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Opinión

La Suprema Corte, al borde de la muerte

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En los próximos días la Suprema Corte abrirá nuevamente el debate en torno a la protección de la vida desde el momento de la concepción y la posibilidad de practicarse un aborto voluntario sin que esté en riesgo la vida de la madre, del menor o el embarazo sea producto de una violación.

Se trata pues de la defensa de la vida o de la posibilidad de que una madre acabe con la vida de su hijo sólo porque no lo desea.

El Alto Tribunal debe resolver procurando, ante todo, la debida impartición de justicia y la adecuada interpretación del Derecho. Lamentablemente, el proyecto del Ministro Luis María Aguilar Morales no es prometedor para la Suprema Corte como órgano jurídico especializado en la defensa de derechos humanos.

El proyecto que se pone a consideración del Pleno y que circula por redes sociales y medios de comunicación, recoge muchas de las frases falaces de la ideología de género radical, y propone si bien de manera pulcra, una argumentación endeble en virtud de los cimientos que la sustentan.

Eso sí, se celebra que en ninguna parte repite la mentira ideológica de que el gestante es parte del propio cuerpo de la madre.

Una serie de errores jurídicos

EL PRIMER ERROR del proyecto es considerar al aborto como parte del DERECHO A DECIDIR sobre el número y espaciamiento de los hijos, la libertad sexual y reproductiva y la maternidad.

El artículo 4 constitucional que se refiere a la libertad sexual, reproductiva y a la maternidad, no regula la concepción de un ser humano, ya que ello está fuera de la voluntad de una persona. Lo que regula es la libertad que tiene cada quien para ejercer su sexualidad responsablemente.

Varones y mujeres (hablando de sexo y no género, que es lo que importa en términos reproductivos) tenemos la libertad de ejecutar todos los actos tendientes a producir un embarazo y la libertad de ejecutar todos los actos y tomar todas las medidas posibles para prevenir que el embarazo ocurra a pesar de que se realice un acto sexual consentido. Que la fecundación y la implantación ocurran o no, escapan del control humano.

La maternidad en sí misma NO ES UNA DECISIÓN. Entonces, el derecho a decidir no llega a más porque el poder de decidir no se extiende mas allá.

EL ABORTO definitivamente es un acto posterior a la procreación y por ende, no puede considerarse como parte del derecho a decidir si procreamos o no. Temporalmente ha culminado la posibilidad de ejercer ese derecho.

EL SEGUNDO ERROR del proyecto es considerar que la maternidad corre el riesgo de ser impuesta si no se reconoce la posibilidad de un aborto.

Sin embargo, en un escenario de relaciones sexuales consentidas no existe un sujeto activo que esté imponiendo la maternidad. El concebido no se impone a los padres, ni el padre lo hace, pues tampoco puede controlar que haya un embarazo, menos aún el Estado que no tiene forma de producir ese hecho de la naturaleza. Éste ocurre naturalmente, como consecuencia del ejercicio de la libertad sexual de la persona.

Por el contrario, el aborto es una clara violación al texto constitucional que protege LA MATERNIDAD RESPONSABLE, siendo que el aborto, en el contexto en el que hablamos (relaciones voluntarias), ES la salida irresponsable; es la búsqueda de acabar con las responsabilidad que la maternidad conlleva; es un esfuerzo por eludir las consecuencias del ejercicio de la libertad.

EL TERCER ERROR fundamental que comete el proyecto consiste en considerar que el ser humano en gestación interfiere con el plan de vida y con el libre desarrollo de la personalidad de la madre.

Un ser humano en el vientre materno no ejecuta acción alguna que interfiera con el desarrollo de la personalidad de la madre. Simplemente existe. Por el contrario, es la madre, su entorno personal, familiar y social, su cultura, sus emociones, su pensamiento quienes están reaccionando a la existencia del concebido; es de ellos de quien se le debe proteger y cuidar.

Es su proyección de un futuro incierto lo que genera incertidumbre e inestabilidad emocional; no el concebido. El gestante no ejecuta acto alguno que afecte la salud emocional de la madre; entonces no puede ser sancionado con la privación de la vida por algo de lo que no es la causa.

