Opinión
Las rasgadas vestiduras del votante católico
Felipe de J. Monroy*
Los católicos en México jamás han votado de forma homogénea, no existe un ‘bloque católico electoral’ y todo parece indicar que ni la identidad religiosa del candidato ni la del partido político influye de manera significativa entre el electorado creyente para la definición de su simpatía o su apoyo.
Esto no quiere decir, sin embargo, que cualquier expresión de valores socioculturales y religiosos sea igualmente válida para las afinidades del electorado mexicano: hay rasgos idealizados de la mexicanidad fuertemente compartidos con sólidas conexiones a la cultura religiosa cristiana y que suelen ser hábilmente explotados en campañas electorales por quienes saben escuchar al pueblo.
El último tramo de la larga campaña de Andrés Manuel López Obrador dio cátedra de cómo se pueden construir esos vasos comunicantes entre el discurso político y los valores culturales sociorreligiosos del país.
A pesar de liderar los últimos resabios de las agrupaciones políticas de corte socialista y herencia comunista en México (además de provenir de una de las tradiciones políticas más anticlericales del país), el tabasqueño levantó su ascenso a la Presidencia no sólo mostrando distante respeto a las prácticas religiosas cristianas presentes en casi en el 90% de la población sino enalteciéndolas como parte esencial de la vida cultural del país y como parte de la respuesta a los desafíos políticos y económicos emergentes.
Pero, aunque no exista un ‘bloque electoral católico’ en México no quiere decir que los actores políticos y sus partidos no estén buscando congraciarse con la identidad religiosa mayoritaria en el país o que –y esto es lo realmente relevante– no exista la tentación de que ciertos grupos religiosos estén ya politizando y polarizando la fe a fuerza de integrismos y pelagianismos exacerbados motivados por auténticos intereses mesiánicos o directamente mundanos.
Como es de esperarse y debido a la dureza de sus certezas, estos grupos tampoco son homogéneos. Sus filias, fobias y activismo político son tan dispares que lo mismo pueden apoyar a movimientos electorales tradicionales (más o menos ubicados entre el socialismo libral o el liberalismo social) que a los nuevos exotismos políticos liderados por pragmáticos outsiders.
Y quizá eso no sea lo grave, lo cuestionable es que dentro de la compleja y bimilenaria catolicidad se autoproclamen como los auténticos seguidores de la doctrina debido a su elección política.
Esto último no es menor, actualmente hay grupos de identidad católica politizados y polarizados a tal nivel que incluso cuestionan al colegio episcopal y al sumo pontífice por no ceñirse a lo que ellos creen que es la verdadera doctrina política del catolicismo.
No sólo ellos se rasgan las vestiduras por la definición contraria o por la indefinición política de sus hermanos de fe sino que utilizan cuanto argumento les caiga en mano para jalonear al votante de identidad cristiana hasta rasgarlo en lo que Benedicto XVI llamó “esquizofrenia entre moral individual y pública”.
Estos grupos apelan a la invariabilidad doctrinal de su religión en la vida pública, pero no caen en cuenta que los propios pontífices han comprendido que la inmutabilidad del mensaje divino siempre está sujeto a las limitaciones de la comprensión, la razón y el devenir histórico humano. Benedicto XVI en un discurso a políticos europeos en 2006 enumeró tres “principios no negociables” de los católicos en la política (protección de la vida, matrimonio tradicional y libertad de educación a los hijos); pero él mismo en su exhortación Sacramentum Caritatis del 2007 añadió “promoción del bien común en todas sus formas”. Ratzinger comprendió una evolución de su comprensión ante las urgencias sociales.
Y sucede ahora igual con Francisco, el pontífice argentino directamente ha desautorizado la creación de ‘partidos católicos’ en el mundo; la Congregación de la Doctrina de la Fe ha alertado del creciente neo-pelagianismo desde el cual algunos creyentes se sienten preservados del error de juicio; y el aggiornamento político de la Iglesia hoy apunta más hacia la fraternidad, la justicia social y la democratización en la búsqueda del bien común en lugar del autoritarismo de soluciones inmediatistas.
A pesar de eso, la radicalidad de identidad política catolizante de estos grupos se seguirá sujetando a sus pequeñas certezas de tal manera que incluso podrán seguir llamando católico-provida a quien está a favor de la pena de muerte (una práctica hoy opuesta al catolicismo) y llamar comunista a quien esté a favor de la justicia social y el bien común (búsquedas centrales de la Doctrina Social de la Iglesia).
