Ciudad de México.- Los años buenos y malos han pasado por ellos, sin duda alguna; tanto en apariencia como a través de sus voces, es innegable el paso del tiempo: Joan Manuel Serrat, de 75 y Joaquín Sabina, de 70.
Serray y Sabina se han convertido en dos músicos longevos, seguramente por ello derrochan profesionalismo y muestran férreas hechuras sobre el escenario.
La gira “No hay dos sin tres” pisó suelo mexicano, al presentarse ambas leyendas españolas en el Auditorio Nacional el fin de semana.

Tras algunos comentarios políticas sobre Europa y Latinoamérica, Serrat interpretó el mítico tema “Tu nombre me sabe a hierba”, seguido de “Aves de paso”, la cual cantaron a dos voces.
Al finalizar este tercer tema, el público ya se hallaba entregado a la presentación del catalán y el madrileño.
Conforme el concierto avanzó, ambos cantantes se vieron cómodos en el escenario.
Serrat brindó su primer gran momento vocal al interpretar un ya memorable tema de Sabina, “Una canción para la Magdalena”, lo cual produjo un ambiente de gran emotividad.
El catalán no dejó que tal ánimo se rompiera y echó mano de “Es caprichoso el azar”, cantada junto a Mohamed, quien demostró una alta calidad de voz, misma que fue reconocida por el público.

Concierto “No hay dos sin tres” Serrat y Sabina/Foto: Ángel Reyes 
Concierto “No hay dos sin tres” Serrat y Sabina/Foto: Ángel Reyes 
Concierto “No hay dos sin tres” Serrat y Sabina/Foto: Ángel Reyes 
Concierto “No hay dos sin tres” Serrat y Sabina/Foto: Ángel Reyes 
Concierto “No hay dos sin tres” Serrat y Sabina/Foto: Ángel Reyes 
Concierto “No hay dos sin tres” Serrat y Sabina/Foto: Ángel Reyes
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No hay dos sin tres
El concierto arribó así a su mitad de duración, tras ello aparecieron temas muy potentes en el repertorio de Joaquín Sabina.
“Por el boulevard de los sueños rotos” le dio el primer toque mexicano a la velada.
Después el hombre del bombín hizo sonar un sólo acorde que da inicio a una de sus más valiosas joyas musicales, tema con el cual desde hace varias décadas en cada concierto provoca los gritos y aplausos de sus seguidores, “19 días y 500 noches” fue uno de los momentos más intensos.
Cuando el ánimo se hallaba en lo más alto, Serrat otorgó un pasaje de remanso y virtuosismo vocal al interpretar “Tu nombre me sabe a hierba”.
Sabina reforzó el espíritu nostálgico y reflexivo impuesto por los cantos de su compañero, pues de su voz se escuchó la melancólica y casi testamentaria “Peces de ciudad”, seguido del que podría ser el himno de Joan Manuel Serrat: “Cantares”.
Después de una pausa Serrat y Sabina tras bambalinas se ataviaran como piratas, tras lo cual se escuchó “La del pirata cojo”, tema con el cual el clima emocional volvió a ser festivo.
Fue entonces que el público se puso de pie por vez primera durante el concierto, esto al corear “Princesa”.
En una montaña rusa de emociones, “Un mundo raro”, de José Alfredo Jiménez y en voz de Serrat, le dio un momento calmo, suave y tenue a la noche, misma que no podía concluir sin que Sabina interpretara uno de sus máximos himnos: “Y sin embargo”, al cual se le sumó la voz de su colega de andares artísticos.
El último toque mexicano surgió con “Noches de boda” y la multitudinariamente coreada por el público “Y nos dieron las diez”, con lo cual se cerró el concierto.
Regresaron una vez más, y el público pedía una tercera salida, pero nos se dio y el concierto oficialmente se dio por terminado faltando 30 minutos para que llegara la medianoche.
La gira en México tendrá un concierto más durante este sábado 30 de noviembre, posteriormente visitarán Monterrey, Guadalajara, volverán a la Ciudad de México y concluirán en Querétaro.
Notimex
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Cultura
‘Navidades de México’ inicia temporada en el Castillo de Chapultepec
Ideal para disfrutar en familia
Ciudad de México.- Uno de los espectáculos culturales más emblemáticos de la temporada decembrina es Navidades en México, del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, que inicia el 25 de diciembre en el Castillo de Chapultepec. La puesta en escena, que se ha consolidado como un pilar de la agenda cultural decembrina, promete una experiencia que fusiona la identidad nacional con el espíritu de la época y la convivencia familiar.
Con una producción que incluye a más de 100 bailarines y músicos en escena, el espectáculo utiliza el vestuario original diseñado por Amalia Hernández para dar vida en danza a las tradiciones que definen al país. En esta ocasión, la temporada destaca por mostrarnos cómo se festeja la Navidad en Chiapas a través de su danza.
Navidades… recrea el nacimiento de Jesús
El programa de Navidades en México está estructurado en tres momentos clave que guían al espectador por un relato de esperanza y valores:

- El Nacimiento: Inicia con la anunciación y la creación de un nacimiento viviente, representando la renovación de la fe.
- Ofrendas y Danza Regional: Los Reyes Magos visitan al Niño Dios, acompañados por danzas de diversas regiones del país que muestran la pluralidad cultural de México.
- La Posada: El cierre celebra la tradición de los peregrinos y las letanías. El momento cumbre es el rompimiento de la piñata, cuyos siete picos simbolizan los pecados capitales y la fuerza para vencer las tentaciones.

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Toda una investigación detrás
Para esta edición, el Ballet Folklórico de México realizó una labor documental profunda para enriquecer el montaje. Viviana Basanta Hernández, directora de la compañía explicó que la novedad radica en una investigación de las costumbres navideñas en Chiapas.
“Hice una profunda investigación de Chiapas, a Chiapas no llegó la Conquista de una manera tan contundente, así que hay un sincretismo muy particular al generar su Navidad”, señaló Basanta Hernández. Esta visión se traduce en una escenografía donde el pesebre, montado con hojas de maíz y agua, simboliza la fertilidad y la vida, alejándose de las representaciones convencionales.
Horarios y funciones
La temporada es corta y representa la oportunidad ideal para convivir en familia tras las celebraciones de Nochebuena. Las funciones se llevarán a cabo en la explanada del Castillo de Chapultepec del 25 al 30 de diciembre de 2025, y continuarán del 1 al 11 de enero de 2026.
Con este espectáculo, el Ballet Folklórico de México busca “empapar al público de ese otro México que queda un poco más lejano y tiene un lenguaje distinto”, reafirmando que la Navidad es, ante todo, un recordatorio de nuestras raíces y nuestra identidad.
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Cultura
La piñata de siete picos: El significado detrás de la estrella de las posadas
Romper la tentación
Ciudad de México.- En las calles de México, las fiestas navideñas no se entienden sin esa estrella multicolor que oscila hasta romperse, la piñata de siete picos. Lo que hoy vemos como parte de una tradición nació hace siglos como creada por los frailes agustinos para ilustrar la lucha del bien contra el mal.
Según registros históricos, su introducción formal en Nueva España tuvo lugar en Acolman, Estado de México, donde los frailes adaptaron una costumbre europea darle sentido a las fiestas del Aguinaldo.
¿Qué significan los siete picos de la piñata?

La estructura de la piñata no es casual. Cada uno de los siete picos representa un pecado capital: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. Los colores brillantes y el papel que la recubren simbolizan la naturaleza engañosa del mal, que se presenta ante el mundo con una apariencia atractiva y seductora para desviar al fiel del camino de la rectitud.
El ritual de romperla es una representación de la victoria sobre la oscuridad. El participante, con los ojos cubiertos por una venda, simboliza la fe ciega; esa confianza absoluta en la guía espiritual que no necesita ver para saber hacia dónde golpear. El palo, por su parte, es la fuerza moral y la virtud necesaria para destruir el pecado.
Al quebrarse la estructura, la lluvia de frutas, cañas, tejocotes y dulces representa la recompensa divina que llega tras superar los obstáculos del mundo terrenal.
Algo de historia
Aunque la piñata es un ícono mexicano, sus raíces se extienden hasta Europa. Documentos de los siglos XIII al XVI mencionan la “pignatta” italiana, una vasija de cerámica que se rompía en celebraciones comunitarias. España adoptó esta práctica y la llevó a los rituales previos a la Cuaresma, pero fueron los Agustinos quienes le dieron el giro que conocemos hoy.
De acuerdo con el Archivo Histórico de la Provincia Agustiniana de Michoacán, la piñata se integró a las “misas de aguinaldo”, las precursoras de nuestras posadas actuales. En este contexto, la población indígena aceptó la práctica, integrándola rápidamente y expandiéndola hacia el resto del país.
Evolución y tradición en la cartonería mexicana
Con el paso del tiempo, la olla de barro tradicional ha cedido espacio al cartón y al papel maché, materiales más ligeros que evitan accidentes en las fiestas infantiles. Sin embargo, en regiones como Puebla, Michoacán y Guanajuato, la estrella de barro sigue siendo la reina de las posadas por su sonoridad y resistencia.

