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Democracia y bien común

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Por Antonio Maza Pereda

Para que haya verdadera democracia, la Sociedad debe, debemos, aceptar algunos criterios básicos: el respeto a los derechos de todos los seres humanos, el aprecio de la dignidad de cada uno y el trabajo en pro del bien común. Este último es el criterio fundamental de la vida política. Donde no se busca, no se puede hablar de democracia. Su búsqueda es el valor que regula la vida política.

Cuando no hay consenso en estos criterios y en particular sobre el significado del bien general, es difícil la duración de la democracia. Pero, por otro lado, siempre estará presente la duda: ¿qué significa bien? ¿A qué le llamamos lo común? Pero no es algo que pueda definirse fácilmente con un libro de texto.

El problema viene del relativismo ético o de una interpretación rígida, limitada, de lo que verdaderamente se puede considerar como bien común. Y hay otro aspecto que está en la esencia misma de su definición: con frecuencia soluciones que pueden considerarse como un bien a corto plazo, pueden resultar ser dañinas a largo plazo. Y viceversa. Por ejemplo: algunas de las críticas a los apoyos sociales vienen precisamente de esto. Con frecuencia los sectores marginados requieren ayuda urgente, de cortísimo plazo. Pero si no se opera en paralelo en una promoción auténtica de las personas, a largo plazo, se deteriora la capacidad de esos grupos apoyados.

Este asunto requiere una reflexión muy profunda, algo que no debería sujetarse a los tiempos electorales: debería ser una tarea permanente y de largo plazo. A lo cual, muchas veces, la clase política no se siente inclinada.

¿Tenemos claro qué es el bien común de nuestra Sociedad? ¿Sabemos cómo incluir a las minorías en ese concepto de bien común? ¿Tenemos incentivos apropiados para reforzar la actuación de la clase política a favor del bien común?

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx



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La difícil paz

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Dentro de las primeras semanas del nuevo gobierno de la presidenta Sheinbaum, nos encontramos que la percepción de la paz no mejora. Han crecido los crímenes de alto impacto: asesinatos de alcaldes, intento de asesinato de una diputada federal, los hechos en Sinaloa, que aparentemente no tienen fin y carros bomba además del asesinato de un sacerdote.

Parecería que la paz se aleja, a pesar de anuncios de nuevos esfuerzos por lograrla. Es de esperarse, por otro lado, que cuando empieza una nueva administración, ciertos grupos de poder o que pretenden influir en el poder, tienen la idea de que “hay que tomarles la medida a los nuevos gobernantes”. Y para ello, desarrollan actos para probar la resolución de la presidenta, su fortaleza, qué tanto puede lograr, qué se puede esperar de esta nueva gobernante. Y no tendría nada de raro que esto se repita. La cuestión es: ¿cómo reaccionará esta nueva administración, ante estos embates?

¿Cómo podemos construir una paz aceptable para nuestra Sociedad? Por supuesto, esto requiere de varias cosas. Se ha anunciado un proceso estratégico para el desarrollo de la paz. Pero se ha centrado, sobre todo, en el aspecto de la seguridad, que no necesariamente es lo mismo. Aquí la pregunta sería: ¿a qué le estamos llamando paz?

Más allá de los discursos, de las definiciones, hemos tratado de medir la seguridad con la ausencia de homicidios dolosos, lo cual no es lo único a lograr, porque hay otros tipos de ataques a la seguridad de la población que no tienen que ver necesariamente con los homicidios. Por ejemplo: los asaltos, las violaciones, las extorsiones y otros ataques que tienen un alto impacto sobre la población. Por ahí tendríamos que partir. ¿Cuál es el concepto de paz? ¿Y de qué manera podemos asegurarnos de que efectivamente se está mejorando?

Habría que tener claridad en otro aspecto: diseñar objetivos estratégicos. Pero, desgraciadamente, en todos los campos, no solamente en el de lo político, sino también en el de las organizaciones, en el de lo empresarial o de lo económico, se confunde el concepto de objetivo estratégico.

