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Jorge Medina: la Navidad que el perdón redefinió su vida familiar Jorge Medina: la Navidad que el perdón redefinió su vida familiar

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Jorge Medina: la Navidad que el perdón redefinió su vida familiar

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Ciudad de México.— La Navidad que el cantante Jorge Medina, exvocalista de la Arrolladora Banda el Limón de René Camacho, identifica como la más importante de su vida ocurrió lejos de los escenarios y en medio de un proceso personal determinante. Se trató del 24 de diciembre de 2002, cuando desde una clínica de rehabilitación tomó la decisión de modificar su forma de vivir y se reencontró con su hija recién nacida. Ese episodio permanece como el eje de su testimonio sobre la familia, el perdón y la reconstrucción personal.

Para Jorge Medina, la Navidad quedó asociada a un aprendizaje “No todas las navidades son los regalos, sino el momento que puedas vivir con tu familia”.

Orígenes y recuerdos de infancia

Jorge Luis Medina Ramos nació el 19 de noviembre de 1973 en Cacalotán, municipio de Rosario, Sinaloa. Su infancia transcurrió entre la separación de sus padres y situaciones que marcaron la dinámica familiar durante sus primeros años. Su madre enfrentó ese periodo con apoyo de otros miembros de la familia, entre ellos los abuelos y padrinos, que asumieron un papel relevante en su crianza.

Las celebraciones navideñas de esa etapa estuvieron caracterizadas por limitaciones materiales, pero de amor y el esfuerzo de los adultos por mantener la ilusión infantil. Los regalos consistieron en objetos sencillos, pero los mejores de su vida: unas pistolitas de juguete. Esos recuerdos se integraron a su memoria familiar y reaparecieron años después.

Diciembre de 2002 y el ingreso a rehabilitación

El 11 de diciembre de 2002, Jorge Medina ingresó a la Clínica Promesas para iniciar un proceso de rehabilitación. Su hija había nacido semanas antes, el 19 de noviembre de ese mismo año. Durante la noche del 24 de diciembre participó en una dinámica terapéutica enfocada en la revisión de su historia personal. El ejercicio lo llevó a recordar su niñez en Cacalotán, la casa donde vivió con su madrina María y su padrino Genaro, así como imágenes asociadas a su entorno familiar. Esos recuerdos formaron parte del proceso de reflexión dentro del tratamiento.

Reencuentro con su hija

Al concluir esa sesión le informaron que recibiría un regalo, una muñeca: su hija. El significado del momento se concretó cuando pudo ver a su hija después de 28 días sin contacto. El reencuentro ocurrió dentro del periodo de rehabilitación y se convirtió en el recuerdo navideño que Jorge Medina identifica como central en su vida adulta.

Ese episodio quedó vinculado a la decisión de continuar con el proceso de cambio personal y a la búsqueda de reconstrucción familiar.

Perdón como parte del proceso

Jorge Medina relaciona ese periodo con el perdón, entendido como un elemento del proceso de sanación personal y familiar. El reconocimiento de las adicciones y la decisión de modificarlas formaron parte de ese camino.

El cantante subraya la importancia de la reconciliación dentro de las familias, especialmente en contextos donde existen distancias o conflictos prolongados.

Vida familiar y continuidad

Jorge Medina está casado con Mónica Sánchez desde hace más de 30 años y son padres de tres hijos. La relación ha atravesado etapas de dificultad y reconstrucción a lo largo del tiempo. La continuidad familiar se ha sostenido en compromisos asumidos después de los momentos de crisis.

Mónica Sánchez ha expresado públicamente mensajes de agradecimiento por la vida compartida, por la paternidad ejercida y por la familia que han construido.

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Mariami, bebé que recibió una arteria capaz de crecer con su corazón

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Mariami, bebé que recibió una arteria capaz de crecer con su corazón
Foto Hospital Gregorio Marañón

Madrid.— A los siete meses de vida, Mariami entró a un quirófano con un corazón que no podía seguir su propio ritmo y salió con una arteria pulmonar capaz de crecer junto a ella, un avance médico que marca un antes y un después en la cirugía cardiaca infantil en España y en Europa.

