Opinión
Abusos en la Iglesia, el nudo por desatar
Dijo Orson Welles que, si deseamos tener un final feliz, eso dependerá del lugar donde detengamos la historia. Con el caso de los abusos sexuales cometidos por ministros o agentes de la Iglesia católica pasa algo semejante, el final de este terrible escándalo depende del sitio en el que pongamos la mirada.
A una semana de la cumbre mundial convocada por el papa Francisco en el Vaticano que reunirá a los presidentes de conferencias episcopales para abordar el tema de los abusos sexuales de la Iglesia católica; en México, el nudo dramático está aún lejos de haber sido resuelto.
Si bien es cierto que, en lo particular algunas diócesis mexicanas y congregaciones religiosas han realizado esfuerzos para atender, prevenir y resolver los casos de abuso sexual cometidos por miembros del clero; los mayores avances en esta materia se han dado en los últimos tres años y eso es lo que el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey, lleva en su valija para compartir con sus homólogos en la cumbre.
Ya se cuenta con protocolos muy claros de actuación para obispos o superiores de congregación cuando un caso de estos les hace crisis en las manos; hay un organismo de protección al menor (el Centro de Investigación Interdisciplinar para la Protección del Menor, CEPROME); hay organismos católicos cuyo principal esfuerzo es prevenir este crimen y certificar que colegios e instituciones eclesiales sean “espacios libres de agresión y abuso”; se han logrado diálogos y encuentros con víctimas y defensores de víctimas de abuso sexual y; de lo más radical, se han puesto las condiciones para que la propia Conferencia asuma facultades de acción e intervención en aquellos obispados cuyas autoridades se vean rebasadas para dar sano seguimiento a estos actos criminales.
Es un avance, sin duda alguna, que finalmente el episcopado mexicano tenga una idea del tamaño del problema de abuso sexual en los márgenes de las instituciones católicas del país. Por primera vez, desde los primeros escándalos en México, una autoridad eclesiástica expone un escenario con datos concretos sobre el fenómeno: 152 sacerdotes suspendidos del ministerio desde 2010 por casos de pederastia.
Para las autoridades eclesiásticas, el conocimiento real del problema es una tarea indispensable; incluso el arzobispo Cabrera López deja entrever que en la próxima cumbre el papa Francisco podría solicitar a cada país un centro de información general de lo que sucede en sus diócesis.
En el pasado, sólo las organizaciones de abogados representantes de víctimas de abuso sexual presentaban estimados del número de ministros religiosos culpables de estos delitos; muchas veces mal integradas o con evidentes faltas. En 2005, por ejemplo, la Red de Sobrevivientes de Abusos cometidos por Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés) afirmó que había 40 curas acusados de abuso sexual refugiados en México y en 2010, incrementó su lista a 65 ministros.
Ha sido, no obstante, la cooperación de la Nunciatura apostólica dirigida por el italiano Franco Coppola la que ayudó a la CEM a tener los datos de los 152 sacerdotes suspendidos pues, la sanción canónica exige que cada caso pase por la nunciatura para ser enviado al Vaticano, tanto a la Congregación para el Clero como en la Congregación para la Doctrina de la Fe, donde se definen las sanciones de suspensión definitiva del ministerio a los sacerdotes hallados culpables de los delitos de abuso sexual.
Nos encontramos ante una apertura y transparencia inéditas tanto de la Nunciatura como de la Conferencia de Obispos. El propio arzobispo Cabrera López reafirma que la Iglesia católica tiene un deber con la sociedad para exponer con claridad cómo está el panorama real de abusos cometidos por sacerdotes.
Finalmente se ha desatado un gigantesco nudo de desconocimiento u ominoso silencio en la Iglesia católica mexicana sobre este terrible flagelo y, como apuntó Welles, podría ser un final satisfactorio si nos detenemos en este punto; sin embargo, el hilo narrativo ahora se extiende hacia otros complejos escenarios: ¿Qué sugerencias emitió la Nunciatura desde 2010 -por lo menos- a los obispos que suspendieron a sacerdotes por pederastia? ¿Cómo actuaron cada diócesis o congregación religiosa con los casos de abuso sexual? ¿En qué casos los culpables fueron llevados a la justicia civil, en cuáles no y por qué? ¿En qué casos se llegó a acuerdos económicos y cómo se ha procurado ‘reparar’ el daño a las víctimas? ¿Actuarán las diócesis mexicanas como lo han hecho episcopados en otras partes del mundo abriendo sus archivos al escrutinio público? ¿Cómo evitar el descrédito de aquellas iglesias particulares cuya actuación frente a estos casos fue, cuando menos, inhábil y, cuando más, cómplice?