Los objetivos estratégicos son aquellos que son sistémicos y de largo plazo. Al hablar de los objetivos para la paz, lo sistémico es lo que abarca todos los aspectos que conciernen a la Sociedad. Tendríamos que hablar, no de hechos aislados de paz, sino de un sistema de paz. Y que esto, además, sea sostenible a largo plazo.

No quiere decir esto que no pueda haber en el sistema otro tipo de objetivos. De hecho, además de los objetivos estratégicos, es importante que existan también objetivos tácticos. Es muy necesario tener buenos objetivos tácticos, porque lo estratégico se lleva a cabo a través de una variedad de tácticas. La diferencia es que, esos objetivos tácticos, suelen ser de corto plazo y no necesariamente sistémicos, sino parciales. Necesitamos resultados, buenos resultados de largo plazo. La suma de logros de corto plazo, va construyendo el largo plazo y, muy importantemente, genera impulso y entusiasmo para sostener el esfuerzo.

Pensando en este diseño de una paz, alcanzable y suficiente para que sea aceptable para la población, tenemos que pensar en tener indicadores precisos de que tanto nos estamos acercando a tener una paz como la que deseamos. ¿Qué tan cerca estamos de ella? ¿Qué tanto hemos avanzado? Esto no es nada simple. Es algo importante, algo que tiene que diseñarse con sumo cuidado.

Vamos a pensar en algunos de ellos y estoy seguro de que debería haber otros más. Hay que empezar por decir, como ya se comentó anteriormente, ¿a qué le llamamos paz? Porque la paz va más allá de la reducción de la criminalidad. Ya se ha comentado en estas páginas que a veces se puede tener reducción del crimen a cambio de una falta de libertad, de participación ciudadana. Tener sometida a una minoría a quien se le impide manifestarse, podría parecer cierta clase de paz. Pero no, la paz no es únicamente la ausencia de crimen. Algún clásico decía que la paz es la tranquilidad en el orden. Tranquilidad, ciertamente, pero dentro de un orden como el que la Sociedad requiere, lo que necesitamos para realizarnos como seres humanos.

Tal vez uno de los indicadores más importantes sería cuál es el nivel de confianza que se tiene en el Gobierno, en particular en el manejo de la seguridad y el combate al crimen. ¿Realmente podemos hablar de que, en este país, la población tiene confianza en que el Gobierno está haciendo todo lo posible para que el crimen no crezca? ¿Verdaderamente, se avanza para que la paz esté cada día más cerca?

Otros indicadores parciales: podría medirse cuál es el número de crímenes o de ataques a la paz que ocurren y que producen una acción judicial. Hay quien dice que en México se denuncian menos de la décima parte de los crímenes cometidos, lo cual es muy dudoso. Por definición, si no hay denuncias, es muy difícil decir cuántos delitos ocurren. Pero supongamos que sea cierto. Es una cantidad extraordinariamente pequeña. Luego, de estas que verdaderamente se denuncian, ¿cuántas generan investigaciones que puedan ser llevadas ante un tribunal? Y de estas, ¿cuántas se convierten en una sentencia?

También se dice, y otra vez, es muy dudoso que, por cada diez denuncias, solamente una produce un dictamen, absolutorio o condenatorio. Algo bien importante, que deberíamos poder medir. Otro indicador significativo: ¿cuánto tiempo pasa desde que se da una denuncia hasta que exista una sentencia? No es raro que haya personas que están en la cárcel por un tiempo extraordinariamente largo, en espera de que reciban una absolución o condena. Esa rapidez de los procesos, lo que se llama una justicia pronta y expedita, es algo que se puede medir con bastante facilidad.

Por otro lado, ¿qué tan importante es la participación ciudadana en la construcción de la paz? No solamente que tantas denuncias se hacen sino, también, en qué se participa, qué mejoras propone la población. Realmente, deberíamos estar esperando que la ciudadanía haga su parte. Que recomiende soluciones creativas. Que las innovaciones no vengan únicamente de los partidos políticos, de la clase política, sino de la ciudadanía en pleno. Que todos sugieran ideas para mejorar nuestra situación.