Por eso, para el actual proceso electoral mexicano, resultan inspiradoras –más no impositivas– las palabras de Francisco en Fratelli tutti: “Cada día se nos ofrece una nueva oportunidad, una etapa nueva.
No tenemos que esperar todo de los que nos gobiernan, sería infantil. Gozamos de un espacio de corresponsabilidad capaz de iniciar y generar nuevos procesos y transformaciones.
Seamos parte activa en la rehabilitación y el auxilio de las sociedades heridas. Hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra esencia fraterna, de ser otros buenos samaritanos que carguen sobre sí el dolor de los fracasos, en vez de acentuar odios y resentimientos. Como el viajero ocasional de nuestra historia, sólo falta el deseo gratuito, puro y simple de querer ser pueblo, de ser constantes e incansables en la labor de incluir, de integrar, de levantar al caído; aunque muchas veces nos veamos inmersos y condenados a repetir la lógica de los violentos, de los que sólo se ambicionan a sí mismos, difusores de la confusión y la mentira. Que otros sigan pensando en la política o en la economía para sus juegos de poder. Alimentemos lo bueno y pongámonos al servicio del bien”.
*Director VCNoticias.com
@monroyfelipe
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Columna Invitada
¿De dónde?
Estamos en la temporada de final de año donde el Congreso tendrá que aprobar el presupuesto de ingresos y egresos del Gobierno Federal. Un evento que a veces ha llegado a ser traumático, incluso en algún momento, con el problema de que se cerró el periodo para la aprobación y todavía no se tenía un presupuesto aprobado.
El gran resumen: los egresos se van a reducir en un 2% aproximadamente, con el propósito de lograr un control del déficit, el cual se propone que sea el 3.9% del PIB, que no es poco. Pero, el año que termina, llegó a ser 5.9 % del PIB, el déficit mayor en casi 40 años. De lo cual no tenemos una explicación clara de como se subsanó. Muy probablemente la mayor parte se logró a través de endeudamiento o renegociación de deudas.
Hay recortes de todo tipo. Por otro lado, también se está suponiendo que vamos a tener un aumento en la recaudación del 2% anual. Lo cual suena muy bien hasta que consideramos que la inflación se espera que esté alrededor del 3.5% anual, según la meta de BANXICO. Sin embargo, para la mayoría de la población, este número resulta muy pequeño en comparación con la realidad que se vive en la vida diaria, donde los aumentos han sido bastante superiores a esa cifra.
Hay rubros interesantes en el presupuesto. Destaca el recorte importante en el gasto administrativo, en 16 de las 19 secretarías de Estado. Sin embargo, hay algunas excepciones. Por ejemplo, en el presupuesto de los Poderes de la Unión, con aumento del 6.2%. Nos encontramos, en cambio, con que la Secretaría de Bienestar tiene un incremento del 2.3%. Un incremento superior al crecimiento de la población, que es ligeramente menor al 1% anual pero que, combinado con la meta de inflación programada, resulta un recorte en términos reales.
Crece el gasto de vivienda en 138% comparado con el año anterior. Aumento en las líneas de ferrocarril para transporte de personas y de carga. Mientras que, por otro lado, tenemos recortes importantes, por ejemplo, en la Secretaría de la Defensa Nacional, la Marina y la Secretaría de Seguridad Ciudadana. Sin que tengamos una explicación clara de cómo es que se va a mejorar el tema de la seguridad y disminuir la impunidad, cuando se dan recortes importantes en las Secretarías que tienen injerencia en estos temas.
Ocurrieron cosas como el así llamado “lamentable error”, que proponía recortes a las universidades públicas más importantes: la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional y también la Universidad Autónoma Metropolitana; reducciones que causaron un gran alboroto y llevaron al Gobierno a decir que había ocurrido un “lamentable error” y que sí va a haber un incremento mayor. Sin que tengamos hasta este momento una idea clara de cuánto más va a ser el ajuste.
Reducciones importantes en medio ambiente, en la cultura y en salud en aproximadamente 30% o más. Lo cual nos deja algunas dudas importantes: ¿Cómo se van a cumplir las ofertas de campaña y los 100 puntos establecidos por la doctora Sheinbaum, cuando propone recortes importantes en estos asuntos?
Una de las dudas, que no han quedado totalmente aclaradas, es que el incremento en los ingresos que se está proponiendo resulta ser menor que el incremento de la meta de inflación que propone el Banco de México. Mientras los ingresos se espera que aumenten un 2%, la inflación estaría aumentando un 3.5%, dice BANXICO.
