Cultura
¿De dónde viene la tradición de las 12 uvas?
México.- Como cada año, al escuchar el sonar de las campanas que marcan el inicio de un nuevo año, la mayoría de los mexicanos comerán 12 uvas.
Con cada uva pediremos un deseo o pensaremos en propósitos por alcanzar en 2019.
Esta tradición, que en la actualidad es muy conocida y se lleva a cabo cada año en los hogares del país para despedir la noche vieja, tiene su origen el siglo XIX en España.
Varias versiones nos remontan al siglo XIX
La primera de ellas menciona que en 1909, hubo muy buena cosecha de uva y los agricultores de la comarca alicantina del Valle del Vinalopó aprovecharon para sacarlas al mercado bajo el nombre de las “uvas de la suerte”.
De acuerdo con esta teoría, algún lugareño guardó, como singular y exquisito postre para la cena de Nochevieja, granos de uva suficientes como para que cada comensal los tomara cuando el reloj diera la medianoche.
Por su parte, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Uva Embolsada del Vinalopó señala que el origen de esta tradición se remonta a finales del siglo XIX, como un acto para ridiculizar a la aristocracia.
Esta teoría señala que en las últimas décadas del siglo XIX las familias españolas de la aristocracia, influenciadas por sus homólogas francesas, tenían la costumbre de organizar encuentros privados con motivo del fin de año, en los que se servía champán y uvas, pero esas últimas solo con el fin “acompañar” a tal vino espumoso.
Otra teoría es que la tradición nació para hacer caso omiso a un bando municipal que sancionaba las actividades ruidosas de los madrileños en Navidad, por lo que los ciudadanos salieron a la calle y optaron por comer uvas en la actual Puerta del Sol, acto que coincidió con el 31 de diciembre.

Como dicta la tradición al termino de cada año se deben pedir 12 deseos acompañados de 12 uvas. Ésta se vende desde 50 hasta los 100 pesos en mercados de la ciudad.
FOTO: GALO CAÑAS /CUARTOSCURO.COM
YA VISTE >>> Cena de fin de año, desde la basura
Según la tradición, en la mesa se colocan 12 uvas delante de cada comensal que simbolizan los 12 meses del año y deben comerse con cada una de las campanadas del reloj.
Con el pasó de los años, esta costumbre se extendió primero en España y luego de manera oral llegó a suelo mexicano, así como a diversos países de habla hispana, tales como: Venezuela, Argentina, Ecuador, Perú, Chile y Colombia.
Actualmente, señala el sitio web “cartademexico.com”, a las 24:00 horas muchas familias se reúnen alrededor de la mesa y al sonar de las campanadas que usualmente son escuchadas por radio o televisión piden 12 deseos, la mayoría relacionados con la salud, la fortuna y el amor.
En esos últimos segundos del año, algunos se concentran en 12 propósitos por los que deberán trabajar todo año para alcanzar, los más usuales son: bajar de peso, hacer ejercicio, terminar la tesis, viajar, dejar de fumar, ahorrar, conseguir un ascenso laboral o a aprender a hablar un nuevo idioma.
Además, se cree que aquellos que se terminen las 12 uvas en los primeros 60 segundos del Año Nuevo tendrán buena suerte durante los siguientes 365 días.

Venta de uvas para la tradición de los 12 deseos durante el fin de año. El precio de la uva oscila entre los 70 y 100 pesos el kilogramo.
FOTO: MISAEL VALTIERRA /CUARTOSCURO.COM
Esta tradición se acompaña con una rica y basta cena, así como con un brindis en el que se comparten los buenos deseos para el nuevo año que estará por comenzar y un abrazo que cada miembro de la familia o amigo se da para festejar la unión.
Uvas
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Cultura
‘Navidades de México’ inicia temporada en el Castillo de Chapultepec
Ideal para disfrutar en familia
Ciudad de México.- Uno de los espectáculos culturales más emblemáticos de la temporada decembrina es Navidades en México, del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, que inicia el 25 de diciembre en el Castillo de Chapultepec. La puesta en escena, que se ha consolidado como un pilar de la agenda cultural decembrina, promete una experiencia que fusiona la identidad nacional con el espíritu de la época y la convivencia familiar.
Con una producción que incluye a más de 100 bailarines y músicos en escena, el espectáculo utiliza el vestuario original diseñado por Amalia Hernández para dar vida en danza a las tradiciones que definen al país. En esta ocasión, la temporada destaca por mostrarnos cómo se festeja la Navidad en Chiapas a través de su danza.
Navidades… recrea el nacimiento de Jesús
El programa de Navidades en México está estructurado en tres momentos clave que guían al espectador por un relato de esperanza y valores:

- El Nacimiento: Inicia con la anunciación y la creación de un nacimiento viviente, representando la renovación de la fe.
- Ofrendas y Danza Regional: Los Reyes Magos visitan al Niño Dios, acompañados por danzas de diversas regiones del país que muestran la pluralidad cultural de México.
- La Posada: El cierre celebra la tradición de los peregrinos y las letanías. El momento cumbre es el rompimiento de la piñata, cuyos siete picos simbolizan los pecados capitales y la fuerza para vencer las tentaciones.

TE RECOMENDAMOS: La piñata de siete picos qué significa
Toda una investigación detrás
Para esta edición, el Ballet Folklórico de México realizó una labor documental profunda para enriquecer el montaje. Viviana Basanta Hernández, directora de la compañía explicó que la novedad radica en una investigación de las costumbres navideñas en Chiapas.
“Hice una profunda investigación de Chiapas, a Chiapas no llegó la Conquista de una manera tan contundente, así que hay un sincretismo muy particular al generar su Navidad”, señaló Basanta Hernández. Esta visión se traduce en una escenografía donde el pesebre, montado con hojas de maíz y agua, simboliza la fertilidad y la vida, alejándose de las representaciones convencionales.
Horarios y funciones
La temporada es corta y representa la oportunidad ideal para convivir en familia tras las celebraciones de Nochebuena. Las funciones se llevarán a cabo en la explanada del Castillo de Chapultepec del 25 al 30 de diciembre de 2025, y continuarán del 1 al 11 de enero de 2026.
Con este espectáculo, el Ballet Folklórico de México busca “empapar al público de ese otro México que queda un poco más lejano y tiene un lenguaje distinto”, reafirmando que la Navidad es, ante todo, un recordatorio de nuestras raíces y nuestra identidad.
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Cultura
La piñata de siete picos: El significado detrás de la estrella de las posadas
Romper la tentación
Ciudad de México.- En las calles de México, las fiestas navideñas no se entienden sin esa estrella multicolor que oscila hasta romperse, la piñata de siete picos. Lo que hoy vemos como parte de una tradición nació hace siglos como creada por los frailes agustinos para ilustrar la lucha del bien contra el mal.
Según registros históricos, su introducción formal en Nueva España tuvo lugar en Acolman, Estado de México, donde los frailes adaptaron una costumbre europea darle sentido a las fiestas del Aguinaldo.
¿Qué significan los siete picos de la piñata?

La estructura de la piñata no es casual. Cada uno de los siete picos representa un pecado capital: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. Los colores brillantes y el papel que la recubren simbolizan la naturaleza engañosa del mal, que se presenta ante el mundo con una apariencia atractiva y seductora para desviar al fiel del camino de la rectitud.
El ritual de romperla es una representación de la victoria sobre la oscuridad. El participante, con los ojos cubiertos por una venda, simboliza la fe ciega; esa confianza absoluta en la guía espiritual que no necesita ver para saber hacia dónde golpear. El palo, por su parte, es la fuerza moral y la virtud necesaria para destruir el pecado.
Al quebrarse la estructura, la lluvia de frutas, cañas, tejocotes y dulces representa la recompensa divina que llega tras superar los obstáculos del mundo terrenal.
Algo de historia
Aunque la piñata es un ícono mexicano, sus raíces se extienden hasta Europa. Documentos de los siglos XIII al XVI mencionan la “pignatta” italiana, una vasija de cerámica que se rompía en celebraciones comunitarias. España adoptó esta práctica y la llevó a los rituales previos a la Cuaresma, pero fueron los Agustinos quienes le dieron el giro que conocemos hoy.
De acuerdo con el Archivo Histórico de la Provincia Agustiniana de Michoacán, la piñata se integró a las “misas de aguinaldo”, las precursoras de nuestras posadas actuales. En este contexto, la población indígena aceptó la práctica, integrándola rápidamente y expandiéndola hacia el resto del país.
Evolución y tradición en la cartonería mexicana
Con el paso del tiempo, la olla de barro tradicional ha cedido espacio al cartón y al papel maché, materiales más ligeros que evitan accidentes en las fiestas infantiles. Sin embargo, en regiones como Puebla, Michoacán y Guanajuato, la estrella de barro sigue siendo la reina de las posadas por su sonoridad y resistencia.

