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Descanse en paz, Mons. Salvador Armando Cisneros Gudiño (1946-2024) Descanse en paz, Mons. Salvador Armando Cisneros Gudiño (1946-2024)

México

Descanse en paz, Mons. Salvador Armando Cisneros Gudiño (1946-2024)

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Por Pbro. M. en C. Eduardo José Corral Merino

Sacerdote Diocesano, formador de más de veinticinco generaciones de sacerdotes para la región noroeste del País. Durante diecinueve años fue Rector del Seminario de la hoy Arquidiócesis de Tijuana. Docente en la misma Casa de Formación, por más de cincuenta años, en la que enseñó muy distintas asignaturas, desde las básicas Filosóficas y Teológicas, hasta algunas de alta especialización. Participó con generosidad y creatividad en los inicios de lo que es la Organización de Seminarios de México (OSMEX).

También fue incansable formador de laicos profesionistas al enseñar en la Universidad Autónoma de Baja California, así como en la Universidad Iberoamericana-Tijuana, principalmente. Las facultades de Filosofía, Derecho, Comunicación, entre otras, fueron durante muchos años, espacios de encuentro con directivos, maestros y alumnos. En sus clases, además de sus típicos apuntes, ofrecía distintos instrumentos pedagógicos: películas, documentales, editoriales periodísticas, esquemas, cuestionarios, powerpoints, etc. Sus clases nunca fueron aburridas, ni tediosas; sí exigentes y reflexivas. Entre los años 96 al 98 tuve la oportunidad, en algunas ocasiones, de ayudarle a preparar su portafolio para los distintos cursos, en donde metía: lista de asistencias, trabajos, exámenes, apuntes, en aquel tiempo acetatos y uno que otro libro. Cargaba, por supuesto, con su propio equipo tecnológico, en otra mochila.

Sin duda, toda esa actividad docente, se debió, en gran parte, a sus estudios en el Seminario Diocesano de Morelia, así como un posgrado en la Universidad Católica de San Diego, en Artes y Docencia. Pero, Monseñor Cisneros fue un autodidacta, un inquieto lector de libros, que principalmente adquiría en sus viajes de verano para ver a sus familiares, que viven en la Ciudad de México. Cada visita implicaba el recorrido por las principales librerías: Parroquial de Clavería, Sótano, Gandhi, Universidad Pontificia de México, Fondo de Cultura Económica, entre otras. Al final, todo se enviaba por autobús, en distintas cajas, hasta la lejana Tijuana. Sus búsquedas eran amplias. Siempre, en la cabeza, estaba la preparación de un nuevo curso, del seguimiento de nuevas corrientes filosófico/teológicas, así como la integración de saberes.

Años después, se convirtió en un consuetudinario navegador de importantes bases de datos, bibliotecas digitales, centros de información, en ambos lados de la frontera. Solía visitar el Centro México-Estados Unidos, de la Universidad Pública de San Diego, así como otros centros de información en Los Ángeles. Para él, el internet fue un instrumento que le conectó con el centro de México, y con las grandes instituciones europeas. Recuerdo con gran alegría, la primera vez que instalamos el Bible Works, un programa potente que contiene exponenciales posibilidades de estudio de las distintas traducciones de la Biblia y de estudios geográficos, arqueológicos, históricos, etc.

Supo incorporarse a las nuevas tecnologías, con gran confianza: computadora portátil, tableta, celular, scaner, digitalizador, que aprendía a manejar rápidamente. Cabe señalar, que en distintos momentos del día, su computadora le servía para serenarse, ordenar la cabeza y el corazón, con algún juego, concierto, película, serie o documental.

Su escritorio era algo que siempre ordenaba al final de la jornada, pues ahí estaba lo de la parroquia/rectoría, lo de sus cursos, lo propio de los distintos proyectos pastorales, los pendientes administrativos, litúrgicos, así como una enorme agenda que iba llenando con múltiples compromisos: bodas, bautizos, quince años, aniversarios de boda, graduaciones, de tantos amigos, conocidos, y gente que le buscaba, sin más.

