no resultó real, dado los cambios que se hicieron a la misma.
Decía Abraham Lincoln: “Es posible engañar a todos por un tiempo, y también es posible engañar a unos pocos por mucho tiempo, pero no es posible engañar a todos todo el tiempo”. Dicho en otras palabras, tendríamos el refrán que dice que “no hay mal que dure 100 años”. A lo cual respondía algún gracioso veracruzano: “Ni canijo que lo aguante”. En términos generales, esto es cierto. Los males finalmente se pueden revertir de una manera u otra. Pero no pasa espontáneamente, no ocurre meramente porque se alineen las estrellas y deje de haber una dictadura. Generalmente, tiene que haber algún tipo de reacción que permita cambiar las cosas.
En parte, la dificultad viene de una serie de creencias del ciudadano, que le impiden reaccionar de una manera eficiente ante casos como los que estamos viviendo: la construcción, todavía incompleta, del totalitarismo. Una de ellas es el mito, que muchos ciudadanos creen, de que la solución de todos nuestros males está en los gobiernos. Si solo tuviéramos un buen gobierno, dicen algunos, las cosas serían diferentes. Lo cual no es necesariamente cierto. Las soluciones, generalmente, están en la propia ciudadanía y no en el gobierno.
El otro mito es pensar en que el ciudadano común, el ciudadano sin partido, es un individuo inerme, débil y sin capacidad de reaccionar. Al que le llamamos él sin poder, el que no tiene manera de oponerse a una fuerza tan aplastante como puede ser la del Estado, y menos aún en el caso de un gobierno autoritario. La gran desconfianza del ciudadano en el gobierno, en los gobernantes, no se traduce en acciones. Y, finalmente, una fe ciega en las ideologías que tiene una buena parte del electorado, pensando que ellas son la solución para todos y que en general las mismas tienen respuestas válidas para cualquier tipo de situación, a la que se pueda enfrentar la Nación.
No es sencillo y probablemente se requiera algún tiempo, pero la solución de fondo para revertir un totalitarismo bien instalado depende, básicamente, de una ciudadanía muy consciente de lo que está ocurriendo, instruida en temas de política e incluso en otros puntos como antropología y ética filosófica. Por otra parte, además de la instrucción, se requiere una ciudadanía con decisión, que esté dispuesta a hacer cosas concretas para evitar el avance del autoritarismo.
El gran problema de nuestra situación actual es que tenemos un gran desánimo. El de todos aquellos que no estuvieron de acuerdo con las votaciones actuales y que se dan cuenta de que, a pesar de tener una proporción muy importante, del orden del 47 % de la votación, no están siendo tomados en cuenta. Porque los triunfadores han logrado, por diversos medios, quedarse con la decisión crucial: la de cambiar la Constitución que nos rige. Y ese desánimo, ese pensar que ya no hay nada que hacer, nos pone realmente en una situación de indefensión.
Decía Benito Juárez, en el tiempo de las guerras de Reforma, que la oposición estaba moralmente derrotada. Y esta es una frase que ha vuelto a usar Andrés Manuel, nuestro anterior presidente. Suponiendo precisamente que ese desánimo, ese pensar que ya no hay nada que hacer, son el tipo más claro de derrota que puede tener una oposición. Y mientras no logremos revertir ese pensamiento de que ya no hay nada que hacer, será muy difícil evitar este totalitarismo que se está instalando en nuestro país.
Se necesita que la ciudadanía tome papeles de distintos tipos. Habrá quienes tengan que participar directamente en la política, otros que influyan en la economía, y otros más que tendrán papeles en asociaciones intermedias. Aceptar que hay multitud de roles no partidistas que son necesarios y fundamentales para poder salir adelante ante una situación de autoritarismo.
Nos encontramos, pues, en una división interna y mientras no logremos superar esa división, al menos en algunos conceptos, será muy difícil lograr que realmente hagamos una reversión de esta tiranía. Tendríamos, como ciudadanía, que dar un manazo en la mesa. Es decir, exigir que se nos tome en cuenta. Llamar de diferentes maneras a una unión, pero una en donde todas las partes que se deben de unir, cedan un poco y permitan espacio a los demás. Tenemos necesidad de mejorar, porque no bastan los eslóganes que se han estado usando como soluciones. Y todo ello, con una ciudadanía consciente, instruida y decidida, capaz de exigir que se respeten sus derechos.
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
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