¡Qué espectáculo estamos ofreciendo! ¡De dar pena!

La captura del ex Gobernador del Estado de Veracruz, Javier Duarte,  fue ocasión propicia para que no pocos mexicanos, usuarios frecuentes de las redes sociales, exhibieran su total y ofensiva ignorancia en materia de procesos judiciales.

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Asimismo, fue aquella captura bien aprovechada por algunos, para mostrar la cobardía de quienes, amparados en el anonimato, lanzan insultos mil al hoy detenido; también, para agregar algo más grotesco a lo de por sí grotesco, dejaron ver sus frustraciones que los llevaron a desear, que aquél se pudra en la cárcel por siempre.

Al mismo tiempo, la captura de Javier Duarte permitió a otros, mostrar niveles de ignorancia los cuales, de no ser por haber recibido su tweet y leerlo, jamás habría creído que en México hubiese hoy, alguien capaz de escribir semejante estupidez.

Uno de éstos últimos, con toda la seriedad del mundo, me informa que él, con sólo ver la foto del hoy detenido en Guatemala, concluía que era un ladrón. En consecuencia, ¿por qué no desaparecemos el Poder Judicial y, en vez de jueces y magistrados contratamos fotógrafos? Al mismo tiempo, ¿por qué no cerramos todas las instalaciones del Poder Judicial, y abrimos estudios fotográficos?

Otra, en el colmo de la estulticia, acusó en un tweet a los jueces, por no tomar en cuenta a la opinión pública para decidir la culpabilidad o inocencia de un procesado.

En todos estos casos hay un denominador común: Ser ciudadanos de a pie, y carecer de los conocimientos jurídicos elementales, situación que los lleva decir barbaridad y media. Debo aclarar que, su ignorancia en nada justifica sus tonterías; puede uno entender por qué las profieren, pero jamás podría uno justificar sus dichos.

Vayamos ahora a otros actores que, no obstante ser personas conocedoras, profieren iguales o peores barbaridades.

El primer ejemplo es el de un comunicador que, arrogándose el monopolio de la moral republicana, lanza el calificativo demoledor: ¡Rata! Después, ya en su programa repite la dosis, pero ahora agrega otros calificativos y grita: ¡Rata, cobarde, imbécil, cínico!

El otro ejemplo es el de un comunicador, que aspira a ser candidato independiente a la Presidencia de la República. Sin rubor alguno escribe y envía el tweet obligado: Que devuelva los 90,000 millones que se robó. Que le pida ayuda a EPN y a Videgaray.

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En los dos casos se trata de personas las cuales conozco y respeto; en el primer caso, mantengo una amistad que a lo largo de más de diez años se ha profundizado. En el otro, es alguien a quien respeto y admiro por su decisión de intentar ser candidato independiente.

Hablo de Francisco Zea, abogado y conocedor del Derecho Penal que sabe, perfectamente, que sus expresiones son una irresponsabilidad y un insulto que, lo acepte o no, lo ofenden más a él que al que lo dirige.

Sabe también que Javier Duarte, en tanto la sentencia de los jueces que conozcan de las diversas causas que se le seguirán NO CAUSE ESTADO o sea COSA JUZGADA, aquél sigue siendo un presunto delincuente y, por lo tanto, tiene todo el derecho a disfrutar de la presunción de inocencia.

En el segundo caso, ¿con base en qué elementos Pedro afirma que Javier Duarte robó $90 mil millones de pesos? ¿Ya terminó el proceso? Es más, ¿ya comenzó el o los procesos?

¿Acaso los jueces ya revisaron las pruebas que apenas aportará el Ministerio Público -una vez que los procesos comiencen-, en materia de desvío de recursos públicos? En consecuencia, al no haber sido ni siquiera presentado ante la autoridad judicial en México, ¿cómo asegurar que es un ladrón, y que la cantidad que Pedro afirma robó, alcanza un monto de $90 mil millones de pesos?

¿Pretenderá Pedro reemplazar a jueces y magistrados desde el Poder Ejecutivo, para así evitar el proceso que se le debe seguir -siempre bajo la presunción de inocencia y el respeto del debido proceso-, a todo aquél al que ni siquiera se le habría dictado Auto de Formal Prisión?

Grave que un ciudadano de a pie emita opiniones carentes de todo sustento, pero, gravísimo que un abogado conocedor del Derecho Penal y las partes del proceso, y quien aspira a gobernar el país, emitan opiniones carentes del menor sustento jurídico las cuales, rebosan abuso de la posición del prestigio y posición mediática uno, y de la fuerza que siente el otro, le da la búsqueda de una candidatura en calidad de independiente.

¿Qué hacer antes estos dos ejemplos de irresponsabilidad y ligereza? ¿Callar porque son personas a las que me une el afecto y el respeto?

Pienso que no; por el contrario, los amigos estamos para eso, para señalar en un plan constructivo lo que pensamos es equivocado.

¿Y por qué hacerlo en público? Por la sencilla razón que ambos han expresado sus juicios, también en espacios públicos no en el seno de una conversación privada.

Espero y deseo que ambos tomen bien estos señalamientos; en modo alguno pretenden ofender. Al contrario, en uno y otro caso, estoy convencido que sus opiniones nos podrían ser útiles, siempre y cuando uno deje de lado el insulto fácil y frívolo y el otro, tome en cuenta que, quien busca ser Presidente de la República, está más que obligado a ser objetivo en sus dichos.

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