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El México que nos espera: Compromisos y participación ante el cambio de gobierno

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Primero de octubre, escribo esta columna y México despierta bajo una nueva administración encabezada por Claudia Sheinbaum como presidenta. Este cambio no solo implica una transición en el poder político, sino una oportunidad para redirigir el rumbo del país hacia una visión más justa, incluyente y sostenible. Nos encontramos ante un punto de inflexión que debe motivarnos a ser más proactivos en la construcción del futuro que deseamos.

La presidenta Sheinbaum ha presentado una serie de compromisos que de implementarse correctamente, pueden transformar a México en un país más equilibrado social y económicamente.

Ha esbozado un plan que abarca diversos temas esenciales para el desarrollo de México. Entre los más destacados se incluyen la mejora de la infraestructura educativa y de salud, austeridad y lucha contra la corrupción, el impulso a la autosuficiencia alimentaria y la producción de energías sustentables, así como el fortalecimiento del sistema de seguridad social y la modernización del transporte.

Nuestro papel como ciudadanos: de observadores a actores clave

La implementación de estos compromisos no es responsabilidad exclusiva del gobierno. Los diversos sectores de la sociedad, como el empresarial, académico y civil, debemos adoptar un papel proactivo. No podemos esperar que el cambio provenga únicamente de las instituciones; es nuestra responsabilidad colaborar y proponer soluciones innovadoras.

Las alianzas público-privadas pueden jugar un rol crucial, especialmente en proyectos de infraestructura. Sin embargo, debemos asegurarnos de que estas colaboraciones no se limiten a la rentabilidad económica, sino que también prioricen el impacto social y ambiental a largo plazo.

La comunicación como herramienta de transformación

Es momento de dejar atrás las críticas vacías y polarizantes y avanzar hacia un análisis más profundo y constructivo. Los medios de comunicación y líderes de opinión tenemos la responsabilidad de actuar como puentes entre el gobierno y la sociedad, informando de manera objetiva sobre los logros y desafíos de la administración.

Debemos promover un diálogo inclusivo, donde todas las voces sean escuchadas, pero también valorando el debate informado y propositivo. Las redes sociales, aunque han democratizado la opinión pública, también requieren un compromiso mayor para elevar el nivel de la conversación, alejándonos del sensacionalismo y enfocándonos en soluciones concretas.

Acciones a seguir

Es crucial que los sectores clave de la sociedad no esperen pasivamente a que los compromisos de Sheinbaum se desarrollen, sino que comiencen a actuar desde ahora. Es necesario formar mesas de trabajo, foros de consulta y alianzas que reúnan a empresarios, académicos, expertos en políticas públicas y sociedad civil para colaborar en la implementación de estos compromisos. Como ciudadanos, debemos asumir el rol de co-creadores del futuro de México.

El mandato de Claudia Sheinbaum está lleno de promesas que pueden cambiar el destino de México. Si bien los compromisos son ambiciosos, la clave está en cómo los llevaremos a cabo. Esta es una oportunidad para trabajar juntos, innovar y transformar verdaderamente al país. Si lo hacemos bien, podemos construir un México más próspero, justo y equitativo para todos.

Este es el momento de actuar, de convertirnos en protagonistas del cambio que anhelamos y no quedarnos como simples espectadores en nuestro propio país. México nos necesita, y juntos podemos hacer que los compromisos de hoy se conviertan en las realidades de mañana.

Felicidades Presidenta, en Sonora la sociedad civil estamos listos para, como usted dice: “aprovechar la relación del tratado comercial con Estados Unidos y Canadá para seguir impulsando la relocalización de las empresas, mientras se promueve el desarrollo regional con bienestar y cuidado al medio ambiente. Estados Unidos, Canadá y México sabemos que la cooperación económica fortalece a las tres naciones. Es claro que entre nosotros no competimos, nos complementamos y, además, generamos las condiciones para una mayor consolidación de la economía de todo el continente en una visión de presente y futuro de la economía mundial”, por ello, esperamos nos acompañe el próximo 14 de noviembre en nuestro XXV Aniversario de fundación como Consejo INCIDE y empecemos juntos a hacerlo realidad.

Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en gestión integral de riesgos, resiliencia empresarial, seguros y derechos humanos.
incide.guillermo@gmail.com

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx



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¿Qué esperar de una presidenta?

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Ahora que empieza a gobernamos una mujer presidenta, la primera mandataria, vale la pena hacer algunos comentarios al respecto. México llega tarde en este aspecto. En América se han dado ocho casos de mujeres presidentas y una primera ministra, algunas de ellas elegidas dos veces. Gobernaron diferentes países: Argentina, Nicaragua, Chile, Costa Rica, Brasil, Bolivia, Panamá, Canadá y ahora México. Tenemos algo que revisar.

¿Qué esperamos de una presidenta? Buena pregunta. En algunas cosas deberíamos esperar lo mismo: honestidad, capacidad, patriotismo, como de cualquier gobernante. En cambio, por el hecho de ser mujer, podríamos pensar también en otras cualidades, que no necesariamente significan que sean mejores o no. Simplemente diferentes: otro sentido de las prioridades, un uso más importante de la inteligencia emocional, conciliar de modo diferente, más confianza en su intuición. Eso lo esperaríamos de las dos candidatas que contendieron, independientemente de sus posiciones políticas. También esperamos que sea una mujer con fortaleza, decidida. Por otro lado, tenemos que cuidar que no caigamos en prejuicios. No todas las mujeres son iguales, cómo no lo somos los hombres.

Para decirlo de una manera muy clara, hay que evitar el tema del machismo. Uno que se da en ambas vertientes del espectro político, tanto del lado opositor como del lado de la 4T. Algunos hablan de que la presidente Claudia Sheinbaum no será verdaderamente presidenta, sino una vicepresidenta. En su machismo, consideran que por ser mujer no tendrá la capacidad de tener libertad de acción y que tendrá que ser dirigida a control remoto por el presidente anterior. Algo que se ha visto también en otros casos: en algunos países, se consideró que la presidenta ha sido colocada en el puesto por su propio marido, con el propósito de gobernar a través de ella.

Del otro lado, nos encontramos también que la así llamada izquierda, considera a la doctora Sheinbaum como alguien que tiene la capacidad de dar continuidad y les da confianza a los miembros de la 4T, precisamente porque piensan que no tendrá capacidad de gobernar de una manera diferente. Consideran que la está vigilando Andrés Manuel y no le permitirá cometer errores. Una situación interesante es cómo se manejan los slogans en este sentido. Muchos de ellos dicen que “es un honor estar con Obrador”. Prácticamente no se escucha decir “es un honor estar con Claudia Sheinbaum”. Porque se les considera en ligas diferentes.

La verdadera aceptación de la mujer como gobernante, sea presidenta o primera ministra, tiene que ver con un reconocimiento de su aportación. Hay que considerar que son elegidas porque verdaderamente son las que mejor cumplen las necesidades del electorado, y no meramente porque hay que imponer cuotas artificiales.

¿Qué deberíamos de esperar de una presidenta o primera ministra? Deberíamos de esperar, entre otras cosas, que gobierne para todos. Desde luego, la doctora Sheinbaum ha prometido gobernar para todos, pero básicamente no se cree verdaderamente que esto ocurra así, por ninguno de los dos bandos.

¿Qué futuro podemos esperar? Es muy difícil de pronosticar. La oposición, que sigue todavía en un modo de campaña, como si las cosas no hubieran cambiado, tampoco está en una condición de reconocer y colaborar con este gobierno. Ojalá pudiéramos lograr un concepto incluyente, donde aceptemos que puede haber diferentes maneras de gobernar sin que necesariamente todas ocurran en el mismo orden, con las mismas prioridades. Y de la misma manera, ojalá tuviéramos una gobernante dispuesta a escuchar a la ciudadanía, no una que solo escuche a sus adeptos. Una presidenta que renuncie a la aplanadora legislativa, una que acepte contrapesos, que no tenga como lema “aquí mando yo”.