Claro que necesitamos un recorte para bajar el déficit. No se puede mantener constante un déficit así, a no ser que tengamos una economía con un desarrollo extraordinario. Estamos viendo, por otra parte, que los ingresos van a subir un 2%, menos que la inflación. Lo cual quiere decir reducción en términos reales.
Nos encontramos también con que es de dudarse que lleguemos a que la economía tenga un crecimiento del 2%. En documentos del Gobierno Federal se habla de que para el año próximo se esperan incrementos en la economía de entre el 2 y el 3% y hay incluso algún documento que habla de un 3.5% de crecimiento. Cuándo, en realidad, el último semestre del año 2024 se espera que hayamos tenido un crecimiento en el orden del 1 al 1.5%. Y es lo que también están pronosticando algunos analistas privados, nacionales y extranjeros para el 2025.
¿De dónde va a salir el dinero para pagar estos egresos? Si la economía crece el 1% o el 1.5%, es claro que los ingresos deberán ser mayores que lo que está generando la economía. ¿De dónde va a venir el dinero suficiente para hacer esto? Y esto no lo sabremos hasta que no tengamos una idea clara del presupuesto de ingresos.
Se ha hablado y muchas veces, aunque no lo suficiente, de la necesidad de una reforma fiscal. Algo que nadie ha querido manejar en los últimos tiempos. Claramente, hay temor de muchos de los actores, precisamente porque no quieren comprometerse a decir que vamos a requerir cambiar la estructura de ingresos del Gobierno Federal. Lo cual significa, al final de cuentas, mayores impuestos a la población en general y a las empresas. Que en su caso difícilmente podrán aumentar su aportación mientras la economía esté creciendo en el orden del 1.5%, o menos.
Es correcto que se busquen recortes y evitar hacer gastos que no se pueden pagar. Es importante también reducir la velocidad con que está creciendo nuestro endeudamiento como nación. Pero no estamos considerando en ninguno de los supuestos el efecto que puedan tener la actuación de nuestros socios comerciales. Los riesgos en la renegociación del T-MEC, que influye muchísimo en nuestra economía y otros riesgos más, con la actuación del señor Trump. De modo que habrá que esperar y ver, verdaderamente con lupa, cuál va a ser el modo como se van a pagar estos egresos.
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Felipe Monroy
La nueva naturaleza del episcopado mexicano
A pesar de lo que muchas veces se opina, la Iglesia católica se transforma; cambia quizá no en esencia y fundamentos, pero sí en actitudes e incluso en misiones y propósitos ante los tiempos que se le presentan. La Iglesia católica en México ha difundido los nuevos estatutos para la Conferencia del Episcopado Mexicano, es decir: el organismo que conjunta a todos los obispos del país como expresión de la fraternidad bajo un mismo territorio político.
Los estatutos fueron aprobados por el voto de 82 obispos en la 114 Asamblea Plenaria (sólo se tuvo un voto en contra y una abstención) y tras ser revisados por el Dicasterio para los Textos Legislativos “los encontró adaptados al derecho canónico universal y los aprobó”; y por tanto, entraron en vigor desde el 25 de diciembre del 2023.
Los nuevos estatutos de la institución evidencian las preocupaciones más actuales de la Iglesia mexicana: la fidelidad al Papa, la crisis vocacional y la falta de recursos para enfrentar situaciones complejas como los abusos sexuales, la educación católica y las obras solidarias. Pero además, incluyen valores renovados que el papa Francisco ha puesto en el horizonte de la Iglesia del tercer milenio: la “sinodalidad eclesial y el espíritu colegial”.
Estos nuevos estatutos, por ejemplo, elevan la personalidad jurídica a la ‘Sede CEM’, es decir, a un sitio concreto a través del cual –y sólo en ese espacio– el resto de instancias eclesiásticas, diplomáticas o civiles deben dirigir sus asuntos oficiales. Esto, además de garantizar los fines propios del espacio en cuestión y protegerlo (hay que recordar el episodio de la bomba molotov contra la sede en 2017); modera la tentación de “cargar” con los oficios de la conferencia de manera personal en las diócesis de los obispos electos en cargos y servicios.
Sin embargo, los cambios más importantes se resumen en el nuevo artículo 3°: La Conferencia, a través de seis medios novedosos, tendrá potestad para poner estructuras y decisiones a favor de las Iglesias particulares. Los medios son: Decretos generales vinculantes a todo el territorio; la transmisión de la doctrina adaptada a las culturas e idiosincrasias del país; la coordinación de iniciativas comunes; el diálogo unitario con las autoridades civiles federales; los servicios comunes útiles para aquellas diócesis que no puedan asumir por su cuenta; y el mutuo apoyo en el ejercicio episcopal.
