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Opinión

La Suprema Corte, al borde de la muerte

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En los próximos días la Suprema Corte abrirá nuevamente el debate en torno a la protección de la vida desde el momento de la concepción y la posibilidad de practicarse un aborto voluntario sin que esté en riesgo la vida de la madre, del menor o el embarazo sea producto de una violación.

Se trata pues de la defensa de la vida o de la posibilidad de que una madre acabe con la vida de su hijo sólo porque no lo desea.

El Alto Tribunal debe resolver procurando, ante todo, la debida impartición de justicia y la adecuada interpretación del Derecho. Lamentablemente, el proyecto del Ministro Luis María Aguilar Morales no es prometedor para la Suprema Corte como órgano jurídico especializado en la defensa de derechos humanos.

El proyecto que se pone a consideración del Pleno y que circula por redes sociales y medios de comunicación, recoge muchas de las frases falaces de la ideología de género radical, y propone si bien de manera pulcra, una argumentación endeble en virtud de los cimientos que la sustentan.

Eso sí, se celebra que en ninguna parte repite la mentira ideológica de que el gestante es parte del propio cuerpo de la madre.

Una serie de errores jurídicos

EL PRIMER ERROR del proyecto es considerar al aborto como parte del DERECHO A DECIDIR sobre el número y espaciamiento de los hijos, la libertad sexual y reproductiva y la maternidad.

El artículo 4 constitucional que se refiere a la libertad sexual, reproductiva y a la maternidad, no regula la concepción de un ser humano, ya que ello está fuera de la voluntad de una persona. Lo que regula es la libertad que tiene cada quien para ejercer su sexualidad responsablemente.

Varones y mujeres (hablando de sexo y no género, que es lo que importa en términos reproductivos) tenemos la libertad de ejecutar todos los actos tendientes a producir un embarazo y la libertad de ejecutar todos los actos y tomar todas las medidas posibles para prevenir que el embarazo ocurra a pesar de que se realice un acto sexual consentido. Que la fecundación y la implantación ocurran o no, escapan del control humano.

La maternidad en sí misma NO ES UNA DECISIÓN. Entonces, el derecho a decidir no llega a más porque el poder de decidir no se extiende mas allá.

EL ABORTO definitivamente es un acto posterior a la procreación y por ende, no puede considerarse como parte del derecho a decidir si procreamos o no. Temporalmente ha culminado la posibilidad de ejercer ese derecho.

EL SEGUNDO ERROR del proyecto es considerar que la maternidad corre el riesgo de ser impuesta si no se reconoce la posibilidad de un aborto.

Sin embargo, en un escenario de relaciones sexuales consentidas no existe un sujeto activo que esté imponiendo la maternidad. El concebido no se impone a los padres, ni el padre lo hace, pues tampoco puede controlar que haya un embarazo, menos aún el Estado que no tiene forma de producir ese hecho de la naturaleza. Éste ocurre naturalmente, como consecuencia del ejercicio de la libertad sexual de la persona.

Por el contrario, el aborto es una clara violación al texto constitucional que protege LA MATERNIDAD RESPONSABLE, siendo que el aborto, en el contexto en el que hablamos (relaciones voluntarias), ES la salida irresponsable; es la búsqueda de acabar con las responsabilidad que la maternidad conlleva; es un esfuerzo por eludir las consecuencias del ejercicio de la libertad.

EL TERCER ERROR fundamental que comete el proyecto consiste en considerar que el ser humano en gestación interfiere con el plan de vida y con el libre desarrollo de la personalidad de la madre.

Un ser humano en el vientre materno no ejecuta acción alguna que interfiera con el desarrollo de la personalidad de la madre. Simplemente existe. Por el contrario, es la madre, su entorno personal, familiar y social, su cultura, sus emociones, su pensamiento quienes están reaccionando a la existencia del concebido; es de ellos de quien se le debe proteger y cuidar.