Hay que influir en diferentes niveles para lograr, de este gobierno, un enfoque femenino. Aceptar que lo femenino tiene el mismo valor que lo que pueda tener lo masculino. Y esto, que lo deseamos a nivel de la sociedad civil, también es particularmente importante en el sector privado. En aspectos como familia, educación, sociedades intermedias, tenemos que encontrar soluciones que sean aceptables para todos, aunque no sean particularmente homogéneas.

Hay que aprovechar las capacidades de las mujeres gobernantes para enriquecer y mejorar nuestra Sociedad. Incluir a mujeres, no sólo en los más altos niveles: en todos los niveles del Estado. Presentar este hecho de una mujer gobernante, al más alto nivel, como la demostración de que las mujeres tienen un papel fundamental en la vida de la Sociedad.

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Crecimiento profesional indispensable para hacer realidad el Nearshoring en Sonora

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La implementación efectiva del nearshoring en Sonora demanda una transformación profunda en varios aspectos. El potencial de la región como hub industrial y logístico depende de su capacidad para superar retos relacionados con el clima extremo, la escasez de agua, la falta de infraestructura adecuada y la necesidad de adaptación cultural y social.

Una estrategia clave para abordar estos desafíos es el desarrollo de certificaciones profesionales que capaciten a la fuerza laboral en las habilidades y competencias necesarias para enfrentar estas condiciones particulares:

  1. Infraestructura Verde y Resiliencia Climática
    Promover soluciones bioclimáticas que optimicen el uso de agua y energía solar, ayudando a las empresas a adaptarse al clima extremo de Sonora mediante construcciones resilientes al cambio climático.
  2. Gestión Hídrica Sostenible
    Capacitar en la administración eficiente del agua, con enfoque en captación pluvial, tratamiento y reutilización, para enfrentar la escasez hídrica en la región.
  3. Logística Multimodal y Transporte
    Desarrollar competencias en planificación de redes de transporte integradas que mejoren la conectividad internacional de Sonora.
  4. Políticas Públicas para el Desarrollo Económico
    Fomentar la inversión extranjera y el nearshoring mediante marcos regulatorios e incentivos para atraer empresas internacionales.
  5. Integración Cultural y Social
    Capacitar en gestión intercultural para facilitar la convivencia entre trabajadores locales e internacionales en empresas extranjeras.
  6. Ciudades Inteligentes
    Planificar ciudades inteligentes incorporando tecnología avanzada en transporte y gestión urbana para soportar el crecimiento industrial.
  7. Energías Renovables
    Aprovechar el potencial solar de Sonora para diseñar y gestionar proyectos de energías limpias, como paneles solares y parques eólicos.
  8. Automatización y Robótica Industrial
    Capacitar en sistemas automatizados para mejorar la competitividad industrial, optimizando la producción y reduciendo costos.
  9. Optimización de Procesos Digitales
    Formar desarrolladores para crear herramientas de gestión que optimicen producción, inventarios y logística en industrias locales.
  10. Seguridad Informática
    Formar en ciberseguridad para prevenir ataques, gestionar crisis digitales y proteger información sensible de las empresas.
  11. Mantenimiento de Infraestructuras Industriales
    Preparar técnicos para realizar el mantenimiento de plantas industriales, asegurando la eficiencia operativa.
  12. Telecomunicaciones y Conectividad Empresarial
    Desarrollar redes de telecomunicaciones de alta velocidad para asegurar la operación continua de las empresas locales y globales.
  13. Sostenibilidad y Responsabilidad Social Corporativa
    Desarrollar estrategias sostenibles que promuevan prácticas ambientales responsables y participación comunitaria.
  14. Relaciones Laborales y Mediación
    Formar mediadores para gestionar disputas laborales, crucial en un entorno multicultural.
  15. Gobernanza Digital y Gestión de Datos
    Capacitar en el uso ético y eficiente de los datos, promoviendo la transparencia operativa.
  16. Arquitectura Bioclimática y Construcción Sostenible
    Dado el clima extremo de Sonora, diseñar edificaciones que aprovechen las condiciones climáticas de la región para reducir el consumo energético y mejorar la habitabilidad de las industrias y zonas urbanas.
  17. Desarrollo de Redes de Transporte Sustentable
    Dado el reto del transporte y movilidad en la región, preparar en el desarrollo de redes de transporte sustentable, como sistemas de movilidad eléctrica o híbrida, que reduzcan la dependencia de combustibles fósiles y mejoren la conectividad regional.
  18. Monitoreo y Evaluación de Proyectos de Inversión Extranjera
    Para atraer y retener inversión extranjera, es vital tener mecanismos de evaluación de proyectos. Monitoreo y mejora de proyectos industriales, asegurando que los resultados sean acordes con los objetivos de desarrollo regional y nacional.