Estos medios abren un nuevo panorama de cooperación intraeclesial que en el pasado pudieron haber costado mucho trabajo debido a la naturaleza autónoma de cada obispo y su diócesis. De hecho, la instrucción nacional para que todas las diócesis del país instalasen un comité profesional, especializado y permanente de prevención, protección y atención de víctimas de abusos en la Iglesia fue (y aún sigue siendo) una tarea difícil por varias razones: la primera, por falta de convencimiento de los propios obispos titulares; y la segunda, por la carencia de recursos humanos necesarios para constituir cada comité.
Bajo el espíritu de los nuevos estatutos, se entiende entonces que la propia Conferencia no solo tendría la facultad de establecer decretos vinculantes a todas las diócesis sino coordinar los trabajos comunes que algunos de esos decretos suponen y, además, podrá proveer como ‘servicio común’ algunos medios operativos para su realización.
Para ello, los obispos mexicanos –con la autorización de Roma– aprobaron nuevas líneas de acción concreta: Promover y defender la unidad de la fe y la disciplina común; ejercer funciones pastorales (como aplicación concreta del espíritu colegial); y promover la ayuda solidaria para las diócesis más necesitadas sobre todo en lo que se refiere al clero y recursos materiales.
Esta tres nuevas acciones que se suman a las precedentes (alentar la adhesión al Papa, propiciar la oración y discernimiento episcopal, analizar la realidad y proponer respuestas pastorales, orientar y animar la pastoral, impulsar la subsidiariedad y solidaridad interdiocesana y auxiliar a obispos en necesidad) también buscan responder a desafíos contemporáneos concretos como las crecientes críticas y desautorización al Sumo Pontífice que se vive en varias partes del mundo y en México; los excesos o ambigüedades en la disciplina moral, litúrgica y espiritual que escandalizan; y la creciente crisis de vocaciones sacerdotales que se experimenta prácticamente en todas las diócesis. De hecho, hay regiones enteras que durante casi un lustro no tendrán ordenaciones sacerdotales y otras localidades de varias decenas de millones de habitantes donde los seminaristas no llegan ni a dos docenas.
Por ello, los nuevos estatutos de la CEM implementan una nueva visión a la misión conjunta con destinatarios muy concretos que se añadieron a finales del 2023: formación de ministros sagrados, subsidios para catequesis, la enseñanza católica, la pastoral universitaria, los medios de comunicación y la tutela de menores de edad o personas vulnerables.
Así busca transformarse la Iglesia mexicana; para adaptarse a los tiempos actuales y a los nuevos criterios implementados por el papa Francisco a través de su Reforma Vaticana mediante la constitución apostólica Praedicate evangelium de 2022. En el fondo no cambia lo esencial, que es fortalecer el espíritu de corresponsabilidad, sinodalidad y unidad; pero sí medios, estrategias y destinatarios.
Director VCNoticias.com @monroyfelipe
Felipe Monroy
El triunfo de la post verdad
Corren días de mentiras y ficciones. Frente a nuestros ojos, burlándose de nuestra inteligencia, cunden los prestidigitadores y avezados histriones que podrían jurar ante Dios cualquier exageración con tal de figurar en los escenarios noticiosos más consumidos o para manipular la percepción sobre ciertos acontecimientos. Nos encontramos en el triunfo de la post verdad: una cínica distorsión deliberada, utilitaria, discursiva y mediatizada de la realidad para manipular las emociones y moldear creencias con un sólo objetivo: influir en la opinión y las actitudes del público de nuestro interés.
No se puede ser diplomático en su categorización: son manipuladoras no sólo aquellas personas que distorsionan la realidad sino también quienes revisten con ambigüedad y retórica propagandística las palabras que declaran con interés político, quienes suben al púlpito mediático para ‘provocar’ emociones, enardecer huestes y conmocionar a ingenuos. El resultado es obvio para el entronizado y para sus operarios: conseguir más poder. Poder, para hablar más, para ser más ‘relevante’ y, por tanto, para manipular más justificando su estilo utilitario.