Diagnóstico temprano y decisión inédita

Mariami nació con una malformación congénita cardiaca que comprometía el funcionamiento de una de sus válvulas. En escenarios habituales, este tipo de afecciones conduce a una cadena de intervenciones quirúrgicas conforme el niño crece, debido a que los implantes tradicionales no se adaptan al desarrollo del corazón infantil.

El equipo médico del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, España, optó por una vía distinta. En lugar de implantar una prótesis que exigiría recambios periódicos, decidieron realizar un trasplante parcial de corazón mediante la implantación de una arteria pulmonar procedente de un donante de la misma edad que la paciente. El objetivo fue claro: permitir que el tejido trasplantado creciera al mismo ritmo que el corazón de Mariami.

Primer trasplante parcial de corazón en un bebé en España

La intervención convirtió a Mariami en la primera bebé menor de un año en Europa y la primera paciente en España en recibir un trasplante parcial de corazón con estas características. La cirugía se realizó con éxito y su evolución clínica fue favorable desde las primeras horas posteriores al procedimiento.

Tras permanecer únicamente dos días en la Unidad de Cuidados Intensivos, la menor pasó a planta de hospitalización, donde continuó su recuperación. El equipo médico confirmó que la nueva arteria pulmonar se integró adecuadamente y cumplía su función sin complicaciones inmediatas.

Técnica compleja con precedentes pioneros

El procedimiento reunió tres hitos quirúrgicos en una sola intervención. Por un lado, el trasplante parcial de válvulas cardiacas. Por otro, la utilización de grupos sanguíneos incompatibles entre donante y receptora. Además, se recurrió a una donación en asistolia controlada, técnica que el propio hospital había introducido en España en años anteriores.

La Oficina Regional de Trasplantes de Madrid y la Organización Nacional de Trasplantes avalaron todo el proceso, desde la identificación del donante hasta la coordinación de los equipos implicados. El trasplante consistió en implantar únicamente las válvulas necesarias, sin sustituir el músculo cardiaco, dado que Mariami no presentaba fallo muscular que justificara un trasplante completo.

Crecimiento como factor clave en cardiología infantil

Hasta ahora, los niños que requerían un recambio valvular recibían implantes fabricados con materiales biológicos o sintéticos que no crecen, una limitación que obliga a múltiples cirugías a lo largo de la infancia y la adolescencia.

Con esta estrategia, el tejido valvular humano trasplantado mantiene su capacidad de adaptación al crecimiento corporal. El jefe de Cirugía Cardíaca Infantil del Gregorio Marañón, Juan Miguel Gil-Jaurena, explicó que esta alternativa evita las reintervenciones sucesivas que afrontaban los pacientes pediátricos con implantes convencionales.

Manuela Camino, jefa de Trasplante Cardíaco Infantil del centro, subrayó que esta vía abre una solución duradera para malformaciones y cardiopatías congénitas graves, especialmente aquellas en las que las válvulas no se desarrollan de forma adecuada desde el nacimiento.

Realidad que afecta a miles de familias

En España nacen alrededor de 4 mil niños cada año con cardiopatías congénitas, lo que equivale a unos 10 bebés cada día y a uno de cada 100 nacimientos. Se trata de la malformación congénita más frecuente y una de las principales causas de cirugía cardiaca infantil.

El caso de Mariami introduce una alternativa terapéutica especialmente relevante para los pacientes más pequeños, quienes se benefician en mayor medida de soluciones que acompañan su crecimiento y reducen la exposición repetida a intervenciones de alto riesgo.

Donación de corazones infantiles

La técnica también amplía las posibilidades de aprovechamiento de las donaciones de corazón infantil, que son limitadas. Según los especialistas, este modelo permite abrir hasta tres escenarios nuevos: el uso de válvulas de corazones sanos sin receptor adecuado por tamaño, la utilización de válvulas de corazones con músculo no funcional y el llamado trasplante dominó, en el que las válvulas de un niño que recibe un trasplante completo pueden beneficiar a uno o dos pacientes adicionales.