Monseñor Cisneros no perdía tiempo, pues ni siquiera lo tenía. Sus días eran un continuo sucederse de encuentros, al igual que múltiples traslados, propios de sus responsabilidades. A veces, estos encuentros eran del otro lado de la línea, así que había que cruzar la frontera. Aprendió a ser sumamente práctico. Su agenda combinaba perfectamente las cuestiones ad intra de la Iglesia, así como las ad extra, de diálogo con el mundo: empresarios, gobernantes, legisladores, periodistas, académicos, artistas, entre otros. Muchos eran sus exalumnos.

“Su día semanal de descanso” eran días que utilizaba para descargar actividades que le exigían concentración, decisiones puntuales de tipo pastoral, así como la atención a cuestiones personales. Fue un magnífico organizador de eventos, anfitrión, animador de distintas iniciativas eclesiales, académicas, culturales. Recuerdo con simpatía tres de gran convocatoria, en las que me invitó a participar: la primera, un Encuentro para Agentes de Pastoral, en el entonces Camino Real, allá en el año 2,000; una segunda, en el Club Campestre, que fue la presentación de Educar para una Nueva Sociedad, en 2015. Y, finalmente, la presentación de Laudato Si`, en el Centro Cultural Tijuana. Las invitaciones a él, para participar en distintos foros, seminarios, presentaciones de libros, etc., eran una constante, dentro y fuera de Tijuana.

Tanto en el Seminario, como en la Parroquia Santa María Estrella del Mar, así como en la Rectoría de Santa Teresa, tuvo la continua inquietud de mejorar, ampliar y embellecer las instalaciones físicas. Era buen administrador para las obras de infraestructura. Los ingenieros, trabajadores, personal administrativo, aprendieron pronto el estilo de Monseñor: toma de decisiones rápidas, exigencia de resultados, mucha comunicación y sobre todo, el buen gusto. Los templos se distinguieron por estar constantemente atendidos, desde pisos, hasta el último foco.

Personalmente, me tocó ser partícipe, en Santa María Estrella del Mar, de las siguientes obras: ampliación de la zona de criptas, terminación de la casa parroquial, rehabilitación del Centro Pastoral Madre Teresa de Calcuta, remodelación de auditorio parroquial, construcción de salones parroquiales, baños, adaptación de dispensario, habilitación de estacionamiento y cancha de basquet; construcción de amplias y dignas oficinas parroquiales, adecuación del comedor parroquial, creación de archivo parroquial, colocación del campanario, entre otras.

La computadora, las impresoras, el buen equipo de sonido, el decoro en la liturgia, así como distintas iniciativas pastorales que promovía durante todo el año, fueron una constante.

Monseñor Salvador, además, tuvo otros múltiples cargos: fue Decano de las distintas comunidades parroquiales en donde participó, con todas sus implicaciones; desarrolló los primeros esfuerzos de la Pastoral de Medios de Comunicación, siendo Rector del Seminario, así como la Pastoral de Agentes Laicos, sucediendo al Padre Arturo De la Torre; por supuesto perteneció al Consejo Presbiteral y al Colegio de Consultores de la Arquidiócesis, durante muchos años.

Al asumir sus tareas como Párroco de Santa María Estrella del Mar, así como Rector de Santa Teresa, entendió que su lenguaje tenía que ser diferente: más sencillo, práctico, aterrizado a las inquietudes cotidianas de sus fieles. Por ello implementó distintos mecanismos de comunicación: el boletín parroquial, que cada semana editó, para ser repartido en las misas dominicales, así como la preparación puntual de la homilía diaria, que posteriormente enviaba por WhatsApp, a su feligresía. En los años en que lo pude acompañar, fui testigo del profundo impacto que tenían cada una de sus palabras, en los fieles del pueblo de Dios. Sus celebraciones eran profundas, distintas, sobriamente celebradas y muy cálidas. La misa de niños, en las dos comunidades que encabezó, se convirtió en un encuentro maravilloso, gracias a la incorporación de un títere en la homilía, que llevaban por nombre, Estrellita y Teresita, respectivamente.