Si nos detenemos justo detrás de los actos criminales poco podemos hacer para prevenir otras circunstancias futuras. Pero también se cae en el error cuando se detiene el relato en el momento en que la institución concreta protocolos anti-abusos, revela cifras y datos de agresiones, transparenta sus casos, reprende a sus victimarios o satisface las búsquedas de justicia solicitadas por las víctimas. Parece que todo se ha dicho y cumplido, pero corremos el riesgo de dejar todo en una compleja anécdota.
Lo mismo sucede en la sociedad. Quizá este largo y doloroso proceso para la Iglesia católica satisfaga en cierta medida la conciencia de la sociedad respecto a la cultura de abusos sexuales (la gran mayoría cometidos en el seno del hogar); pero si algo puede enseñar esta historia es que estos crímenes pueden decantar en más dolor o pueden construir en iluminación y crecimiento. Lo más importante no es quedarse en la atención de las crisis (que pueden ser más o menos cíclicas) sino en crear fuentes de formación y aprendizaje continuo, el establecimiento de medidas de prevención y de permanente evaluación y supervisión de los espacios de convivencia. Sí, de todos los espacios de convivencia social.
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Columna Invitada
Redadas y deportaciones masivas: verdades y mentiras
Por Alejandra Yánez Rubio
En los últimos meses de la presidencia de Joe Biden, se llevaron a cabo miles de redadas para detener y deportar inmigrantes. Algunos inmigrantes relatan el miedo colectivo de salir a trabajar, ya que temían ser “agarrados”. Justamente, el 2024 fue el año en el que se efectuó la mayor cantidad de deportaciones en la última década: 271,484. Es importante resaltar que esta campaña de persecución y de terror migratoria no fue instrumentalizada por Donald Trump, sino por la administración “demócrata” de Joe Biden. También es importante resaltar que el presidente con más deportaciones en los últimos tres lustros es Barack Obama, quien fue apodado como el “Jefe de Deportaciones” debido a sus 3 millones 089 mil migrantes deportados.
La hermana de una amiga, quien vive en California, estaba muy angustiada debido a su status migratorio. Después de más de 20 años de vivir allá junto con su esposo y sus 4 hijos (3 mexicanos y uno nacido en EU), creía que en cualquier momento la separarían de su familia. Ya había tramitado sus papeles, pero no le habían dado una respuesta. Incluso, en un video de Tik Tok, le pidió a la presidente Claudia Sheinbaum y al gobierno mexicano una intervención más eficiente para los mexicanos migrantes. Sexenio tras sexenio, millones de mexicanos viven a la sombra de las autoridades de ambos países, y con una gestión intergubernamental, se podría regularizar la situación de millones de personas de bien que están luchando para salir adelante.
El video es una verdadera invitación a la reflexión. Los programas de “apoyo” por la contingencia migratoria del gobierno mexicano son insuficientes. De poco les servirán los $2000 de apoyo a “deportados” si se contrasta con todo lo que pudieron haber perdido: casa, trabajo bien remunerado y la convivencia diaria con su familia. El acceso al programa para que puedan comprar una casa de INFONAVIT es ineficiente, ya que estas personas no quieren vivir en México, necesitan apoyo para quedarse en donde tienen trabajo bien remunerado. ¡Por esa razón se fueron!
La mayoría de los migrantes no comprenden el por que del incremento de la persecución hacia ellos. ¿Fue un castigo por qué no ganó Kamala? ¿Estas políticas forman parte de una campaña de desprestigio contra Trump? Porque muchos de ellos piensan que esas redadas del 2024 fueron ordenadas por Trump, cuando no fue así. La realidad es que gobierne quien gobierne en Estados Unidos, las deportaciones siguen incrementando.
