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Cultura

Adiós a Gilberto Aceves Navarro

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México.- Gilberto Aceves Navarro, fallecido el sábado 20 de octubre a los 88 años de edad, fue un artista plástico completo, pintor, muralista y escultor.

Comenzó dibujando en papel estraza escenas cotidianas de la Ciudad de México, y pronto sus obras llegaron a formar parte de muestras nacionales y extranjeras, en las que no dejó de vinculársele con la abstracción y el movimiento de la Ruptura, así como con el Salón de la Plástica Mexicana, aunque él prefiriera eludir calificativos y adscripciones.

Nació en 1931 en la Ciudad de México. Su infancia fue un tanto “desoladora” pues creció cerca de una madre —cantante de ópera— a la que siempre intentó enamorar para que lo quisiera, cometido que no logró.

Se le reconoció por su voracidad para observar y digerir las expresiones de las diferentes culturas visuales alejado de protagonismos, tanto de su propia persona como de modelos o anécdotas, para remitirse a una expresión esencial:

“A la energía del trazo que jamás titubea, se agrega una información sustantiva, la de un conocimiento a tal grado asimilado, me atrevería a decir somatizado, que se presenta adherido a sus manos y sus dedos: prótesis asombrosas de sus extraños juegos mentales”, escribió Luis Ignacio Sáinz en el libro Gilberto Aceves Navarro 1951-2005.

El pintor, que en septiembre de este año cumplió 88 años y de los cuales más de 60 dedicó a su trabajo artístico, comenzó sus estudios en 1950 en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, del entonces Instituto Nacional de Bellas Artes. 

En 1952 trabajó con el artista David Alfaro Siqueiros para pintar los murales de Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en Ciudad Universitaria.

En 1968 Gilberto Aceves, con otros artistas, fundaron el Salón Independiente (SI) como una protesta en respuesta a la convocatoria para la Exposición Solar, la cual había sido organizada por el INBA para mostrar lo mejor del arte contemporáneo en el país, como parte de las actividades culturales en el marco de las XIX Olimpiadas, y que incluía lo que partidarios del SI denominaban intereses nacionalistas y exclusivos para artistas santificados por las escuelas de arte y las instituciones oficiales en México.

Este gesto fue considerado un parteaguas en la historia del arte en México, por lo cual los artistas que en él participaron fueron considerados integrantes del movimiento de La Ruptura; a través de sus exposiciones la agrupación llegó a considerar que podrían llegar a “revolucionar los sistemas oficiales que trabajaban para sofocar las libertades creativas”, por lo cual “pidieron abiertamente al INBA que reconsiderara su enfoque nacionalista, jerárquico y anticuado de la exposición”, escribe Arden Decker.

Aunque Aceves no se consideró parte de este u otro movimiento en particular y, en cambio, afirmó que su camino siempre fue el de la rebeldía, es inevitable recordar el gesto profundamente simbólico que llevaría a cabo durante la exposición de 1970 en el marco del Salón Independiente, influido por su crítica a la censura en los medios de comuicación y a la creciente cultura de consumo.

En aquel momento, debido a las limitaciones financieras, pero también gracias a las donaciones de materiales que recibieron, la exposición fue creada en el momento, con cartón y papel periódico, y en su inauguración, Gilberto Aceves prendió fuego a su propia obra en protesta por la censura imperante.

Su talento con el pincel le dio la oportunidad de recorrer varios países y ser reconocido tanto en el extranjero como en su propia nación; en 1989 recibió una mención honorifica en la Bienal de Cannes Sur Mer en Francia y el mismo año fue condecorado con el Premio de la Universidad Nacional. Además, participó en otras Bienales como la de Tokio, así como en la Mostra Internazionale di Bianco e Nero de Lugano, en Suiza.

En México recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 2003, año en que también fue reconocido como miembro de la Academia de Artes. En 2008 el pintor fue homenajeado con la inauguración de una exposición en el Palacio de Bellas Artes, la cual se tituló Gilberto Aceves Navarro, 5 décadas, una mirada.

Para 2011 el INBA le otorgó su máxima distinción: la Medalla Bellas Artes, por su desempeño en las artes y su aportación como creador y docente. La máxima casa de estudios también le reconoció, en 2014, con una medalla por 40 años de servicios académicos.

A punto de cumplir los 80 años, en septiembre de 2011, el escultor fue hospitalizado y operado de emergencia; sin embargo, ni este ni otros problemas de salud impidieron que Gilberto Aceves continuara impartiendo talleres o actividades sobre su quehacer artístico.