EL CUARTO ERROR DEL proyecto es preponderar al concepto de persona sobre el de ser humano.

La interpretación y aplicación de los derechos humanos debe ser progresiva; debe velar por ampliar la protección del ser humano. Por ello, resulta incomprensible que el proyecto acuda al concepto de persona que es menos amplio que el de ser humano.

Esto es así porque el concepto de persona desde el ámbito jurídico del derecho civil federal no comprende a todo ser humano. El ser humano es el continente y persona el contenido. El primero es el género y el segundo la especie.

Por ello, no se puede acudir al término de persona para modificar al sujeto de protección de los derechos humanos, pues ello reduce su espectro de protección, dejando fuera incluso a nacidos vivos que indudablemente son seres humanos con derechos.

Aunado a lo anterior, el reconocimiento de la humanidad no puede estar sometido a una formalidad legal (registro) o a una prueba de resistencia a la adversidad (sobrevivir 24 horas).

Para colmo, esa limitante proviene de una norma inferior a la Constitución como es el Código Civil Federal; una norma sometida a control constitucional, que por lo mismo no puede reducir el goce de los derechos que la norma máxima de la unión reconoce.

EL QUINTO ERROR del proyecto consiste en despojar al ser humano en gestación de su humanidad y considerarlo como un objeto (bien) susceptible de protección en la medida en la que avanza su desarrollo y se asemeja más física y fisiológicamente a un ser humano nacido.

Un miembro de la especie humana no puede ser considerado ni siquiera en los albores de su existencia como un mero objeto o como un potencial ser humano. La dignidad inherente a su existencia no admite gradualidad, simplemente es parte de su propia naturaleza humana.

Aunado a lo anterior, la postura del proyecto constituye discriminación hacia un ser humano en función de su edad (desarrollo gestacional) y de su apariencia física. Algo claramente proscrito por nuestro Derecho Constitucional y la interpretación jurisprudencial del mismo.

El SEXTO ERROR del proyecto es la ausencia de un test de proporcionalidad. El test de proporcionalidad es una herramienta valiosa en la armonización de derechos. Este test se divide en tres principios: el de idoneidad, el de necesidad y el de proporcionalidad en sentido estricto o ponderación.

No obstante, el proyecto olvida esta herramienta y se remite sin más a argumentos de más de 10 años de antigüedad. Ello lo lleva a concluir que se logra un equilbrio entre ambos “derechos” cuando se permite el aborto durante las primeras doce semanas de gestación y se proscribe con posterioridad a ese período.

Una decisión más salomónica que jurídica, pues no considera el impacto de cada uno de los derechos involucrados en el otro y sobre todo, en sus titulares.

Por ello, en esta parte del proyecto se aducen nuevamente afirmaciones sin sustento científico ni estadístico como son la supuesta mortalidad materna, la práctica de abortos clandestinos, el número de mujeres en las cárceles; sin que se aporten datos concretos o estudios científicos que sustenten estos dichos, que quedan solamente como suposiciones.

Una decisión de esta trascendencia no puede quedar sujeta en su parte toral a argumentos añejos. Por el contrario, ésta es la oportunidad para que sobre la base de un test serio de proporcionalidad, la SCJN determine si es posible aniquilar una vida humana sobre la sola base de la falta de deseo de la madre de conservarla.

El SÉPTIMO ERROR del proyecto es considerar al aborto como una solución a las condiciones de precariedad, marginación y desigualdad que rodean a la mujer que aborta.

Si como dice el proyecto, las mujeres abortan orilladas por esas duras circunstancias de su entorno, entonces permitir el aborto solamente es agudizar el impacto de esas circunstancias. El acceso al aborto voluntario se vuelve un instrumento de revictimización, un medio para asegurarse que el impacto de esas condiciones adversas culmine en la decisión de extinguir una vida humana; dañando con ello no solo la dignidad del concebido, sino también la de su propia madre que decide acabar con una vida obligada por su entorno que la victimiza.