Beatriz Domínguez-Gil, directora general de la Organización Nacional de Trasplantes, señaló que el procedimiento refleja la coordinación del Sistema Nacional de Salud y agradeció a la familia donante por hacer posible una nueva oportunidad de vida.

Reacciones institucionales y médicas

La consejera de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Fátima Matute, calificó la intervención como un hito para la sanidad pública madrileña y reconoció el trabajo del Servicio de Cardiología del Gregorio Marañón, al que definió como un referente nacional.

En la misma línea, la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, expresó públicamente su reconocimiento a los profesionales y a las familias donantes.

Desde el ámbito clínico, los especialistas coincidieron en que el trasplante parcial de corazón podría convertirse en la primera opción de tratamiento para determinados casos en el futuro, sin excluir las cirugías convencionales cuando no exista un donante adecuado en un tiempo razonable.

Vida cotidiana tras el quirófano: madre e hija

Mientras los datos clínicos y las cifras dimensionan el avance médico, en la habitación del hospital la escena es distinta. Maka Dandurishvili, madre de Mariami, relató que su hija se encuentra bien, juega, tiene energía y mantiene la rutina propia de un bebé de su edad.

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Fe, disciplina y lucha libre: Fuerza Divina evangeliza desde el ring

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Fe, disciplina y lucha libre: Fuerza Divina evangeliza desde el ring
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Ciudad de México.— En la Parroquia de Santa Lucía, en la Diócesis de Azcapotzalco, Ciudad de México, un sacerdote combina el alzacuello con una máscara de lucha libre para encontrarse con niños y jóvenes en uno de los deportes más populares de México. Sobre el ring, Fuerza Divina no busca espectáculo sino cercanía, disciplina y una forma concreta de transmitir valores desde la fe católica.

Sacerdote en el circuito independiente

Fuerza Divina cumple 15 años como sacerdote diocesano y el mismo tiempo como luchador profesional dentro del circuito independiente. Su doble vocación se desarrolla sin abandonar el ministerio pastoral ni las responsabilidades parroquiales. Por esa razón no pertenece a empresas con agendas fijas sino a un esquema que le permite cumplir primero con la comunidad y, cuando es posible, subir al cuadrilátero.

La parroquia se convirtió también en espacio deportivo. Ahí funciona una escuela de lucha libre donde participan niños, adolescentes y adultos, con un ring instalado para clases y funciones abiertas a la comunidad. El deporte se integra a la vida parroquial como una herramienta de formación y convivencia.

La lucha libre como vocación temprana

El interés por la lucha libre apareció en la infancia. Aunque la fascinación estuvo presente desde pequeño, sus padres le exponían la dureza de ese deporte. Durante el seminario mantuvo una vida deportiva activa en disciplinas como básquetbol y futbol, hasta que el rumbo cambió en la etapa de formación al diaconado.

El encuentro con Fray Tormenta marcó un punto de inflexión. El histórico sacerdote-luchador lo invitó a entrenar con los Cachorros de Fray Tormenta, grupo que surgió alrededor del orfanato fundado en Texcoco, Estado de México. A partir de ahí inició una preparación formal con distintos profesores de lucha libre y asumió el deporte como una vía de evangelización dirigida a nuevas generaciones.

Legado de Fray Tormenta

Fuerza Divina forma parte de una tradición poco común dentro de la Iglesia mexicana. Fray Tormenta, cuyo nombre es Sergio Gutiérrez Benítez, alternó durante años el ministerio sacerdotal con la lucha profesional para sostener un orfanato que llegó a albergar a más de 200 niños en situación de abandono. Muchos de ellos cursaron estudios profesionales y encontraron un camino distinto al de la calle.

Ese antecedente abrió una puerta que hoy continúa en Azcapotzalco. El ejemplo de Fray Tormenta permanece como referencia de una labor social que combinó fe, deporte y atención directa a la niñez vulnerable.