Tuvo como maestro y amigo en Tijuana, al Señor Juan Jesús Posadas Ocampo; convivió mucho con el Padre José Cabral, M. Sp. S, profesor del Seminario. Sus Directores Espirituales en Morelia fueron los Padres Manuel Perez Gil y Manuel Castro, después Arzobispos de Tlalnepantla y Yucatán, respectivamente.

Lo sólida experiencia de formación vivida en la Iglesia de Morelia, así como el fuerte contexto familiar, impregnado de la vocación magisterial y los distintos viajes que organizaba, le ayudaron mucho a desarrollar una visión de conjunto, de diálogo con todos los sectores de la sociedad y culturas; sobre todo, a impulsar las respuestas pastorales frente a los nuevos signos de los tiempos. Comprendió, rápidamente, que Tijuana era una porción del mundo, en donde se manifiesta a plenitud el Cambio de Época que vivimos. Alguna vez me dijo, que en esa frontera se sintetizaba “lo mejor del norte y lo mejor del sur, pero también, lo peor de uno y de otro”.

Su participación en distintos medios de comunicación, escritos y digitales, en la radio y en la televisión, fueron una constante. Recuerdo cómo, algunos investigadores de El Colegio de la Frontera Norte, en donde estudié mi posgrado, comentaban cada viernes, entre cubículos, la editorial de Mons. Cisneros, en el Semanario ZETA, quien invariablemente daba una visión nueva de los temas regionales y locales del momento, con un sentido crítico, propositivo, humano y profundo.

Hombre de diálogo y encuentros, plural, profundamente evangélico y prudente. Un incansable misionero y apóstol. Estudioso y promotor del Magisterio de la Iglesia, de cada uno de los Pontífices de su tiempo, a quienes supo seguir, anunciar y por supuesto, obedecer efectiva y afectivamente. Supo discernir e incorporar a la realidad local, los lineamientos del Concilio Vaticano II. De su pensamiento Teológico, hablaré en otro escrito, por ahora sólo destaco que para él, la gran afirmación de San Juan Pablo II: “el hombre es el camino de la Iglesia” (Cfr. Redemptor hominis, No. 14), fue su directriz que impactó su Eclesiología, su Cristología, pero sobre todo, su visión de la Teología Sistémica, de la que ya participó.

Nació en la Ciudad de México. Menor de cuatro hermanos. Ellas: Carmen, Guadalupe y Teresa, casadas y con hijos, lo que llevó a Monseñor Salvador a tener una gran oportunidad para ensanchar su mundo de relaciones con los sobrinos, quienes son todos unos profesionistas de bien. Cursó, con máximos honores, sus estudios de Filosofía y Teología en el Seminario de la Arquidiócesis de Morelia, en donde consolidó otra grande familia, con compañeros entrañables, entre los cuales menciono los siguientes: el Cardenal Alberto Suárez Inda, el Obispo Carlos Suárez Cásarez, el Pbro. Guadalupe Franco, el Pbro. Antonio Basurto, entre otros muy respetables sacerdotes.

Sin duda, la huella que dejó en la Arquidiócesis de Tijuana, se hizo patente, en su velación y exequias. Durante la tarde del martes 21, así como la mañana del miércoles 22 de mayo, no dejaron de fluir personas por el Santuario de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, llenas de gratitud por todo el servicio de Monseñor Salvador Cisneros. Muy sentido y particular fue el saludo del Señor Arzobispo Francisco Moreno Barrón, la homilía del Señor Obispo de Ensenada, Mons. Rafael Valdez Torres, así como el aplauso que se le tributó, después de la Eucaristía.

