Historias que Conectan
“Vivir un día a la vez”: Marcial y Mayela, pilares de una familia unida por la fe
Ciudad de México.— Cuando la vida pone a prueba el corazón de una familia, sólo la fe, el amor y la entrega total pueden sostenerla. Marcial Padilla y Mayela Sepúlveda han vivido en carne propia la fragilidad y la grandeza de la existencia: la alegría de ver nacer a sus hijos y la misión de acompañar a Ana Paula, su hija menor, quien enfrentó una enfermedad cerebral severa desde su nacimiento hasta su paso al cielo.
Su historia es una lección de amor incondicional, esperanza y resiliencia, que invita a descubrir que, incluso en el dolor más profundo, la vida humana es un bien invaluable y se vive un día a la vez.

Ana Paula: la luz que transformó a una familia
La historia de Ana Paula no se mide en años, sino en la intensidad de su vida y en la profundidad del amor que dejó a su paso. Marcial Padilla y Mayela Sepúlveda celebran 20 años de matrimonio, pero la verdadera lección de su vida familiar la aprendieron junto a sus hijos Juan Pablo, Rafael y Ana Paula, cuya existencia, llena de fragilidad y fuerza, transformó para siempre a la familia.

Un matrimonio con vocación de amor
Marcial y Mayela se conocieron jóvenes, con sueños claros y corazones abiertos. Desde el inicio, supieron que su vocación principal era el matrimonio, y que de esa unión surgiría la responsabilidad y la belleza de ser padres. “Nuestra primera misión como esposos es vivir el amor auténtico, y de ahí surge nuestra vocación como padres”.

El matrimonio, como explican, no es un estado de confort constante. Hay retos, hay momentos de incertidumbre y de dolor, y no siempre los caminos son fáciles. Sin embargo, lo que los distingue es su convicción de caminar juntos y mantener a Dios como centro de su unión.
Los hijos: un aprendizaje diario
La vida de Marcial y Mayela como padres comenzó con una pérdida inesperada: su primer hijo falleció durante el embarazo. “Ese dolor nos enseñó a comprender lo frágil que es la vida y lo importante que es vivir cada momento con consciencia y amor”, recuerda Marcial.
Juan Pablo y Rafael, llegaron después, llenando la casa de risas, aprendizaje y retos cotidianos. Después llegó Ana Paula, su hija menor, quien vino con un destino distinto: nació prematura y enfrentó desde los primeros días graves complicaciones de salud, incluyendo una meningitis bacteriana que le provocó un daño cerebral severo.

Mayela recuerda: “Ana Paula fue un misterio desde el principio. Su vida estuvo llena de amor y también de sufrimiento. Aprender a vivir un día a la vez se convirtió en nuestro lema de vida”.

La lección de la fe y la entrega
Para Marcial y Mayela, la fe es un sostén constante. Ana Paula fue “escogida por Jesucristo para unirla a su cruz”, y la aceptación de esta realidad marcó su forma de vivir y de amar. La fe no es solo un acto ritual; es experimentar el amor de Dios a través del cuidado y la atención a su hija.
La rutina familiar incluye misa dominical, oración diaria, así como actos de caridad. Todo esto no se impone, sino que se vive con libertad, respeto y amor. Los hijos aprenden por ejemplo, no por obligación, y esto les enseña a experimentar la fe desde la responsabilidad y la libertad interior.
Ana Paula: una vida llena de sentido
La vida de Ana Paula, aunque limitada en capacidad física y comunicación, tuvo un impacto profundo. “Su vida dio sentido a nuestras vidas”. Vivió únicamente 12 años y medio, enfrentando convulsiones, neumonías y cirugías, pero siempre con una fuerza interior que asombraba a los médicos y enseñaba a su familia a valorar la vida en toda circunstancia.
Mayela resume lo que aprendieron: “Ana Paula nos enseñó que la vida humana es digna y valiosa sin importar su condición. Nos enseñó a aceptar y abrazar la vida tal como es, a vivir el presente y a encontrar fortaleza en la fe y en el amor”.
Vivir un día a la vez
Frente a la adversidad, Marcial y Mayela descubrieron que la clave es vivir un día a la vez. “Asumir el presente tal como es y dejar lo que no fue, nos permitió sostenernos como familia y enfrentar cada jornada con esperanza”. La vida se vuelve más intensa, más significativa, cuando se acepta con amor y se acompaña a quienes más lo necesitan.
El matrimonio y la fortaleza compartida
Mayela enfatiza que el matrimonio es un compromiso de toda la vida, con retos y desafíos inevitables, pero con la posibilidad real de superarlos: “Si hay algo que no funciona, trabajamos para hacerlo funcionar. Lo importante es escoger bien con quién pasarás tu vida y mantener a Dios como centro”.