Hoy, lugares como Acolman celebran ferias dedicadas exclusivamente a su elaboración, manteniendo viva la técnica de la cartonería. Al darle a la piñata, no solo estamos siguiendo una tradición de juegos; estamos replicando un aspecto histórico que ha definido la identidad cultural de México por más de quinientos años.
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Ciudad de México.- La temporada 2025 de El Cascanueces de la Compañía Nacional de Danza (CND) regresa al Auditorio Nacional para reavivar la magia navideña. Esta puesta en escena, que suma más de dos décadas de éxito en el recinto, se sustenta en el compromiso y la trayectoria de sus principales solistas, quienes comparten su visión sobre la exigencia técnica y el honor de ser parte de esta tradición, como Elisa Ramos.
Elisa Ramos: toda una vida en el reino del hada de azúcar
Elisa Ramos, primera solista de la CND, personifica la historia viva de El Cascanueces en México. Ha participado en las 22 temporadas del montaje en el Auditorio Nacional, su vínculo con la obra se remonta a su infancia, cuando debutó a los diez años.

Su recorrido por la obra es un testimonio de crecimiento artístico:
“He pasado por absolutamente todos los roles: ratón, angelito, soldado, Clarita… He crecido con El cascanueces”.
En esta edición la primera bailarina interpreta al Hada de Azúcar.

Sobre la permanencia en un rol tan demandante a través de los años,Elisa Ramos expresa un compromiso incondicional:
“Mientras me siga sintiendo bien y pueda aportar a este espectáculo, lo haré con todo el amor. Nunca una temporada es igual a la anterior; cada elenco imprime una energía diferente”.
La exigencia del ballet
A pesar de su experiencia los solistas de la compañía no solo enfrentan el rigor técnico, sino también la presión emocional de presentarse ante miles de personas en un recinto monumental.


La solista Ana Paula Montero, quien debuta como Reina de las Nieves e interpreta la danza Árabe, describió el mayor obstáculo antes de salir a escena:
“Para mí, lo más difícil son los nervios; es complicado controlar el cuerpo antes de salir y lograr que todo el trabajo previo se vea en escena”.
Montero añadió que la capacidad de proyectar hacia un público masivo y la conexión con la pareja de baile representan desafíos tan importantes como la técnica misma.