Monseñor Salvador sabía escuchar y querer a la gente; era un pastor prudente, cálido y fraterno. No era, la suya, una inteligencia hueca, sino habitada por la compasión, que fue la constante en su diario vivir, por ello, sabía acoger, contemplar y servir.

Mucho debemos reconocer y valorar los testimonios de sacerdotes de esta cualidad. Y mucho, estamos llamados a trabajar en estas áreas del diálogo con la cultura, la educación y la formación integral.

Por lo pronto, después de veinticinco años de favorecerme con su cercanía, no me queda más que una profunda gratitud a Dios, a él, a su familia, a la Iglesia.

Dios recompense toda su entrega misionera, y haga muy fecundas cada una de sus obras.

Escrito por Eduardo José Corral Merino, Sacerdote de la Arquidiócesis de Morelia, Secretario de la Dimensión de Educación y Cultura de la Conferencia del Episcopado Mexicano.



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“El privilegio de amar y ser feliz”, mensaje de despedida en Monterrey del Cardenal De Mendonça

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“El privilegio de amar y ser feliz”, mensaje de despedida en Monterrey del Cardenal De Mendonça

Monterrey, Nuevo León.— El Cardenal José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación de la Santa Sede, concluyó su visita a México con una solemne Misa en la Catedral Metropolitana de Monterrey con un mensaje para “aprender a ser feliz sin desprenderse de Dios”.

Durante su homilía, el Cardenal Mendonça subrayó que la vida con Dios no tiene por qué ser aburrida, sino un proyecto de felicidad y equilibrio.

En ese sentido, resaltó que el cristianismo no se basa en una serie de prohibiciones, sino en una invitación a disfrutar la vida sin olvidar a Dios.

“Una vida feliz no implica excluir a Dios, al contrario, en su presencia hallamos verdadero gozo”, expresó.

Citando una frase de la canción “El privilegio de Amar” del compositor, productor y arreglista regiomontano, Jorge Avendaño, el prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, pidió alejarse de la tristeza inútil y centrarse en la gratitud, siendo conscientes de que incluso en lo ordinario se puede encontrar la presencia divina.

LEE Insta Cardenal Tolentino de Mendonça a formar “profetas educativos” en evento multitudinario en Monterrey

“Di lo que sientas, haz lo que piensas, da lo que tengas, no te arrepientas, y si no llega lo que esperabas, no te conformes, jamás te detengas, pero sobre todas las cosas, Nunca te olvides de Dios”, dijo.

En la misma retórica señaló que las palabras de fe son como bálsamo que se derrama en los corazones, como lo describe el poeta mexicano Amado Nervo en “Paz”: “Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!”

“El cristianismo no consiste en una serie de prohibiciones, sino en un proyecto de vida que nos hace ser equilibrados y felices porque Dios está en nosotros”, afirmó el purpurado.

Sin embargo, advirtió sobre los peligros de caer en el libertinaje y la corrupción cuando se excluye a Dios de la vida, por ello la importancia del equilibrio entre disfrutar de las cosas buenas de la vida y mantener una conexión espiritual es clave para no perderse en los excesos.

Uno de los puntos centrales de su mensaje fue el llamado a la gratitud, a valorar las pequeñas cosas de la vida y a ser generosos con los demás.

Finalmente, el Cardenal de Mendonça agradeció la calidez de la gente y la apertura a la amistad fraterna que encontró en México, donde dijo hay una sociedad basada en la fe y el amor por los demás.

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Insta Cardenal Tolentino de Mendonça a formar “profetas educativos” en evento multitudinario en Monterrey

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Insta Cardenal Tolentino de Mendonça a formar “profetas educativos” en evento multitudinario eñ Monterrey
Foto: Siete24 Comunicaciones

San Pedro Garza García, N.L.- Ante más de 350 personas en la Casa de la Iglesia en Monterrey, Nuevo León, el Cardenal José Tolentino de Mendonça, urgió la necesidad de formar “profetas educativos” capaces de imaginar y proyectar nuevos modelos en el ámbito educativo y cultural.

El prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación de la Santa Sede, sostuvo un diálogo con obispos responsables de la Pastoral Educativa, de Cultura y Universitaria, así como con vicarios episcopales, decanos, religiosos, laicos y padres de familia comprometidos en la acción pastoral.

Durante el evento, el cardenal De Mendonça ofreció la conferencia titulada “Pacto Educativo Global: Educación y Cultura en Este Cambio de Época”, en la cual afirmó que no basta ser repetidores de modelos ya establecidos, sino que se requiere de individuos que, inspirados por el Espíritu Santo, generen ideas originales y transformadoras, tal como lo hizo el apóstol San Pablo, a quien considera uno de los pensadores más influyentes de la historia.

“Es un tiempo para la audacia profética. Necesitamos de profetas culturales. Necesitamos de profetas educativos, porque los problemas se plantean en un modo nuevo y nuestras respuestas, tenemos que reconocer, no siempre corresponden a las nuevas necesidades”.

Ante ello, el purpurado llamó a todos los actores sociales y educativos a ser valientes, a soñar con nuevos modelos y asumir la responsabilidad de forjar una nueva racionalidad que responda a las necesidades de este tiempo.

Audacia y la creatividad en la educación

En su intervención, enmarcada por la bienvenida que el arzobispo de Monterrey y presidente del Episcopado Mexicano, Monseñor Rogelio Cabrera López, urgió a repensar los objetivos, estructuras, estilos y métodos educativos, siguiendo el llamado del Papa Francisco a ser audaces y creativos.

Los desafíos actuales, consideró, requieren respuestas innovadoras y una gran dosis de creatividad para recrear el mundo ante problemas inéditos:

“Este es un tiempo para imaginar nuevos horizontes en el campo educativo y cultural, un tiempo de audacia profética”, afirmó.

En este sentido, el cardenal exhortó a los educadores a tomar riesgos y asumir el desafío de transformar la educación: “En este momento histórico, los desafíos son enormes, pero debemos abrazar el riesgo de pensar que no estamos en una agonía, sino en un parto; no en el final, sino en el comienzo”.

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Reflexiones sobre el cambio acelerado y la Cultura del Descarte

En su discurso, el jefe del dicasterio pontificio abordó el fenómeno de la “rapidación”, un neologismo acuñado por el Papa Francisco, con el cual se describe la aceleración vertiginosa del ritmo de vida y del trabajo, impulsado por las innovaciones tecnológicas y los cambios sociales.

Ante los riesgos que conlleva esta “rapidación”, De Mendonça recordó que la Iglesia promueve un discernimiento sereno y acompasado, así como una contemplación relajada y paciente para encontrar respuesta a los cambios acelerados y vertiginosos.

Señaló que esta velocidad de transformación provoca que, en ocasiones, el ser humano se halle “desfasado” respecto a los avances del mundo. Citó al filósofo alemán Günther Anders (quien ha reflexionado sobre la obsolescencia del ser humano) en su reflexión sobre que, por primera vez en la historia: “los hombres son los antepasados de sí mismos”, debido a la contradicción entre la rapidez de los cambios y su capacidad de adaptación.

“Sufrimos tantas transformaciones que parece que somos muy antiguos y muy novedosos al mismo tiempo, porque el mundo se hace nuevo a cada instante que nos exige una adaptación permanente”, indicó el prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación de la Santa Sede.

En relación con la “era del descarte”, el Cardenal Tolentino denunció la marginación y exclusión de personas que no cumplen con los estándares del mercado de consumo, como es el caso de los migrantes y los adultos mayores.

Aseguró que esta situación se agravará si no se pone a la persona humana en el centro de las decisiones sociales. “Llegará el tiempo en que nosotros mismos seremos descartados”, advirtió, aludiendo a los efectos de la automatización radical que reduce el papel del ser humano en la sociedad.