Es su proyección de un futuro incierto lo que genera incertidumbre e inestabilidad emocional; no el concebido. El gestante no ejecuta acto alguno que afecte la salud emocional de la madre; entonces no puede ser sancionado con la privación de la vida por algo de lo que no es la causa.

EL CUARTO ERROR DEL proyecto es preponderar al concepto de persona sobre el de ser humano.

La interpretación y aplicación de los derechos humanos debe ser progresiva; debe velar por ampliar la protección del ser humano. Por ello, resulta incomprensible que el proyecto acuda al concepto de persona que es menos amplio que el de ser humano.

Esto es así porque el concepto de persona desde el ámbito jurídico del derecho civil federal no comprende a todo ser humano. El ser humano es el continente y persona el contenido. El primero es el género y el segundo la especie.

Por ello, no se puede acudir al término de persona para modificar al sujeto de protección de los derechos humanos, pues ello reduce su espectro de protección, dejando fuera incluso a nacidos vivos que indudablemente son seres humanos con derechos.

Aunado a lo anterior, el reconocimiento de la humanidad no puede estar sometido a una formalidad legal (registro) o a una prueba de resistencia a la adversidad (sobrevivir 24 horas).

Para colmo, esa limitante proviene de una norma inferior a la Constitución como es el Código Civil Federal; una norma sometida a control constitucional, que por lo mismo no puede reducir el goce de los derechos que la norma máxima de la unión reconoce.

EL QUINTO ERROR del proyecto consiste en despojar al ser humano en gestación de su humanidad y considerarlo como un objeto (bien) susceptible de protección en la medida en la que avanza su desarrollo y se asemeja más física y fisiológicamente a un ser humano nacido.

Un miembro de la especie humana no puede ser considerado ni siquiera en los albores de su existencia como un mero objeto o como un potencial ser humano. La dignidad inherente a su existencia no admite gradualidad, simplemente es parte de su propia naturaleza humana.

Aunado a lo anterior, la postura del proyecto constituye discriminación hacia un ser humano en función de su edad (desarrollo gestacional) y de su apariencia física. Algo claramente proscrito por nuestro Derecho Constitucional y la interpretación jurisprudencial del mismo.

El SEXTO ERROR del proyecto es la ausencia de un test de proporcionalidad. El test de proporcionalidad es una herramienta valiosa en la armonización de derechos. Este test se divide en tres principios: el de idoneidad, el de necesidad y el de proporcionalidad en sentido estricto o ponderación.

No obstante, el proyecto olvida esta herramienta y se remite sin más a argumentos de más de 10 años de antigüedad. Ello lo lleva a concluir que se logra un equilbrio entre ambos “derechos” cuando se permite el aborto durante las primeras doce semanas de gestación y se proscribe con posterioridad a ese período.

Una decisión más salomónica que jurídica, pues no considera el impacto de cada uno de los derechos involucrados en el otro y sobre todo, en sus titulares.

Por ello, en esta parte del proyecto se aducen nuevamente afirmaciones sin sustento científico ni estadístico como son la supuesta mortalidad materna, la práctica de abortos clandestinos, el número de mujeres en las cárceles; sin que se aporten datos concretos o estudios científicos que sustenten estos dichos, que quedan solamente como suposiciones.

Una decisión de esta trascendencia no puede quedar sujeta en su parte toral a argumentos añejos. Por el contrario, ésta es la oportunidad para que sobre la base de un test serio de proporcionalidad, la SCJN determine si es posible aniquilar una vida humana sobre la sola base de la falta de deseo de la madre de conservarla.

El SÉPTIMO ERROR del proyecto es considerar al aborto como una solución a las condiciones de precariedad, marginación y desigualdad que rodean a la mujer que aborta.