Por su parte, Emanuel Talongo, quien debuta como Caballero de las Nieves, compartió: Es una gran oportunidad y también un gran reto. Queremos que el público venga, se acerque al ballet y sienta la magia.”
Respecto a la dificultad de las cargadas y los levantamientos, el bailarín aseguró:
“Es muy pesado físicamente por las cargadas, pero el desafío es hacerlo ver fácil y disfrutarlo”.
El Cascanueces, la puerta de entrada al ballet
Braulio Fernández, intérprete del Cavalier, Elcascanueces y la danza rusa, subrayó el papel crucial de la pieza para la formación de nuevas audiencias. Considera que el montaje es la puerta ideal para quienes desean conocer el ballet:
“Invitaría sobre todo a los niños, porque ver a otros hombres en la escena de la danza me inspiró a mí”.
¿De qué trata El Cascanueces?
La historia de El Cascanueces se ubica a finales del siglo XIX en Rusia, época en la que se estrenó este ballet y en la que vivió su compositor, por lo que la escenografía actual evoca el esplendor de la Rusia zarista, con un toque contemporáneo. El cuento narra la aventura de Clara, a quien su padrino el juguetero Drosselmeyer le regala en Navidad un misterioso y mágico cascanueces, que cobra vida y la lleva a recorrer un mundo fantástico.
El Cascanueces se estrenó en 1892 en el Teatro Mariinski de San Petersburgo y sitúa su historia original a finales del siglo XIX —época del compositor Piotr Ilich Chaikovski (1840-1893)—. La escenografía actual de esta puesta en escena de la CND recrea ese esplendor con un toque contemporáneo. Su coreografía, versionada por compañías de todo el mundo, se basa en el cuento de E.T.A. Hoffmann El Cascanueces y el rey de los ratones (1816), convertido en un gran clásico navideño que se celebra globalmente cada diciembre.
El 2 de diciembre de 1980 se presentó por primera vez en el Palacio de Bellas Artes, y en 2001 llegó al Auditorio Nacional. La temporada 2025 inicia este jueves 18 y se extiende hasta el 23 de diciembre.
Horarios
Auditorio Nacional
Diciembre:
- jueves 18 y viernes 19, 19:30 horas
- sábado 20, lunes 22 y martes 23, 12 y 18 horas
- domingo 21, 12 y 17 horas
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Cultura
La herencia Agustina que dio origen a las Posadas Navideñas
El origen de la Navidad en México
Ciudad de México.- La tradición mexicana de las Posadas, que se celebran del 16 al 24 de diciembre, es mucho más que una fiesta vecinal con piñatas y aguinaldos. Su nacimiento se remonta a la Nueva España del siglo XVI, impulsada por los frailes Agustinos como un acto de evangelización para la celebración del nacimiento de Jesús.
Cada 16 de diciembre, México se llena de música, letanías y la peregrinación de María y José, pidiendo posada, un rito que marca el inicio de las posadas. Esta profunda tradición, considerada una herencia agustina, tiene sus raíces en la tradición eclesiástica hispánica, con una celebración previa a la Navidad que culminaba con la Misa de Gallo.
Al llegar al Nuevo Mundo en el siglo XVI, los misioneros españoles adaptaron y dotaron de un sentido cristiano a las costumbres religiosas locales, logrando un extraordinario sincretismo cultural. Fueron los frailes agustinos los principales promotores de esta práctica en América.
El hito fundamental ocurrió en 1587. Según el cronista agustino Fr. Juan de Grijalva, fue en ese año cuando los miembros de esta Orden en la Nueva España comenzaron a celebrar las Misas de Aguinaldo.
El significado de las Misas de Aguinaldo
Carlos Ernesto Rangel Chávez, Investigador del Archivo Histórico de la Provincia Agustiniana de Michoacán, detalla el inicio de esta práctica:
“Sería en 1587 cuando los Agustinos de la Nueva España comenzaron a celebrar las misas del Aguinaldo nueve días continuos antes de la Navidad”.
Estas misas, celebradas en los atrios conventuales de templos como el de San Agustín de Acolman, recordaban los nueve meses que María llevó en su vientre al Niño Jesús. Se realizaban con gran júbilo, incluyendo el rezo del Santo Rosario, villancicos y catequesis especiales. Para hacerlas más atractivas, el prior agustino Fray Diego de Soria obtuvo del Papa Sixto V una indulgencia de 20 años para los asistentes que se confesaran, relata Rangel Chávez, logrando que “las iglesias de San Agustín fueran más frecuentadas y reverenciadas”.
La evolución de la fiesta y el aguinaldo

La gran acogida de las Misas de Aguinaldo llevó a una síntesis que, en el siglo XVII, se formalizó como la Posada que hoy conocemos. El ritual comenzaba con el rezo del Rosario y el canto de las letanías, explica el historiador.
“La teatralidad es el corazón de la Posada: los asistentes se dividen en dos grupos, uno dentro de la casa y otro pidiendo posada con las imágenes de María y José, imitando su peregrinar de Nazaret a Belén.
Una vez acogidos, la fiesta continúa con villancicos y la distribución de los aguinaldos, que originalmente eran la fruta y dulces repartidos por los frailes al término de la misa en señal de gracias”.
A esta celebración se sumó la piñata, una olla de barro ornamentada con siete picos que representan los pecados capitales.
“Romper la piñata con los ojos vendados (fe ciega) era el acto simbólico de vencer el mal”.
“Ya en el siglo XIX, las Posadas salieron definitivamente de las iglesias a las calles y casas, convirtiéndose en un evento de fraternidad vecinal y familiar donde el anfitrión ofrece platillos típicos y ponche”, detalla.
Las posadas son un medio alegre y fervoroso para recordar y vivir la espera del Nacimiento de Jesús. La tradición, nacida en la Nueva España en el seno de la Orden de San Agustín, se expandió hasta convertirse en uno de los pilares de la Navidad mexicana.
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