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En su trayectoria se cuentan numerosas obras entre las que sobresalen Yo canto a Vietnam, pintado en 1970 para el pabellón de México en la Feria Mundial de Osaka en Japón; Canto triste por Biafra, pintado en 1979 y colocado en el Museo de Arte Moderno y Una canción para Atlanta, realizada en 1993 con motivo de los juegos olímpicos realizados en esa ciudad en 1996.

Su obra recorrió lugares de todo el mundo y actualmente se encuentra en diversas galerías y colecciones públicas y privadas. Una de sus últimas exposiciones fue Cabezas olmecas, caricia y materia, inaugurada en abril de 2018.

El pasado 4 de julio el Museo de la Ciudad de México inauguró una exposición retrospectiva que le rindió homenaje: Gilberto Aceves Navarro: Hoy, la cual ofrece un recorrido por el camino y evolución del artista.

Gilberto Aceves Navarro

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Cultura

El Palacio de Bellas Artes: 90 Años de Arte y Patrimonio

Una historia fascinante

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Palacio de Bellas Artes
Foto: Ángel Reyes

Ciudad de México.- El 29 de septiembre de 2024, el Palacio de Bellas Artes celebró los 90 años de su inauguración, con una gala que integró un programa de música mexicana a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) y las espectaculares coreografías del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández.

90 años del Palacio de Bellas Artes
Foto: Ángel Reyes

El recinto de mármol abrió sus puertas por primera vez en 1934. La construcción, iniciada treinta años antes, en 1904, durante el Porfiriato, fue interrumpida por la Revolución.

Así, el Palacio de Bellas Artes nació bajo ese nombre en 1934. Su historia inició casi un siglo antes, el 18 de febrero de 1842, cuando se colocó la primera piedra del Teatro de Santa Anna, posteriormente conocido como Teatro Nacional.

Un poco de historia

Foto: Cortesía de Ángel Reyes

En 1900, la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas del gobierno porfirista compró el Teatro Nacional con la intención de remodelarlo. En mayo del siguiente año, se publicó en “Obras de Embellecimiento y Utilidad para la capital” que las reparaciones del inmueble eran muy costosas. Se consideró más conveniente edificar un nuevo recinto.

Ese mismo año, comenzaron los trabajos de demolición del teatro, lo que permitió prolongar la calle de 5 de Mayo para que desembocara en los terrenos del antiguo convento de Santa Isabel. En esos terrenos se construiría la Plaza del nuevo Teatro Nacional, como parte del proyecto arquitectónico de embellecimiento de la capital de la República, con motivo de las celebraciones del Centenario de la Independencia Nacional de 1810.

En 1904, el arquitecto Adamo Boari firmó el contrato para construir el nuevo Teatro Nacional de México e iniciaron las excavaciones de las cepas para la cimentación del edificio. En 1907, la construcción sufrió un primer hundimiento; al año siguiente, el edificio había descendido un metro y 84 centímetros. Además, como consecuencia de la Revolución Mexicana, los recursos económicos de los diferentes gobiernos que accedieron al poder fueron cada vez menores, lo que provocó que, paulatinamente, la obra se interrumpiera. En 1916, Boari dejó el proyecto.

De 1917 a 1929, solo se realizaron trabajos de mantenimiento, con poco avance en la edificación. En 1930, el arquitecto Federico Mariscal fue contratado para continuar la construcción; sin embargo, las obras iniciaron dos años después, cuando Alberto J. Pani, secretario de Hacienda del gobierno del presidente Abelardo L. Rodríguez, tomó en sus manos el proyecto. Finalmente, el 29 de septiembre de 1934, se concretó el sueño de varias generaciones.

Hallazgos arqueológicos

La muestra expuesta en esta ocasión en El Rincón del Tiempo dio cuenta de algunos de los hallazgos realizados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, que permitieron conocer más sobre el espacio que hoy ocupa el Palacio de Bellas Artes. Entre las piezas exhibidas se encontraron platos, ollas, jarras, cajetes, malacates, molcajetes, copas, fragmentos de braceros, sellos, figurillas zoomorfas y antropomorfas, así como la escultura del hombre viejo y la vasija de piedra, Cuauhxicalli de Quetzalcóatl.

A lo largo del tiempo, el centro histórico de la Ciudad de México tuvo que asimilar una transformación continua en su arquitectura y urbanismo, en las dimensiones de sus predios, en los nombres de sus calles y en las costumbres de sus habitantes. Sin embargo, pese a los cambios sufridos, aún hoy guarda en sus entrañas los antecedentes históricos que nos hablan de la grandeza de su origen: México-Tenochtitlan.