Si como dice el proyecto, las mujeres abortan orilladas por esas duras circunstancias de su entorno, entonces permitir el aborto solamente es agudizar el impacto de esas circunstancias. El acceso al aborto voluntario se vuelve un instrumento de revictimización, un medio para asegurarse que el impacto de esas condiciones adversas culmine en la decisión de extinguir una vida humana; dañando con ello no solo la dignidad del concebido, sino también la de su propia madre que decide acabar con una vida obligada por su entorno que la victimiza.

EN EL ÁGORA: La Ministra más proclive a la ideología de género es la que tiene menos mujeres en su oficina (apenas 19 de una plantilla de 56). Entonces, ¿la defensa de la paridad de género es meramente discurso o es real? ¿Le importan las mujeres o los grupos de poder que las usan como discurso?

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Columna Invitada

Inteligencia artificial y temores

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Probablemente, las innovaciones tecnológicas más sonadas en los años 2024 y 2025 tienen que ver con la inteligencia artificial. Algo que no es realmente nuevo, aunque este nombre sí lo es; el término es novedoso y atractivo desde el punto de vista mercadológico. 

Estas innovaciones están generando miedos, que se están usando para hacer crecer este negocio. Buscan convencer al público en general de que, si no entra rápidamente a la inteligencia artificial, perderá sus negocios o su empleo.  Por otro lado, también usan los miedos aquellos que se oponen a estas innovaciones, diciendo que usar la inteligencia artificial es dejar abierta toda la información de la empresa para ser mal usada. Además, organizaciones sociales enfatizan el problema ético que pueden causar estas nuevas tecnologías. Siendo temas importantes, el problema es que esos temores nos impiden ver las ventajas de estas innovaciones. Nos ocupamos de evitar los daños, cuando habría que pensar en los beneficios que podrían traer para todos. 

Hay campañas impresionantes orientadas a la población, sobre todo a la clase media educada. Tratan de convencernos de que quienes tienen más de 40 años ya están fuera de la jugada. “No tienen las capacidades que poseen los jóvenes para entrar a estas tecnologías”, nos dicen. Y se están creando grandes cantidades de cursos donde específicamente se afirma: Estamos buscando personas de más de 40 años y que no tengan conocimientos de cómputo”. Y ofrecen, por ejemplo, una maestría en inteligencia artificial dedicándole 30 días, 15 minutos por día, con lo cual le van a dar el equivalente a ese grado. Es de esperarse que se necesite más que eso.

Recientemente se congregaron, en el Vaticano, 50 expertos en una reunión sobre el asunto. Entre sus presentaciones, predominaron las llamadas a cuidar la ética, pidiendo reconocer que hay riesgos, así como pidiendo reglamentación y la intervención de diferentes autoridades para limitar estos males. Riesgos interesantes, pero que ocurren en todo tipo de comunicación. Con la diferencia del enorme alcance y velocidad de estos nuevos instrumentos. Por otro lado, muchas empresas están prohibiendo a sus empleados utilizar la inteligencia artificial, y han vetado todo lo que se estaba manejando con estos instrumentos. Alegando que no hay una certeza de que esa información no pueda ser mal utilizada.

Los mencionados expertos hablaron debeneficios de la inteligencia artificial. Señalaron aspectos muy positivos. Se habla de la mejora en la salud, educación accesible, sostenibilidad ambiental, eficiencia en los procesos y, aunque parezca raro, promoción de la paz. En términos muy genéricos, sin entrar a detalle como lo hicieron en el campo de los peligros de la inteligencia artificial. Habrá que estudiar a fondo los posibles beneficios de esta.

Hay que profundizar en esto y discernir sus consecuencias. Este es el nuevo mundo que se nos está presentando. No es la solución abandonar esta innovación. No es sensato usar los miedos para obstaculizar o hacer más rápida la adopción de estas tecnologías. Hay que balancear, en nuestros análisis, los riesgos, y los beneficios. Y, sobre todo, estar preparados para aprovecharlos. No son los miedos el mejor consejero para aceptar las innovaciones de tipo tecnológico o en cualquier otro campo. Un tema para debatir, participar y opinar. Se necesitan más opiniones. Las de otros, como usted y yo, reflexionando con sentido común, sobre nuestro papel en este tema.