Para Marcial, el matrimonio y la paternidad son oportunidades de crecimiento personal: “Ser papá es la oportunidad de ser el mejor tú, de renacer y de dar lo mejor de ti. Y si se trata de un hijo especial, aprender a vivir un día a la vez y a aceptar la realidad tal como es”.
Lecciones que trascienden
Las experiencias de Marcial y Mayela con Ana Paula dejan varias enseñanzas:
- La vida humana es valiosa y digna, sin importar la condición.
- Incluso en el dolor, la vida puede tener sentido.
- La vulnerabilidad enseña la importancia del acompañamiento y la solidaridad.
- La fortaleza interior puede desafiar cualquier pronóstico.
- La vida, aún después de la pérdida, mantiene su valor y significado.
Dónde seguirlos en redes sociales:
- Facebook: https://www.facebook.com/MarcialPadillaGonzalez/
- TikTok: www.twitter.com/marcialpg
- Instagram: https://www.instagram.com/marcialpadillagonzalez/
- Sitio web: https://conparticipacion.mx/
Historias que Conectan
Neydy Casillas: mexicana que defiende la dignidad humana en pasillos del poder global
Hay personas que no buscan reflectores, pero su trabajo ilumina más de lo que imaginan. Personas que entienden que la dignidad humana no es un concepto abstracto, sino el fundamento sobre el que se sostiene la justicia, la libertad y la convivencia entre los pueblos. Una de esas voces es la de Neydy Casillas Padrón, abogada mexicana que, desde los escenarios más complejos del derecho internacional, ha levantado la mano para recordar que los derechos humanos nacen de la persona… no de las agendas.
Su historia no empezó en una gran capital del mundo, sino con una convicción sencilla: defender el valor de cada vida humana, incluso cuando el ambiente alrededor parecía empujar en otra dirección. Hoy, como Vicepresidenta de Asuntos Internacionales de Global Center for Human Rights, su voz resuena en organismos como la ONU y la OEA, donde trabaja incansablemente para que la dignidad humana no sea negociada ni reinterpretada según modas o intereses políticos.
Detrás del traje profesional, hay una historia profundamente humana.