Un espacio que resguardó bajo sus cimientos una historia de siglos es el que hoy ocupa el Palacio de Bellas Artes. De acuerdo con los cronistas de la Ciudad de México, se localiza en lo que fue una zona de actividad comercial en la época prehispánica, en Moyotlán, una de las cuatro parcialidades del México-Tenochtitlan. A partir de la conquista, quedó bajo la “traza española”, donde se localizaba el tianguis de Juan Velázquez Tlacotzin, el primero que aparece en las actas del Cabildo, desde 1524 hasta 1542. Se llamó así porque allí se hallaba la casa de un tenochca principal de ese nombre y apellido, quien fue el Cihuacóatl de Moctezuma.

En enero de 1905, a escasos dos meses de haberse iniciado las excavaciones para la cimentación del nuevo Teatro Nacional, hoy Palacio de Bellas Artes, se encontró el recipiente del águila, cuauhxicalli, vasija de piedra en la que se depositaban ofrendas a los dioses. Este objeto fue remitido al Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología para su exhibición.

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Remodelaciones

Foto: Cortesía de Ángel Reyes

De 2008 a 2010, se llevó a cabo la mayor intervención en su teatro y sala de espectáculos. Se renovaron plataformas, tramoya, escenario, foso, iluminación, acústica, cabinas y butaquería. Se realizaron otras rehabilitaciones en el recinto, entre las que destacan la remodelación de las salas de exhibición del Museo del Palacio de Bellas Artes en 1994 y, de 2000 a 2004, la restauración de sus cúpulas.

En 1993, se decidió construir un estacionamiento subterráneo frente al Palacio, lo que dio la oportunidad de un nuevo rescate de elementos prehispánicos por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia, que permitió conocer más sobre la época mexica.

Algunas de las piezas rescatadas, que en otro momento constituyeron parte de la vida cotidiana de los mexicas, forman parte de esta exposición. Esto da testimonio de que en lo que fuera el antiguo barrio mexica de Moyotlán, hoy se encuentra el Palacio de Bellas Artes, el recinto cultural de mayor jerarquía de nuestro país.

(Con información del INBAL)

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Cultura

90 años del Palacio de Bellas Artes, lo celebran con programa muy mexicano

Con la OSN y el Ballet Folklórico

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La Gala conmemorativa. 90 años del Palacio de Bellas Artes, fue una celebración llena de emotividad y arte a través de la participación de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) y el Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández.
Foto: Ángel Reyes

Ciudad de México.-La Gala conmemorativa 90 años del Palacio de Bellas Artes, fue una celebración llena de emotividad, ritmo y color, a través de la participación de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) y el Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández.

Bajo la dirección de su titular, Ludwig Carrasco, la OSN inició la celebración con la Obertura festiva de Carlos Vidaurri, compositor mexicano que dedicó la obra al Palacio de Bellas Artes.

En el recinto más importante de las artes y la cultura en México, el público se unió a la fiesta que incluyó por un programa con dos obras mexicanas, entre ellas México (galopa), de Ángela Peralta (orquestación de Arturo Márquez) y Sinfonía india, de Carlos Chávez.

El Ballet Folklórico de México levantó el aplauso de los asistentes al escuchar Sensemayá, de Silvestre Revueltas, con la cual la OSN y la agrupación creada por Amalia Hernández se hermanaron con ritmo y colores.

La alegría continuó con el sabor de la música mexicana al escuchar Sones de mariachi, de Blas Galindo, en la cual la agrupación se lució con el despliegue de vestimenta tradicional de las distintas regiones de México.

Foto: Ángel Reyes

YA VISTE: Gracias a sus padres, joven veracruzana es la mejor estudiante del mundo

La fiesta bajó del escenario

La fiesta musical siguió con la soprano María Katzarava al interpretar Si nos dejan, del guanajuatense José Alfredo Jiménez, y el Ballet Folklórico reapareció con Nereidas, tomando como escenario los pasillos de la Sala Principal, en donde el público respondió con alegría y múltiples aplausos.

Foto: Ángel Reyes

Uno de los momentos más emotivos de los asistentes fue con cuando la Orquesta Sinfónica Nacional celebró los 90 años del Palacio de Bellas Artes con las tradicionales Mañanitas, de Alfonso Esparza Oteo, y con Viva México, de Pedro Galindo, coreadas por los asistentes a esta celebración conmemorativa.

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Cultura

Gracias a sus padres Ángela Olazarán fue premiada como la mejor estudiante del mundo

Diseñó un asistente virtual que diagnóstica 21 enfermedades

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Ángela Olazarán Laureano

Ciudad de México.- Ángela Olazarán, una joven veracruzana de tan solo 17 años, fue la ganadora del Global Student Prize, en Nueva York, que le fue entregado durante la semana de la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde la adolescente, ataviada con un vestido típico de su estado, fue sorprendida con el galardón.