¿Qué tanta libertad siente la ciudadanía para poder recomendar ideas en este aspecto? Parece que el ciudadano no se siente en la libertad de participar, sea por comodidad o por temor. ¿Comunicamos a nuestros gobernantes si estamos aceptando la paz que estamos recibiendo? ¿Estamos contentos con sus resultados?

Tendríamos que considerar de quienes deben venir las propuestas para esta construcción de la paz. No únicamente de los partidos, no solamente de la prensa, no nada más de los medios de comunicación sociales. Hay que lograr que diferentes grupos de la sociedad, sociedades intermedias e individuos, participen en este asunto. Algo, tan importante, que no podemos dejar únicamente al Gobierno y a sus funcionarios.

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Profesionalización de la administración pública municipal

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Agradecemos a la Dip. Rebeca Irene Silva Gallardo, Presidente De La Comisión De Presupuestos Y Asuntos Municipales Congreso del Estado, que nos hizo llegar y analizamos la INICIATIVA CON PROYECTO DE DECRETO QUE REFORMA LA LEY DE GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN MUNICIPAL EN MATERIA DE PROFESIONALIZACIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN MUNICIPAL y como Consejo Integrador de la Construcción, la Industria y el Desarrollo, INCIDE, A.C. y hoy ya Colegio de Profesionistas, agradecemos la invitación a los Foros de Consulta y apoyamos que la ley impulse mayores estándares de eficiencia en la gestión de asuntos públicos.

La propuesta de profesionalizar a los funcionarios municipales mediante una ley que promueva la capacitación, certificación y actualización continua es una estrategia para elevar la calidad de la administración pública. Este enfoque considera que los cambios sociales, económicos, tecnológicos y legales exigen una actualización continua, permitiendo a los servidores desarrollar habilidades más allá de lo técnico, incorporando componentes éticos, emocionales y competencias transversales.

Un punto clave es la certificación “por competencia laboral y/o profesional”, que asegura que los funcionarios no solo tengan conocimientos, sino que sepan aplicarlos en situaciones complejas y tomar decisiones éticas. Este tipo de certificación fomenta el aprendizaje constante y la adaptación en un contexto de cambio continuo.

Los colegios de profesionistas pueden ser aliados fundamentales en esta propuesta, participando como organismos de capacitación y certificación, y aportando una visión actualizada del mercado laboral, con estándares de calidad reconocidos.

La Comisión de Presupuestos y Asuntos Municipales, por su pluralidad y autonomía, es la entidad idónea para liderar esta iniciativa. Su intervención evita duplicidades y garantiza una gestión eficiente, sin requerir recursos adicionales ni reorganización institucional.

En conclusión, esta propuesta profesionaliza a los funcionarios y mejora la calidad del servicio en beneficio de la ciudadanía, con una implementación transparente y un compromiso hacia el desarrollo profesional continuo.

Y ya lo decía la diputada Rebeca Silva “todos los ciudadanos tienen derechos a ser propuestos a ocupar un cargo de función pública y los alcaldes su derecho a proponerlo, pero todo ciudadano tiene derecho a ser tratado con calidad, respeto, profesionalismo y capacidad que el cargo les exige” y yo agrego, “que los cargos públicos dejen de ser universidades de la vida”.

Propuestas Específicas de modificación al Decreto:

En cuanto al artículo 87 BIS:

“Para ocupar la titularidad de algún cargo dentro de la administración municipal, se deberán cumplir los requisitos del Artículo 132 de la Constitución Local con excepción de las fracciones segunda y sexta, más los siguientes:

I. No estar inhabilitada o inhabilitado para desempeñar cargo, empleo, o comisión pública;

II. Contar con certificación por competencia laboral y/o profesional en la materia del cargo que se desempeñará, expedida por institución con reconocimiento de validez oficial validado por la Secretaría de Educación y Cultura o CONOCER. Este requisito deberá acreditarse dentro de los seis meses siguientes a la fecha en que inicien sus funciones;

III. Que la Comisión de Presupuestos y Asuntos Municipales sea la receptora de las propuestas y observando los criterios definidos, determinen a los entes o instituciones que pueden certificar.