Los principios que nacen en casa
Neydy nació en Guanajuato y vivió parte de su infancia y juventud en Jalisco en un entorno donde las palabras “justicia”, “respeto” y “familia” no eran discursos, sino prácticas cotidianas. Desde pequeña entendió que las personas valen por lo que son, no por lo que el mundo diga que valen. Esa visión marcaría su carrera.
Cuando inició su camino en el derecho, descubrió algo que sería decisivo: los temas de familia y vida rara vez tenían defensores preparados en los espacios internacionales, a pesar de que afectan a millones. Esa ausencia encendió en ella una inquietud que pronto se transformaría en misión.
Una mexicana en los organismos internacionales
Es la menor de cinco hijas de la familia que formó Francisco Casillas y Maria Elena Padrón. Su trayectoria profesional tardó poco en abrirse paso más allá de México.
Neydy representó a nuestro país en espacios tan relevantes como:
- La Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer en la ONU.
- La Comisión de Población y Desarrollo.
- Delegaciones ante la Organización de Estados Americanos (OEA).
- Litigios estratégicos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Era un mundo exigente, muchas veces adverso y marcado por intereses ideológicos. Pero allí descubrió algo que también la marcaría: la enorme distancia entre lo que dicen los organismos y lo que viven realmente los pueblos.
Mientras algunos debates se llenaban de términos técnicos y resoluciones ambiguas, las familias —las reales, las que trabajan, educan, acompañan, crían— quedaban fuera del radar. Neydy entendió que hacía falta una voz que recordara lo esencial: los derechos humanos no son construcciones políticas, sino salvaguardas para proteger a la persona frente a los abusos del poder.
La defensa de la dignidad en tiempos de confusión
Una de las características más notables de Neydy Casillas es su claridad. No habla para agradar. Habla para recordar lo que no puede olvidarse.
En un tiempo en el que se pretende redefinir conceptos fundamentales —vida, familia, libertad, maternidad, identidad— su postura es firme:
“Los derechos humanos no pueden depender de ideologías pasajeras. Su raíz es la dignidad humana, y esa dignidad es inherente a cada persona”.
Para muchos delegados con los que trabaja, la figura de Neydy se ha convertido en un punto de referencia. Alguien capaz de leer documentos complejos, analizar implicaciones jurídicas y, aun así, aterrizar todo en el bien concreto de comunidades, países y familias.
Es también una crítica abierta a la creciente ideologización de algunos organismos internacionales. No desde el enojo, sino desde la responsabilidad. Cuando observa que se empujan políticas que reducen la soberanía de los pueblos o que priorizan agendas económicas sobre necesidades humanas, ella levanta la voz. Y lo hace con rigor jurídico, no con slogans.
El Global Center for Human Rights: un espacio para devolver sentido
En su rol actual dentro del Global Center for Human Rights, Neydy trabaja con equipos de abogados, investigadores y diplomáticos para impulsar la defensa integral de la persona humana.
Su visión estratégica busca:
- Recuperar el sentido original de los derechos humanos.
- Denunciar las imposiciones de organismos que se alejan de la realidad de los pueblos.
- Defender la vida humana en todas sus etapas.
- Proteger la libertad religiosa y la libertad de expresión.
- Salvaguardar a la familia como núcleo esencial de la sociedad.
Su labor incluye informes, asesorías, participación directa en negociaciones, intervenciones públicas y estrategias jurídicas que buscan equilibrar la balanza en espacios donde ciertas voces suelen ser ignoradas.
Quienes la han visto trabajar dicen que su fortaleza está en la combinación de tres cualidades: rigor jurídico, profundidad humana y serenidad. Esa mezcla le ha permitido entrar en conversaciones difíciles con diplomacia, sin dejar de lado convicciones firmes.
Lo que inspira su trabajo: la persona concreta
Para Neydy, la dignidad humana no es un eslogan. Es una realidad vivida.
Su enfoque parte de una pregunta simple y profunda:
¿Cómo impacta esta decisión en la vida real de una persona?
Ese cuestionamiento la ha llevado a defender con fuerza:
- A los no nacidos, cuya vida muchas veces se coloca en debate político.
- A las mujeres, que necesitan apoyo real, no soluciones simplificadas.
- A las familias, que enfrentan presiones culturales y económicas crecientes.
- A las personas que sufren persecución por motivos de fe.
Cuando le preguntan por qué sigue en una lucha que a veces parece desigual, ella responde con convicción:
“Porque la dignidad humana nunca pasa de moda. Aunque algunos quieran olvidarlo”.
Una voz para los pueblos que no siempre son escuchados
Uno de los aportes más valiosos de Neydy ha sido visibilizar la realidad de países que no tienen suficiente presencia diplomática o mediática. América Latina, África, Europa del Este y regiones del Caribe enfrentan decisiones tomadas en salas donde rara vez hay representación de su cultura o necesidades sociales.
Ella ha insistido en que:
- Los organismos internacionales deben servir a las naciones, no imponerles agendas.
- La soberanía de los pueblos es indispensable para garantizar justicia y libertad.
- Las políticas globales deben respetar el tejido social y jurídico de cada país.
Esta defensa ha resonado especialmente en diplomáticos jóvenes que buscan recuperar el sentido original del trabajo multilateral: cooperación, no imposición.
Su impacto humano: un ejemplo para una generación que busca causas auténticas
Más allá de tratados y resoluciones, la historia de Neydy conecta porque muestra algo urgente: todavía existen personas que creen que el bien común vale la pena.
No trabaja para ser protagonista; trabaja para que la verdad lo sea. Para que las familias vivan en paz. Que los más vulnerables tengan voz. Para que los pueblos no sean rehenes de intereses ajenos.
Y, sobre todo, para demostrar que incluso una sola persona puede influir en estructuras enormes cuando tiene claridad moral y preparación profesional.
Su vida recuerda que, en tiempos de confusión, la coherencia es revolucionaria.
La importancia de una voz que recuerda lo esencial
La historia de Neydy Casillas es un recordatorio poderoso de que la dignidad humana no es negociable. La familia importa. Que la vida importa. La verdad importa. Y que, a pesar del ruido del mundo, siguen existiendo personas capaces de entrar en los espacios más complejos sin perder el corazón.
En una época donde se relativiza casi todo, su voz devuelve claridad. Y en un mundo donde muchos jóvenes sienten desesperanza, su ejemplo demuestra que sí es posible trabajar por un ideal que valga la pena.
Por eso, su historia conecta. Porque invita a ver que incluso desde los rincones más grandes del poder global… sigue habiendo lugar para la esperanza.
Síguela y conoce su labor
Te invitamos a seguir de cerca su trabajo y su visión sobre la dignidad humana, la libertad y la protección de la familia:
- Global Center for Human Rights: https://globalcenterforhumanrights.org
- Entrevistas y reflexiones: Puedes encontrar varias en Aceprensa y WCFC Costa Rica.
- Redes profesionales: LinkedIn, donde comparte avances y análisis.
Historias que Conectan
Vencer el cáncer a los seis años: la historia de Miguel
Brasil.— El primer signo que modificó la vida de la familia apareció en diciembre de 2023 cuando Brenda Palmuty observó que su hijo Miguel tenía hinchazón en el cuello, las axilas y la ingle: era cáncer. A partir de ese momento comenzó una búsqueda médica que definió el año siguiente y que originó un registro detallado en redes sociales para informar, solicitar apoyo y acompañar a otras familias en situaciones similares.
Hoy Miguel tiene seis años y vive con sus padres después de superar un diagnóstico que exigió atención especializada, desplazamientos constantes y una red de apoyo que se amplió con el paso de los meses.
Diagnóstico que abrió una nueva etapa
Los exámenes médicos confirmaron que Miguel padecía linfoma de Hodgkin, un cáncer que afecta el sistema linfático. La noticia llevó a la familia a buscar tratamiento en el Hospital de Amor en Barretos, São Paulo. Cada avance, cada traslado y cada consulta quedaron documentados en el perfil de Instagram de Brenda, donde expresó agradecimiento a Dios y explicó la importancia de actuar con rapidez ante cualquier síntoma.