Hoy, lugares como Acolman celebran ferias dedicadas exclusivamente a su elaboración, manteniendo viva la técnica de la cartonería. Al darle a la piñata, no solo estamos siguiendo una tradición de juegos; estamos replicando un aspecto histórico que ha definido la identidad cultural de México por más de quinientos años.
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Ciudad de México.- La temporada 2025 de El Cascanueces de la Compañía Nacional de Danza (CND) regresa al Auditorio Nacional para reavivar la magia navideña. Esta puesta en escena, que suma más de dos décadas de éxito en el recinto, se sustenta en el compromiso y la trayectoria de sus principales solistas, quienes comparten su visión sobre la exigencia técnica y el honor de ser parte de esta tradición, como Elisa Ramos.
Elisa Ramos: toda una vida en el reino del hada de azúcar
Elisa Ramos, primera solista de la CND, personifica la historia viva de El Cascanueces en México. Ha participado en las 22 temporadas del montaje en el Auditorio Nacional, su vínculo con la obra se remonta a su infancia, cuando debutó a los diez años.

Su recorrido por la obra es un testimonio de crecimiento artístico:
“He pasado por absolutamente todos los roles: ratón, angelito, soldado, Clarita… He crecido con El cascanueces”.
En esta edición la primera bailarina interpreta al Hada de Azúcar.

Sobre la permanencia en un rol tan demandante a través de los años,Elisa Ramos expresa un compromiso incondicional:
“Mientras me siga sintiendo bien y pueda aportar a este espectáculo, lo haré con todo el amor. Nunca una temporada es igual a la anterior; cada elenco imprime una energía diferente”.
La exigencia del ballet
A pesar de su experiencia los solistas de la compañía no solo enfrentan el rigor técnico, sino también la presión emocional de presentarse ante miles de personas en un recinto monumental.


La solista Ana Paula Montero, quien debuta como Reina de las Nieves e interpreta la danza Árabe, describió el mayor obstáculo antes de salir a escena:
“Para mí, lo más difícil son los nervios; es complicado controlar el cuerpo antes de salir y lograr que todo el trabajo previo se vea en escena”.
Montero añadió que la capacidad de proyectar hacia un público masivo y la conexión con la pareja de baile representan desafíos tan importantes como la técnica misma.