Conclusión

El éxito del nearshoring en Sonora no solo depende de la infraestructura física, sino también del capital humano que esté preparado para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades que esta estrategia presenta. Las certificaciones profesionales propuestas son una herramienta esencial para capacitar a los trabajadores y profesionales de la región, brindándoles las habilidades y conocimientos necesarios para construir un entorno industrial, social y ambientalmente sostenible. La combinación de estas certificaciones y capacitaciones permitirá que Sonora no solo atraiga inversión extranjera, sino que también establezca una base sólida para un desarrollo económico y resiliente.

¿Quieres participar? Estoy para orientarte.

Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en gestión integral de riesgos, resiliencia empresarial, seguros y derechos humanos.
incide.guillermo@gmail.com

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Resiliencia Política en México: Aprendiendo de la Tormenta

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¿Qué hacer ahora? Esa es la gran pregunta que muchos se plantean tras los recientes cambios políticos en el país. Para algunos, la respuesta inmediata es resistir, enfrentarse a lo que parece inevitable. Sin embargo, tal vez la verdadera lección no radica en detener la tormenta, sino en aprender a sobrevivirla y, más importante aún, en aprovecharla. Para ello, se necesita visión, paciencia y la capacidad de aceptar que el cambio ya está en marcha.

A lo largo de la historia, los intentos de detener cambios inevitables mediante la negación y la confrontación han demostrado ser infructuosos. Muchos, al ver los primeros signos de la tormenta política que se avecinaba, optaron por desacreditarla, por atacar a quienes la anunciaban. Sin embargo, esta actitud no era más que una forma de negar una realidad que ya estaba echada a andar. Los ciclos políticos son como las tormentas naturales: incontrolables, pero predecibles.

Aquellos que pensaron que lanzando piedras podrían frenar el avance de esta fuerza, no hicieron más que agotar sus recursos y energías en una batalla perdida.

En el caso de México, los eventos recientes son una prueba más de cómo los ciclos políticos se repiten cada cien años, trayendo consigo transformaciones que redefinen el rumbo del país. Hace poco más de un siglo, la Revolución Mexicana sacudió la nación, y hoy, una nueva tormenta política nos exige repensar nuestras estrategias. Es el momento de dejar de resistir lo inevitable y comenzar a prepararnos para lo que viene.

La resiliencia se presenta como el concepto clave en este escenario. No es solo la capacidad de resistir pasivamente, sino de adaptarse y sacar provecho del evento, en beneficio de todos. En la naturaleza, cuando una tormenta se avecina, los más sabios no intentan luchar contra ella; en cambio, buscan formas de guarecerse. Recogen agua, limpian sus tierras, o preparan sus casas para resistir mejor la próxima tormenta o mitigar su impacto. En la política, este mismo principio debería aplicarse.