Algunos dicen que utilizan estas estrategias como respuesta a instancias de poder aún mayores. Por ejemplo frente a esos poderes fácticos que no sólo dominan la economía (bajo los principios de la supuesta deidad del mercado) sino que también sojuzgan a las administraciones públicas (sean éstas democráticas o no). Su lógica es la de combatir fuego con fuego, mal con mal; y utilizan la lógica de esos medios de poder como cajas de resonancia para afianzar su posición.
El crimen de la post verdad es, por ejemplo, llamar ‘objetividad’ a intuiciones sobre la psique de un personaje con el que jamás han hablado. Al igual que ha sucedido con el caso –ya famoso en México– de la falsa especialista Marilyn Cote, existe una pléyade de falsarios que, sin ninguna base ética y sin ruborizarse, pueden declarar ‘rencoroso’ o ‘vengativo’ al político de su animadversión. Esas declaraciones sólo tienen un objetivo: engañar a su audiencia.
¿Se puede decir, sin ninguna base, que las decisiones de cualquier político son erráticas debido a su mente afectada? Sí, de hecho, el caso de Cote ejemplifica la tranquilidad con la que se practica este deporte en el país: cínicamente, sin consecuencias, sin pudor.
Otro ejemplo del utilitarismo ramplón de la post verdad es la falsa diplomacia. También en México lo hemos visto una y otra vez. El caso del embajador de los EU en México, Kenneth Salazar, es ejemplo de quien ha estirado demasiado este juego. Por el interés de provocar reacciones y emociones a diferentes audiencias, se pierde objetividad en la lectura de la realidad. Y eso trae consecuencias –tardías, pero determinantes– para aquellos que expresan palabras que hablan de complacencia y hasta apertura colaborativa pero, al mismo tiempo, validan los ataques contra la legitimidad de aquellos con quienes se quiere colaborar.
En un reciente panfleto político se lee literalmente el deseo de cierta organización para colaborar formalmente con el gobierno federal y la presidenta Claudia Sheinbaum; pero, al mismo tiempo, no deja de afirmar que su triunfo y el de su partido fueron producto de una “fraudulenta elección”. La indefinición en estos casos no es por ignorancia; sino por la manipulación de la realidad: mantener en el engaño a quienes consideran a este gobierno ‘espurio’ (alimentar sus huestes) y usufructuar los beneficios que esa misma administración ‘ilegítima’ pueda darles (la connivencia con el poder).
¿Qué se puede hacer en medio de esta confusión? Como ya se ha dicho, combatir fuego con fuego no solo es inútil; en este caso además no es ético ni responsable. Frente al enorme desafío por mantener un oficio informativo y periodístico sobrio, comprometido con la ciudadanía y apegado lo más posible a la realidad –incluso desde nuestros ineludibles sesgos cognitivos y falencias– debe prevalecer el interés por la justicia, la verdad y la historia. Pero además, hacerlo desde lo más simple, desde lo básico.
Por tanto, quizá hoy más que nunca, el periodismo debe observar e interrogarse, con una naturaleza casi salvaje, por el origen y destino de lo observable. Es decir, nos falta mirar a los acontecimientos como si fueran un objeto complejo pero finito, intrincado en curvas, cuya verdad brilla en ocasiones muy tenuemente y otras veces, como un golpe de rayo. El periodista entonces debe darse tiempo y paciencia para girar ese objeto de un lado a otro, buscar cómo comprenderlo en una historia, entender cómo ese fragmento de realidad tiene un sentido pequeño pero auténtico, sin dejarse deslumbrar por falsas narraciones utilitarias que fingen sentidos superiores de su existencia.
Algunos medios y periodistas comienzan ya a comprenderlo: la angustiante búsqueda del impacto, de la masividad, la viralidad o la conquista de la conversación social pueden en ocasiones tergiversar la misión y responsabilidad informativa. La semana pasada The Guardian y Vanguardia, dos importantes medios internacionales decidieron salir de la plataforma de Elon Musk (X antes Twitter) porque aseguran que ha incrementado el contenido tóxico y desorientador de forma abrumadora, porque se ha convertido en un espacio que amplifica las teorías de conspiración y la desinformación. Pero yo iría un poco más lejos: Porque se ha convertido en un mecanismo político, utilitario y pragmático, de la post verdad. Un tapón o un bastón –según convenga– para necesidades políticas pasajeras o para limitadas causas sociales.
Frente a esas mentiras y ficciones, entre las manos de los periodistas hay todavía una pizca de verdad, un fragmento de realidad por contar. De la cual no somos dueños y que, a pesar de los intentos –incluso de la terquedad– de los poderosos, siempre emergerá con luz propia.