Dos días después de la toma de protesta de Donald Trump, la abogada de asuntos migratorios de la hermana de mi amiga le llamó: su permiso de trabajo había sido aprobado por 4 años. Es decir, en la nueva administración de Trump sí se están dando permisos a migrantes.
Trump tiene posturas controversiales y sus maneras no son siempre las mejores. Sin embargo, es necesario que escuchemos lo que dice sin la ayuda de los medio de comunicación hegemónicos, porque estos deforman y manipulan. Sí se quieren deportar a los migrantes ilegales que cometen delitos y que no se ajustan a las leyes de esa nación. Tambíen ha sido claro que la gente buena y trabajadora, puede tramitar su estancia legal. También es muy importante informar que Trump se comprometió a perseguir los delitos de trata y darle cadena perpetua a quienes trafican niños. No todo es malo. Hay muchos retos en materia de migración que deben ser atendidos. Demos seguimiento y exijamos soluciones verdaderas.
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Columna Invitada
Oportunidades y retos en México y Estados Unidos
La importancia de la capacitación laboral y profesional en un contexto de transformación global.
En un escenario global caracterizado por la demanda creciente de mano de obra especializada, México enfrenta un momento crucial para transformar sus retos en áreas de oportunidad.
La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos ha traído consigo una serie de políticas migratorias que limitan el acceso al mercado laboral estadounidense para trabajadores extranjeros, a pesar de la necesidad de personal calificado en sectores como el transporte y los semiconductores.
Mientras tanto, en México, la presidenta Claudia Sheinbaum ha presentado el Plan México: Estrategia Nacional de Industrialización y Prosperidad Compartida, con metas ambiciosas como generar 1.5 millones de empleos y capacitar a 150 mil profesionistas y técnicos anuales en sectores estratégicos. En este contexto, la capacitación en competencias laborales y la actualización profesional se presentan como herramientas esenciales para enfrentar los retos y aprovechar las oportunidades de esta nueva era.
El Plan México: Una hoja de ruta para el desarrollo
El Plan México busca potenciar el contenido nacional y regional en sectores estratégicos, incrementar el valor agregado en las cadenas productivas y fomentar la creación de empleos bien remunerados. Para ello, se ha implementado el Decreto de Estímulos Fiscales Plan México, que promueve la inversión, la innovación tecnológica y la capacitación técnica, destacando:
- Deducción inmediata para inversiones en bienes nuevos de activo fijo.
- Deducción adicional del 25% para gastos en capacitación técnica e innovación tecnológica.
- Apoyo prioritario a las MIPYMES con hasta mil millones de pesos asignados a proyectos de capacitación.
Estas medidas tienen el potencial de posicionar a México como un líder en la integración regional del continente y en la atracción de inversiones extranjeras, al tiempo que refuerzan la competitividad del capital humano nacional.
El papel de las alianzas estratégicas en la capacitación
En este entorno, INCIDE como Colegio Multidisciplinario y ubicado en Sonora, se erige como un actor clave en la transformación del panorama laboral. Con nuestra plataforma, planta académica y alianzas estratégicas con instituciones y empresas, INCIDE ofrece programas de capacitación alineados con las necesidades del mercado. Estas iniciativas no solo fortalecen las competencias laborales de los profesionistas, sino que también generan conexiones valiosas para facilitar su inserción en cadenas de valor locales y globales.
Convirtiendo retos en oportunidades
La demanda de mente de obra especializada en Estados Unidos, especialmente en sectores como construcción, energía y los semiconductores, representa una oportunidad para los profesionistas mexicanos. La capacitación continua y la educación dual permiten que los trabajadores y profesionistas adquieran habilidades técnicas y blandas que les otorgan una ventaja competitiva en el mercado internacional. Además, las inversiones en infraestructura y tecnología promovidas por el Decreto de Estímulos Fiscales crean un entorno propicio para la innovación y el desarrollo.
Beneficios sociales y económicos de la capacitación
La capacitación laboral tiene un impacto directo en la mejora de la calidad de vida de las personas y en el fortalecimiento de la economía nacional. La creación y promoción de alineación de empleos bien remunerados y el acceso a programas de educación continua contribuyen a reducir la desigualdad social.
Además, el desarrollo de cadenas de valor locales impulsa la economía regional y mejora la competitividad de las PYMES.