Por su parte, Emanuel Talongo, quien debuta como Caballero de las Nieves, compartió: Es una gran oportunidad y también un gran reto. Queremos que el público venga, se acerque al ballet y sienta la magia.”
Respecto a la dificultad de las cargadas y los levantamientos, el bailarín aseguró:
“Es muy pesado físicamente por las cargadas, pero el desafío es hacerlo ver fácil y disfrutarlo”.
El Cascanueces, la puerta de entrada al ballet
Braulio Fernández, intérprete del Cavalier, Elcascanueces y la danza rusa, subrayó el papel crucial de la pieza para la formación de nuevas audiencias. Considera que el montaje es la puerta ideal para quienes desean conocer el ballet:
“Invitaría sobre todo a los niños, porque ver a otros hombres en la escena de la danza me inspiró a mí”.
¿De qué trata El Cascanueces?
La historia de El Cascanueces se ubica a finales del siglo XIX en Rusia, época en la que se estrenó este ballet y en la que vivió su compositor, por lo que la escenografía actual evoca el esplendor de la Rusia zarista, con un toque contemporáneo. El cuento narra la aventura de Clara, a quien su padrino el juguetero Drosselmeyer le regala en Navidad un misterioso y mágico cascanueces, que cobra vida y la lleva a recorrer un mundo fantástico.
El Cascanueces se estrenó en 1892 en el Teatro Mariinski de San Petersburgo y sitúa su historia original a finales del siglo XIX —época del compositor Piotr Ilich Chaikovski (1840-1893)—. La escenografía actual de esta puesta en escena de la CND recrea ese esplendor con un toque contemporáneo. Su coreografía, versionada por compañías de todo el mundo, se basa en el cuento de E.T.A. Hoffmann El Cascanueces y el rey de los ratones (1816), convertido en un gran clásico navideño que se celebra globalmente cada diciembre.
El 2 de diciembre de 1980 se presentó por primera vez en el Palacio de Bellas Artes, y en 2001 llegó al Auditorio Nacional. La temporada 2025 inicia este jueves 18 y se extiende hasta el 23 de diciembre.
Horarios
Auditorio Nacional
Diciembre:
- jueves 18 y viernes 19, 19:30 horas
- sábado 20, lunes 22 y martes 23, 12 y 18 horas
- domingo 21, 12 y 17 horas
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Cultura
La herencia Agustina que dio origen a las Posadas Navideñas
El origen de la Navidad en México
Ciudad de México.- La tradición mexicana de las Posadas, que se celebran del 16 al 24 de diciembre, es mucho más que una fiesta vecinal con piñatas y aguinaldos. Su nacimiento se remonta a la Nueva España del siglo XVI, impulsada por los frailes Agustinos como un acto de evangelización para la celebración del nacimiento de Jesús.
Cada 16 de diciembre, México se llena de música, letanías y la peregrinación de María y José, pidiendo posada, un rito que marca el inicio de las posadas. Esta profunda tradición, considerada una herencia agustina, tiene sus raíces en la tradición eclesiástica hispánica, con una celebración previa a la Navidad que culminaba con la Misa de Gallo.
Al llegar al Nuevo Mundo en el siglo XVI, los misioneros españoles adaptaron y dotaron de un sentido cristiano a las costumbres religiosas locales, logrando un extraordinario sincretismo cultural. Fueron los frailes agustinos los principales promotores de esta práctica en América.
El hito fundamental ocurrió en 1587. Según el cronista agustino Fr. Juan de Grijalva, fue en ese año cuando los miembros de esta Orden en la Nueva España comenzaron a celebrar las Misas de Aguinaldo.
El significado de las Misas de Aguinaldo
Carlos Ernesto Rangel Chávez, Investigador del Archivo Histórico de la Provincia Agustiniana de Michoacán, detalla el inicio de esta práctica:
“Sería en 1587 cuando los Agustinos de la Nueva España comenzaron a celebrar las misas del Aguinaldo nueve días continuos antes de la Navidad”.
Estas misas, celebradas en los atrios conventuales de templos como el de San Agustín de Acolman, recordaban los nueve meses que María llevó en su vientre al Niño Jesús. Se realizaban con gran júbilo, incluyendo el rezo del Santo Rosario, villancicos y catequesis especiales. Para hacerlas más atractivas, el prior agustino Fray Diego de Soria obtuvo del Papa Sixto V una indulgencia de 20 años para los asistentes que se confesaran, relata Rangel Chávez, logrando que “las iglesias de San Agustín fueran más frecuentadas y reverenciadas”.
La evolución de la fiesta y el aguinaldo

La gran acogida de las Misas de Aguinaldo llevó a una síntesis que, en el siglo XVII, se formalizó como la Posada que hoy conocemos. El ritual comenzaba con el rezo del Rosario y el canto de las letanías, explica el historiador.
“La teatralidad es el corazón de la Posada: los asistentes se dividen en dos grupos, uno dentro de la casa y otro pidiendo posada con las imágenes de María y José, imitando su peregrinar de Nazaret a Belén.
Una vez acogidos, la fiesta continúa con villancicos y la distribución de los aguinaldos, que originalmente eran la fruta y dulces repartidos por los frailes al término de la misa en señal de gracias”.
A esta celebración se sumó la piñata, una olla de barro ornamentada con siete picos que representan los pecados capitales.
“Romper la piñata con los ojos vendados (fe ciega) era el acto simbólico de vencer el mal”.
“Ya en el siglo XIX, las Posadas salieron definitivamente de las iglesias a las calles y casas, convirtiéndose en un evento de fraternidad vecinal y familiar donde el anfitrión ofrece platillos típicos y ponche”, detalla.
Las posadas son un medio alegre y fervoroso para recordar y vivir la espera del Nacimiento de Jesús. La tradición, nacida en la Nueva España en el seno de la Orden de San Agustín, se expandió hasta convertirse en uno de los pilares de la Navidad mexicana.
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