Vencido el plazo a que se refiere la fracción segunda, la o el Presidente Municipal informará a la propia Comisión de Presupuestos y Asuntos Municipales sobre el cumplimiento de dicha certificación laboral y/o profesional para que se le notifique, en su caso se tomen las medidas correspondientes respecto de aquellos servidores públicos que no hubiesen cumplido….¨”

Y, en el caso del artículo 87 TER: “Los puestos sujetos a las disposiciones señaladas en el artículo anterior se especifican conforme a lo siguiente:

a) Municipios con menos de diez mil habitantes, las titularidades de la Secretaría, la Tesorería y del Órgano de Control, Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y Evaluación Gubernamental

b) Municipios de entre diez mil y cien mil habitantes, lo requerido en el inciso anterior y se añade la Dirección de Obras Públicas y Coordinación Municipal de Protección Civil.

c) Municipios con más de cien mil habitantes, lo requerido en el inciso a) y b) de este artículo, y se añaden, las Direcciones de Desarrollo Económico, de Turismo, de Ecología, de Desarrollo Urbano, de Desarrollo Social, de las Mujeres, de la Coordinación General Municipal de Mejora Regulatoria y de los organismos descentralizados de la administración paramunicipal.

Ah y recuerda 14 de noviembre nuestro XXV Aniversario

Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en gestión integral de riesgos, resiliencia empresarial, seguros y derechos humanos.
incide.guillermo@gmail.com

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Presea Padre Kino

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El Contexto del Siglo XVIII en Sonora

A principios del siglo XVIII, Sonora era una región fronteriza del Virreinato de la Nueva España. Los españoles habían comenzado a colonizar la zona en el siglo anterior, pero el control efectivo era limitado, y gran parte de la región seguía habitada por pueblos indígenas como los yaquis, pimas, ópatas y seris, entre otros.

Las Misiones Jesuitas

Una de las características más significativas de este período fue la labor misional de los jesuitas. La orden de la Compañía de Jesús llegó a Sonora en el siglo XVII y, para el siglo XVIII, su influencia era palpable en la fundación de misiones, que no solo buscaban la conversión de los indígenas al cristianismo, sino también integrarlos en el sistema colonial mediante la enseñanza de la agricultura y otros oficios.

Eusebio Francisco Kino es la figura más destacada de este proceso. Aunque falleció en 1711, su legado continuó durante gran parte del siglo XVIII, ya que él fue pionero en la exploración y mapeo de las regiones que ahora corresponden a Sonora y Arizona. Las misiones jesuitas fundadas por Kino y otros jesuitas fueron núcleos importantes de evangelización y colonización, destacándose la misión de San Xavier del Bac y la de Nuestra Señora de los Dolores.

Designación de Preseas

  1. Visionario

Más allá de su labor religiosa, anticipó el potencial de las regiones que exploró. No solo vio en los territorios del noroeste de México y el suroeste de Estados Unidos tierras fértiles para el desarrollo agrícola, sino también zonas con recursos naturales que podrían impulsar el crecimiento de futuras comunidades. Su visión iba más allá del presente, sentando las bases para el desarrollo de estas regiones durante siglos.

  1. Cartógrafo

Como cartógrafo, revolucionó el conocimiento geográfico de su época. Sus detallados mapas de Sonora, Baja California y Arizona demostraron la conectividad entre la península de Baja California y el continente, corrigiendo un error de siglos en los mapas europeos. Su capacidad para explorar y trazar rutas, ríos y asentamientos indígenas hizo de Kino un pionero en la cartografía de América del Norte.

  1. Constructor

Fue un constructor no solo de misiones, sino también de comunidades. Estableció múltiples misiones en Sonora y Arizona, y promovió la construcción caminos y sistemas agrícolas que ayudaron a sostener la vida de las comunidades indígenas y españolas. Su enfoque en la autosuficiencia y el bienestar de los pueblos dejó una huella duradera en la infraestructura y el desarrollo de la región.