La indiferencia también ha jugado un papel crucial en la falta de preparación para esta tormenta política. Parte de la población ha permanecido absorta en las trivialidades del entretenimiento mediático, ignorando los signos claros de cambio que se gestaban. Esta indiferencia colectiva no es nueva; ha sucedido antes, como en la caída de grandes civilizaciones, cuando las amenazas externas e internas fueron subestimadas por una ciudadanía distraída.

Frente a este panorama, la resiliencia política no debe entenderse como una resignación, sino como una oportunidad para aprender y prepararse. México ha demostrado una capacidad innata para sobreponerse a las crisis, y ahora no es la excepción. La tormenta política que enfrentamos es parte de un ciclo que ha sucedido antes y la diferencia la marcarán aquellos que, en lugar de luchar contra lo inevitable, elijan aprovechar las circunstancias para construir un futuro más fuerte y preparado.

Hoy, la oposición actúa en muchos casos como aquellos que, en medio de una tormenta, intentan gritarle al cielo para que se detenga. Sin embargo, la naturaleza, al igual que los cambios políticos, sigue su curso. Lo que se necesita ahora no es más resistencia, sino una estrategia de adaptación y preparación. La tormenta sólo fue un reflejo del deseo de una parte importante de la población, una que durante años ha acumulado frustración y descontento por promesas incumplidas y crisis no resueltas que con una manifestación no harás que olviden.

México se encuentra en una encrucijada histórica. La pregunta no es si habrá más tormentas, sino si estaremos mejor preparados para ellas. La resiliencia se convertirá en el pilar sobre el cual construiremos los sistemas políticos que nos permitirán no solo resistir las crisis, sino fortalecernos como país. Es momento de dejar de ignorar las señales y comenzar a construir esos diques que nos protegerán del próximo temporal, porque, en el fondo, sabemos que siempre habrá una nueva tormenta y no puedes volver a ser omiso, como en Acapulco que se culpó a “no nos dijeron que venía tan fuerte”.

Este es el momento de reflexionar, de aprender de la historia y de prepararnos mejor para el futuro. Porque, aunque la tormenta actual parece devastadora para algunos, trae consigo oportunidades para aquellos que estén dispuestos a escuchar sus lecciones y no olvidar que México sigue siendo de ciclos y este, ya empezó.

Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en gestión integral de riesgos, resiliencia empresarial, seguros y derechos humanos.
incide.guillermo@gmail.com

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Pendientes (3): Construyendo la Paz

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Tras varias décadas de sufrir la siembra del odio entre los mexicanos, ahora estamos en un gran problema: ¿Cómo sembrar la paz para este país? Hasta ahora, una gran parte de nuestra acción ciudadana se ha limitado a hacerle peticiones al gobierno.

La Iglesia Católica y la Compañía de Jesús, a raíz de los asesinatos de dos Jesuitas y un guía de turistas, crearon una serie de propuestas para alcanzar la paz, generadas por consultas en las zonas del país más aquejadas por la violencia. Básicamente, fueron un conjunto de peticiones al gobierno.

Estas propuestas se les presentaron a los diferentes candidatos a puestos de elección popular, a diversos niveles, con respuestas muy desiguales. Algunos expresaron una aceptación muy gustosa, porque realmente nadie se atreve a decir que no esté a favor de la paz. Pero también hubo otras respuestas: algunos aceptan que es un asunto por tratar, pero no aceptan el diagnóstico. Y poco se puede esperar de un gobierno o de un gobernante, si piensa que todo debe seguirse atendiendo del mismo modo, porque piensa que otros análisis no son los correctos. Y, por lo tanto, cree que se deben seguir usando los mismos medios, que han demostrado ser ineficaces y, obviamente, esperaríamos los mismos resultados.

Problemas como la Procuración de Justicia, la modernización de las policías investigadoras, tuvieron muy pocas propuestas concretas. Pero queda algo pendiente aquí. ¿Qué es lo que le toca hacer a la Sociedad Civil? Un tema que se puede decir que estuvo bastante ausente. Más allá de la queja, más allá de la denuncia.