La cultura como motor de cambio

Finalmente, el Cardenal hizo eco de las palabras del Papa Francisco para quien “no hay cambios duraderos sin cambios culturales”. Por ello, recordó ante líderes eclesiásticos y educadores mexicanos, que la cultura entendida como la forma de vida y las convicciones de una sociedad, es fundamental en cada proceso de transformación social.

Es decir, que no es posible lograr un cambio cultural sin invertir en la educación de las personas; pues ellas son la base que sostiene cualquier proceso cultural.

Inspirar a los jóvenes

En su intervención, el arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, destacó la presencia activa del cardenal José Tolentino de Mendonça y la disposición para escuchar y compartir en México el Pacto Educativo Global con el mensaje que el educador debe transmitir alegría, y que aquellos que carecen de esta cualidad no pueden inspirar a los jóvenes a tener esperanza o valorar su propio potencial.

Educación en el corazón

Por su parte, el arzobispo emérito de León, Mons. Alfonso Cortés Contreras, quien también es responsable de la Dimensión de Pastoral Educativa y de Cultura del Episcopado Mexicano, enfatizó la importancia de la educación en la labor episcopal: “La educación no sólo está en el escritorio de los obispos, sino también en su corazón”, afirmó.

Celebró el compromiso que los obispos tienen con la educación en sus diócesis. A través de diferentes recursos y expresiones, la Iglesia sigue trabajando en este ámbito con dedicación y amor por la formación integral; invitó a fomentar una “amistad social y espiritual” en el trabajo educativo y cultural.

Esfuerzos de la Dimensión de Pastoral Educativa y de Cultura

En la conclusión del acto y antes de la Celebración Eucarística, el Secretario de la Dimensión de Pastoral Educativa y de Cultura de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Eduardo Corral Merino, subrayó el papel fundamental de la Iglesia como madre y maestra; además urgió a comprender la importancia de considerar a la educación como un proceso de constante aprendizaje y comprensión en la formación de las personas.

Al auditorio presente, el sacerdote presentó los resultados de los trabajos realizados por la Dimensión de Pastoral Educativa y de Cultura en la última década. Y destacó que cada esfuerzo ha querido ofrecer una visión orientada al futuro, buscando fomentar nuevas formas de interacción más humanas, fraternas y solidarias.

Encuentro institucional y fraterno

Cabe destacar que el Cardenal José Tolentino de Mendonça se reunió con la secretaria de Educación de Nuevo León, Sofialeticia Morales, en un gesto institucional y de compromiso compartido por trabajar por la educación y la cultura en las instancias oficiales de la autoridad neoleonesa.

La funcionaria estatal aseguró que la visita del Prefecto del Dicasterio de Educación y Cultura del Vaticano fortalece los esfuerzos por integrar una educación más humana que trasciende fronteras.

En la víspera de la conclusión de la visita de diez días por México, el cardenal De Mendonça también fue recibido en la Universidad de Monterrey (UDEM) por funcionarios de la institución educativa quienes compartieron los esfuerzos en la educación superior del norte del país y presentaron al enviado pontificio el edificio ESTOA, diseñado por la arquitecta mexicana Tatiana Bilbao.

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Representante del Papa en Monterrey denuncia la ‘cultura del descarte’ y la exclusión social

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Monterrey, N.L. – En un diálogo de reflexión realizado en la Casa de la Iglesia, el Cardenal José Tolentino de Mendonça, Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación de la Santa Sede, hizo un llamado a reconocer la creciente marginación de individuos y grupos sociales, a quienes se les excluye por no cumplir con los estándares del mercado de consumo.

Durante el encuentro, que reunió a religiosos y laicos, en la antigua Casa de la Iglesia en esta capital, el Cardenal advirtió sobre los efectos de esta llamada “cultura del descarte”.

“El descarte es la marginación o exclusión de individuos o grupos sociales considerados no productivos o que no cumplen con los estándares del mercado de consumo”, afirmó el purpurado, señalando que la situación se agravará.