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Columna Invitada

PAN salado

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TU DECIDES

Por Pablo Mier y Terán

Hubo un tiempo en que el PAN sabía a pan. Pan recién horneado, con corteza firme y migajón reconocible. Uno podía estar de acuerdo o no con su receta, pero al menos identificaba los ingredientes: doctrina, oposición clara, un aire de congruencia moral y política. Hoy, en cambio, muchos ciudadanos muerden el PAN y hacen el mismo gesto que cuando el bolillo salió salado, duro o, peor aún, con sabor a otra cosa.

La escena frente a la sede nacional del partido fue reveladora. No llegaron adversarios ni militantes de otros colores, sino guanajuatenses y organizaciones civiles que, durante décadas, fueron clientela fiel del horno panista. Gente que no fue a pedir candidaturas ni puestos, sino algo más básico: que el PAN vuelva a parecer PAN. Su reclamo fue simple y devastador: en Guanajuato el partido está entregando el estado, electoral e ideológicamente, a Morena, traicionando los principios que decía defender, libia es tibia se quejaron los manifestantes; Romero, no queremos tu mugrero, decían a gritos.

Traducido al lenguaje de la panadería: cambiaron la receta sin avisar al cliente. Prometían pan artesanal y ahora sirven un producto industrial, hecho con moldes ajenos y sabores importados. Vida, familia y libertades fundamentales —los ingredientes estrella del PAN durante décadas— aparecen hoy en la etiqueta, pero ya no se sienten en el paladar. Y cuando el sabor no coincide con el discurso, el consumidor deja el pan en la mesa.

El problema no es solo local. Mientras en Chile la derecha, por ser coherente con sus principios y su carisma fundacional, acaba de ganar una elección presidencial con un discurso duro pero reconocible, aquí el PAN presume formar parte de un “resurgimiento derechista” continental sin decidirse a serlo de verdad. Quiere la foto internacional, pero no el compromiso interno. Quiere decir “somos oposición”, mientras vota, gobierna o legisla como si pidiera permiso para no incomodar a la 4T.

El contraste es brutal. En Chile, el péndulo político se movió porque la izquierda gobernante se moderó hasta perder identidad, y la derecha supo capitalizar el hartazgo. En México ocurre algo inverso y más triste: la izquierda gobierna sin moderarse y conserva el poder, mientras la oposición se diluye, se acomoda o se mimetiza. El resultado es un PAN que ya no confronta, no propone con claridad y, peor aún, no se reconoce a sí mismo.

Por eso el reclamo de Guanajuato duele más que cualquier encuesta. No es un ataque externo, es una crítica desde la mesa familiar. Los manifestantes recordaron que el PAN nació de una doctrina, no de una coyuntura, y que un partido fundado por uno de los Siete Sabios de México no puede sobrevivir solo a base de cálculo electoral y silencios convenientes. Cuando un partido olvida a quién representa, termina representando a nadie.

El PAN de hoy parece ese pan que nadie pidió: ni suficientemente conservador para quienes creían en su ideario, ni auténticamente liberal para atraer nuevos comensales. Salado, desabrido y con una textura rara, como si hubiera pasado demasiado tiempo en el anaquel del poder local.

La política, como bien dijeron los propios manifestantes, se sostiene con coherencia entre doctrina, plataforma y representación. Cuando eso se rompe, el pan se echa a perder. Y no importa cuántos logotipos o slogans se le pongan encima: si no recupera el sabor original, la gente buscará otra panadería. O, peor aún para Acción Nacional, dejará de consumir pan.