EN EL ÁGORA: La Ministra más proclive a la ideología de género es la que tiene menos mujeres en su oficina (apenas 19 de una plantilla de 56). Entonces, ¿la defensa de la paridad de género es meramente discurso o es real? ¿Le importan las mujeres o los grupos de poder que las usan como discurso?



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Columna Invitada

Triunfa Trump

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Triunfa Donald Trump en su campaña para volver a ser presidente de los Estados Unidos. Logra el resultado de lujo que él quería tener. Ahora es, no solo presidente de los EE. UU. sino que tiene, además, mayoría en ambas cámaras del Congreso, sin contar con que ya en su gestión anterior había nombrado a varios jueces de la Suprema Corte. Con lo cual, él se encuentra en una situación donde no tiene prácticamente contrapesos que le puedan impedir cumplir todas sus promesas de campaña.

A nivel mundial, algunas consecuencias que se pueden esperar son: un freno importante a los esfuerzos para reducir el calentamiento global. Por otro lado, el remedio a los daños que se le están haciendo a la ecología, no va a ocurrir de manera rápida, de manera que vale la pena empezar lo antes posible a reducir esos impactos. Contrariamente a lo que propone Trump.

Habrá efectos importantes para las alianzas de los Estados Unidos, sobre todo con la Organización de Tratado del Atlántico Norte, (OTAN), a la cual propone el señor Trump dejar con muy pocos fondos para su operación. Lo cual debilitará o impedirá el apoyo a Ucrania, que ya estaba teniendo resultados importantes en su defensa frente a Rusia. Pero no solo es el caso de Ucrania: están en riesgo la situación de Taiwán, que ha sufrido algunos intentos de amendrentarlos por parte de China, la situación de Corea del Sur y, por supuesto, los aspectos que tienen que ver con el apoyo a Israel.

Esto, por otro lado, también tiene consecuencias para la industria del armamento, que realmente ha sido la beneficiaria de muchos de esos apoyos de los Estados Unidos a sus aliados estratégicos, tanto en el tema nuclear como en el tema del armamento tradicional.

A nivel de los Estados Unidos, se reducirán los frenos que se ha dado al armamentismo de la población civil. Se dice que en Estados Unidos hay mayor número de armas en manos de civiles, que de habitantes. Y buena parte de esas armas terminan en manos de los traficantes de drogas en México y de otros países. Lo cual hace más difícil el control de dichas mafias que ha propuesto el presidente Trump y que le está exigiendo al Gobierno de México.

A otros niveles, se propone un proteccionismo interno, y la expulsión de inmigrantes, lo cual tiene resultados difíciles de medir. Entre estas consecuencias, su propuesta causará un problema de crecimiento económico. Ciertamente, es creíble que, al tener menor importación, la industria local va a crecer. Pero también es un hecho que los acuerdos y las inversiones requeridos, no ocurren de manera inmediata. De modo que sí habría dificultades por ese freno a la economía.

Si se cumple con la expulsión que se ha prometido de muchos millones de inmigrantes ilegales, habrá, en consecuencia, un aumento importante en el costo de los alimentos. Porque una buena parte de esos inmigrantes se dedican a labores del campo, que ahora no son absorbidos por la población local y a los que habría que pagar salarios sustancialmente mayores que a los inmigrantes ilegales.

En cuanto a México, claramente tenemos dificultades con varios de los ofrecimientos que hace el señor Trump. La expulsión de un número importante de mexicanos traerá consecuencias inmediatas con las remesas, que es una de las fuentes de ingreso más importantes que tiene en este momento el país. Porque, generalmente, los que hacen estas remesas son, precisamente, los inmigrantes ilegales que le están mandando fondos a sus familias que están viviendo todavía en México. Aquellos que ya tienen una situación legal, tienen la posibilidad de tener con ellos a su familia y por lo tanto no tienen necesidad de enviar remesas.

Por otro lado, tenemos que temer y esperar una reducción fuerte en las exportaciones mexicanas, porque Trump ha ofrecido reducirlas. Se exigirán medidas al gobierno mexicano muy difíciles de cumplir. Por ejemplo, reducir la exportación de drogas a cambio de no recibir castigos en la reducción de ingresos por exportaciones. Igualmente, es difícil tener rápidamente una reducción de la inmigración ilegal. Si los EE.UU., con su potencial económico, no ha logrado evitar esa inmigración, no es creíble que México, con una capacidad económica mucho menor, pueda lograrlo.