Conclusión
El contexto actual representa un momento histórico para México y su fuerza laboral y profesional. La implementación de estrategias como el Plan México y el fortalecimiento de alianzas estratégicas son fundamentales para convertir los retos globales en oportunidades locales. En este sentido, nuestro colegio, se posiciona como un aliado indispensable en la capacitación de profesionistas y técnicos, contribuyendo así al desarrollo sostenible y a la prosperidad compartida del país.
Ahora, más que nunca, invertir en la formación de capital humano es la clave para asegurar un futuro competitivo y equitativo. Y esta vez, el aprovechamiento de esta oportunidad de progreso, no depende tanto del gobierno y sus políticas, sino de los individuos y sus ganas de acceder a un mejor estrato social y profesional.
Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en Gestión Integral de Riesgos y Seguros. Creador de Memovember, Cubo de la Resiliencia y Promotor del Bambú.
incide.guillermo@gmail.com
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Felipe Monroy
Trump es, sobre todo, un síntoma
Han pasado los primeros 20 días del año y ya se ha marcado la pauta del ejercicio del poder en los grandes temas que se anticipan a nivel sociocultural el resto de la década: las nuevas identidades nacionalistas, los nuevos modelos económicos, la nueva apuesta integrista frente a los conflictos y una renovada retórica propagandística que han hallado una inmensa cantidad de simpatizantes por una sola razón: asfixia.
El modelo ideológico neoliberal, global, hiper garantista e hiper regulatorio que se erigió a finales del siglo pasado y que alcanzó casi todas las actividades humanas entró en varias crisis desde el 2001. Las más relevantes sucedieron en materia de seguridad doméstica e internacional por el uso de la guerra como herramienta de mercado; en el ahondamiento de la desigualdad derivado de la protección y desarrollo de oligopolios financieros; en la disolución de la identidad personal, familiar y del bien comunitario por el patrocinio de un desenfrenado consumismo individualista y de autorrealización egoísta; y finalmente en los conflictos político-sociales causados por sistemas ‘democráticos’ hiper regulados y mecanismos de justicia elitistas que impidieron la auténtica representación de los pueblos en las decisiones de sus gobernantes.
En cada crisis, el modelo fue defendido mediante malabares políticos, económicos e ideológicos; por ejemplo: infames acuerdos y presiones diplomáticas para mantener guerras internacionales debido a amenazas inexistentes; complejos fraudes electorales ‘legalizados’ a través de exquisitas burocracias falsamente apartidistas pero alineadas a intereses ajenos al pueblo; reiterados rescates de especuladores bancarios mediante la transferencia de sus deudas a ciudadanos y la reorientación de apoyos financieros del Estado a megacorporaciones; y el patrocinio de políticas de reconfiguración ideológica que incidieron desde la educación y el lenguaje hasta los marcos legales y de libertad presionando mediante agresivas agendas de interés aquellas nuevas convenciones culturales que, en la vida natural de los pueblos, podrían tardar varias décadas.
Sin embargo, ha dicho bien Trump: se trata de una etapa “en decadencia” que ya no puede mantener el poder hegemónico que gozó hace sólo un par de décadas y que ha encontrado sus derrotas tanto en la irrupción de personajes periféricos en el poder popular (muchas democracias dieron vuelcos radicales con la elección de líderes políticos antisistema) como en el refrescante avance de los modelos mixtos político-económicos distantes del endiosamiento neoliberal. Aquel modelo, congestionado y asfixiante, ha sido justo el sustrato en el que síntomas como Trump pueden expresarse con tanta potencia y confianza por parte de sus partidarios.
Sin duda, varios de los personajes icónicos de este viraje radical, han alcanzado poder y notoriedad gracias a su particular forma de comunicar, por mantener una postura política simple y determinada (a menudo más simplista que sencilla), por sus retóricas directas y exaltadas de ‘rescate’ nacionalista o de defensa de los valores tradicionales del pueblo, y por la convergencia de los muchos ‘parias’ y ‘excluidos’ del sistema precedente.
Es precisamente por ello que causa fascinación y angustia el refrendo de que este viraje esté intensamente respaldado por una buena porción del pueblo y que revela, en el fondo, una necesidad sociocultural abandonada durante décadas. Lo que ahora quizá está en la mente de esos liderazgos es pasar de enunciar la filosofía “que se expresa en fórmulas” a aquella que se afirma a través de las acciones; bien dice la máxima: “La fórmula tiene un valor, pero sólo la acción se contrapone a la inercia”.