Pablo Mier y Terán @pablomieryteran

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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México en movimiento, un país que acoge historias de tránsito, destino y retorno migratorio

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Por: Malcom Aquiles

Durante décadas, México se ha convertido en un territorio de intensa movilización de personas dentro y fuera del país, éstos flujos se integran de manera diversa y hacia distintos destinos, por ello es considerado como un país de origen, tránsito, destino y retorno de migración. 

La vecindad geográfica con Estados Unidos, coloca a México como el principal corredor migratorio del mundo, lo que implica un reto en la búsqueda por garantizar los derechos de todas las personas que se encuentran en el territorio. En el 2023, las autoridades registraron un incremento en el volumen de personas provenientes de Honduras, Colombia, China, Cuba e incluso Estados Unidos, equivalente al 44% de las Tarjetas de Residencia Temporal (TRT) emitidas ese año.

Pero, ¿qué provoca estos movimientos de población? La mayoría de ellos se derivan de la búsqueda de oportunidades laborales y mejora económica, aunque también hay casos de reunificación familiar, así como desplazamientos relacionados con la huida derivada de la inseguridad, violencia y desigualdad.

Cada vez son más los casos de personas que acuden a México en la búsqueda de protección internacional, como refugiados, para lo cual, nuestro país se rige por la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político (LRPCAP), en la que destacan seis principios: no devolución, no discriminación, interés superior de la niñez, unidad familiar, no sanción por ingreso irregular, y confidencialidad.  

De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en el primer trimestre de 2024 se registró un récord histórico de 360,146 eventos de personas en situación migratoria irregular. De estos, el 60% correspondió a hombres adultos, el 28% a mujeres adultas y el 12% a niñas, niños y adolescentes (NNA), en igual proporción entre ambos sexos. Además, uno de cada cuatro eventos involucró a personas de Venezuela, mientras que el 30% se distribuyó entre ciudadanos de Honduras, Guatemala y Ecuador.

Ante este contexto de movilidad, debemos agregar la cantidad de personas que han sido devueltas de Estados Unidos, que conforme a datos de la Unidad de Política Migratoria (UPM), en enero de 2025, se trató de 14,309 mexicanas y mexicanos. Las entidades receptoras de estas personas, fueron Tamaulipas (4,182), Sonora (3,031) y Baja California (2,756).

Una situación lamentable y alarmante, tiene que ver con las 1,302 niñas, niños y adolescentes que fueron devueltos en el mismo periodo, de los cuales 674 viajaban solos. La situación podría incrementarse al considerar que existen alrededor de 12.2 millones de mexicanos de primera generación viviendo en el país vecino y otros 13.6 millones de segunda generación.

Con motivo del Día Internacional del Migrante, el 18 de diciembre, vale la pena preguntarnos: ¿por dónde empezar? La respuesta pasa por la sensibilidad, por asumir que las personas migrantes no son cifras ni amenazas, sino vidas en tránsito que necesitan seguridad, empatía y oportunidades. Una de las claves está en fortalecer la capacitación de las y los funcionarios públicos en materia de movilidad humana, con especial atención a la niñez y la adolescencia.

Además, existen diversas organizaciones, como World Vision México, que brindan ayuda humanitaria en diferentes sentidos, partiendo de la entrega de paquetes de alimentos básicos, artículos de higiene y limpieza, insumos de higiene menstrual y kits de higiene personal y familiar.

Dejemos de mirar con recelo a las personas en situación migratoria, de señalarnos como quienes vienen a arrebatarnos las oportunidades laborales y fomentemos un espacio de unión y confianza con ellos, pues la calidez con la que recibamos a quienes llegan puede marcar una diferencia profunda en sus vidas. Cuando se les ofrecen herramientas socioemocionales, oportunidades educativas y espacios seguros, especialmente a las niñas, niños y adolescentes, la frontera entre un futuro esperanzador y uno marcado por la vulnerabilidad se transforma.