En una de sus primeras publicaciones escribió: “Cumpliendo la misión más hermosa que Dios nos ha encomendado. Nos dirigimos a Barretos para otro viaje, con el corazón firme en la fe y el alma en paz”.
Importancia de detectar señales y buscar atención inmediata
Brenda relató que el diagnóstico llegó sin advertencias previas. Expresó que nunca imaginó que Miguel tendría cáncer y señaló lo difícil que resultó enfrentar la situación. A partir de esa experiencia insistió en la necesidad de que los padres observen cualquier cambio físico en sus hijos. “Es importante que estemos atentos a los síntomas”, señaló al explicar que en muchos casos el diagnóstico llega tarde.

La madre compartió su intención de alertar a otros padres y brindar acompañamiento a familias que atraviesan procesos oncológicos pediátricos. En varias publicaciones reiteró que su experiencia podía servir para evitar retrasos en diagnósticos y para generar información entre quienes desconocen los signos iniciales.
Meses de tratamiento y registro constante
El tratamiento de Miguel contempló quimioterapias sucesivas y evaluaciones periódicas. Durante ese periodo surgieron episodios de fiebre que provocaron entradas al hospital. Brenda explicó que cada fiebre obligaba a actuar con rapidez y que en ocasiones los planes cambiaban por completo.

En un texto mencionó su temor ante la posibilidad de retrasar el regreso a casa: “El mañana pertenece sólo a Dios y debemos confiar en Él”.
Las publicaciones mostraron fotografías del hospital, mensajes de agradecimiento, decisiones médicas y momentos familiares. Cada post funcionó como diario, evidencia y herramienta de comunicación con quienes seguían la historia desde distintas ciudades. Ese archivo digital permitió reconstruir la secuencia de hechos y dar claridad sobre los avances del tratamiento.
Venció al cáncer
El 13 de agosto de 2024 Miguel recibió la última sesión de quimioterapia. El 27 de agosto la familia volvió a casa. Posteriormente los exámenes confirmaron que estaba libre de cáncer. Miguel continuó con revisiones y con el catéter que formó parte del proceso de seguimiento.

Regresar a la escuela después del tratamiento
Regresar a la escuela marcó un momento significativo. Miguel preguntaba con frecuencia por su colegio y sus amigos. La familia decidió enviarlo después de recibir autorización médica. Brenda explicó que confiaban en la institución desde antes del diagnóstico.
El regreso ocurrió en 2024 frente a cámaras. Sus compañeros organizaron un recibimiento con globos amarillos y aplausos. Las maestras formaron un pasillo para acompañar su entrada. El video mostró el reencuentro con su mejor amigo, Teo, quien lo abrazó y pronunció una frase que quedó registrada: “Amigos para siempre”. Esa escena se viralizó en 2024.
El regreso no solo significó la reintegración a la rutina escolar. Para la familia funcionó como un indicador de que Miguel podía retomar actividades que había interrumpido por el tratamiento. La comunidad educativa expresó apoyo y la escuela reafirmó su papel como espacio de contención y continuidad.
Viralización del regreso y reacción social
El video del regreso de Miguel al colegio generó un impacto amplio en redes sociales. Usuarios de distintos países enviaron mensajes centrados en la recuperación de Miguel, en el gesto de su amigo y en la importancia de la amistad durante procesos largos de tratamiento.
La viralización otorgó visibilidad a la historia y al mensaje constante de su madre sobre la detección oportuna. También abrió canales de comunicación con familias que atravesaban procesos similares y que encontraron en la historia un espacio para compartir dudas, miedos y experiencias.
Entre cuidados y decisiones sobre la vida cotidiana
Aunque la recuperación avanzó, la familia enfrentó decisiones complejas después del tratamiento. En un mensaje, Brenda relató que Miguel presentó fiebre antes de acudir al cumpleaños de un amigo. Expuso la disyuntiva entre permitirle participar o evitar el riesgo. La familia optó por asistir.
En la publicación explicó que buscaban darle a Miguel la oportunidad de vivir experiencias propias de su edad sin dejar de cumplir los cuidados necesarios.
Esa salida representó para la familia un cambio en la forma de enfrentar la nueva etapa. Miguel inició actividades con más confianza, aunque con controles médicos permanentes. El mensaje de Brenda subrayó que la vida cotidiana retomaba su curso y que la vigilancia médica continuaba como parte del proceso.
Mensaje a otros padres y madres
Las publicaciones de Brenda incluyeron reflexiones sobre lo aprendido durante el año de tratamiento. Señaló que el cáncer modificó la rutina familiar y que cada día posterior representó una nueva oportunidad. En uno de sus textos escribió: “Tengo mucho que mostrar”, al invitar a otros padres a informarse y a no posponer consultas médicas ante síntomas persistentes.