El ring como metáfora de la vida

Para Fuerza Divina, la lucha libre representa una lectura cotidiana de la vida cristiana. El cuadrilátero expone esfuerzo, caídas y disciplina, elementos que se repiten en la experiencia humana y espiritual. Cada combate exige preparación, dominio del cuerpo y control de las emociones, en especial de la ira.

La técnica busca proteger al compañero. Los movimientos aparentan impacto, pero están diseñados para evitar daño. Por ello el entrenamiento y la licencia profesional resultan indispensables.

Fuerza Divina cuenta con licencia del Estado de México y tramita la correspondiente a la Ciudad de México, requisito que garantiza seguridad y responsabilidad dentro del deporte.

Vía de cercanía con niños y jóvenes

La presencia del sacerdote en el ring genera una relación distinta con la comunidad. Niños y jóvenes se acercan con confianza para pedir orientación. Algunos encuentran en el deporte una alternativa frente a adicciones, violencia o dinámicas de aislamiento. Otros participan en retiros y actividades parroquiales a partir del vínculo construido en el entrenamiento.

La escuela de lucha recibe a personas de distintas edades. No todos continúan debido a la exigencia de la disciplina, pero quienes permanecen incorporan rutinas, hábitos y un sentido de compromiso que trasciende el ámbito deportivo.

Obediencia y autorización eclesial

El ejercicio de la lucha libre no es secreto y cuenta con el permiso del obispo de la Diócesis de Azcapotzalco, Adolfo Miguel. La actividad deportiva de Fuerza Divina se desarrolla bajo el principio de obediencia y con prioridad en el servicio parroquial. El propio sacerdote subraya que el ministerio no impide actividades deportivas o artísticas siempre que se respeten los compromisos pastorales.

Esta apertura se inscribe en una visión de evangelización que busca nuevas formas y lenguajes para transmitir el Evangelio, sin desplazar la centralidad de la vida sacramental.

Origen de la máscara

La identidad de Fuerza Divina se completa con una máscara cargada de símbolos. El diseño surgió en un sueño que lo llevó a dibujar el concepto de inmediato. El equipo fue elaborado por el luchador Euphoria, del Consejo Mundial de Lucha Libre.

El triángulo representa a Dios Padre. La cruz al centro simboliza a Jesucristo como salvación. La paloma alude al Espíritu Santo. Las flamas evocan Pentecostés y el nacimiento de la Iglesia. Las ínfulas recuerdan la mitra episcopal y el magisterio. El alfa y omega remiten al principio y fin de todas las cosas. Cada elemento conecta la identidad luchística con la fe que profesa.

Misión que continúa

En Santa Lucía, Azcapotzalco, la lucha libre convive con la misa, el entrenamiento con la catequesis y el ring con el altar. Fuerza Divina encarna una forma singular de presencia pastoral que dialoga con la cultura popular sin abandonar el rigor del ministerio sacerdotal.

A 15 años de iniciar este camino, el sacerdote-luchador mantiene una misión clara: acompañar, formar y ofrecer a niños y jóvenes una alternativa donde el deporte, la disciplina y la fe se encuentren en un mismo espacio.

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El mediocampista que jugó con un milagro bajo el corazón: la fe que sostuvo a Alberto García Aspe

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El mediocampista que jugó con un milagro bajo el corazón: la fe que sostuvo a Alberto García Aspe
Foto Facebook / https://www.facebook.com/betogarciaaspe8

En México, pocas figuras del fútbol han encarnado con tanta claridad la mezcla de disciplina, carácter y fe como Alberto García Aspe. Para muchos, su nombre evoca la imagen del futbolista, el mediocampista férreo, preciso, incansable. Para otros —los que conocen su vida fuera de la cancha—, representa algo todavía más profundo: un hombre marcado por un milagro, sostenido por una devoción que lo acompañó silenciosamente en cada partido.

Su historia, justo en estos días en que México celebra a la Virgen de Guadalupe, nos recuerda que la fuerza interior de una persona puede cambiar su destino más que cualquier aplauso o estadística.

Un corazón flechado por la Guadalupana

Antes de ser un referente del fútbol mexicano, García Aspe vivió un proceso que él mismo ha descrito como una conversión, un despertar interior en el que la Virgen de Guadalupe tuvo un papel central. No fue un episodio aislado ni un gesto simbólico. Fue un camino profundo en el que —en sus propias palabras— María “flechó su corazón”.