Además, lo que propone el señor Trump es la muerte del famoso concepto de Next Shore. En los noventa se crea el concepto de Off Shore, que quería decir una maquila en países lejanos los Estados Unidos. Después, recientemente, se creó el concepto de Next Shore: seguir maquilando partes importantes de la producción de Estados Unidos, pero en países cercanos, para reducir costos de supervisión y de logística. La propuesta de Trump podría llamarse el No Shore, o sea, no tener producción basada en maquila fuera los EE. UU. Esta, que es una de las grandes esperanzas que tiene México, casi seguramente no ocurrirá.

La idea de Trump es que México puede evitar fácilmente la emigración. Pero, si se expulsan a gran una cantidad de inmigrantes mexicanos, y se colocan castigos a las exportaciones de los productos mexicanos, van a bajar los ingresos del país, habrá mayor pobreza y, por lo tanto, habrá mayor incentivo para emigrar. Las medidas propuestas por la administración Trump, tendrían un efecto contraproducente. Y por supuesto, para poder evitar realmente la emigración, sólo podría hacerse en un plazo corto mediante olvidar el respeto a los derechos humanos de quienes quieren emigrar.

Las consecuencias de largo plazo son muy difíciles de evaluar. Ya tenemos dificultades para sostener un sistema democrático. Un problema que, además, no es solamente mexicano: está ocurriendo en muchos otros países. A largo plazo, la solución para el mundo entero, es un cambio en la política. El sistema de partidos, que es la base del modelo de democracia que hemos intentado en muchos países, está prácticamente agotado. El problema fundamental hoy en día es: ¿cómo lograrán los países que están intentando tener una democracia plena, tener los ingresos suficientes para poder sostener su situación frente a estas condiciones durísimas que está proponiendo el nuevo gobierno de los Estados Unidos de América?

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Felipe Monroy

Supermartes electoral de obispos y Sheinbaum

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Este 11 de noviembre comienzó la 117 Asamblea Plenaria del Episcopado Mexicano con la participación de más de 150 obispos provenientes de todos los rincones del país. A lo largo de la semana, los líderes católicos vivirán unas intensas elecciones para renovar 61 cargos de servicio nacional, evaluarán los trabajos del último trienio y recibirán a las representaciones del poder federal y el gobierno del Estado de México que, por vez primera en la historia, recaen sólo en mujeres.

Lo que sin duda marcará un punto de inflexión en la asamblea será el “supermartes electoral” en el que se decidirán los seis cargos del Consejo de Presidencia (presidente, vicepresidente, secretario general, tesorero y dos vocales) así como los 19 representantes para el Consejo Permanente (titulares y suplentes de las Provincias Eclesiásticas) y, finalmente, los titulares de Comisiones y Dimensiones episcopales. A pesar de la gran cantidad de cargos a elegir, renovar o refrendar, algunos obispos consultados aseguran que desean vivir un proceso concienzudo, respetando a cabalidad tanto los estatutos como el reglamento interno de la CEM pues de lo contrario, reconocen, estaría en cuestionamiento su estatura moral frente a los complejos procesos electivos que se avecinan en el país.

Todo parece indicar que, en general, hay bastante consenso para la elección del próximo representante de los obispos mexicanos. La mayoría de obispos mexicanos parece que se decantará por Jaime Calderón Calderón (58 años), michoacano de “donde se oculta el sol” quien apenas el pasado 19 de agosto tomó posesión de una de las más potentes, tradicionales e importantes sedes diocesanas en el corazón del Bajío mexicano después de servir seis años en medio del COVID y la crisis migratoria en la frontera chiapaneca.