*Director VCNoticias.com @monroyfelipe
Columna Invitada
La Seguridad en Sonora: Tejido Complejo de Soluciones Resilientes
En Sonora, hablar de seguridad pública es adentrarse en un ecosistema de factores interconectados, donde cada acción y cada decisión impactan profundamente la vida de la comunidad. La seguridad no se define solo por la presencia de cuerpos policiales o medidas de fuerza; se encuentra enraizada en un entramado social que se ve afectado por la falta de oportunidades, el rezago en infraestructura y una ubicación geográfica compleja que amplifica los desafíos. Estos elementos crean un entorno de tensiones y carencias que no pueden resolverse únicamente con enfoques de control, sino que exigen soluciones que profundicen en las causas sociales, fomenten valores esenciales y fortalezcan la economía desde el individuo hacia la comunidad.
La resiliencia comunitaria, entendida como la capacidad de una sociedad para adaptarse, resistir y recuperarse ante adversidades, se convierte aquí en el pilar fundamental. Construir un Sonora seguro requiere la activación y el empoderamiento de los ciudadanos, promoviendo una participación donde cada persona, familia y sector asuma un rol en la creación de paz social. Este proceso debe sustentarse en valores sólidos y en la responsabilidad compartida, donde la prevención y la cohesión social sean las fuerzas que lleven a la autosuficiencia de las comunidades.
Los patronatos de policía representan una dimensión de compromiso y participación que va más allá de la vigilancia; son espacios donde la ciudadanía y las instituciones trabajan juntas para cultivar una cultura de respeto, responsabilidad y protección mutua. Aquí, la educación y el trabajo colaborativo emergen como herramientas esenciales. Pero esta reconfiguración del sistema no puede sostenerse sin una integración de todos los factores clave: el empleo digno, los valores familiares, la educación integral, la seguridad patrimonial y el cuidado del medio ambiente. Estos son los cimientos sobre los cuales se debe edificar una región capaz de hacer frente a los desafíos de seguridad.
El concepto de cubo de la resiliencia de tomarse en seis pilares interdependientes: identificar, proponer, actuar, prevenir, mitigar y analizar. Debe tratarse como lo que es, un fenómeno perturbador socio organizativo, es decir con la visión de la gestión integral de riesgos de desastres. Esta estructura reconoce que cada elemento es parte de un sistema mayor, donde nada funciona de manera aislada y cada pieza sostiene a las demás. No basta una sola iniciativa; todos los componentes deben articularse para generar el impacto necesario. En esta visión integral, el trabajo digno y el ingreso estable son cruciales para combatir la vulnerabilidad económica, mientras que los valores, cultivados en el hogar y reforzados en la comunidad, funcionan como un escudo social que previene la desintegración.
La educación debe ser la plataforma que permita a cada ciudadano desarrollar una conciencia activa sobre su entorno, mientras que la seguridad patrimonial protege el esfuerzo de las familias y asegura que su bienestar no sea vulnerado. Y en el centro de todo, el medio ambiente necesita ser protegido y revitalizado, ya que es el marco en el cual toda esta dinámica social y económica se desenvuelve. Este enfoque sistémico de seguridad busca reequilibrar las dinámicas de poder en las comunidades, reduciendo la dependencia económica y alejando las amenazas que genera el crimen.
En última instancia, enfrentar los problemas de seguridad en Sonora implica redefinir el mismo concepto de paz. Este objetivo demanda la participación activa de cada sector: desde los ciudadanos y sus familias, hasta los líderes empresariales y las instituciones educativas. La paz, entendida como un producto del compromiso compartido, no es algo que se otorgue desde afuera, sino que se construye desde adentro, a partir de una red de valores y principios compartidos. Solo así, con cada actor cumpliendo su rol y aportando su esfuerzo, se podrá ver emerger un Sonora fuerte, resiliente y próspero, donde el desarrollo económico y la paz social sean los pilares de un bienestar que perdure y se transmita a las futuras generaciones.
Este esfuerzo conjunto se parece al vuelo coordinado de las aves en una migración: una sola golondrina no hace verano, pero el movimiento armonioso de todas puede transformar el paisaje. Así, Sonora será un reflejo de una sociedad cohesionada, donde el trabajo, los valores, la educación, el cuidado del entorno y el compromiso compartido crean un entorno seguro y esperanzador para todos sus habitantes.
Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en Gestión Integral de Riesgos y Seguros. Creador de Memovember, Cubo de la Resiliencia y Promotor del Bambú.
incide.guillermo@gmail.com
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