Quizá desde esta perspectiva se podrán comprender las decisiones de gobierno que se tomen en esta ‘Segunda etapa de Trump’ (más definitoria que la primera) respecto a temas como la violencia, los carteles, las drogas y las armas; la migración, las deportaciones, los derechos humanos y la dignidad social; la economía de perspectiva nacional y los mercados prioritarios; la redefinición de las fronteras de libertad y los nuevos espacios de confrontación discursiva en los servicios omnímodos de los titanes mediáticos; las nuevas relaciones de poder entre el ejecutivo, el legislativo y el judicial; la reconfiguración de los modelos educativos y laborales por la revolución tecnológica; y las nuevas perspectivas sobre la libertad de pensamiento, conciencia y religión aderezada por integrismos autorreferenciales.
La histórica alternancia y sucesión democrática en los Estados Unidos parece garantizar que el segundo mandato de Trump sólo durará cuatro años; pero quizá su estilo y marcos doctrinales, no. Otros países han demostrado que la sucesión en el poder no implica una renuncia a los grandes principios y valores del cambio necesario; y quizá esa sensación refleja la posibilidad de que, esperar que todo ‘vuelva a lo normal’, quizá no sea suficiente.
*Director VCNoticias.com @monroyfelipe
Columna Invitada
Seven: Un Incendio de Película
Reflexiones sobre la Falta de Resiliencia del Gobierno de California
Ante la reciente tragedia en California, es imposible no solidarizarnos con quienes han perdido tanto en este devastador incendio. Estos eventos nos recuerdan la fragilidad de nuestras sociedades frente a los desastres que pudieron preverse y la necesidad urgente de fortalecer nuestra resiliencia. Aunque es evidente que la falta de preparación y previsión contribuyó a agravar las consecuencias, es justo reconocer el esfuerzo titánico que las autoridades están realizando al brindar ayuda oportuna.
California ha sido escenario recurrente de desastres: incendios forestales, sequías extremas y sismos. Sin embargo, más allá de la falta de recursos, el verdadero problema se encuentra en la falta de acción y previsión por parte de su gobierno y sociedad en su conjunto. A pesar de su enorme riqueza y avances tecnológicos, el estado sigue siendo un ejemplo paradigmático de lo que ocurre cuando la indolencia, la soberbia y la negligencia sistémica se imponen sobre la resiliencia y la preparación.
- Avaricia: El Desarrollo sin Conciencia
California, el estado con la economía más grande de los Estados Unidos, ha sido víctima de su propia avaricia. La obsesión por maximizar ganancias ha llevado a una urbanización desmesurada y una sobreexplotación de los recursos naturales. El deseo de crecimiento ha eclipsado la necesidad de garantizar infraestructuras resilientes que protejan a las comunidades de los riesgos expuestos y conocidos. Mientras se destinaban miles de millones a megaproyectos tecnológicos y de infraestructura de alto impacto, se ignoraban las advertencias sobre la vulnerabilidad de ciertas zonas del estado. En lugar de invertir en la adaptación de sus infraestructuras a las realidades cambiantes del clima, se optó por la construcción incontrolada, creando más riesgos que soluciones.
- Soberbia: La Arrogancia de la Invulnerabilidad
Alimentado por su riqueza, su innovación tecnológica y su estatus de líder en sostenibilidad, llevó a un sentido falso de invulnerabilidad. Las autoridades estatales creyeron que, debido a su nivel de desarrollo, nada podría quebrantar su resiliencia frente a desastres. Sin embargo, esta arrogancia institucional resultó ser su talón de Aquiles. A pesar de la abundancia de información sobre riesgos y vulnerabilidades, las autoridades no tomaron las acciones necesarias para preparar adecuadamente a la población ni ajustar los códigos de construcción (sobre todo seguir permitiendo construcciones de madera) o desarrollo urbano ante la realidad. La realidad superó a la ficción.