Con un doctorado en filosofía y aproximaciones a las corrientes liberadoras de Paulo Freire y Xavier Zubiri, Calderón ha sido no sólo una voz audaz y comprometida ante la complejidad del fenómeno migratorio en el sureste del país, también es un disciplinado estructurador de orientaciones pastorales y un convencido de que la Iglesia debe enfocarse auténticamente en generar espacios de encuentro, diálogo y trabajo con otros actores sociales con una misión central: “anunciar y construir la dignidad humana”. Prácticamente no hay expresiones de reservas respecto a su persona o su trayectoria para llevar al episcopado mexicano a la antesala de la celebración del medio milenio del Acontecimiento Guadalupano.

Hay, sin embargo, mucha más inquietud respecto al próximo secretario general del organismo. Se trata de una posición clave porque funge como un auténtico articulador y operador de tiempo completo: vincula organismos eclesiales nacionales e intercontinentales, así como instituciones gubernamentales con las estructuras episcopales; debe integrar y resguardar la visión jurídica, política e histórica del episcopado; y, por si fuera poco, debe responder con naturalidad, disponibilidad y generosidad ante la responsabilidad de la vocería episcopal.

El secretario saliente, Ramón Castro Castro, realizó un trabajo realmente sacrificado para intentar conjugar sus obligaciones diocesanas en Morelos con las minucias operativas, protocolares y hasta burocráticas que exige la secretaría. Como le consta al clero y a los fieles morelenses, Castro no dejó de atender la demandante labor pastoral en el estado y sin contar con un obispo auxiliar que le apoyara en el terreno.

Es probable que la asamblea episcopal voltee al “bullpen” de obispos auxiliares para un recambio en la secretaría general; sería lo ideal contar con un encargado de tiempo completo, con experiencia en las gestiones episcopales pero también con una buena capacidad de interacción nacional e internacional, un desapasionado analista y con talento ante los medios de comunicación.

Por si le faltara emoción a esta asamblea, se tiene programado que el miércoles por la mañana, los obispos tengan su primer encuentro con Claudia Sheinbaum ya como presidenta de México; la recibieron en abril pasado para escuchar sus propuestas de campaña y de gobierno. Ahora quizá se hagan preguntas y planteamientos más serios, especialmente después de haberse encontrado con la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, y con la titular de la Unidad de Asuntos Religiosos, Prevención y Reconstrucción del Tejido Social, Clara Luz Flores.

Sin duda una herida fresca que acrecienta las preocupaciones episcopales sobre la seguridad en el país ha sido el artero asesinato del sacerdote Marcelo Pérez, quien fue ultimado tras una larga persecución en su contra tanto por parte de criminales como de corrompidas autoridades legales. Más que reclamos, los obispos llevan a la mesa su parte de participación en los proyectos de Diálogos por la Paz con los que, junto a las congregaciones religiosas y otros sectores sociales, pretenden reconstruir el tejido social.

Otros temas que quizá broten en el diálogo serán las políticas públicas ante el drama migratorio y los efectos que el triunfo de Trump pueda conllevar en la materia. También las preocupaciones sobre la reforma judicial federal y las recientes legislaciones locales que redefinen los alcances del respeto a la dignidad de la vida humana.

*Director VCNoticias.com @monroyfelipe

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Felipe Monroy

No olvidemos las periferias

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“Poner la periferia al centro” ha sido quizá una de las principales misiones que el papa Francisco ha exigido al mundo en la última década. Sin embargo, quizá sea una de las tareas más difíciles y más abandonadas porque no se refiere únicamente a “acudir a las orillas” buscando realidades marginales y marginadas sino a redignificarlas ante los centros del poder.

De hecho, se requiere ir un paso más allá: a reconocer y proponer en los centros de decisión algunos de los valores que con más frecuencia responden a los dramas de las periferias como el reconocimiento –sin falsas afectaciones– de las auténticas vulnerabilidades sociales, de la importancia de los procesos de innovación resiliente y de la participación de la inteligencia colectiva y democrática, sin olvidar los actos desinteresados que superan el asistencialismo a través de búsquedas de mutuo desarrollo. Como dijo Francisco, es en las periferias donde la realidad humana se hace más evidente y menos sofisticada: “La realidad se entiende mejor desde las periferias”.