Al final, cada gesto importa, porque detrás de cada movimiento migratorio hay un corazón que late, una historia que se sostiene y una esperanza que busca dónde echar raíces.

Malcom Aquiles Pérez
Director de incidencia en Políticas Públicas y Movilización World Vision México

Antropólogo social de formación, cuenta con más de diez años de experiencia en gestión de proyectos y desarrollo de capacidades a equipos para las etapas de diagnóstico, diseño, monitoreo y evaluación.

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Columna Invitada

Cuando la política es resiliente

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Cada quien habla desde su experiencia. Yo hablo desde lo que he visto y lo que me ha tocado vivir. En el caso de Maloro Acosta, mi testimonio no nace ni de la adulación ni del pleito político, sino de muchos años de observar, coincidir, disentir y, sobre todo, reconocer.

No es la primera vez que refiero su trabajo en materia de derechos humanos desde el plano internacional, ni su participación en espacios de liderazgo con jóvenes universitarios. Lo he hecho a lo largo de más de siete años escribiendo estas columnas, y como lo he hecho también con distintos actores de la vida pública de Sonora, de diversas fuerzas políticas.

Lo hago porque he sido testigo de su trayectoria y de su transformación: de aquel joven inquieto y arrebatado —a veces impulsivo, a veces indomable— al hombre que hoy intenta caminar desde un punto de mayor equilibrio. Muchos lo han visto únicamente en la tormenta; pocos han observado cómo se mantiene de pie cuando el viento arrecia. Quizá por eso Maloro ha sido siempre un “ave de tempestades”: no rehúye el clima adverso y suele encontrar en él una oportunidad de replantearse, con una personalidad intensa, frontal y apasionada.

No lo niego: en su camino hubo episodios que no fueron miel sobre hojuelas, ni para él ni para otros. También he visto errores, tensiones y desacuerdos. Pero he visto, igualmente, injusticias y señalamientos sin sustento. Y aunque es cierto que nadie es monedita de oro, una cosa es la crítica legítima y otra muy distinta convertirse en piñata comunitaria.

Lo que sí reconozco es que, con esas mismas piedras que le arrojaron, hoy se ha dedicado a reconstruirse. Esa capacidad de levantarse, revisar, corregir y reconfigurar el rumbo es la que distingue a quienes solo resisten de quienes verdaderamente evolucionan. En ese proceso, su familia —Martha y sus hijos— ha sido un eje de estabilidad y un soporte emocional evidente.

Por eso, cuando hoy lo veo aceptar la invitación para integrarse a una plataforma política distinta a aquella en la que militó por años, no me resulta extraño. Ocho años de ausencia local y de apartidismo lo respaldan. La vida le ha puesto nuevas tormentas y nuevos retos, y él ha sabido avanzar dentro de ellos. No siempre al ritmo que habría deseado, pero siempre hacia adelante.

Lo he visto actuar en otros escenarios: participar en procesos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, impulsar comisionados, mover discusiones, debatir, convencer y generar cambios. ¿Por qué no hacerlo ahora en su propia tierra? Eso, en lo personal, lo reconozco. Sé que él sabía que no sería sencillo, pero también sabía que era necesario.

Cada quien habla desde su experiencia. La mía es clara: lo he visto cambiar, tropezar, reconstruirse, crecer y avanzar. Y eso, para mí, en lo personal y en lo profesional, tiene un nombre preciso: resiliencia.

Hoy, con la perspectiva que da el tiempo, digo que me siento orgulloso de haber colaborado con él en el pasado y honrado de seguir haciéndolo ahora desde otra trinchera. No siempre hemos coincidido, y precisamente ahí radica la fortaleza. Visiones distintas, estrategias distintas, talentos y defectos distintos.

Pero con una meta común: el bien común, la familia y, siempre, de cara a Dios.

Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en Gestión Integral de Riesgos y Seguros. Creador de Memovember, Cubo de la Resiliencia y Promotor del Bambú.
[email protected]

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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