Cine
‘El último vagón’ luminosa película para ver en familia
Ya está disponible en Netflix
Ciudad de México.- El elenco y equipo detrás de cámaras de la película El último vagón se reunió para una función especial con amigos y familiares.
Aunque es una película por encargo, el director Ernesto Contreras se enamoró del proyecto que dedicó a su madre, una maestra de toda la vida. Además busco a la maestra de actuación Adriana Barraza para interpretar el papel de una maestra de primaria rural, cuya aula es el vagón de un tren.
Esta historia es un homenaje a los maestros y trata sobre la amistad, la inspiración, la imaginación, el descubrimiento del primer amor y de esos encuentros que nos pueden cambiar la vida.
Además de Adriana Barraza y Ernesto Contreras, también asistieron Kaarlo Isaacs, Frida Cruz, Diego Montessoro, Ikal Paredes, Teté Espinoza, Fátima Molina, Jero Medina, Leonardo Alonso, Gaby Cartol y Nova Coronel, así como el guionista Javier Peñalosa.
Al finalizar la función Ernesto Contreras hizo énfasis en que el cine es para entretener, sentir y reflejar emociones.
“El último vagón es una historia que busca conmover; es para ver en familia y reflexionar en conjunto. Amo haber coincidido con gente tan hermosa y talentosa. Esta noche sólo están algunos, pero agradezco el esfuerzo de cada persona que está detrás de esa película”.
¿De qué trata El último vagón?
En palabras de Ernesto Contreras:
“Estoy convencido de que El último vagón es una película luminosa y entrañable, de esas que estoy seguro permanecerán en la memoria del espectador tanto por su nivel emocional como estético, fue una oportunidad fantástica para hacer una película bellísima en todo sentido acompañado por un equipo maravilloso de profesionales que aportaron todo lo que vemos y escuchamos en pantalla.”
El pequeño Ikal y su familia viven en un ferrocarril que viaja por todo el país, pues Tomás, su papá, trabaja en la reparación y construcción de las vías del tren; lo que impide que la familia pueda permanecer por mucho tiempo en un mismo sitio. Pero en esta última parada, Ikal conoce a Chico, un niño rebelde al que admira; a Valeria, una niña muy inteligente (y por quién descubrirá lo que es el primer amor); a Tuerto, otro niño que forma parte de la comunidad ferroviaria y a Quetzal, un perro sin raza que elige a Ikal como su nuevo dueño. Los cuatro amigos son alumnos de Georgina, una inquebrantable maestra que hace todo por sus estudiantes con lo poco que tiene. Juntos lograrán que, Ikal, por primera vez, sienta que pertenece a un lugar.
Pero no esperan que Hugo Valenzuela, un inspector de la Secretaría de Educación, que tiene la agotadora (e ingrata) tarea de cerrar escuelas rurales supuestamente por un bien mayor, lo que significa dejar a muchos niños sin la posibilidad de seguir estudiando. Y mientras Hugo recorre el estado con los expedientes de los planteles que debe cerrar, hay uno que destaca ante su mirada: la Escuela Pública Malinalli Tepenepatl… la misma en la que Ikal ha aprendido el valor de la amistad, la importancia de crecer y el impacto e inspiración que los maestros pueden generar en la vida de sus alumnos.
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