Sin embargo, en cada transición y tensión entre poderes en juego, las periferias vuelven a quedar marginadas tanto en sus necesidades como en su significación. Ante los cíclicos juegos políticos se vuelven a poner en los centroides de toma de decisión los valores de control, poder, capacidad, habilidad y dominio; junto a sus contrapartes no dichas: sumisión, obediencia, simulación, connivencia, etcétera.

Es en las elecciones o durante los cambios de poder cuando las periferias retornan a su valor utilitario mínimo para justificar ideologías, políticas o principios de certeza absoluta. Los políticos (estén en campaña o no) usan a las marginalidades como aparentes destinatarios de sus esfuerzos y sus promesas, se compadecen de ellos al tiempo de condenar las pobrezas o violencias en las que están sumidos. Por supuesto, en arengas heróicas o mesiánicas prometen su restauración.

O peor, en momentos de colisión de capitales políticos o sociales se utiliza a la periferia como ese “músculo social”, “mayoría silenciosa” o “masa social indefensa” que respalda los intereses de las vocerías de sectores privilegiados. Desde cierta peana de superioridad, personajes encumbrados e indolentes se abrogan el derecho de tener la única respuesta a los problemas de las mayorías vulnerables, sus ideas descienden de su propia sagacidad y méritos, y sin dejar que se expresen tienen la receta para resolver todos los asuntos de las personas en frontera, en el borde exterior.

Pero poner la periferia al centro implica principalmente una renuncia objetiva de los centroides clásicos de poder; es decir, de quienes tienen oportunidad de mantenerse en la autorreferencialidad para dar el paso de costado, provocar el diálogo y la escucha horizontal, abrir espacios para la participación auténticamente democrática y sentirse enriquecidos con las propuestas (no siempre sencillas de entender) que las periferias ponen en la mesa de las necesidades mediante la pluralidad, la diversidad, la corresponsabilidad y mucha paciencia.

Resulta paradójico cómo después de cada triunfo electoral de algún personaje aparentemente ‘duro’ o ‘radical’ se aboga por que éste –junto a los millones de partidarios que lo llevaron al poder– se compadezca por las minorías e intente no concentrar el poder sino que lo reparta o lo descentralice; pero que, al mismo tiempo, mantenga incólumes las “instituciones tradicionales” aunque sean principalmente instancias perpetradoras de privilegios revestidas de burocratismos hiper especializados. Repartir, pero no para todos; y reformar, pero manteniendo los muros y las distancias que mantienen a los marginados como deben estar: marginados.

No cabe duda de que nos encontramos en medio de una profunda crisis de sentido en el mundo occidental y que se requieren respuestas novedosas para defender el papel central de la sociedad humana en un panorama tecnoglobalizado que evoluciona vorazmente y tan rápido que el sentido de la verdad se diluye en la post-verdad. Pero se equivocan aquellos que pretenden retornar a los valores de la Roma imperial para establecer el orden y la paz en este planeta agitado. El futuro de la humanidad no está en la colisión de titanes ideológicos o morales sino en la alineación de los intereses globales con aquellos de los más empobrecidos, los marginados y los afectados negativamente justamente por la globalización occidental. Es decir, “poniendo la periferia al centro”.

Un sólo hombre o una sola mujer sobre los tronos de los palacios no son toda la respuesta que requiere nuestro mundo convulso: se requiere un espacio donde los marcos filosóficos, legales, políticos, sociales y culturales marginales tengan espacio para expresar su voz y sus desafíos; y desde allí construir juntos, comprender y experimentar todos los valores que esas periferias plantean ante los anhelos preponderantes de las potencias autorreferenciales. Sí una paz con justicia y dignidad, un bienestar y un futuro por los cuales luchar, pero para todos.

*Director VCNoticias.com @monroyfelipe

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Columna Invitada

Consejo INCIDE: 25 Años de Compromiso, Liderazgo y Futuro

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El Consejo Integrador de la Construcción, la Industria y el Desarrollo, INCIDE, A.C. (INCIDE), nació en 1999 como una iniciativa gremial en el sector de la construcción, que o rápidamente se transformó en un motor de cambio y crecimiento para Sonora. Lo que comenzó como una revista especializada para conectar a los actores del sector, evolucionó hacia una organización de gran trascendencia regional, impulsando el desarrollo integral de la infraestructura, la sostenibilidad y la resiliencia en el noroeste de México.