También dedicó mensajes a quienes la acompañaron. A su esposo le escribió: “Dios ya había marcado nuestras vidas con un propósito”. A la escuela le agradeció el recibimiento a Miguel y la manera de integrar a los alumnos. Para los padres de los compañeros les dirigió un mensaje especial por el apoyo mostrado durante la reintegración escolar.
Nueva etapa para Miguel y su familia
Miguel tiene seis años y continúa con controles médicos. La familia asiste a revisiones periódicas, vacunas y consultas que forman parte del protocolo posterior al tratamiento contra el linfoma de Hodgkin. Brenda señaló que cada año adquiere un significado distinto y que observan cada fecha relacionada con el tratamiento como un punto de referencia.

El archivo digital que construyó durante el proceso funciona como crónica familiar y como testimonio público sobre la importancia de acompañar a un niño durante una enfermedad de larga duración.
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Historias que Conectan
Macario Martínez: el barrendero que barrió los miedos y conquistó los escenarios
El joven que “sueña lindo”
De las calles al Lunario del Auditorio Nacional, su voz sencilla y su alma limpia nos recuerdan que los sueños no se miden por el oficio, sino por la fe con la que se persiguen.

🌇 Cuando la música se mezcla con el ruido de la ciudad
En la Ciudad de México, entre el rugir de los camiones y el murmullo del Metro, Macario Martínez empuñaba una escoba con una mano… y un sueño con la otra.
Barría calles, pero también componía melodías. Su uniforme verde contrastaba con el gris del asfalto, y su voz, serena y nostálgica, parecía colarse entre el polvo para recordarle al mundo que la belleza puede surgir en los lugares más inesperados.
Una mañana cualquiera, decidió grabarse. Con timidez subió el video a TikTok.
El texto sobre la pantalla decía:
“La vida pide mucho, y yo nomás soy un barrendero que pide que escuches su música”.

Esa frase, tan sencilla como honesta, fue la chispa que encendió una historia imposible de detener.
🌟 El video que barrió el destino
En cuestión de días, su canto se volvió viral.
Millones de personas escucharon su voz y se reconocieron en ella: el cansancio, la esperanza, el deseo de algo más. En ese instante, el barrendero que cantaba entre tambos naranjas se convirtió en símbolo de superación.
De repente, los reflectores cayeron sobre él: Tiny Desk, la NFL, giras por Estados Unidos, colaboraciones con artistas reconocidos y hasta una canción para The Last of Us.

Todo en menos de un año.
Pero entre los aplausos y los viajes, Macario seguía usando el Metro para ir a grabar. Decía que ahí se sentía parte de la gente, que ese era su lugar de origen, su punto de equilibrio.
“No me da vergüenza haber sido barrendero —dice—, porque gracias a ese trabajo hoy puedo cantar con el alma limpia”.
🎶 Del ruido al escenario
Antes de ser barrendero, fue jardinero, empleado de mostrador, ayudante en cocinas rápidas.
Su historia musical había comenzado mucho antes, en 2019, cuando componía y grababa con los recursos que tenía a la mano: un micrófono sencillo, una computadora vieja, y mucha fe.
Llamaba a esas grabaciones producciones caseras, pero en realidad eran semillas de un sueño que el tiempo se encargaría de hacer florecer.
El éxito le llegó como una ola que lo revolcó y lo elevó al mismo tiempo. Pasó de cantar en un camión a cantar ante 70 mil personas en un estadio.