  1. Comunicador

Excelente comunicador, capaz de transmitir ideas y valores a través de la barrera cultural que existía entre los colonizadores españoles y los pueblos indígenas. Su capacidad de dialogar y negociar fue crucial para establecer relaciones pacíficas, además de ser un hombre que escribió cartas y crónicas, compartiendo su experiencia y conocimiento con el mundo europeo, contribuyendo al entendimiento de estas tierras en la época colonial.

  1. Educador

Se comprometió a enseñar a los pueblos indígenas no solo la fe cristiana, sino también habilidades agrícolas y oficios que les permitieran prosperar. Su labor educativa fue integral, orientada a la construcción de comunidades autosuficientes y al respeto por las culturas indígenas, haciendo de él un pionero en la promoción del conocimiento práctico junto con los valores espirituales.

  1. Integrador

Fue un integrador al ser un puente entre culturas. Su trabajo de evangelización no se limitó a imponer nuevas creencias, sino que buscó integrar a los indígenas en una nueva realidad social y económica sin destruir su identidad. Fue un líder que promovió la convivencia pacífica y la cooperación entre los pueblos indígenas y los colonos, fomentando un sentido de comunidad y solidaridad.

  1. Póstumo

El reconocimiento póstumo honra a Padre Kino por el impacto de su legado, que sigue vivo más de 300 años después de su muerte. Su labor trascendió su tiempo y continúa siendo recordada en la historia de Sonora y la región suroeste de Estados Unidos. El reconocimiento póstumo destaca cómo sus contribuciones en áreas como la cartografía, la educación, la agricultura y la integración cultural siguen siendo relevantes hoy en día.

Razón por la cual, en el marco de nuestro XXV Aniversario y existiendo un gran vínculo con nuestra organización, se entregarán dichas preseas a personas que cumplen con las categorías y que han contribuido, de acuerdo al comité evaluador, al crecimiento y consolidación de INCIDE y se darán conocer el próximo 14 de noviembre en Club de Golf Los Lagos.

¿ya te registraste para asistir al evento?

Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en gestión integral de riesgos, resiliencia empresarial, seguros y derechos humanos.
incide.guillermo@gmail.com

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Expectativas ante el cambio del Poder Judicial

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La implementación de los cambios al Poder Judicial sigue generando reacciones, algunas de alegría, otras de temor, y para la inmensa mayoría, de indiferencia. Las consecuencias que ven los opositores son: que se dejará a la ciudadanía indefensa ante los abusos de la autoridad, una autoridad a la cual no se le tiene confianza ni respeto. Por otro lado, los adherentes a la nueva legislación ven en la elección de funcionarios de este Poder, la solución a su ineficiencia. Además, los adeptos a la 4T ven en este tipo de cambios la eliminación de la corrupción y un mayor nivel de democracia en nuestra sociedad civil.

Los opositores temen una situación de gobierno sin contrapesos. Lo cual ha sido una realidad muy extendida en nuestro país. Probablemente, solo durante 18 años, del 2000 al 2018, tuvimos algún tipo de contrapesos importantes a la acción del Poder Ejecutivo. Antes, el ejercicio del Poder no tenía grandes obstáculos. Hablamos del siglo XIX y del siglo XX. En esos siglos, estuvimos básicamente indefensos frente a la Autoridad. Y así vivimos.

Tratábamos de sobrellevar la situación, por distintos medios. Reaccionar a través del conocido sistema de influencias, el influyentismo, que tuvo y tiene todavía un gran papel en nuestro país. Esto, en lo que se refiere a los fuertes, a los que tienen algún tipo de poder, a los que tienen privilegios.

Por otro lado, la población, y sobre todo los opositores, lograban obtener cierta medida de defensa a través de manifestaciones que trastornaban la vida social y obligaban al Gobierno a reaccionar y a llegar a algún tipo de arreglo. Acciones contrarrestadas por los gobiernos, de distintas maneras: desde cooptar a los descontentos, hasta ataques con mayor o menor violencia. Esta fue la situación del país en el que vivimos. Con un gran cinismo, porque creíamos que el mundo era así. A la inmensa mayoría le parecía imposible demandar al Gobierno y derrotarlo en los tribunales. Y eso creemos todavía.