Esa experiencia dio origen a una devoción que lo acompañaría durante décadas: la imagen de la Guadalupana, discretamente guardada bajo su camiseta de juego, pegada al pecho como un recordatorio silencioso de que nada se logra solo con fuerza física; todo se sostiene con gracia, gratitud y propósito.

Muchos vieron al jugador implacable. Pocos sabían que debajo del uniforme latía un corazón sostenido por una fe viva que le daba equilibrio en medio de la presión, la fama y la exigencia profesional.

Un milagro que marcó su vida

García Aspe ha hablado abiertamente de un milagro que transformó su vida espiritual y que reforzó su devoción a la Virgen de Guadalupe. Para él, no fue un simple suceso extraordinario, sino el punto en el que entendió que su carrera, su familia y su propósito estaban entrelazados con algo más grande que el éxito deportivo.

Hace algunos años, durante una concentración previo a una liguilla del fútbol mexicano, su esposa se puso muy mal y llegó de emergencia al hospital para acompañarla y que pudiera ser intervenida quirúrgicamente. Durante el traslado al quirófano platicaron con una enfermera de nombre Guadalupe quien les comentó que todo saldría bien, después de la cirugía en donde “a Dios gracias todo salió bien”, buscaron a la enfermera, sólo conocían su nombre. Tras la búsqueda se dieron cuenta que no existía ninguna enfermera con dicho nombre en el hospital.

Ese milagro se convirtió en un ancla emocional, una certeza interior que lo acompañó en los momentos difíciles y que le permitió mantener una postura serena y equilibrada en un medio donde muchos pierden el rumbo.

Disciplina fuera y dentro de la cancha

Si algo definió su carrera fue la disciplina. Pero esa disciplina no nació solo del entrenamiento: nació de su vida espiritual.

Los pilares que hoy sostiene —la oración, la Eucaristía, la confesión, el ayuno, la lectura de la Biblia— formaron un marco interior que le dio claridad para tomar decisiones, medir sus acciones y mantenerse congruente con sus valores.

En la cancha, esa congruencia se traducía en liderazgo sin protagonismos, temple en los momentos de crisis y respeto por el rival. Fuera de ella, le permitió construir una vida familiar estable, discreta y profundamente cuidada. Su fe no lo separó del fútbol; al contrario, lo sostuvo dentro de él.

El contraste que inspiró a muchos

A quienes llegaron a conocerlo de cerca siempre les llamó la atención el contraste: un jugador rudo, directo, competitivo… y un hombre de espiritualidad suave, devota, profundamente humana.

Ese contraste, lejos de ser una contradicción, era la explicación.

Su fortaleza nació de su fe.
La disciplina nació de una vida ordenada interiormente.
La serenidad nació de saber que no jugaba solo.

Muchos jóvenes futbolistas encontraron en él un ejemplo técnico y un modelo de integridad. Demostró que se puede competir al más alto nivel sin sacrificar valores, sin perder el piso y sin convertir la fama en un centro de gravedad.

La familia como su verdadero campeonato

Dentro de los capítulos menos conocidos de la vida de García Aspe está su profundo compromiso con su familia. Ha sido reservado al respecto —y eso mismo dice mucho.

En un mundo donde la exposición se ha vuelto moneda corriente, él eligió la discreción como acto de amor y protección. Sus decisiones profesionales estuvieron marcadas por un principio: nada vale más que el hogar.

Ese cuidado es, quizá, una de las partes más valiosas de su legado.
Un recordatorio de que el éxito verdadero se mide en los vínculos que se fortalecen, no en los reflectores que se encienden.

Reinventarse cuando el estadio se apaga

El retiro profesional ha golpeado con fuerza a muchos atletas. En su caso, la transición fue un acto de madurez y de propósito. Pasó por roles de directivo, analista, mentor y formador de jóvenes. Pero, sobre todo, cultivó su vida interior.