Al país le urge la paz. La paz buscada como algo diferente de lo que da el mundo. Una paz completa. Una paz que sea la tranquilidad en el orden. Una paz que incluya todos los aspectos que importan la sociedad. Y no es claro que podamos, o debamos, dejar toda la tarea al gobierno.

Sí, necesitamos en nuestra Sociedad Civil un cambio de actitud. Dejar de tener la actitud de vencer. Y a cambio de ella, buscar convencer. Estas son cosas muy difíciles. Como, por ejemplo, querer a quien nos ataca. Sin más razón de que somos humanos, que somos mexicanos, y con eso basta para que queramos buscar la armonía. Tener la convicción de que la división, la polarización, la siembra del odio, no nos llevarán a la Paz.

Víctimas y victimarios han sido muy lastimados. Muy heridos. Y eso no lo estamos tomando en cuenta. Como si solo algunos fueran los verdaderamente dañados. Y tendríamos que empezar por ahí. Entender que, en ocasiones, tanto el atacante como el atacado han sufrido de diferentes maneras y en diferentes aspectos.

A veces nosotros, como Sociedad Civil, no hemos hecho el mal. Pero tampoco lo impedimos. Lo único que hemos hecho es criticar. Habiendo podido impedirlo o, al menos, protestar. Muchos fallamos de alguna manera. Porque no nos preocupamos del asunto, hasta que fue excesivamente grave.

Por ejemplo: se sabe desde hace mucho que solo la décima parte de los delitos, se denuncian. Y que, de los denunciados, solo la décima parte llega a una sentencia. Y, como Sociedad Civil, hemos aceptado que esa impunidad, sea la normalidad. No vemos protestas porque los policías no estén justamente remunerados, bien capacitados y adecuadamente equipados o que sus familias tengan seguros proporcionales al riesgo que los policías asumen para proteger a la población. No nos hemos preocupado por tener una relación de colaboración y apoyo con las fuerzas civiles del orden, y solo, parcialmente, con las militares.

Hay que reconocer que muchos fallamos. No estamos en el bando de los buenos o el bando de los malos. A veces tenemos algo que componer, que arreglar. Muchos, de alguna manera, tenemos que pedir perdón por lo que hicimos o por lo que dejamos de hacer. Por diversas razones. A veces porque ni siquiera nos importó lo que estaba pasando. En ocasiones, también, porque no vimos, porque no queríamos ver cómo estaban ocurriendo injusticias y dónde se estaba creando este grave problema: que una parte importante de la población no estaba recibiendo la justicia a la que tiene derecho.

Deberíamos cuestionarnos: ¿qué hicimos por impedir lo que estaba ocurriendo? ¿Por qué no vimos o no quisimos ver el daño que se hacía a otros? ¿Por qué no nos importó lo que otros recibían? No trabajamos por construir la paz, una paz verdadera para todos, independientemente de sus edades, su estado social, su situación económica o su afiliación política. Creíamos que todos tenemos derechos, pero no necesariamente en la misma medida.

Esto, que es tan triste, por otro lado, tiene la gran ventaja de que aún no es tarde. Si nos queda un poco de cariño por los demás, sin excepciones, sin mezquindades, buscando que todos reciban lo que deberían recibir de parte de la Sociedad, la situación será diferente. ¿Se podrá realmente tener Paz? Tal vez no para nosotros, pero sí para nuestros hijos y para nuestros nietos.

Tendremos una medida de paz que nos vendrá de que lo intentamos. Y aún si no se logró plenamente, si no pudimos tener lo que verdaderamente queríamos, por lo menos tener la tranquilidad de que lo intentamos. Aunque el resultado completo: una paz plena, una paz verdaderamente justa, no lo veamos. Porque los resultados vendrán a largo plazo, como a largo plazo fue la siembra de odio y división. Pero que nos quede esa satisfacción de haberlo intentado. Hoy, no tenemos esa certeza, esa alegría.

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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