- Pereza: La Negligencia ante los Riesgos Anunciados y Recurrentes
California mostró una pereza institucional alarmante. La planificación de medidas preventivas y la implementación de políticas de mitigación fueron insuficientes, incluso cuando las señales de advertencia eran claras. Los planes de contingencia fueron desestimados, los sistemas de alerta insuficientes y, lo peor de todo, la ciudadanía no fue adecuadamente educada sobre cómo reaccionar ante los riesgos.
- Gula: El Consumo Desmedido de Recursos
La gula se manifiesta en el agotamiento sin medida de los recursos naturales. California ha sido un modelo de desarrollo económico, pero también un ejemplo de consumo desmedido. La sobreexplotación de sus recursos hídricos, la urbanización descontrolada en zonas vulnerables y la eliminación de barreras naturales, como bosques y humedales, han creado un caldo de cultivo perfecto para los desastres. Este modelo de desarrollo insostenible ha contribuido de manera significativa a la fragilidad del estado frente a los desastres.
- Envidia: La Competencia por el Progreso a Cualquier Costo
En su afán por ser la región más avanzada y la más innovadora, se ha alimentado una envidia competitiva que ha llevado a decisiones a corto plazo que sacrifican la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos. La carrera por destacarse a nivel global ha llevado a un crecimiento urbano sin considerar la adaptabilidad de las infraestructuras a los riesgos naturales, sin preocuparse por las necesidades estructurales de las comunidades vulnerables y no por su economía, sino por sus sistemas constructivos.
- Ira: La Desconexión Social y la Desatención a las Comunidades Vulnerables
La ira institucional se ha manifestado en el desprecio por las comunidades vulnerables (y no necesariamente marginadas económicamente) y la falta de atención a las voces que alertaban sobre los riesgos. Durante años fueron ignoradas en términos de medidas preventivas y políticas de resiliencia. Mientras los grandes proyectos recibían atención, las comunidades expuestas a los mayores riesgos fueron desatendidas. Este desprecio por el equilibrio social y el mal manejo de los conflictos ha incrementado la desigualdad y el costo humano de los desastres.
- Lujuria: El Espejismo del Progreso Vacío
La lujuria por el progreso llevó a un crecimiento urbano desmesurado y a una desconexión total con las necesidades reales de las personas. En lugar de construir ciudades resilientes y sostenibles, se priorizó la expansión a toda costa, sin considerar las amenazas del entorno natural o al menos la creación de acciones que mitigaran el daño al que estaban expuestos. La obsesión por el avance rápido y el desarrollo sin límites creó un espejismo de progreso que, al final, resultó ser vacío e insostenible. Las ciudades crecieron sin pensar en los riesgos inherentes, y los habitantes, desinformados y desprotegidos, fueron los más afectados por la tragedia, esperemos los seguros dan cabal cumplimiento a las pérdidas económicas y materiales y el gobierno empiece una reconstrucción inmediata, pero no con madera.
Conclusión: La Realidad Supera la Ficción
Lo ocurrido en California es un recordatorio brutal de que, incluso en las sociedades más avanzadas, la falta de previsión y la acumulación de estos “pecados capitales” pueden conducir a una tragedia que, aunque parezca sacada de una película, es más real de lo que nos gustaría admitir. El gobierno de California y sus habitantes, ya que no todo te lo tiene que decir el gobierno, es decir, el sentido común o al menos hacer caso a tantas y tantas películas de diversos desastres que alertan a la sociedad que esos riesgos están presentes, al igual que los personajes de Seven, se encuentran atrapados en un guion preestablecido, incapaz de romper el ciclo de errores y negligencias.
En este contexto, es fundamental no solo reflexionar sobre las condiciones que llevaron a esta tragedia, sino también aprender de ellas para construir un futuro más resiliente y sostenible. Aplaudimos la solidaridad mostrada por las autoridades mexicanas y la comunidad internacional, que han respondido con prontitud y eficacia para mitigar el sufrimiento de los afectados. Estas acciones deben servir de inspiración para redoblar los esfuerzos en la planificación y prevención de riesgos, evitando que tragedias como esta se conviertan en un ciclo recurrente. La verdadera fortaleza radica en transformar el dolor en aprendizaje y el apoyo en acciones concretas hacia un cambio duradero.
Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en Gestión Integral de Riesgos y Seguros. Creador de Memovember, Cubo de la Resiliencia y Promotor del Bambú.
incide.guillermo@gmail.com
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
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