De hacer mezclas en su casa, a presentarse con monitores profesionales en festivales donde antes solo soñaba estar entre el público.
Pero lo que más repite al hablar de su historia es una palabra: “bonito”.
Bonito —dice— porque nada de esto lo planeó, y porque lo vive con gratitud.
Bonito porque todavía le sorprende que una melodía pueda abrir puertas.
Bonito porque ahora entiende que cantar también es una forma de sanar.
💔 Entre luces y sombras
El camino al éxito no ha sido perfecto.
La fama, tan rápida como inesperada, trajo consigo también críticas y comentarios crueles. Macario admite que le dolieron, que por momentos sintió miedo. Pero lo enfrentó con la misma honestidad que lo llevó a la cima: cantando.
Ha vivido de cerca momentos tristes —como la pérdida de colaboradores en un festival—, y eso le ha recordado la fragilidad de todo esto. Por eso, cuando baja del escenario, no se va hasta tomarse fotos con todos los que se lo piden.
“Porque lo más bonito de esto —dice— es la gente. Y hay que cuidarla”.
🌤️ Cantar con el alma limpia
Macario no solo barrió calles; barrió prejuicios.
Demostró que la autenticidad todavía conmueve, que la humildad no es debilidad, y que el arte nace del alma, no del presupuesto.

Su historia no es la de un fenómeno viral. Es la historia de un hombre que decidió seguir soñando aunque el mundo no lo escuchara.

Y cuando finalmente lo escuchó, su voz se convirtió en refugio para miles que necesitaban creer que los milagros existen, aunque a veces vengan vestidos de uniforme verde.
💬 Cita destacada:
“No me da vergüenza haber sido barrendero, porque gracias a ese trabajo hoy puedo cantar con el alma limpia” — Macario Martínez

🌅 Conclusión:
Hay personas que cantan para alcanzar la fama.
Y hay otras, como Macario, que cantan para alcanzar el alma.
Su historia no empezó en un escenario, sino en la calle.
Y quizá por eso, su voz suena tan cercana: porque viene de abajo, del lugar donde nacen los sueños más verdaderos.
En cada nota, Macario nos recuerda que no hay oficio pequeño ni sueño imposible…
solo corazones dispuestos a barrer el miedo y dejar que la música haga el resto.

🌎 Síguelo y acompaña su camino
Macario sigue siendo el mismo joven que soñaba con cantar, solo que ahora su escenario es más grande… y su mensaje, más fuerte.
Seguirlo es apoyar a quienes se atreven a creer que la vida puede cambiar con una canción, con un acto de fe, con una historia auténtica.
Escúchalo en plataformas digitales, comparte su música, y acompaña su evolución en redes sociales.