La fe que lo acompañó en su carrera se volvió el mapa para lo que vino después.
Y así demostró que el valor de una persona no depende de la permanencia en los escenarios, sino de la solidez de su vida interior.

Un legado que trasciende goles y estadísticas

Hoy, García Aspe es recordado como uno de los mediocampistas más icónicos del fútbol mexicano. Pero su historia va más allá del fútbol. Es la historia de un hombre que:

  • Encontró un milagro en su camino
  • Puso su vida bajo el amparo de María
  • Construyó una familia fuerte
  • Se reinventó con humildad
  • Dejó un testimonio de fe que inspira sin imponer

En un país que celebra a la Virgen de Guadalupe, la vida de Alberto García Aspe nos recuerda que la fe no se trata de superstición, sino de dirección; no se trata de fuerza, sino de sentido.

Y que a veces, para llegar a la meta más importante, necesitamos escuchar la voz que habla en silencio, justo donde inicia el corazón.

Síguelo en sus redes sociales

Si esta historia te inspiró, te invitamos a seguir a Alberto García Aspe en sus redes sociales, donde continúa compartiendo reflexiones, momentos personales y el testimonio de la fe que ha guiado su vida dentro y fuera de la cancha. 

Acompáñalo y sé parte de la comunidad que encuentra en su voz un recordatorio de que la disciplina, la familia y la fe siguen siendo caminos firmes para construir una vida con sentido.

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La vida suena; niña de 12 años vence al cáncer

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La vida suena; niña de 12 años vence al cáncer
Foto ISSSTE

Ciudad de México.— El sonido metálico recorrió el pasillo del Hospital Regional de Alta Especialidad en Torreón, Coahuila. Una niña de 12 años tomó la cuerda con firmeza y tocó la campana que marca el cierre de un tratamiento oncológico. Su sonrisa abrió un espacio de alivio después de meses de hospitales, cirugías y quimioterapias. Aquella escena resumió el trayecto de una familia que apostó por la vida y de un equipo médico que acompañó cada paso.

Llegada que cambió el rumbo

La menor ingresó al hospital por un dolor abdominal que se volvió persistente. El equipo médico realizó tomografías y análisis que permitieron identificar un tumor maligno en el ovario. La noticia trazó un camino complejo, aunque con una ruta clara: atender sin demora y sumar especialistas de distintas áreas para responder a un diagnóstico que exigía precisión.

Equipo completo para una meta única

El hospital integró a pediatría, cirugía, oncología, nefrología, neumología, cardiología hematología y otras especialidades. El trabajo coordinado abrió paso a evaluaciones constantes para medir cada avance. La niña enfrentó seis meses de tratamiento que incluyeron tres cirugías, una de ellas urgente, además de seis sesiones de quimioterapia.

Durante el proceso, el área de psicología dio acompañamiento a la familia para sostener la rutina hospitalaria y el impacto de cada etapa clínica.

El día que la campana sonó

La menor concluyó el protocolo oncológico después de superar cada intervención y cada estudio. Cuando el equipo confirmó la recuperación, la familia se reunió en el pasillo donde se encuentra la campana que los pacientes tocan al terminar su tratamiento.

La niña levantó la vista antes de jalar la cuerda. El sonido se extendió mientras el personal médico, de enfermería y de apoyo celebró alrededor. “Me trataron muy bonito. Gracias a mis pediatras, doctores, enfermeras, internos, limpieza y cocina. Son parte de mi familia ahora”, expresó la menor.

Historia que fortalece a un hospital joven

El caso alcanzó un significado especial para el Hospital Regional de Alta Especialidad, una unidad reciente en Torreón. Su directora, la doctora Margarita Martínez Moreno, afirmó que el momento representó el esfuerzo conjunto entre el equipo clínico y la familia de la paciente.

Mientras, la oncóloga pediatra Cristina Romero Luna señaló que la experiencia confirma la capacidad del hospital para atender escenarios complejos y avanzar hacia nuevos retos.

La historia permaneció en el hospital como un mensaje de lo que ocurre cuando la salud logra abrir caminos de esperanza.

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