Tuvimos una breve etapa en la cual hubo diferencias, en que hubo posibilidad de tener algún contrapeso al Ejecutivo. Se pudo ver que se podían tener esos balances sin perder gobernabilidad. No tenemos todavía, por desgracia, una fuerte visión cívica, una sólida conciencia de lo que significa el papel de la ciudadanía frente al Poder. Y lo hemos vivido así, en buena parte, porque no hemos tenido una educación que nos permita entender bien cuál es el papel del ciudadano. Hace ya bastantes años que se eliminó la materia del civismo en los estudios básicos y seguimos viviendo con una fuerte carencia en ese aspecto.

En estos últimos días hubo una reunión muy importante, a nivel trinacional, del Gobierno con los representantes de las principales empresas de nuestro país y muy influyentes empresarios de Canadá y de los Estados Unidos. Una ocasión donde la Presidenta aseguró ante esos empresarios que los cambios en el Poder Judicial no significarían un peligro para el desarrollo de sus negocios. Hubo necesidad de que la Presidenta empeñara su palabra para convencer a los inversionistas nacionales y extranjeros y lo hizo de manera exitosa. Pero no deja de tener algo de penoso el hecho de que tuviera que llegar a ese extremo: tener que convencerlos de que no estaban en riesgo, porque la realidad es que sí tenían serias dudas. Lo que en los países con una democracia consolidada no hace falta, porque es impensable que las leyes vayan en detrimento de la economía o que tengan cambios súbitos y radicales. Pero dada la situación como se dieron estos cambios y las reacciones de las empresas calificadoras de crédito de países, que rechazaron esos cambios, hubo necesidad de llegar a esto.

Las dudas tuvieron mucho que ver también con el hecho de que, aparentemente, se pierde una situación que se percibía como mejor. La realidad es que los nombramientos importantes de la Suprema Corte, antes de estos cambios constitucionales, estaban en manos del presidente de la República, quien presentaba ternas para ser aprobadas por el Senado de la República. Con lo cual, dichos nombramientos estaban en manos del partido en el poder, que tenía la posibilidad de imponer modificaciones que no fueran, necesariamente, lo que la ciudadanía estaba esperando. O sea, que no hay una gran modificación.

Obviamente, hay diferencias: la selección ya no será nada más de los ministros de la Suprema Corte de Justicia, sino de todos los puestos de importancia dentro del Poder Judicial: jueces, magistrados y otros, los que cambien. Esto, supuestamente, por decisión popular. Candidatos propuestos por el partido en el poder y todavía, en algún otro caso, por selección a través de tómbolas.

Lo que plantea la doctora Sheinbaum es que, al ser electos los funcionarios, habrá menor corrupción. Lo cual no tiene mucha credibilidad. Como si los funcionarios electos nunca pudieran ser corruptos. Hemos tenido toda clase de ejemplos de funcionarios elegidos que, a pesar de su elección, se han corrompido. ¿Qué es lo que nos dice la historia? Que la votación no es garantía de que tengamos funcionarios que no lleguen a corromperse.

La modificación del Poder Judicial es necesaria, pero no es suficiente. El mero hecho de tener votaciones no cambia los vicios y las deficiencias que puede tener este Poder y que, muchas veces, los propios miembros del Poder Judicial reconocen. ¿De veras nos convence este tipo de votación? ¿Nos convencía el sistema anterior? Las propias barras de abogados y asociaciones de este Poder, ¿tienen la credibilidad para proponer candidatos idóneos? Es de dudarse.

Tuvimos un cambio que se daba parcialmente en el Poder Judicial y no se ha logrado totalmente en otros Poderes, sobre todo en el Poder Ejecutivo: el de tener un servIcio civil de carrera. Que las promociones se hagan por experiencia y por méritos. Ahora, no será así.

Por lo pronto, se logró tranquilizar a los inversionistas. Hasta que tengamos algún caso sonado, en el cual un grupo empresarial intente llevar a juicio algún asunto contra el Gobierno o trate de obtener un amparo. Ahí se verá la imparcialidad de los jueces nombrados con nuevas reglas. Ojalá, como dicen algunos opositores, los resultados sean adecuados. Por el bien de nuestro País.

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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