Fue seleccionada entre 11 mil candidatos de 176 países por la creación de un proyecto de robótica que beneficia a personas de comunidades alejadas, un asistente virtual que trabaja con Inteligencia Artificial para diagnosticar enfermedades a distancia.

Nacida en Jalapa y residente en Papantla, Ángela es la “Mejor Estudiante del Mundo. ¿Cómo llegó una joven estudiante del CONALEP a convertirse en la ganadora?

Ángela Olazarán Laureano
Foto: Cortesía de Chegg.org

¿Quién es Ángela Olazarán?

Como a muchos estudiantes adolescentes mexicanos, la pandemia afectó a Ángela, que siempre fue buena estudiante, le gustaba sacar buenas calificaciones y participar en las actividades extras, pero de carácter tímido y reservado, a partir del 2020 se refugió en la red, pues no tuvo contacto con sus compañeras y no tenía amigas.

Antes había probado las artes, la música, el ballet, pero cuando sus padres la vieron horas en internet le propusieron tomar clases de robótica, fue así que Ángela encontró su pasión. Cuando salió de la secundaria, ingresó al CONALEP de su región, donde se orientó a la informática, y tuvo la atención de profesores que supieron ver sus fortalezas y la impulsaron a estudiar robótica.

Actualmente Ángela estudia Ingeniería en Tecnologías de la Información y Negocios Digitales en la Universidad Anáhuac Veracruz, campus Xalapa.

Ahí, la estudiante ayudó a diseñar Ixtliton, un asistente médico virtual impulsado por inteligencia artificial que actualmente puede diagnosticar 21 enfermedades basándose en una serie de preguntas. Diseñado con médicos locales durante la pandemia, Ixtlilton pretende ayudar a las personas que viven en zonas remotas o a grandes distancias de un centro médico, asistiéndolas para determinar si necesitan atención médica. En Papantla, donde vive Ángela, algunas comunidades más alejadas se ven obligadas a viajar una hora para llegar al centro médico especializado más cercano.

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Sus padres, su mayor influencia

Cuando a Ángela le preguntan a quién o a qué atribuye su éxito, respondió sin dudar, “a mis padres, que son maestros, y siempre me impulsaron a ser la mejor”.

Relató la joven que durante toda su niñez y adolescencia la guiaron a experimentar con varias artes y disciplinas científicas hasta encontrar su vocación.

Para el futuro la joven estudiante tiene como prioridad impulsar a niñas y mujeres a seguir sus sueños y hacer un cambio en el mundo.

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Cultura

Aprecia Cardenal Tolentino una de las colecciones de arte novohispano más completas en el Museo Soumaya

Visitó el Museo Soumaya, ubicado en Plaza Carso.

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Esta tarde visitó el Museo Soumaya, ubicado en Plaza Carso.

Ciudad de México.- Durante su visita a esta ciudad para presentar el Pacto Educativo Global, el Cardenal José Tolentino de Mendonca, representante del Papa Francisco para la Educación y la Cultura, tuvo un espacio para el arte en su apretada gira por nuestro país. Esta tarde visitó el Museo Soumaya, ubicado en Plaza Carso.

El Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación de la Santa Sede, admiró solo algunas de las obras de la vasta colección de arte que alberga el museo en sus cinco salas. Recorrió particularmente la Sala 3, “Antiguos Maestros Europeos y Novohispanos”; época en la que fueron constantes los temas religiosos en las representaciones artísticas.

El Cardenal José Tolentino, que además de ser sacerdote, es poeta, se conmovió ante obras que representan La Pieda; María Magdalena; La Virgen y el Niño; San Juan Bautista, o El Sagrado Corazón de Jesús. El Museo Soumaya alberga quizá la más grande colección de arte virreinal con temática religiosa en México.

Se dio tiempo para apreciar un ex voto de la Virgen de Guadalupe, de autor anónimo, y la obra titulada “Virgen de Guadalupe con las cuatro apariciones”, atribuida al pintor novohispano Juan de Sáenz.

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La víspera el cardenal Tolentino de Mendonca conoció la Basílica de Guadalupe, recorrió los antiguos templos y después presentó el “Pacto Educativo Global: una respuesta a la crisis cultural, antropológica y ética en este cambio de época”, en al Auditorio de la Plaza Mariana. Concluyó la jornada del lunes con la misa que ofició en la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe.

La gira del Cardenal Tolentino continúa esta semana en Guadalajara y Monterrey.

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