Los Primeros Años: Desafíos y Oportunidades

Los primeros años fueron un periodo de consolidación y búsqueda de relevancia en el sector. Un hito importante fue la crisis del agua en Hermosillo de 1997 a 2003, que se convirtió en uno de los principales desafíos a los que INCIDE respondió activamente. Con el impulso gubernamental del proyecto de la planta desalinizadora, una solución innovadora que enfrentó obstáculos políticos, INCIDE demostró su capacidad para asumir un papel social más proactivo. Pasó de ser un medio de comunicación gremial a un órgano consultivo y de proposición, generando soluciones integrales para los problemas del entorno.

Expansión y Diversificación (2001-2006)

En ese periodo INCIDE consolidó su estructura y amplió su misión, posicionándose como un referente en construcción, urbanismo y resiliencia. La creación de un consejo formal, compuesto por líderes del sector privado, académico y gubernamental, permitió diversificar sus actividades y reforzar su influencia en el diseño de políticas públicas. Fueron los inicios donde INCIDE también integró a más de 300 jóvenes estudiantes en programas de servicio social y prácticas profesionales, impulsando una nueva generación de profesionistas comprometidos con el desarrollo de Sonora.

El Periodo de Mayor Impacto (2006-2011)

Entre 2006 y 2011, INCIDE consolidó su rol como un organismo clave para el desarrollo de Sonora. En esta etapa, se extendió su influencia a diversas áreas de la gestión pública y privada. Uno de los mayores logros fue la creación del programa “Mayor Infraestructura Local”, que permitió a INCIDE trabajar directamente con pequeñas y medianas comunidades para desarrollar proyectos que mejoraran la infraestructura y la calidad de vida. Este programa tuvo un fuerte impacto económico y social, atrajo más de 360 millones de pesos en recursos y benefició a más de 57 municipios, convirtiéndose en finalista en Iniciativa México.

Innovación y Formación Profesional

INCIDE ha apostado por la capacitación y formación profesional como uno de sus pilares fundamentales. Por ello fortalece su enfoque al formalizar la creación del primer colegio de profesionistas multidisciplinario. INCIDE también ha sido pionero en la profesionalización de la protección civil en el país, así como la virtualización de cursos y eventos internacionales, como el Foro Juvenil de Ingeniería y Resiliencia en 2020, que reunió a miles de participantes de toda Latinoamérica, durante la pandemia.

Resiliencia, Sostenibilidad y Colaboración

Uno de los principios fundamentales de INCIDE es su compromiso con la resiliencia, entendida como la capacidad de las comunidades para enfrentar y superar situaciones adversas, desarrollando su propio modelo a través de un enfoque integral y cúbico, jugando un papel crucial en la creación de políticas públicas. Entre sus logros más destacados está la creación de la Alianza por la Cultura de la Resiliencia antesala de la Asociación Nacional de Profesionales en Resiliencia (ANPROGERI), lo que le ha permitido ser líder en la gestión de riesgos y desastres.

El Futuro de Sonora y de INCIDE

En 2024, al celebrar su 25 aniversario, INCIDE reafirma su papel como actor fundamental en el desarrollo de Sonora y el noroeste de México. Nuevos desafíos conjuntos se presentan, como la inseguridad, la escasez de agua, la dependencia de la minería, la falta de mano de obra calificada, la contaminación y la insuficiencia de infraestructura. Sin embargo, INCIDE está preparado para enfrentarlos con modelos disruptivos e integrales, como el uso del bambú, que promete convertirse en el “acero verde” que Sonora necesita.

Te invitamos a unirte a nosotros el 14 de noviembre en Los Lagos para hablar sobre la resiliencia que Sonora requiere y continuar trabajando juntos hacia un futuro más sostenible y próspero.

Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en Gestión Integral de Riesgos y Seguros. Creador de Memovember, Cubo de la Resiliencia y Promotor del Bambú.
incide.guillermo@gmail.com

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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