“Primero sucede con los migrantes, y ahora comienza a descartarse a los adultos mayores.

Llegará también el tiempo en que nosotros seremos descartados, porque en una sociedad que avanza hacia una automatización radical, el ser humano queda con menos espacio para contribuir”.


Profetas educativos

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El representante del papa Francisco, destacó la necesidad urgente de “profetas educativos”, personas que no se limiten a reproducir conocimientos, sino que innoven con creatividad e imaginación.

“Necesitamos profetas que no sean sólo repetidores, sino que tengan imaginación”, dijo, tomando como referencia al apóstol San Pablo, a quien consideró uno de los pensadores más originales de la historia por desarrollar ideas inspiradas por el Espíritu Santo.

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Tolentino de Mendonça, también abordó el fenómeno de la “rapidación”, un concepto que describe la creciente aceleración del ritmo de vida y de trabajo.

El Prefecto que la humanidad enfrenta innovaciones científicas, tecnológicas y cambios sociales a un ritmo vertiginoso.

“No conseguimos acompañar esta transformación”, lamentó, evocando las palabras del filósofo Günther Anders sobre la “obsolescencia del hombre”.

En su intervención, el Cardenal subrayó que la educación no debe ser solo la transmisión de conocimientos, sino una formación integral en valores y fe.

“La educación no es marginal a la misión de la Iglesia; está en el corazón de la Iglesia y así debe permanecer”, afirmó, recordando las palabras del Papa Francisco sobre la necesidad de una “cultura del encuentro” que supere las divisiones y construya puentes entre las personas.

El encuentro fue también una oportunidad para reconocer la labor del arzobispo de Monterrey, Monseñor Rogelio Cabrera López, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), a quien agradeció su dedicación en el campo educativo.

“Una escuela, una universidad, son para la Iglesia lugares preferenciales de misión, y merecen de su corazón y distribución pastoral una atención muy cuidada”, expresó.

Finalmente, el Cardenal Tolentino exhortó a la comunidad a reflexionar sobre la importancia de poner al ser humano en el centro de todas las decisiones sociales y políticas, evitando que la automatización y los intereses económicos marginen a los más vulnerables.

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Visita del Cardenal Tolentino a Nuevo León fortalece la educación humanista: Sofialeticia Morales

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Visita del Cardenal Tolentino a Nuevo León fortalece la educación humanista: Sofialeticia Morales
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Monterrey.— En el marco de su visita a México, el Cardenal José Tolentino de Mendonça, Prefecto del Dicasterio de Educación y Cultura de la Santa Sede, sostuvo un encuentro en Monterrey con la titular de la Secretaría de Educación de Nuevo León, Sofialeticia Morales.

La funcionaria estatal destacó que la visita del Cardenal Tolentino de Mendonça representa un impulso significativo para los esfuerzos encaminados a consolidar una educación más integral y humana.

Además, subrayó la importancia de una enseñanza que trascienda fronteras y refuerce los valores humanos:

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“Este encuentro nos brinda una oportunidad única y maravillosa para profundizar los lazos entre la educación y los valores esenciales para la construcción de una sociedad que valore la paz, el respeto y la equidad”, expresó Morales.

El prefecto del organismo pontificio encargado de atender los centros educativos católicos y la construcción de diálogo con las culturas se encuentra en una gira de diez días por México, a lo largo de la cual ha tenido la oportunidad de reunirse con diversas comunidades educativas, culturales, artísticas y deportivas así como con autoridades religiosas, docentes, estudiantes y padres de familia.

Durante sus encuentros, el prefecto ha transmitido los desafíos del Cambio de Época así como las oportunidades que el Pacto Educativo Global (iniciativa del Papa Francisco) busca promover transversalmente en las sociedades contemporáneas, para transformar las dolorosas e injustas expresiones de la marginalidad actual a través de una educación inclusiva y solidaria en la que todos se sientan involucrados.

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