Cada nota suya es un recordatorio de que los sueños sí se cumplen cuando se persiguen con el alma limpia.
👉 Síguelo en Instagram: @macariomartinez_
🎧 Escucha su música en Spotify: https://open.spotify.com/intl-es/artist/228pVneav5qwbCGQrrqQo4
🎧 Escucha su música en YouTube https://www.youtube.com/@MacarioMartinezmusica
💚 Apóyalo compartiendo su historia: #MacarioMartínez #HistoriasQueConectan #Siete24
Deportes
Luis “Mochis” Cárdenas: fútbol, familia y el milagro que llegó con 26 semanas de vida
Ciudad de México.— Luis Alberto Cárdenas López nació el 15 de septiembre de 1993 en Los Mochis, Sinaloa. Escuchó durante la infancia el sonido de los guantes de su padre. A los tres años decidió que esa sería su vida. La misma convicción que lo llevó a Monterrey y a escenarios internacionales marcó después una historia familiar que nadie imaginó.
Porta el número 22 con Los Rayados de Monterrey. Su trayectoria incluye Liga MX, Mundial de Clubes, Concacaf Champions Cup y Copa MX. Su participación más recordada ocurrió en Qatar 2019 cuando Rayados aseguró el tercer lugar frente al Al-Hilal. Cárdenas atajó en la tanda de penaltis y anotó uno.
Hoy, a sus 33 años, es esposo y padre de dos hijos, carga una historia que lo acompaña cada vez que pisa una cancha y que empezó mucho antes de cualquier trofeo. Una historia de familia, decisiones difíciles y un hijo que aprendió a vivir antes de aprender a caminar.
El portero de Rayados recordó que cada decisión se vuelve un acto de amor y donde el nacimiento de su hijo Luis Marcelo sostuvo a una familia con la fe en alto.
En conversación con Víctor Ambrocio, creador del podcast “Porteros TV”, el guardameta relató el camino que vivió junto a su esposa durante el embarazo de su hijo Luis Marcelo. Un proceso que puso a prueba la calma, la fe familiar y la fortaleza necesaria para rendir en la élite del futbol.
La semana que cambió el calendario
Su esposa llegó a la semana 22 del embarazo cuando una bacteria puso todo en riesgo. En ese punto, la posibilidad de que el bebé sobreviviera era mínima. Los médicos pidieron hospitalización inmediata y explicaron que cada día dentro del útero podía marcar la diferencia.
En paralelo, Rayados debía viajar al Mundial de Clubes en Abu Dhabi. El club ofreció apoyo total para la decisión que él tomara. Cárdenas pensó en quedarse. Su esposa también vivía esa duda entre el temor y la fuerza que buscaba sostener.
Los días avanzaron sin movimientos bruscos. Los doctores intentaron conservar la estabilidad de la bolsa amniótica y reducir cualquier complicación. Ella permaneció recostada, con indicaciones estrictas para evitar la presión del peso del bebé. La familia acompañó desde distintos frentes.
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Decisión del viaje
El domingo previo al viaje ella mostró señales de mejoría. El líquido amniótico recuperó estabilidad y por primera vez en días, respiraron con algo de calma.
Aun así, el lunes representaba un punto crítico. Él debía elegir entre el vuelo o la permanencia. Ella pidió que cumpliera con el compromiso profesional. Explicó que contaba con apoyo familiar suficiente y que necesitaba verlo avanzar sin culpa.
Cárdenas preparó su teléfono para recibir avisos únicamente de una aplicación que su esposa usaría en caso de emergencia. El cambio de horario lo obligó a diseñar una rutina distinta para dormir mientras esperaba noticias.
La estancia en Abu Dhabi transcurrió sin incidentes médicos. Al regresar, él se instaló de inmediato en el hospital. Su esposa permaneció internada un mes completo, con vigilancia constante.
Nacimiento en semanas límite
La fuente se rompió en la semana 26 con seis días. El bebé nació con un kilo cien gramos y 37 centímetros. Entró de inmediato a cuidados intensivos. Pasó por episodios relacionados con pulmones, corazón y ajustes propios de un nacimiento tan anticipado.
Los médicos trabajaron con tratamientos que habían iniciado desde las primeras semanas de hospitalización de la madre. Inyecciones para pulmón y cerebro y suplementos para aumentar el peso ayudaron a que el pequeño llegara al parto con más posibilidades.
El bebé pasó 67 días en terapia intensiva. Cárdenas dividió su tiempo entre entrenamientos, partidos, la atención a su hija mayor y las horas en la unidad neonatal. Explicó que pocos conocen lo que implica llegar al entrenamiento con la cabeza llena de preguntas sobre un hijo que lucha por sobrevivir.
Tres años después
Luis Marcelo salió adelante. Hoy tiene tres años y medio. Es un niño sano. La familia superó meses de incertidumbre, noches incompletas y días en los que todo dependía de la fe y el amor de familia.
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